sixteen
La castaña se miró por última vez al espejo, aplicando bálsamo sobre sus labios para darles un bonito aspecto hidratado, a la vez que acomodaba su ropa y se debatía entre si cambiarla o no.
Aunque seguramente Jisoo y Rosé estarían por llegar, así que finalmente decidió que la dejaría.
Tomó su celular de debajo de las almohadas y salió de su habitación, tratando de evitar mirar sus mensajes por temor a lo que la señorita Kim pudiese haber respondido.
Pero, en realidad, su curiosidad pudo más, y le fue imposible no buscar las notificaciones con su nombre, dándose cuenta de que sí había una respuesta, la cual hizo que su corazón diera un vuelco.
Lamento informarte aunque la
hayas eliminado de la conversación,
se conservó en mi celular
11:35 a.m
-... Rayos -Lisa se reclamó a sí misma por haber actuado impulsivamente.
Apretó sus ojos al cerrarlos y bloqueó su celular, dejando su respuesta para después e intentaría no quedar en ridículo de nuevo.
Cuando bajó el último escalón de las escaleras, escuchó sonar la bocina de un auto frente a su casa, así que se apresuró a salir y poner llave a la puerta después.
Pudo ver la cabeza de Jisoo salir de la ventana, mientras agitaba su mano para saludarla.
Al entrar al auto, también fue saludada por Rosé, quien le sonrió y regresó a manejar segundos después.
-Con Rosie nos preguntábamos a dónde podríamos ir, y pensamos que podría ser a la plaza que está a unos minutos de aquí -habló Jisoo desde el asiento del copiloto-. ¿Te parece bien?
-Claro, yo también pensaba que podríamos ir ahí -contestó Lisa con una sonrisa desde atrás.
Trataba de no mostrarlo, pero por dentro, la castaña estaba muy nerviosa. Miraba hacia afuera por la ventana, mientras molestaba sus uñas con los dientes, dándole vueltas y vueltas a cómo debería contestar a Jennie sin morir de vergüenza. Aunque, en realidad, eso ya estaba sucediendo.
Cuando entraron al estacionamiento de la plaza, Lisa dejó esos pensamientos del lado y se acercó a los asientos de adelante, poniéndose al medio de ellos para ayudar a las chicas a buscar un sitio para parquear el auto, afortunadamente encontrando uno al poco tiempo.
Las tres chicas bajaron del auto y se encaminaron hacia la entrada principal de la plaza, deteniéndose para decidir a qué lugar debían ir. Hasta que finalmente, luego de unos minutos, entraron a una pizzería italiana.
Les pidieron que aguardaran unos momentos en la sala de espera de la entrada, mientras les conseguían una mesa disponible.
Ellas accedieron y se acomodaron en el largo sillón que se encontraba al costado.
Segundos después, el celular de Lisa vibró en sus manos y la distrajo de la conversación que había iniciado con las otras dos chicas.
Revisó sus notificaciones y aparecían tres mensajes nuevos de la señorita Kim, los cuales no abrió, pero quiso saber de qué se trataban, así que solamente miró con indiferencia la pantalla.
3 mensajes nuevos de "Señorita Kim 😍"
Quería mostrarte este nuevo collar que compré hace unos días
📷 Foto
Pensaba usarlo hoy...
Cuando notó que la mayor había enviado una foto, abrió sus ojos con sorpresa y volteó un poco su celular para evitar que las chicas pudieran ver algo.
Entonces, desplegó la notificación que contenía el mensaje con la foto, para tener un pequeño vistazo de ella.
La vio rápidamente y luego bloqueó su celular, apretando sus labios en un intento de reprimir la sonrisa que se había formado en sus labios, y bajando su rostro en caso de que las demás pudieran notar su reacción.
-Señoritas, pueden pasar, las llevaré a su mesa -una voz masculina hizo que las tres chicas se levantaran.
Lisa, sin poder esconderlo más, sonrió libremente, haciendo que el chico que sería su mesero notara esto, creyendo que era a él a quien le sonreía, por lo que le devolvió la misma acción.
Al menos ahora había dejado de preocuparse por lo anterior, sintiéndose mejor al saber que su foto no le había molestado ni nada parecido a la señorita Kim.
[...]
Jennie se paseaba sobre la alfombra de su habitación, pensando qué decir ante la fotografía que le había enviado su alumna, la cual, al regresar su mirada hacia la pantalla, notó que se había esfumado del chat, seguido de un mensaje en el que se disculpaba.
