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thirteen

La señorita Kim se levantó de la cama, dejando de acariciar el cabello de Lisa y anunciando que debía irse para que la chica pudiera continuar con su tarea pendiente, al igual que ella con su trabajo.
Eran casi las seis de la tarde y aún no empezaba con nada.

La menor acompañó a su maestra a la puerta, trayendo consigo el frasco de pastillas, las cuales habían sido la excusa encubierta para que la mayor entrara, mientras que su cuerpo aún se sentía ligeramente tembloroso, pero intentaba actuar como si nada acabara de suceder al momento de despedirse de la mayor.

Al llegar a la puerta, le tendió tímidamente el médicamente y su maestra la tomó con una corta sonrisa en sus labios.
Ambas se observaron por unos segundos, sin saber exactamente cómo despedirse sin hacer más incómodo el momento.

-Gracias -dijo, refiriéndose al pequeño frasco-. Procura no desvelarte, puedes entregar mi tarea el miércoles.

-O-Oh, gracias, aunque creo que puedo hacerla rápido al terminar de cenar.

-Bien, solo dime si necesitas ayuda entonces -respondió amablemente-. Me voy, también tengo cosas pendientes.

-De acuerdo, muchas gracias. Hasta mañana, señorita Kim.

Su maestra se despidió con una sonrisa y un movimiento de mano, alejándose hacia su auto y desapareciendo por la avenida segundos después.

Lisa suspiró al cerrar la puerta y se dirigió a su habitación de nuevo, dispuesta a terminar su tarea y después dormir inmediatamente.
Aunque sus planes cayeron muy fácilmente al encontrarse con su mente en otro planeta.

O bueno, en realidad su mente simplemente no dejaba de recordarle cada segundo de lo sucedido hace unos minutos, provocando que volviera a avergonzarse entre más lo pensaba.

Su lápiz estaba siendo mordisqueado y su cuaderno seguía en blanco.
Todo indicaba que su noche sería una muy larga, sobre todo cuando desbloqueó su celular al sonar con algunas notificaciones de mensaje.

Te presento a Kuma
7:30 p.m

Oh, en serio es hermosa 🥺
7:33 p.m

¡Lo es!
7:34 p.m

Me refería a usted, pero
Kuma también lo es ☺️
7:34 p.m

😮
7:35 p.m

ㅋㅋㅋ
7:35 p.m

Eres tierna
7:35 p.m
Creo que tendré que mostrarte otra
foto en la que solo puedas
concentrarte en Kuma ;)
7:35 p.m

Lisa rió un poco y negó con su cabeza, regresando, inevitablemente, a ver de nuevo la anterior foto que le había enviado su maestra.
Solo para confirmarse a sí misma, todavía más si era posible, que esa mujer fue tallada por los mismísimos dioses.

Estaba completamente embelesada con su tortuosa belleza natural.
Tanto, que no notó en qué momento había enviado la otra foto de su mascota, pero lo hizo al salir de su repentino embobamiento por ella.

7:36 p.m

Es toda una bolita de pelos 😭
7:40 p.m

Así es, y dice que está
emocionada por conocerte
7:43 p.m
Acaba de ladrármelo 😌
7:44 p.m

oh ㅋㅋㅋ
yo también lo estoy
7:45 p.m
Solo hace falta que su mami
me lleve con ella y listo 🙈
7:46 p.m

Mami dice que lo hará ;)
7:48 p.m

Lisa apretó sus labios, reprimiendo una sonrisa en ello, y procedió a dejar su celular del lado por fin e intentar volver a concentrarse en su tarea.
Al menos ya estaba un poco más relajada y de mejor humor.

Pudo continuar con sus deberes, aún con todo eso en su mente, pero al menos resultó más llevadero el sentimiento que aún la embargaba.

Cuando hubo terminado, guardó todo de nuevo en su mochila y la ubicó sobre su escritorio, se dio la vuelta y empezó a desvestirse mientras caminaba hacia el cuarto de baño.
Llevaba sintiéndose incómoda con esa ropa desde hacía unos minutos y no sabía exactamente la razón.

