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La castaña se había quedado observando al suelo, aún al lado de su amiga, sonriendo mientras levantaba su rostro y empezaba a dar saltitos.
-¡Ah, ya quiero intentarlo, Jisoo!
-Y yo te quiero ver intentarlo... -susurró muy bajito en respuesta, casi solo para ella misma, con una pequeña sonrisa en su rostro.
-¿Eh?
-Nada -Jisoo rió divertida por la reciente actitud de su amiga y tomó su mano-. ¿Vamos?
-Hoy no puedo, Chu -Lisa hizo un pequeño puchero y soltó la mano de su amiga, refiriéndose a que no podría ir a su casa hoy-. Debo estudiar para mañana y... espera.
La castaña se arrodilló en el suelo, abrió su mochila y empezó a buscar sus libros de la última clase, pues no recordaba haberlos guardado.
-¿Podrías revisar si tienes mis libros contigo? -pidió Lisa desde abajo.
Jisoo colocó una expresión confusa y revisó también su mochila, pero tampoco estaban ahí.
-Mmm, no. ¿Estás segura que los trajiste? -su celular empezó a vibrar, tomándolo inmediatamente para atender la llamada entrante.
Se alejó un poco de Lisa, quien cerró su mochila y se levantó, limpiando sus rodillas. Esperó a que su amiga terminara la llamada para despedirse de ella, notándola un poco sonrojada y tímida mientras hablaba con quién sabía quién.
-Creo que iré buscarlos al salón o a mi casillero, deben estar ahí. Tienen que estarlo o estoy muerta, los necesito para estudiar -informó la chica, con una mueca formándose en su rostro al pensar en qué pasaría si no los encontraba.
-Está bien, yo debo irme. Ten cuidado al regresar a tu casa -Jisoo se acercó a dar un cálido abrazo a su amiga, para luego sonreírle-. Te escribiré por la noche, no te quedes estudiando hasta tarde o le diré a tu madre.
Jisoo, por su parte, no tenía que presentar ningún examen al día siguiente. De hecho, la única clase que compartían era la de la señorita Kim.
Se despidieron una vez más y Lisa corrió hacia su casillero, asegurándose de no haberlos puesto ahí por accidente. Al comprobarlo, decidió entonces subir hasta el salón donde posiblemente los había olvidado, escuchando unos cuantos susurros al pasar cerca de la biblioteca.
Los ignoró totalmente y entró al salón de al lado, prendió la luz del lugar y sus ojos se iluminaron al notar los libros reposando sobre la mesa del pupitre donde siempre se sentaba.
Los tomó, los guardó en su mochila y salió de ahí, no sin antes apagar la luz de nuevo.
Volviendo a pasar por la biblioteca, pensó que sería bueno tomar unos cuantos libros que tal vez le servirían para su examen. Sin embargo, cuando entró, no pensó que se encontraría con quien parecía ser la señorita Kim. Ni siquiera podía afirmarlo, pues estaba vestida totalmente diferente.
Portaba un vestido carmesí, unos tacones negros muy altos, sus labios se encontraban tintados con labial rojizo, haciéndolos ver realmente más atractivos. Y ni hablar de su cabello, ese que siempre estaba suelto y que caía lacio por sus hombros, ahora estaba recogido en una coleta baja, siendo adornado por una discreta diadema negra con perlas muy pequeñas.
La imagen que tenía al frente era irreal, sentía que podría babear en cualquier momento.
-Señorita Kim.
La mencionada volteó justo cuando tomaba su bolso, uno que no era el que usualmente utilizaba para sus libros, haciéndole pensar que se dirigía hacia un lugar distinto a lo académico.
-Lisa -su rostro también denotó ligera sorpresa-. ¿Qué haces aquí? Es un poco tarde.
-Lo sé, yo... buscaba unos libros en el aula, pero pensé en venir para... -tuvo que detenerse a inhalar profundamente y mirar hacia el suelo, sintiéndose demasiado nerviosa.
Al parecer sería más difícil acercarse a ella de la manera en que pretendía, cuando ni siquiera podía hablar correctamente al tenerla de frente. Se recriminó a sí misma e intentó tranquilizarse, pero la conversación con Jisoo volvía a su mente y le provocaba más nervios al verse presionada por conseguir lo que planeaba.
Su maestra rió suavemente y se acercó a ella.
-¿Necesitas que te lleve a casa? El lugar a donde voy me queda cerca, o eso creo.
Abrió sus ojos con un poco de sorpresa, alzando su rostro para verla nuevamente.
-¿Sabe donde vivo?