Ella sonrió, mordiendo su labio y encaminándose hacia el balcón de su misma habitación, sentándose sobre el mueble decorado con cojines de varios colores pastel, y con diferente vista a la ciudad que la de su terraza.
Tecleó su respuesta, la cual indicaba que dicha fotografía había quedado guardada en su celular, ya que, si ella estaba en la aplicación, y una imagen que le había sido enviada era eliminada, de cualquier manera podría verla porque quedaría registrada en su galería.
Agradeció internamente por esto, ya que su celular lo hacía por defecto, no era realmente su intención.
Al no recibir respuesta luego de muchos minutos, supo que Lisa debería estar preparándose para su salida, por lo que no insistió más. Aunque una idea cruzó rápidamente por su mente, y realmente no era tan mala.
Entró de nuevo a su habitación y tomó de su tocador un collar de perla que recién había comprado unos días atrás, se lo colocó y fue de regreso hacia el balcón, en donde el sol del mediodía empezaba a hacerse presente.
Esperó un buen tiempo antes de colocar la cámara de su celular, buscando un buen ángulo sobre su cuello y tal vez un poco de su torso, consiguiendo que, luego de varias tomas, ingresara a su galería para elegir la mejor.
Su plan era simple: enviarle a Lisa una fotografía con una connotación parecida a la que ella le había enviado hace un rato, con el fin de hacerle saber que no debía sentirse avergonzada por ello, y que prueba de eso sería esa fotografía de sí misma.
Quería mostrarte este nuevo collar
que compré hace unos días
12:04 pm
12:05 pm
Pensé en usarlo hoy...
12:05 pm
Sonrió ligeramente antes de salir de la conversación y dejar su celular del lado en cuanto observó a Kuma entrar, llegando hasta su lugar, en donde la tomó para posicionarla sobre sus piernas, acariciando su pelaje.
-Deberíamos salir a darte un paseo, ¿no crees? -dijo, mientras abrazaba a la pequeña bola de pelos.
Kuma se removió un poco, haciendo que Jennie dejara de abrazarle y se pusiera de pie para regresar a la habitación. Tomó una toalla y dirigió a darse un baño.
Le había dicho a Lisa que no tenía planes de salir hoy, pero al pensarlo mejor, se dio cuenta de que no le vendría mal salir a pasear a Kuma al parque, así que eso haría.
Cuando terminó de bañarse, procedió a elegir su ropa mientras dejaba secar su cuerpo.
Se vistió y fue a por la correa de Kuma, quien al escuchar ese singular sonido corrió hacia su dueña y se dejó colocar el arnés primero.
Jennie se aseguró de que bebiera agua antes de salir, pues no quería que nada le sucediera a su pequeña.
Una vez listas, salieron del apartamento y se dirigieron hacia el parque cercano de la zona.
De su pequeño bolso, escuchó sonar una notificación de mensaje proveniente de su celular, lo que la hizo sonreír, y siguió caminando junto a Kuma.
Le empezaba a gustar este tipo de juego en el que todo parecía una inocente conversación, con la única excepción de que simplemente no lo era.
Y quizás, solo quizás, ya no se sentía tan mal al respecto.
[...]
-Pues yo creo que es una buena idea. Claro, si Lisa no tiene problema con eso -Rosé habló en dirección a la mencionada.
-Claro que no hay problema, eres bienvenida en mi casa cuando quieras -respondió sonriente.
La mayor de las tres agradeció-. Nunca he ido a una pijamada, así que supongo que será divertido.
-¡Lo es! -intervino Jisoo con emoción-. No puedo creer que nunca estuviste en una, ¿por qué?
-Bueno, nunca tuve amigas a las que les gustara ese tipo de cosas, por lo que nunca me invitaron a una.
Jisoo hizo un pequeño puchero mientras escuchaba a la mayor, siguiendo el tema con varias preguntas más hacia la chica.
Lisa realmente amaba quedarse callada por momentos, solo para observar el cambio que tenía su mejor al hablar con Rosé.
Era algo un poco extraño, debido a que por alguna razón su expresión se convertía en una con un inmenso interés en cada cosa que la chica podría estar diciendo, siempre haciendo preguntas y prestando atención a todo.
Al parecer, todo se debía a lo mucho que la admiraba desde que la conoció junto a Jaehyun, y eso le parecía tierno.
Aunque, en el fondo, aunque no quisiera aceptarlo, len generaba cierto tipo de temor que Jisoo llegara a preferir más la amistad de Rosé que la suya.
