nineteen
-Por favor -respondió la mencionada con sarcasmo-. Aunque no sé qué más podrías decir al respecto, si lo que acabo de ver fue bastante claro.
-Chaeyoung, no le hables así -intervino Jennie con un tono bastante intimidante-. Además, ¿a ti qué te importa lo que Lisa haga conmigo o no?
Lisa alzó su mirada al instante hacia la señorita Kim con desconcierto y el ceño fruncido fruncido.
¿Ellas... se conocían?
-Creo que no soy la única que debe dar explicaciones -pasó a mirar acusadoramente a ambas mujeres frente suyo-. Porque no estoy entendiendo nada.
-No, Lisa, yo soy la que no entiende por qué estás aquí con esta m...
-Cuida tus palabras -interrumpió de nuevo la mujer, antes de que Rosé fuese a decir algo más-. Y vete de aquí, que Lisa no tiene que darte ningún tipo de explicación. Yo hablaré con ella.
-¡Tú cállate! -le gritó en respuesta-. Por lo que veo, ya la tienes bastante entre tus garras, ¿no?
La mirada de Lisa divagaba entre ambas mujeres, asustada y confundida como nunca antes. Necesitaba demasiadas respuestas que nadie le estaba dando.
-¿Podrían, por favor, parar de hablar como si yo no estuviera aquí? -intentó intervenir con un tono más elevado, pero sin gritar.
Jennie y Rosé se quedaron calladas al instante, solamente viéndose la una a la otra con aborrecimiento. La mayor de las dos alzó las cejas y señaló con su mano completa a Lisa.
-Anda, explícale a tu amiga por qué estás aquí arruinándole su noche de cumpleaños -dijo Jennie retadoramente a Rosé.
-¿Se supone que es mi culpa? -rió sarcásticamente, poniendo sus manos en su cadera y negando con la cabeza-. Eres increíble, Jennie Kim.
-No, ambas me van a explicar qué está pasando, ahora mismo -Lisa se mostró molesta ante la situación, dejando del lado el nerviosismo de antes-. Así que no sé quién hablará primero, pero ni se les ocurra ponerse a pelear de nuevo, porque me voy y no vuelvo a hablar con ninguna de las dos jamás.
La señorita Kim se quedó impactada ante la determinación con la que les acababa de hablar Lisa. Sabía que no estaba jugando, su expresión lo decía todo.
-Lisa, yo solo venía para hablar contigo de algo importante, nunca pensé que te encontraría con... ella, y mucho menos en una situación así -Jennie rodó sus ojos y se cruzó de brazos-. Perdón por armar este escándalo.
-¿Terminaste? -preguntó con fastidio la maestra-. Si me permites, me gustaría hablar con ella a solas sobre esto. Vete.
-Haré lo que Lisa quiera que haga. Si ella quiere que me vaya, me iré.
Ambas voltearon a ver a la menor en cuestión, esperando alguna respuesta de su parte, pero ella solo se cruzó de brazos y empezó a caminar hacia su casa, con una expresión neutra en su rostro. Cuando hubo llegado a la puerta, se dio la vuelta y las miró ahí paradas a la espera de ella.
-Rosé, estaré bien, no te preocupes -habló en un tono que parecía luchar por ser calmado-. Mañana te contaré todo, pero ahora déjame hablar con... la señorita Kim.
Rosé asintió lentamente y se sintió preocupada de manera inevitable, empezando a caminar hacia su auto de nuevo, no sin antes darle una mala mirada a Jennie. Solo esperaba no estar cometiendo un error.
-Espero que el plan siga en pie para mañana. Pasaré primero por Jisoo y luego por ti. Te llamo temprano -dijo, procediendo a abrir la puerta del auto para entrar en él-. Nos vemos.
Jennie frunció el ceño y volteó hacia Lisa, esperando tener la oportunidad de preguntarle cuál era ese plan que tenían juntas, aunque realmente no veía estar en posición para hacerlo en ese momento.
El auto de la rubia se esfumó unos segundos después y la menor abrió la puerta de su casa, siendo seguida por los pasos de su maestra que se aproximaba con el ramo que había dejado olvidado arriba del auto.
Entraron y Jennie lo colocó sobre la mesa del desayunador, siguiendo después a Lisa, quien ya se encontraba en la sala.
-Antes de decir algo más, también me gustaría disculparme por lo que acaba de pasar -comentó la mayor, sentándose sobre uno de los sofás individuales de la sala.