Se deshizo de ella por fin, pero cuando la tomó para lanzarla hacia la cesta de la ropa sucia, pudo sentir cómo algo húmedo se adhirió en su mano, proveniente del mismo lugar.
Apretó sus ojos y de igual manera tiró la ropa al lugar que debía ir en esos momentos.

Ella sabía que le había vuelto a suceder lo de la última vez con su ropa interior, pero simplemente no lo entendía. No entendía a qué se debía tal reacción de su cuerpo.
Aunque bien podía suponerlo, necesitaba que alguien se lo explicara detalladamente, o al menos le hiciera entender si eso era normal o si debía preocuparse

Como sea, más tarde se daría la tarea de buscarlo en Internet.

Con eso en mente, tomó una ducha rápida y prontamente se encontró preparándose para dormir.
Colocó su pijama y fue directamente hacia su cama, prendiendo la pequeña lámpara en su mesita para conectar su celular al cargador, justo como hacía siempre.

Y así, finalmente pudo descansar su mente de tantos pensamientos sucediendo en tan poco tiempo y alejarse de ellos por unas horas al quedarse dormida a los poco minutos de haber puesto la cabeza sobre la almohada.

Solo esperaba que mañana fuese un día menos agitado.

[...]

Definitivamente se había equivocado al pensar tal ridiculez el día anterior. No fue un día para nada menos agitado. Es más, estaba siendo uno de sus más atareados en la escuela.

Dos exámenes sorpresa por la mañana, más clases que cada vez requerían más de su suprema atención y el cansancio que le conllevaba todo lo demás, le estaban haciendo el día de lo más pesado.
Pero peor aún, para su no-suerte, ese día debía entrar a educación física por la tarde.

Si todo salía bien, no moriría en el intento de sobrevivir a ese hermoso día lleno de las más atractivas actividades.

Así que ahí se encontraba, corriendo alrededor de toda la cancha por órdenes del entrenador. Rogándole silenciosamente a su corazón que por favor no fuese a detenerse en cualquier momento, ya que llevaba mucho tiempo corriendo y había olvidado tomar agua antes, por lo que se sentía el doble de cansada de lo normal.

Generalmente gustaba de sus clases de educación física, pero desde que habían cambiado al entrenador simplemente no era lo mismo, ya no era divertido, sólo se dedicaban a correr sin motivo durante los largos minutos que duraba esa clase.

Sea como sea, la tortura terminó al fin y pudo casi arrastrarse junto con su maleta hacia las duchas mientras sus demás compañeros se quedaban jugando baseball en la otra cancha.
Entró al mismo tiempo que salían varias chicas de salones mayores, por lo que, para su suerte, el cuarto de las duchas quedaba un tanto vacío.

Entró a ducharse tranquilamente, sabiendo que tenía un poco más de tiempo que los demás para hacerlo, ya que había decidido no quedarse a jugar.
Sin embargo, a lo lejos pudo escuchar un murmullo que no alcanzó a entender del todo, pero simplemente lo ignoró y continuó quitando toda la incómoda transpiración de su cuerpo.

Cuando salió, cubierta por su toalla, escuchó cómo el murmullo que había escuchado antes se volvió más claro y cercano.

-¡Lucy!

Lisa se detuvo un momento y buscó con la mirada de dónde provenía tal voz, aunque realmente no pudo ver a nadie, al menos no cerca de ahí. Entonces procedió a sacar su uniforme de la maleta y a secarse luego.
Pero estuvo a punto de dejar su toalla del lado, cuando volvió a escuchar la voz femenina todavía más cerca, lo que la puso alerta y volvió a cubrir su cuerpo.

-Lucy, ¿dónde estás? -volvió a decir, con tono un tanto preocupado.

Luego de decir esto, la chica llegó exactamente hacia donde se encontraba Lisa, quien la miró inmediatamente un poco asustada, haciendo una corta reverencia al notar que se trataba de una chica mayor a ella.

-Oh, disculpa -le devolvió la reverencia a la menor-. Estoy buscando a una amiga, pero tal parece que se fue sin esperarme.