Pero de todas maneras, ese pensamiento no duraba mucho, considerándolo absurdo y convenciéndose de que eso no pasaría.
Luego de que terminaran de comer, mientras las otras dos chicas continuaban hablando, Lisa se disculpó con ellas para tomar su celular y poder contestar a los mensajes de su maestra.
Cuando volvió a ver la foto que le había enviado, rió nerviosamente por lo bajo y se apresuró a contestar.
Oh, eso ve muy bien...
1:26 pm
Quiero decir, el collar
1:27 pm
Me gustó y pensé en enviártela ;)
1:34 pm
A mí también me gustó
1:37 pm
Tal vez debería enviarte más
luego
1:38 pm
Estaré encantada de recibirlas
1:38 pm
Lamento borrar la que
envié hoy por la mañana :(
1:39 pm
No te preocupes, entiendo que
pudiste pensar que lo tomé a mal
1:39 pm
Fue todo lo contrario en realidad
1:40 pm
Es bueno saberlo
1:40 pm
Solo no te preocupes por esas
cosas, ¿sí?
1:41 pm
Entendido ^^
1:41 pm
Bien :)
1:41 pm
¿Sigues con tus amigas?
1:42 pm
Sip
1:42 pm
¿por qué?
1:42 pm
Mmm, porque tengo algo
en mente
1:43 pm
¿Dónde estás?
1:43 pm
Estoy en la plaza cercana a mi casa
1:44 pm
Avísame cuando estés libre
y espérame ahí.
1:46 pm
Ninguna dijo nada más, así que Lisa volvió a estar presente en lo que sea que sucediera en la mesa, preguntándose internamente qué era eso que podría tener en mente su maestra.
Lisa aprovechó para enviarle un mensaje a Jisoo en cuanto se le ocurrió que no sabría cómo evitar que Rosé sospechara cuando le dijera que no podría irse con ellas de regreso a su casa.
Envió screenshots de su reciente conversación con la señorita Kim, junto con un mensaje que decía que la ayudara a respaldar la excusa que pondría.
Jisoo leyó estos mensajes rápidamente y asintió disimuladamente en dirección a su amiga.
-¡Hay que tomarnos fotos! -exclamó Jisoo luego de algunos segundos.
Lisa y Rosé estuvieron de acuerdo, sacando sus celulares para tener varias de ellas y diferentes.
Primero, tuvieron su sesión las tres chicas juntas, haciendo que incluso su mesero se ofreciera a tomarles algunas fotos, lo cual las avergonzó un poco, pero accedieron de todas maneras.
La menor quedó encantada con las fotos, y pensó en subirlas luego a sus redes.
-Fue muy lindo salir con ustedes, chicas -dijo Rosé, sonriendo.
-Lo mismo digo -contestó Jisoo-. No puedo esperar a que sea la pijamada por el cumpleaños de Lisa.
-Es la primera vez que no seremos solo nosotras dos -comentó Lisa con ilusión.
Luego de pedir la cuenta, las chicas salieron del restaurante, empezando a encaminarse hacia la salida de la plaza, deteniéndose una que otra vez en una tienda para observar por fuera lo que había en ella.
Lisa creyó que era momento de avisarle a la señorita Kim que las chicas se irían pronto. No entendía bien para qué quiso pedirle que la esperara ahí y no en su casa, pero simplemente lo aceptó e informó de lo anterior.
Al final, Rosé insistió un poco en esperarla a que hiciera sus compras, que fue la excusa que había puesto para quedarse ahí, pero Jisoo, sabiéndolo todo, la convenció de que Lisa tardaba mucho y que eso la aburría, por lo que le propuso ir a otro lugar cercano a la plaza, solo ellas dos, por si Lisa necesitaba llamarles luego y evitar que ellas se aburrieran esperando a que "hiciera sus compras".
No supieron cómo, pero la mayor se lo creyó y accedió.
Así que ambas partieron al estacionamiento y se fueron a quién sabe dónde después. Agradeció a Jisoo por mensaje inmediatamente y le hizo saber que le debía una.
Segundos más tarde, recibió un mensaje de su maestra, diciendo que ya estaba bajando del auto. Al leer esto, Lisa se asomó a la entrada de la plaza y esperó hasta ver alguna figura que fuera de su maestra.
No sabía cómo pretendían ocultar el hecho de que se encontraran juntas en un lugar tan público, en el cual podrían haber alumnos, pero ni siquiera tuvo la suficiente importancia para ella en ese momento, así que simplemente lo ignoró.