-Señorita Kim, por favor -Lisa levantó su mano derecha en señal de alto hacia la castaña-. No quiero disculpas en este momento, quiero explicaciones.
-Y te las daré, solo quería disculparme antes -cruzó una de sus piernas sobre la otra, lo cual era una postura bastante característica de ella, y continuó hablando-. Imagino que debes conocer a Chaeyoung... o Rosé, hace algún tiempo, ¿no?
-No realmente. Un par de semanas nada más -respondió.
-Entonces, es lógico que no sepas de qué fue todo esto, pero antes de pasar a ello, quisiera decir que lo de esta mañana está relacionado a su explicación, así que supongo que es lo mejor si lo hago de una vez.
Lisa hizo un sonido afirmativo con su garganta, empezando a caminar de un lado a otro sobre la alfombra, pues se había quedado parada en lugar de tomar asiento en uno de los sofás.
-Bien, el problema con ella tiene su origen hace tres años. Roseanne y yo no tenemos mucha edad de diferencia, no como tú y yo, sin embargo, en algún momento fue mi alumna -la señorita Kim hizo una pausa, esperando alguna reacción de parte de la menor, pero al no ser así, continuó-. Fue mi alumna en otra escuela en la que yo impartía clases, que era donde ella estudiaba. Y verás, yo nunca había tenido ningún interés en ningún alumno, fuese hombre o mujer. Jamás.
-Pero con ella sí sucedió -interrumpió Lisa.
-Déjame terminar -pidió la mayor-. Un día, ella se acercó a mí para pedirme clases particulares en su casa, en días específicos después de la escuela. Iba un poco baja en mi materia y sus padres decidieron contratarme para ayudarla con eso. Y bien, así fue, yo iba a su casa algunos días a la semana por una o dos horas, dependiendo. Hasta que en una de esas clases... no me gustaría entrar en detalles, pero una cosa llevó a la otra, lo que nos hizo terminar en un punto en el cual se había rebasado por completo lo ético entre alumna y maestra.
Lisa se detuvo y bajó sus brazos, que se encontraban cruzados anteriormente, se la quedó mirando por unos segundos y se interesó más por lo que tenía que decir a continuación, así que se sentó en el sofá del frente.
-Lo que pasó con ella fue algo muy pasajero. Su madre se enteró de lo nuestro a los cuantos meses, por culpa de un descuido de parte de ambas, y armó un escándalo en la escuela. Me buscó hasta encontrar mi salón y me dio una cachetada antes de empezar a insultarme camino a la dirección, conmigo tomada a la fuerza del brazo -apretó sus labios mientras recordaba todo lo sucedido ese día, y continuó-. Claramente me despidieron en ese momento y tuve que mudarme hacia otra ciudad para evitar algún nuevo enfrentamiento con ambas.
-Hay algo que no me queda claro -intervino Lisa, con su vista puesta en el piso y el ceño fruncido en confusión-. ¿Por qué Rosé parece tenerle tanto rencor si no pasó nada malo entre ustedes? Quiero decir, en su relación, no por lo que sucedió después.
Jennie pareció pensarlo por unos segundos antes de tomar un poco de aire para responder a su pregunta.
-Su madre la hizo ver que, de cierto modo, la relación entre un alumno y un profesor está mal, que es algo incorrecto e inmoral. No tengo objeciones al respecto, las cosas son lo que son. Sin embargo, Rosé empezó a tomar ese rencor contra mí para reemplazar el sentimiento de afecto indebido y así alejarse definitivamente -respondió con un tono que podría parecer hasta culpable-. Incluso llegó a decir que todo había sido mi culpa, que yo lo inicié todo y que la había envuelto lo suficiente como para no darse cuenta de lo que estaba haciendo. Y créeme, estoy totalmente de acuerdo con su madre; moral y éticamente, esto es nefasto. Pero la acusación de Rosé fue demasiado lejos, no era cierta en absoluto.
-¿Y por qué continuó haciéndolo entonces? -cuestionó de nuevo la menor, esta vez con una seriedad inquietante para la maestra.
Esa pregunta había sido bastante directa, y pudo sentirse hasta acusatoria por su parte. Como si ella también empezaba a verlo de esa manera, a entenderlo como lo había hecho Rosé en su momento cuando su madre le hizo ver las cosas desde otra perspectiva.