La mayor negó con su cabeza. -No exactamente, pero recuerdo haberte visto tomar el autobús hace unas semanas, y por el lugar, asumo que no debe ser muy lejos de aquí.
Bien, eso tenía sentido.
Lisa terminó aceptando que su maestra la llevara, y aunque siguiera extrañándose de su vestimenta, se hacía una idea de hacia dónde podía dirigirse. Seguramente tendría alguna comida importante o incluso otro trabajo externo a este.
Consideró empezar con lo que había planeado ese mismo día, pero se le dificultó al darse cuenta de que tal vez necesitaría un poco más de tiempo para dejar ese estúpido nerviosismo atrás. Aún así, al subir al auto, tuvo una mejor vista de su atuendo, además de su vestido subiéndose un poco por sus muslos.
No podía hacerlo, era demasiado pronto.
Y no lo entendía, no entendía por qué teniendo tantas intenciones de coquetear con ella, le resultaba tan difícil en ese momento. Su energía verdaderamente causaba estragos contra la suya, era muy fuerte.
-¿Es por aquí? -preguntó la mujer, viéndose concentrada en el camino.
Lisa emitió un bajo sonido de afirmación y apretó un poco su mochila. Pensar en su maestra de esa manera la estaba alterando internamente, pues siempre le pareció una mujer muy atractiva, pero definitivamente jamás pensó encontrarse en esa situación.
Por su parte, Jennie sentía un poco de tensión a su lado, mas creyó que se trataba solo de su imaginación, así que lo ignoró y continuó manejando a una baja velocidad para no desviarse accidentalmente del camino.
-Es aquí, señorita Kim -dijo apenas la castaña, tocando con su dedo la ventana al señalar.
-De acuerdo, voy a estacionarme.
Como dijo, estacionó el auto justo frente a su casa y se giró un poco. No obstante, cuando Lisa estuvo a punto de salir, luego de despedirse y agradecer como era debido, la mano de la mayor fue directamente hacia la pierna de la castaña, haciendo que esta entrara de nuevo al auto.
-Espera.
-¿Qué sucede? -preguntó con confusión.
-Esa persona se ve un poco extraña, ¿no prefieres que me baje contigo? -dijo Jennie, señalando discretamente al hombre que se encontraba fumando cerca de su casa.
Lisa volteó para buscar a la persona de quien hablaba su maestra, dándose cuenta después de la mano contraria sobre su pierna, cerca de su rodilla, provocando que soltara una risita nerviosa y apretara sus labios.
-No hay nada de qué preocuparse, es solo un vecino -afirmó la menor con una sonrisa ladina.
-¿Estás segura? -Lisa asintió y volvió a abrir la puerta del auto-. De acuerdo.
-Gracias de nuevo, señorita Kim -y sin saber de dónde, se armó de valor para brindarle una de sus encantadoras sonrisas a su maestra, atreviéndose a despedirse con un beso en su mejilla después.
Jennie no negaría que su repentino acercamiento la tomó un poco por sorpresa, siendo que nunca habían tenido un contacto de ese tipo. Ni de ningún tipo, de hecho, pero tampoco le tomó mucha importancia y simplemente observó a la chica abandonar su lugar a su lado.
Salió lo más rápido que pudo del auto y casi corrió para abrir la puerta principal, no sin antes saludar a Yeong, su vecino, de quien su maestra había desconfiado y rió de esto al entrar finalmente a casa. No quería hacerse ilusiones en lo absoluto, pero el repentino toque en su pierna y la "muestra de preocupación" anterior lo estaban haciendo por ella.
Además, se había despedido con un beso en su mejilla, aunque tal vez eso había sido demasiado y ahora empezaba a preocuparse por si había estado mal. Después de todo, no era una acción común entre las personas a su alrededor.
De cualquier forma, eso no impedía la forma tan intensa en la que su corazón latía al recordar a su maestra tocándole mínimamente.
Sacudió su cabeza en un intento por apartar esas sensaciones de su sistema, puesto que debía enfocarse en un solo objetivo, y ese objetivo no debía causarle timidez o embobamiento. Era solo sexo.
Seguramente para su maestra no había significado nada, lo cual solo lo volvía una tarea más difícil para Lisa, quien realmente necesitaba encontrar la manera de acelerar todo el proceso, por lo que inconscientemente se encontraba tan apresurada que no tenía tiempo para razonarlo mejor, pero estaba segura de que tendría que encontrar la manera de acercarse más a la señorita Kim de ahora en adelante.
No importaba cómo, pero Lisa conseguiría tener sexo con su maestra.
[110919]
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