Pronto, la vio aparecer por entre las demás personas que caminaban en la misma dirección, vistiendo un blusa manga larga color celeste pálido, jeans sueltos y unas gafas de sol, acompañado de su manera de caminar tan segura e imponente que la hacía ver la mujer más poderosa y atractiva a su alrededor.
Siempre se perdía por unos segundos cuando la veía fuera de la escuela. Era simplemente perfecta a sus ojos.
-¿Vamos? -sin darse cuenta, la señorita Kim había llegado hasta ella.
-S-Sí. Hola, señorita Kim -sonrió para ella y empezaron a andar juntas.
Abandonaron la zona de restaurantes, subiendo algunos pisos más por medio del elevador, mientras Lisa solo seguía cada paso que daba su mayor, sin saber exactamente a dónde se dirigían o qué era lo que pretendía hacer.
Minutos más tarde, se encontraron caminando sobre la zona de tiendas de accesorios, ropa, etc.
Aquí, Jennie se detuvo de repente, provocando que Lisa hiciera lo mismo con una expresión un tanto confundida.
-Bien, antes que nada, supongo que te haces una idea de qué hacemos aquí, ¿cierto? -dijo, volteándose hacia la menor.
-Mmm, no -respondió Lisa, seguido de una pequeña risa nerviosa.
Jennie sonrió negando con su cabeza, procediendo a sacar su celular y poniendo la pantalla a vista de Lisa.
-Tu cumpleaños es en unos días -dijo, señalando con su dedo la fecha que aparecía en la pantalla.
-Sí, pero...
-Primera regla: nada de peros -interrumpió-. Entraremos a las tiendas que quieras y no aceptaré un no por respuesta. ¿Entendido?
-Mmm, dicho eso último, creo que no puedo decir que no, entonces supongo que es un sí -respondió un poco abrumada, pero con un deje de gracia en sus palabras.
-Exactamente, así es como me gusta. Y eso aplica para absolutamente todo de ahora en adelante, ¿bien?
Lisa, aún un poco aturdida por las cosas que decía su maestra, que, si bien sabía que lo decía de esa forma en broma, podía estar segura de que hablaba en serio, solo asintió y mostró una sonrisa sin ocultar su confusión.
-Oh, y una cosa más... -volvió a hablar la mayor.
-¿Sí?
-Tienes prohibido mirar el precio de lo que sea que elijas.
Dicho eso, tomó el brazo de Lisa delicadamente, sin esperar una respuesta de su parte, y la guió por las afueras de algunas tiendas, queriendo empezar por una en específico para conocer si era de su agrado o conectaba con su estilo.
-Pero...
-¿Qué dijimos de los peros? -Jennie volteó a verla con una mirada asesina exagerada, haciendo a Lisa reír tímidamente y negar.
-Cierto, lo siento.
-¿Te parece bien si empezamos con ropa? -preguntó, hablando hacia otra dirección, ya que no encontraba la tienda que buscaba.
-Mmm, supongo que sí -respondió dubitativa, frunciendo el ceño al verla tan concentrada mirando hacia cada una de las tiendas.
Jennie pidió que se detuvieran un momento, mientras buscaba en su celular quién sabe qué en Internet.
Lisa se desvió del lugar en el que estaba con la señorita Kim, ya que la tienda que se encontraba al frente de ellas llamó su atención por un hermoso vestido que se exhibía sobre un maniquí detrás de la ventana de cristal.
Se acercó más para observar cada detalle de los costados y hombros, encontrándose casi dentro de la entrada de la tienda, a lo que una mujer que, definitivamente trabajaba ahí, se acercó a ella amablemente y le habló.
-Puedo buscar uno con tu talla si gustas -ofreció.
-Oh, no, yo solo estaba...
-Por favor, si es muy amable -escuchó la voz de su maestra detrás de ella e hizo que Lisa entrara por completo a la tienda, empujándola cuidadosamente con la mano puesta sobre su espalda.
La chica que trabajaba ahí atendió inmediatamente a la petición de Jennie y se retiró a buscar dicho vestido en la talla que calculaba que era la de la castaña.
-Bien, no lo había pensado, pero al parecer Celine irá muy bien contigo -dijo la mayor, a la vez que acomodaba las gafas de sol que descansaban sobre su cabeza y daba un vistazo a toda la tienda.
-¿Celine? -preguntó Lisa, confundida desde que dio el primer paso con su maestra ese día.
-La tienda, cariño. Se llama Celine -empezó a caminar hacia la zona de calzado, con la castaña siguiendo sus pasos detrás-. Tienes buen gusto.