-Escucha, Lisa, soy consciente de que esto no está bien. Me martirio todos los días con ese pensamiento, pero por más que quiera, no puedo decidir otra cosa que no sea intentar que la historia no se repita contigo -se levantó del sofá y empezó a caminar hacia donde se encontraba la menor-. Porque, dejando del lado lo increíblemente hermosa e inteligente que eres, contigo parece menos complicado, pues la situación con tus padres es totalmente diferente, eres más independiente y me queda claro que eres consciente de lo que haces. ¿Estoy en lo correcto?
Jennie se puso en cuclillas a la altura de las rodillas de Lisa, intentando hacer que la viera a los ojos luego de un largo rato en el que no lo había hecho.
-Yo creo pensar que es así, porque estoy haciendo lo que deseo; sin embargo, no dejo del lado la parte racional que acepta que esto que sucede entre nosotras es incorrecto. Pero con todo y eso, de un tiempo hacia acá he decidido que sí es lo que quiero -respondió con seguridad, por fin dirigiéndole la mirada a la mayor.
-Me tranquiliza escuchar eso, porque estaba dispuesta a alejarme de ti al mínimo indicio de duda u obligación respecto a esto - tomó una de sus manos y la sostuvo entre las suyas-. En cuanto a Rosé...
-Me queda clara la situación con ella. Ahora entiendo el porqué de su reacción, Rosé ha buscado protegerme desde que la conozco y tiene sentido que se haya alterado de esa manera, pero también me inquieta un poco que, ahora que se sabe todo, ustedes vayan a seguir llevándose mal.
-Podría decirse que la última vez que nos vimos, ella, al igual que su madre, fue un tanto agresiva conmigo, lo cual nos llevó a quedar en muy malos términos -la señorita Kim se acomodó sobre el piso al agotarse de haber estado en la posición anterior, aún con la mano de Lisa entre la suya-. Es por eso que no soporta ni siquiera mirarme. Siempre fue bastante impulsiva, tanto en sus pensamientos como en sus acciones. Pero yo, personalmente, no tengo ningún resentimiento contra ella, solamente me molestó la manera en que te habló a ti, como si le debieses alguna explicación.
-¿Cree que aún sienta algo por usted, que por más que quiera no puede olvidarla y esa sea la razón por la que le demuestra tanto fastidio, como si quisiera seguir ocultándoselo a sí misma? -indagó Lisa, jugando a entrelazar su mano con la de la mayor.
-Te pones muy creativa -bromeó para destensar el ambiente un poco, acompañado de una risa suave-. Pero no, pienso que es de la manera en que te lo conté. Y es más, hasta llegué a pensar que la que le gusta eres tú, así que...
Lisa soltó una carcajada y soltó sus manos con un ligero empujoncito.
-¡Pero claro que no! -continuó riendo como si le hubiesen contado la mejor broma-. Rosé nunca ha demostrado ese tipo de interés por mí, y menos cuando ni siquiera imaginaba que tendría gusto por las mujeres también.
-Sí, bueno, saber eso hubiese sido útil antes de hoy a la mañana -mencionó, recordando que aún debía una explicación a eso-. Mi actitud de hoy se debió a lo mismo. Las vi con ella afuera de la escuela y me cayó como un balde de agua fría.
Notó que la expresión de Lisa volvió a cambiar a una de confusión de nuevo, por lo que siguió explicándose.
-Tenía mucho tiempo de no saber de Roseanne. Ni siquiera tenía idea de que estaba en esta ciudad a la cual yo precisamente había venido para alejarme de ella, y verla con ustedes me desconcertó por completo. Cuando vi la manera en que estaba abrazada a ti, riendo y siendo agradable con ustedes, no supe cómo reaccionar, no podía creer la suerte que me cargo con las malas coincidencias -rió secamente-. Luego de lo del baño, reflexioné que tú no sabías nada, y por lo tanto no tenías la culpa, solo fui yo sin saber qué hacer ante lo que acababa de ver. Discúlpame por eso también.
Los pensamientos confusos de Lisa habían quedado más aplacados luego de esa charla que había ayudado a esclarecer todo.
-No hay problema, solo me pareció bastante extraño todo y por un momento pensé que había algún tipo de incomodidad entre nosotras por lo que sucedió la última vez que nos vimos...
Jennie sonrió, entendiendo a lo que se refería la menor con aquello. Negó con su cabeza y se puso de rodillas para alcanzar a estar cerca del rostro contrario.