-No hay problema -respondió Lisa, mostrando un pequeña sonrisa nerviosa.

-Soy Doyeon. Tercero de preparatoria -se presentó, a la vez que apoyaba su hombro en la pared que tenía al lado-. Supongo que me habrás visto jugar en los torneos de baseball contra tu salón.

La situación ya era incómoda de por sí, y en nada ayudaba que ahora quisiera hacerle plática mientras ella aún seguía sin cambiarse. Pero aún así, no sería irrespetuosa y hablaría con ella.

-Mmm, no, la verdad no soy exactamente atlética, lo siento -contestó riendo ligeramente-. Pero es un gusto, yo soy Lisa.

La chica asintió levemente y sonrió, caminando hacia la pared contraria y recostándose de espaldas en ella, sabiendo perfectamente que la castaña se sentía incómoda con su presencia justo cuando estaba a punto de cambiarse segundos antes.

Lisa soltó un suspiro silenciosamente y empezó a cambiarse muy rápido, temiendo que fuese a aparecer pronto de nuevo.

-¿Puedo preguntarte algo? -habló de repente desde el otro lado.

-Claro -respondió Lisa con el ceño ligeramente fruncido y comenzando a abotonar su blusa.

Doyeon se quedó varios largos segundos en silencio, en los cuales Lisa pudo terminar de vestirse.

-¿Alguna vez te ha gustado alguien que no debería?

La menor se detuvo en ese momento, dejó de subir sus calcetas y se enderezó en el lugar en el que estaba sentada. Miró por sobre su hombro con extrañeza, tratando de encontrarse con la otra chica, pero solo pudo ver su cabeza sobresaliendo de la pared continua.

Que le hiciera esa pregunta era un poco extraño y coincidente, lo cual la tomó por sorpresa y no pudo responder sin titubear un poco antes.

-Mmm, n-no lo sé... ¿a qué te refieres?

Doyeon volvió a quedarse en silencio, pero esta vez se dejó ver de nuevo y apareció frente a Lisa, con una expresión que bien podría confundirse entre seria y nerviosa.

-Ugh, no sé cómo decir esto... -murmulló más para sí misma que para Lisa, quien se mantuvo en silencio mientras continuaba acomodando sus calcetas-. Creo que me gusta alguien de mi salón.

-¿Qué habría de malo en ello?

-Es que es... es una chica.

El silencio reinó incómodamente el lugar.
Lisa seguía con su rostro bajo, aún cuando ya había terminado de arreglar su uniforme.
La repentina confianza de la chica le había tomado mucho por sorpresa y no sabía qué debía responder.

-Mierda, lo siento, olvida eso que acabo de decir. Yo...

-¿Y qué hay de malo en ello? -interrumpió, volviendo a hacer la misma pregunta de antes como respuesta ante tal revelación, esta vez mirándola a los ojos.

Doyeon sonrió ladinamente y pudo notar cómo su cuerpo se relajó en ese momento. Por un momento pensó que la había embarrado por completo al confesar algo tan personal a una casi-desconocida.

-No me mal entiendas, no es el hecho de que sea una chica, sino más bien que se trata de una amiga muy importante para mí. Llevo mucho tiempo sintiéndome así, pero nunca se lo he dicho a nadie.

Lisa solo asentía mientras la escuchaba atentamente, notando su necesidad por soltar aquello, por lo que le pareció sensato dejarle continuar sin interrumpir.

-Honestamente, no sé por qué te lo dije a ti, no soy de confiar mis secretos a los extraños, pero me pareces... agradable, no lo sé -respiró profundamente antes continuar-. Prefiero que haya sido de esta manera, contigo, y no con con ella directamente sin antes haberlo pensado bien. Dios, ni siquiera puedo creer que esté pensando en decírselo.

Lisa se puso de pie, tomando su maletín y yendo directamente a colocar sus manos sobre los hombros de la chica.

-Escucha, primero que nada, ve más despacio -dijo, soltando una pequeña risita que no pudo contener-. ¿Tú le gustas a ella?