Lisa volteó hacia las paredes de la tienda, buscando dicho nombre, encontrándose con ello en un letrero escrito en mayúsculas y de color blanco.
Cuando pudo entender de qué hablaba su maestra, arqueó sus cejas y rió al escucharla decir aquello último.
-Es solo que... ese vestido me pareció hermoso. Aunque, no sé si se verá igual de bien en mí como lo hacía en el maniquí -respondió acompañado de un pequeño puchero de inseguridad.
-Tienes razón -Jennie se acercó a Lisa de frente y acarició sus brazos por unos cortos segundos-. Se verá mucho mejor en ti, puedo apostar por ello.
Esas palabras hicieron que Lisa sonriera y la obligaran a mirar hacia otro lado debido a la tentativa cercanía que había entre ambas.
-Los vestidores se encuentran por aquí, señoritas -escucharon la voz de la otra chica, lo cual las hizo alejarse un poco entre sí y dirigirse hacia dicho lugar.
Al llegar, Jennie se quedó parada en la entrada del espacio en el que se encontraban ubicados los vestidores, dejando que Lisa entrara y eligiera un vestidor.
Al hacerlo, la chica que le entregó la prenda salió del lugar y se dirigió hacia el otro cuarto de probadores.
Mientras, Jennie esperó pacientemente a que la menor saliera, hasta que finalmente lo hizo luego de algunos minutos.
Lisa apareció luciendo ese hermoso vestido de organza negra, con puntos dorados adornando toda su extensión y las mangas largas que permitían ver sus brazos gracias a la transparencia de dicha tela.
Jennie tragó saliva y le sonrió a Lisa, acercándose hacia ella rápidamente. Tomó su cabello y se lo colocó hacia el frente, apreciándola de arriba a abajo.
-¿Tan mal se ve? -preguntó Lisa con una mueca.
-¿Qué? -contestó su maestra, confundida por la tonta pregunta que había escuchado de la castaña.
-Es que no ha dicho nada, quería saber si me veo bien -dijo en un tono bajo.
-Lo siento, es solo que te ves hermosa y no supe qué decir. Pero no te preocupes, te dije que se vería mejor en ti que en ese maniquí y lo estoy comprobando ahora mismo.
-¿De verdad lo cree? -preguntó, con sus ojos brillantes en ilusión. La mayor asintió-. Creo que a mí también me encanta.
-Es tuyo entonces -dijo Jennie, mostrando una sonrisa ladina al notar la emoción de Lisa.
La menor se observó unos segundos más en el espejo de afuera, fijándose en cada ángulo posible de sí misma con ese vestido.
Detrás suyo, Jennie la veía a ella con una sonrisa, disfrutando ese momento que definitivamente no tenía precio.
Momentos después, Lisa regresó hacia el vestidor y Jennie volvió a esperar en la entrada, hasta que escuchó que la menor la llamaba, entonces se acercó al cubículo en el que se encontraba.
-¿Pasa algo?
La cabeza de Lisa sobresalió de la cortina, poniendo una expresión de preocupación en su rostro.
-Necesito ayuda para bajar el cierre -pidió-. Temo arruinarlo al estirar mis brazos hacia atrás.
-Está bien, déjame ayudarte -rió Jennie, corriendo un poco la cortina para acceder al lugar y volviendo a cerrarla después.
Lisa se puso de espaldas a su mayor y se dio un último vistazo al espejo, mientras Jennie se tomaba su tiempo para bajar el cierre de la prenda en su totalidad. Siendo así como el pequeño zipper que abarcaba su espalda, ahora se encontraba al final de esta, justo sobre su espalda baja.
La mayor subió sus manos hasta los hombros de Lisa, introduciendo sus dedos bajo la tela, un poco suelta ahora, del vestido, tocando la tibia piel de sus hombros y pegando su cuerpo al de la menor.
Lisa se quedó quieta, observando y sintiendo a su maestra detrás suyo. Dejó que desplazara sus manos aún más por sus hombros, provocando que el vestido empezara a deslizarse por su torso y parte de sus brazos, ya que lo único que impedía que cayera por completo eran las mangas.
Para Jennie bastaba con tener sus hombros y espalda al descubierto, pues, desde su lugar, acercó sus labios muy lentamente a la zona. Al principio solo dejó que su respiración hiciera cosquillas en su piel para provocar un estímulo delicado, pero lo suficientemente intenso para sus sentidos.