-Para nada, ese día fue maravilloso para mí, y espero que también lo haya sido para ti.
Recibió una sonrisa de vuelta acompañada de un asentimiento como respuesta, mostrándose de acuerdo con la mayor.
-Sé que es un poco tarde ya, pero me gustaría pasar un rato más con usted, si no le molesta -pidió Lisa con timidez hacia Jennie.
-Para mí sería un placer -acarició rápidamente su mentón con los dedos de su mano derecha, pasándola hacia una de sus mejillas-. ¿Qué quisieras hacer?
-Estaba pensando en ver una película -sonrió en respuesta a sus caricias.
-Veamos una película entonces. ¿Tienes palomitas?
-Sí, están en la alacena. Voy al baño y vuelvo para ayudar a subir las cosas -respondió Lisa antes de subir casi corriendo las gradas hacia su habitación.
La señorita Kim se quedó extrañada, pues pensó que verían la película en la sala, pero en realidad, y por lo que había entendido, subirían a su pieza para ello. Sonrió para sus adentros y comenzó a buscar las palomitas en la alacena, para después dejar que se cocinaran en el microondas.
Mientras tanto, Lisa salía del cuarto de baño, recogiendo rápidamente el desastre que había dejado en su habitación antes de salir esta noche a la cena con Jennie. Cerró las cortinas en su ventana para darle un aspecto más oscuro a la habitación, prendió el aire acondicionado y tendió la cama de manera cómoda, quitando una que otra almohada para hacer más espacio en ella, y por último encendió la televisión.
Se cambió rápidamente el vestido que aún llevaba puesto por un cómodo pants de algodón color rosa pálido y un suéter oversized blanco. Cogió también sus pantuflas y se las colocó antes de salir finalmente de la habitación hacia la cocina.
En cuanto la mayor la vio aparecer con una ropa totalmente diferente a la de hace unos minutos, alzó sus cejas y colocó una de sus manos sobre su cadera.
-Ahora me siento fuera de lugar vestida así, mientras tú te ves espectacularmente cómoda.
Lisa rió y se acercó a la cocina para tomar un recipiente hondo en donde verter las palomitas.
-Podría buscar algo para usted, así ambas estaríamos igual de cómodas -la miró de reojo mientras sacaba las palomitas del microondas y las abría antes de colocarlas dentro del plato.
-No es necesario, estoy bien -contestó, ayudando a la chica con lo que estaba haciendo.
-Tomaré eso como un sí -dijo, citando las palabras que alguna vez le fueron dichas a ella por su parte también, acompañado de una sonrisa traviesa al acabar de contradecirla.
Jennie rió con resignación y aceptó las palabras de la menor. Después de terminar la tarea en la que estaban ocupadas, subieron juntas hacia la habitación de la menor y colocaron el recipiente con palomitas al medio de la cama.
-Puede buscar una película en lo que yo busco algo para que pueda cambiarse -dijo, yendo directamente a su closet a hacer lo dicho.
La mayor tomó el control remoto y empezó a bajar entre las varias películas que se ofrecían en el inicio, decidiéndose por una de sus favoritas que esperaba ser del agrado de Lisa también, quien ya estaba acercándose para brindarle la ropa que había seleccionado para ella. Era un conjunto bastante parecido al suyo.
Entre las prendas se encontraba un suéter parecido al que llevaba puesto Lisa, y había colocado un pants junto con unos shorts de algodón también para que su maestra pudiera escoger alguno de los dos.
Le agradeció antes de tomar la ropa y llevarla consigo hacia el cuarto de baño de la menor. Ahí, se quitó las prendas formales que vestía y las cambió por el suéter color blanco y los shorts de algodón que Lisa le había otorgado minutos antes.
Los shorts, que eran del mismo color, quedaban escondidos ante el largo del suéter, provocando que diera la ilusión de no tener nada más debajo de él. Por eso, cuando salió del baño, la mirada de Lisa cayó directamente sobre sus piernas, siendo esta una de las pocas veces que tenía la oportunidad de ver sus muslos.
Intentó disimularlo levantando su mirada hacia su rostro, para después sonreír y hacer un cumplido acerca de cómo se veía.
-¡Sí! Agradezco a quien sea que me esté escuchando allá arriba que se haya decidido por los shorts -exclamó, levantando ambas manos con sus palmas juntas y cerrando sus ojos con una sonrisa que indicaba que estaba a punto de reírse a carcajadas después de lo que había dicho.