-¡Es que no lo sé! -exclamó con frustración-. Ugh, me siento como una puberta ilusionada con su primer crush.

Lisa rió tapando su boca, negó con su cabeza y luego vio la hora en su celular, dándose cuenta que se le hacía tarde para su clase de refuerzo final.
Doyeon supo que se le hacía tarde también, así que tomó el brazo de Lisa, entrelazándolo con el suyo, para luego salir de las duchas, recibiendo una pequeña mirada asombrada de la menor ante esto.

-¿A qué clase vas? -preguntó, volviendo a tener aquella confianza en su hablar y actuar, nada parecido a la vulnerabilidad que le había demostrado a la menor segundos antes en las duchas.

-Tengo clase de refuerzo con la señorita Kim.

Vio a la mayor soltar una ligera risa nasal y negar con su cabeza-. Creo que ella me odia desde el año pasado.

-¿Por qué lo dices? -preguntó divertidamente, mientras atravesaban el patio de la escuela para llegar a su salón.

-Era demasiado exigente, ugh, detesto sus exámenes. Creo que la mayor parte del año me la pasé reprobando su materia. Además, ¡casi siempre me sacaba del salón! -la castaña la volteó a ver, preguntándole inmediatamente por qué le hacía eso-. Bueno... digamos que no puedo estar mucho tiempo en silencio.

-Te conozco hace cinco minutos, pero no tengo dudas de que eso es un hecho -replicó, atreviéndose a bromear con ella por primera vez.

Como respuesta recibió un pequeño empujón del hombro contrario y una mueca.

Todo lo que Doyeon decía de la señorita Kim era como escuchar hablar a sus compañeros de clase, así que no le extrañaba en absoluto que no fuera de su total agrado.

-Quiero decir, se nota que es una maestra realmente inteligente, además de ser muy atractiva en mi opinión, y joven -Lisa volteó a verla de nuevo con el ceño ligeramente fruncido, sin saber realmente cómo tomarse eso-. Pero no puedo con su carácter, es tan inaccesible, y da mucho miedo cuando se enoja.

Se relajó un poco cuando escucho lo último, queriendo hundir su propio rostro en la tierra al darse cuenta de que se encontró pensando en que Doyeon podía estar aceptando que le atraía la su maestra. Cosa que no debía importarle en lo absoluto si era así o no.

Sin embargo, luego de un corto recorrido, finalmente se encontraron cerca de su salón, en donde estaba la señorita Kim en la puerta a punto de cerrarla, pero por suerte se encontraba verificando por última vez el pasillo en caso de que alguien más faltara por entrar.

En ese momento vio a Lisa venir tomada del brazo con Doyeon y despidiéndose muy sonrientes después de que ella le dijera algo que, por evidentes razones, no pudo saber lo que era.

Lisa apresuró su paso hacia la puerta, corrió la corta distancia que quedaba, pasando frente a la señorita Kim mientras hacía una reverencia y dándole una mirada nerviosa ante la penetrante de ella.
Se sentó en su pupitre y escuchó a su maestra cerrar la puerta del salón. Puso algunas indicaciones en el pizarrón y repartió varias hojas con los temas a reforzar.

-El que termine puede retirarse -indicó secamente, antes de sentarse en su escritorio y comenzar a calificar lo que parecían ser tareas de otros salones.

Viéndolo mejor, lo que debían hacer podía finalizarlo en no menos de quince minutos, pero Lisa decidió tardar hasta ser la última en el salón para poder quedarse a solas con la señorita Kim y así hablasen al menos un poco ese día.

Cuando esto sucedió, sintió la mirada sobre ella, lo que la hizo levantar su rostro y conectar miradas con la mayor, quien se encontraba concentrada en ella desde hacía quién sabe cuánto tiempo.
Le brindó una pequeña sonrisa desde su lugar y dejó su lapicero a un lado, levantándose de ahí junto con su hoja llena y entregándosela al llegar a su escritorio.