Finalmente, sus labios rozaron muy nimiamente su hombro derecho, haciendo que la menor se estremeciera por un segundo.
Empezando a dejar cortos besos en línea recta por sobre la extensión de su suave piel, a la vez que clavaba su mirada en Lisa a través del espejo.
La feroz mirada de la mayor y las caricias que estaba recibiendo de parte de sus labios, hicieron que las piernas de la castaña flaquearan, sintiendo que se derretiría en ese preciso momento. La sensación era tan cálida.
Mientras sostenía el vestido sobre su pecho, no pudo evitar cerrar lentamente sus ojos debido a lo bien que se estaba sintiendo en ese momento.
Pronto, pudo sentir los besos subir por su cuello, mientras apartaba su cabello, lo cual la hizo ladear su cabeza para darle mejor accesibilidad a la mayor.
En ese momento empezaba a olvidarse de todo, incluso del lugar en el que se encontraban, solo quería que su maestra no se detuviera.
Jennie se despegó del cuerpo de la menor, haciéndole dejar de sentir la calidez detrás suyo. Por ende, también dejó de besar su cuello, para posicionarse al frente de ella y tomar su rostro delicadamente antes de comenzar a besarla.
Cuando sus labios se juntaron, Lisa sintió verdaderamente que sus piernas podían fallar en cualquier momento y quedar, irónicamente, a los pies de la señorita Kim.
Jennie tomó la cintura de Lisa, sintiendo por la parte de atrás su cálida espalda descubierta.
Una de sus manos viajó hasta su pecho, ayudando a que la menor pudiera sacar su brazo de la manga y así tener más de su cuerpo al descubierto.
Lisa se separó del beso para poder sacar ambos brazos, y entonces el vestido cayó al suelo cuando lo hizo, dejándola sólo en ropa interior frente a su maestra, quien sonrió al mirarla así.
Su mano se posicionó sobre el lado izquierdo del suave trasero de la menor, dando pequeñas palmaditas sobre este y acariciando su redonda figura.
Lisa se sintió un poco avergonzada, pero aún así, nada le importaba más que tener a la señorita Kim haciéndola sentir bien en esos momentos.
Jennie continuó acariciando el trasero contrario, ahora con ambas manos, jugando a introducir sus dedos por debajo de su ropa interior y sacándolos a los pocos segundos.
Sintió cómo Lisa se pegaba más a su cuerpo, casi pidiendo ser sostenida debido a lo nublada que se encontraba por sus mismas sensaciones.
En realidad no le importaba el lugar en el que se encontraban haciendo eso, pero ciertamente era consciente de que la situación no podía ir más allá. Lo único que las separaba del exterior era una cortina que cualquiera podría abrir, y Lisa, en ese estado, no se encargaría de ser silenciosa.
Tomó sus labios entre los suyos otra vez, pero esta vez lo hizo de una manera más intensa. Sus manos subieron y se posicionaron sobre su abdomen, para cuando decidiera apartarse la resultara más fácil.
Decidió disfrutarlo por unos cuantos segundos más, acariciando el vientre de la menor, jugando con el borde de su braga sin ir más allá.
Lisa no pudo evitar soltar un gemido, lo cual alertó un poco a Jennie, ya que el eco resonaba más en los vestidores.
Eso la hizo tomar la decisión de apartar sus manos de ahí e impulsarse de su abdomen para alejar su cuerpo del de ella, interrumpiendo el beso que las mantenía ocupadas hace unos segundos.
Notó la expresión de Lisa preguntándose por qué había hecho eso, pero esperaba que entendiera que no podían avanzar más ahí.
-Vamos, vístete, aún quedan muchas tiendas -dijo con la voz un poco ronca antes de salir del vestidor.
Lisa mordió su labio y bajó su cabeza, sintiéndose avergonzada como para verse al espejo en ese momento y notar sus mejillas rojas y sus labios hinchados.
Se vistió rápidamente y salió con su vestido nuevo entre las manos, entregándoselo a la amable chica que las atendió para que se lo llevara a la caja y pagar por él después.
Perdió de vista a la señorita Kim por unos minutos mientras se distraía en la zona de perfumes, sin poder dejar de pensar en lo que había pasado.
Por un lado estaba feliz, realmente lo había disfrutado, pero por otro lado, sentía la necesidad de acabar con lo que había empezado. Y eso solo la señorita Kim podía hacerlo.
Al menos podía dar por seguro que las cosas no se quedarían así.
No aceptaría haber sido dejada con las ganas.
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