Jennie le arrojó el pants que no fue necesario utilizar, haciendo que este cayera sobre su pecho y la hiciera bajar las manos para atraparlo, mientras ambas reían por el comentario.
-Niña sucia puberta -le contestó, negando con la cabeza y colocando después su ropa sobre la mesa de noche que se encontraba al lado de la cama.
-Sí soy -dijo, poniendo sus labios extendidos en un piquito y alzando sus hombros, para después volver a reír.
La mayor la acompañó y finalmente se sentó a un lado de la cama. Se encontraba descalza, por lo que subió sus pies al colchón sin problema a los pocos segundos después. Lisa hizo lo mismo, quitando sus pantuflas y escabulléndose bajo la gruesa sábana blanca, cubriendo hasta su cintura.
Jennie la siguió hasta que ambas quedaron juntas, cubiertas por la misma tela, pero con sus cuerpos a solo unos centímetros de distancia, separados también por el tazón de palomitas que prepararon anteriormente.
Lisa tomó su celular antes de ponerle play a la película que había elegido su maestra, únicamente para saber si tenía alguna llamada perdida o un mensaje de su familia por su cumpleaños, aunque este estuviera a solo unas horas de terminar.
Efectivamente, habían varias llamadas y mensajes que ya contestaría mañana, pero le llamó la atención la cantidad de mensajes recibidos de parte de Rosé. Incluso tenía algunas llamadas perdidas de horas antes de que sucediera lo de fuera de su casa.
Llamada perdida a las 8:30 pm
Llamada perdida a las 8:31 pm
Lisa, ¿cómo estás?
8:38 pm
Sé que nos vimos en la tarde, pero
quisiera hablar contigo de algo importante
8:40 pm
Llámame cuando estés libre
8:40 pm
¿Tienes problema con que vaya
a tu casa?
9:24 pm
Me preocupa un poco que ni
siquiera Jisoo sepa dónde estás :\
9:24 pm
Luego de esos mensajes, aparecía como eliminado el último enviado a eso de las diez y media, que era la hora donde más o menos estaban llegando a su casa con la señorita Kim.
Decidió, al igual que los otros, contestar mañana y hablar también con ella sobre lo que pasó, quería evitar cualquier problema que podría causar todo esto.
Dejó su celular a un lado y volteó hacia la mayor, dándose cuenta de que esta la miraba desde hace quién sabe cuánto tiempo, poniendo una media sonrisa en los labios al tener su atención de nuevo.
-¿Rosé? -preguntó, refiriéndose a lo que la menor estaba viendo en su celular.
-Sí, pero no ha dicho nada referente a lo de hace unos minutos, vino a buscarme por otra razón que aún no sé y los mensajes son respecto a eso. Mañana hablaré con ella.
-Bien. ¿Vemos la película? -respondió, queriendo dejar del lado ese tema de una vez.
Lisa asintió y miró la pantalla que tenía al frente, dándose cuenta de la película que había escogido la mayor, lo cual no había realizado antes. Tomó las palomitas que aún estaban entre ellas y las colocó a modo de que no fueran a caerse, cerca de ambas.
La menor apagó la luz de toda la habitación y solo dejó las tenues que provenían de sus mesas de noche y daban un aspecto más adecuado al momento. La película dio inicio en cuanto ambas estuvieron cómodas, hasta que luego de un tiempo, poco a poco fueron acercándose más una a la otra, manteniéndose así por las siguientes horas.
[...]
-Amor, ¿me das un momento? Me está entrando otra llamada, te llamo en un minuto.
-No hay problema, pero no tardes -respondió Jaehyun comprensivamente del otro lado de la línea.
Jisoo hizo un sonido afirmativo y después colgó la llamada que mantenía desde hace ya un rato con su novio, contestando la nueva entrante en ese momento.
-Rosie, hola -saludó animadamente.
-¿Tú sabías lo de Lisa y su maestra? -espetó sin siquiera devolver el saludo de la otra chica.
-Eh, y-yo...
-Jisoo, ¿por qué ninguna me había dicho nada?
La menor se preocupó al escuchar que Rosé iba manejando mientras la llamada transcurría, pues el viento golpeaba contra la entrada de sonido, además de notarla que se encontraba de todo menos calmada.
-Escucha, no me correspondía a mí, ¿sí? Lisa es bastante reservada respecto a ciertas cosas, y una cosa así no es algo que cuentas sin esperar ser juzgada. ¿Cómo te enteraste?