-¿Debería no recibirlo por haber llegado tarde hoy? Sin mencionar que terminaste última cuando era algo muy simple -preguntó Jennie, con una media sonrisa retadora en sus labios.

Lisa abrió sus ojos con sorpresa y negó levemente con su cabeza.

-No, no, lo siento. Siento haber llegado un poco tarde hoy, pero... respecto a esto -señaló su hoja, en manos de la mayor-, el tiempo de la clase aún no acaba, así que podría decirse que no estoy entregándolo fuera de tiempo.

Jennie se vio en la obligación de reprimir la risa que amenazaba con escapársele en ese momento.

-Tú ganas, pero, para la próxima vez... -se acercó hasta donde estaba Lisa y apoyó su cuerpo sobre el borde de la mesa de su escritorio, tomando por la cintura a la menor y acercándose a su oreja para susurrar ahí-, no quisiera dejar fuera del salón a mi alumna favorita.

El cuerpo de Lisa se estremeció ante tales palabras y la forma en que las percibió con ese pequeño susurro, haciendo que su piel se erizara y abriera mínimamente sus labios en asombro.

A la mayor le fue imposible esta vez no reír un poco debido a su reacción y apretó su cintura para atraerla hacia su cuerpo, teniéndola ahora mucho más cerca.
Lisa respiraba variablemente cada vez que tenía así de cerca a su maestra, ella misma podía darse cuenta de ello. Y no mentiría, le encantaba provocar eso (y muchas otras cosas más) en ella.

La castaña tomó el rostro de Jennie con ambas manos y se acercó pausadamente hacia sus labios, cuestionándose si debía hacerlo en ese momento, justamente en la escuela y no en un lugar más privado.

Aunque todos esos pensamientos se esfumaron cuando la señorita Kim fue más rápida que ella y se apresuró a unir sus labios con los suyos.
Olvidándose de absolutamente todo al momento en que sus belfos empezaron a acariciarse mutuamente, deslizándose entre sí con pasión.

Las manos de Lisa se entrelazaron tras el cuello de la contraria, mientras ambas seguían degustando el sabor de la otra, comenzando a crear un ambiente peligrosamente lascivo en el salón.

La mayor, por su parte, llevó sus manos en un lento camino hacia el trasero de la menor, en donde apretó ligeramente sobre su falda para provocarle un pequeño estremecimiento ante el repentino toque.
Sonrió en medio del beso ante esto, viéndose tentada a volver a hacerlo, pero ahora un poco más atrevido.

Lisa apretó un poco su agarre ante las acciones de su maestra, temiendo por los sonidos que podían escapar de su boca en cualquier momento.
Se encontraba un poco nerviosa ante el peligro que representaba estar haciendo eso en su salón, a pesar de tener la puerta cerrada, pero nada realmente le impidió disfrutar del momento.

La lengua de Jennie se introdujo traviesa y gentilmente entre los labios de Lisa, jugueteando en su boca con delicadeza al tener el acceso completo a ella, a la vez que disfrutaba de la calidez que esta le ofrecía. Provocando que empezara a olvidarse cada vez más de la realidad en la que se encontraban, convirtiéndose en un ser nublado por el placer que le provocaba ser besada y acariciada por su maestra.

El timbre de salida resonó abruptamente en sus oídos y solo pudo sentir cómo la señorita Kim abandonaba sus labios, lamentándose internamente por ello y pidiendo a la vez una explicación con la mirada.

-Ahora sí, la hora de clase acabó -la mujer sonrió maliciosamente al decir esto, alejando de su cuerpo a la castaña para poder ir a tomar su bolso del escritorio.

Lisa mordió su labio inferior sin saber qué hacer exactamente ahora, yendo a tomar su mochila también. La colocó sobre su espalda y estuvo a punto de salir del salón sin decir nada, totalmente avergonzada, hasta que volvió a escuchar la voz de Jennie.

-¿Vienes? -preguntó, colocándose los lentes de sol sobre su cabeza y el bolso sobre su brazo.

-¿Adónde? -respondió Lisa en tono de confusión.

-Dijiste que querías conocer a Kuma, ¿no?

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