-No importa cómo me enteré. Esa mujer está haciendo lo mismo otra vez y-
-¿Otra vez? -preguntó con confusión-. ¿De qué hablas?
Al otro lado se escuchó un fuerte suspiro contra el celular, proveniente de lo exhausta que se encontraba la mayor, imaginando que tendría que hablar sí o sí con las dos.
Jisoo no esperó una respuesta y volvió a hablar.
-Estás manejando, ¿cierto? Por lo que más quieras, ten cuidado, y si puedes, ven a mi casa para hablar, yo te puedo explicar cómo sucedieron las cosas -pidió en un tono calmado, tratando de evitar a toda costa alterar más a la mayor-. Por favor. Mi ventana estará abierta, ya sabes por dónde entrar.
-Bien, voy para allá.
La llamada se cortó y la rubia aceleró para llegar en cuanto antes a casa de la menor, quien se quedó un poco desconcertada en su habitación. Se colocó unos calcetines y un suéter, y luego fue a abrir su ventana para que Rosé pudiera acceder por ahí.
A esas horas de la noche, tendría que ser bastante cuidadosa, pues sus padres podían despertar en cualquier momento y se metería en problemas, pero tampoco podía quedarse con la incertidumbre de lo que había pasado con Rosé, Lisa y... la señorita Kim.
Le envió un mensaje en el cual le explicaba superficialmente a Jaehyun el porqué ya no podría llamarlo de vuelta, sin ahondar en el tema, solamente informándole que una amiga de ella necesitaba ayuda con algo y por esa razón hablarían hasta mañana.
A pesar de que Jaehyun y Rosé eran amigos, Jisoo no estaba segura de poder contarle algo al respecto, porque, para empezar, ni siquiera sabía qué estaba pasando, y tampoco sabía si estaba al tanto de ello por parte de Rosé. Lo mejor era no decir nada por el momento.
Jisoo se percató de que el auto de la mayor acababa de aparecer y estaba estacionándose a media cuadra lejos de su casa. Abrió un poco más la ventana y se alejó de ella, dando espacio para que, luego de unos segundos, Rosé estuviese entrando con facilidad a su habitación.
-Hey... -saludó en un susurro nervioso.
-Hola -susurró de vuelta a la menor y entró de lleno a la habitación.
Las luces estaban apagadas. La única entrada de iluminación a la pieza era la luna, la cual se ponía todas las noches a un costado de la ventana y brindaba luz perfecta para no estar completamente a oscuras.
Ambas se quedaron sentadas en el espacio de su ventana, construida para tener un pequeño lugar con almohadas y demás decoraciones.
Rosé tomó un poco de aire antes de mirar a Jisoo y empezar a relatar todo desde que se estacionó fuera de la casa de Lisa.
No le contó la razón real de por qué necesitaba hablar con ella horas antes, pero sí le dijo que había terminado buscándola en su casa porque le extrañó que no contestara su celular por tanto tiempo.
Jisoo, ahora que Rosé sabía un poco de lo de la señorita Kim, le explicó que había salido a cenar con ella y que esa era la razón.
Fue ahí cuando Rosé decidió empezar a hablar con Jisoo de lo que sucedía realmente entre ella y Jennie, incluyendo la explicación de su reacción ante lo que había visto hace un rato.
Jisoo estaba un poco aturdida por la tanta información que estaba soltando la mayor de repente, y con mayor razón porque, al parecer, tanto para Lisa como para ella, a Rosé solo le gustaban los chicos. Pero aún así, eso no evitaba que su atención y sorpresa fueran robados por el hecho de que ella también estuvo saliendo con la señorita Kim en algún momento.
-Me preocupa que esa mujer se aproveche de Lisa, es todo -dijo al cabo de unos minutos.
-Espera. Yo... sigo procesando lo de tú y la señorita Kim, es-
-Lo sé, nunca hablo de esto porque detesto haberme involucrado con ella de la manera en que lo hice -intervino, mostrando una expresión casi disgustada-. Yo tenía diecisiete en ese entonces también y ella tenía veintiuno.
-¿Pero cuál es el problema? -preguntó Jisoo confundida-. ¿Es por la edad?
-La edad fue lo de menos. Yo realmente no me detuve a ver eso, pues consideraba que ambas éramos jóvenes y no importaba. Pero fui bastante inconsciente de que lo que ambas hacíamos estaba mal, ¿o acaso a ti no te parece un poco turbio que un maestro intente salir con algún alumno? -cuestionó, sintiéndose molesta por el recuerdo que le provocaba hablar de eso-. ¿No es eso sobrepasar los límites morales que, se supone, deben existir?
-Rosie, te voy a ser sincera -Jisoo empezó a jugar con sus manos nerviosamente-. Creo que parte de que todo esto sucediera, quiero decir, lo que tienen ellas dos, es culpa mía. Yo incité a Lisa a que se involucrara con la señorita Kim, yo le metí esa idea a la cabeza y...
-¡¿Que tú hiciste qué?! -la mayor alzó la voz inevitablemente.
Jisoo se apresuró a ponerse sobre sus rodillas en el mismo lugar que se encontraba para acercarse a Rosé y tapar su boca con sus manos de inmediato.
-¡Haz silencio, por Dios! -susurró furiosamente en su cara.
La mayor apartó las manos contrarias de su boca, tomándolas en un fuerte agarre y devolviendo el empuje que había generado Jisoo sobre ella. Su cuerpo se impulsó hacia adelante, haciendo que el de la menor cayera sobre su peso y quedara sentada de nuevo, con ambas manos a los lados de su cabeza, sujetas de las muñecas por las manos de la rubia.
-¿Por qué hiciste eso? -susurró Rosé, aún exaltada.
Jisoo se la quedó mirando nerviosamente, sin poner resistencia ante su agarre, pero intentando no hacer que volviera a hacer ruido.
El agarre de Rosé estaba bastante controlado, pues no quería hacerle daño a la menor, pero quería evitar que esta la volviera a callar justo cuando se acababa de enterar de lo que dijo.
-Te juro que al principio era solo una broma, pero luego ambas lo empezamos a tomar muy en serio y sólo pasó -explicó calmadamente-. Tranquilízate, yo conozco de cerca lo que sucede entre ellas, y la señorita Kim nunca ha demostrado tener malas intenciones con Lisa. Nunca ha pasado nada con lo que Lisa no esté de acuerdo, ¿sí?
La fuerte respiración alterada de Rosé chocaba contra el rostro de Jisoo, quien no sabía qué más decir para convencerla de que no pasaba nada malo. Sus muñecas seguían siendo presas de las manos contrarias, lo cual hizo que se enfocara en su rostro, observando cómo sus facciones se encontraban tensas.
-Rosie... -llamó en susurro bastante bajo.
La mencionada no respondió nada, solamente se la quedó mirando, esperando que dijera lo que sea que tuviera que decir. La distancia entre sus rostros era bastante mínima y Rosé ni siquiera era consciente de eso, pues estaba cegada por la alteración.
La silueta de la luna se reflejaba en los oscuros fanales de la pelimorado, así como la luz de esta también era visible sobre la nívea piel de sus mejillas. La sombra que generaba la figura de Rosé imponiéndose al frente suyo, más la cercanía existente entre sus cuerpos y el calor del momento fue causa de un pensamiento que terminó por no poder controlar.
Y justo antes de siquiera tener tiempo de prevenirlo, Jisoo irguió su espalda y elevó un poco su cuerpo para poder estar a la altura de la mayor, cuando en cuestión de segundos se encontró uniendo sus labios a los contrarios en un ligero beso que apenas rozó la piel de ambas, y luego se separaron.
Los pensamientos de Rosé se descolocaron por unos cuantos segundos en los cuales no logró ser consciente de que realmente había sucedido lo que había sucedido, hasta que observó la expresión insegura de la menor.
Entonces, soltó sus muñecas, dejando que estas cayeran para quedar sobre sus hombros, y pasó rápidamente a tomar la cintura de Jisoo, buscando más proximidad entre ambas al impulsar su cuerpo hacia el de ella.
-Dime que no te arrepientes de lo que acabas de hacer -susurró, juntando su frente con la contraria y cerrando los ojos.
Jisoo movió su cabeza en negación a las palabras de la mayor, sin poder tener el valor de hablar para darle una respuesta segura.
La rubia alcanzó a sentir la dirección en que se movió la cabeza de la menor, por lo que abrió los ojos nuevamente. Y así, otro beso fue concedido, ahora viniendo de parte de Rosé, quien se encargó de volver a unir sus labios en un beso que acabaría siendo motivo de muchas explicaciones nuevas.
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