five
Jennie se sentó en su enorme sofá de la sala de estar, cruzó una de sus piernas encima de la otra y su dedo pulgar fue a parar a su boca, mordiendo los alrededores de su uña mientras miraba hacia ningún lado en específico.
Su mente no paraba de cuestionarse si lo que se había visto tentada a hacer era la mejor idea, aunque sabía perfectamente que no era así.
De igual manera, no dejaría que su leve inseguridad se mostrara en su actitud, por lo que se retiró rápidamente de casa de la chica, pero luego se encontró en la necesidad de confirmar que su mirada no había mentido minutos atrás, decidiendo jugar solo un poco con los notables nervios de la menor, pero queriendo ocultar los suyos en esa misma acción.
Quiso tomar su celular y enviarle un mensaje con cualquier absurdo motivo, pero se lo prohibió inmediatamente. Cerró sus ojos y se recostó sobre el respaldo del sofá, masajeando su sien con su mano derecha.
No quería malinterpretar las cosas, pero estaba segura de que algo había sucedido hace unos minutos, solo no sabía qué era exactamente, y tampoco se apresuraría a averiguarlo.
Se sentía tan confundida en esos momentos, pero al final llegó a la conclusión de que era mejor no pensarlo tanto, o solo se haría daño a sí misma con ello. Y era algo que no estaba dispuesta a permitirse.
[...]
-No, Jisoo. ¡Fue vergonzoso! -Lisa cubrió su rostro con una mano, mientras que con la otra mantenía su celular pegado a su oreja.
-Pues lo quieras o no, fue un avance -comentó su amiga con emoción-. Creo que con eso ya puedes hacerte una idea de si hay posibilidades de que algo suceda... o no.
La línea permaneció unos segundos en silencio. Sí, estaba emocionada también, pero a la misma vez se sentía nerviosa de que eso le trajera repercusiones. No sabía lo que pasaba por la cabeza de la señorita Kim en esos momentos y tenía miedo de que las cosas se tornaran incómodas, o que fuese a ser reprendida por ello más adelante.
-Debes seguir hablando con ella, adentrarte cada vez más en su vida fuera de la escuela -continuó Jisoo.
-¡Ni loca! Justo ahora no pienso volver a escribirle. No, olvídalo.
-¿Qué? No me digas que piensas abandonar esto así como así. Lisa, no. Lo quieras aceptar o no, ya iniciaste algún tipo de tensión extraña con la señorita Kim, no puedes solo ignorar que algo estuvo a punto de pasar -replicó Jisoo.
-Agh, lo sé... es solo que, no quiero arruinarlo y...-tomó una profunda inhalación y continuó-, no sé cómo se supone que debo continuar luego de esto.
-Para empezar, creo que deberías olvidarte de ese tonto miedo que tienes. Supongo que solo así podrás conseguir lo que quieres con la señorita Kim.
A pesar de las palabras que acababa de escuchar de su amiga, no se sentía convencida. Sentía que algo faltaba.
-Creo que necesito pensarlo mejor -apretó sus labios mientras subía hacia su habitación-. Quizá lo mejor sea que deje de estar tan apresurada con todo esto, o al menos intentarlo.
-Tienes razón, pero tampoco te cierres a lo que está pasando porque probablemente estés más cerca de conseguirlo de lo que crees.
-Sí, lo sé -al llegar a su habitación, fue hasta su escritorio y se sentó en la silla giratoria frente a él, escuchando la voz de su amiga aún en su oreja despedirse-. Bien, nos vemos mañana... te quiero también.
Estaba por iniciar su tarea de matemáticas, cuando volteó hacia su celular y se sintió tentada a hacer lo que estaba pensando, evaluándolo por unos segundos mientras lo seguía observando, pero al final negó con su cabeza y volvió su vista hacia su cuaderno.
¿Por qué tenía que ser tan difícil?
[...]
El lunes por la mañana, para su sorpresa, despertó varios minutos antes de que su alarma sonara, y de nuevo, para su sorpresa, sintió que había descansado lo suficiente como para no volver a dormir por esos minutos restantes.
Así que, se levantó de su cama, encajando suavemente sus pantuflas en sus pies, tomó su bata, colocándola alrededor su cuerpo, y bajó directamente hacia la cocina. Puso comida en el plato de Leo, quien aún dormía tranquilamente en su pequeña casita propia.
Como era temprano, decidió tomar el desayuno antes de ir a bañarse, para lo cual se preparó un delicioso omelette y tomó una tostada para acompañarlo.
Sin embargo, cuando hubo terminado y estuvo a punto de volver a su habitación, buscó un pequeño termo plástico con una bonita decoración en él luego de prender la cafetera, y dejó el café preparándose mientras.
Finalmente, subió a tomar un baño de al menos quince minutos, colocándose el uniforme luego de secarse. Observó la hora en su celular y bajó de nuevo a la cocina con su mochila colgando de sus hombros.
Vertió cuidadosamente el café en el mediano termo rojo que había dejado en el desayunador y se aseguró de cerrarlo correctamente para evitar derramar su contenido. Por último, una media sonrisa la acompañó todo el camino a la escuela, sintiéndose más confiada de sus acciones y esperando que esto se mantuviera así por el resto del día .
[...]
Al llegar a la escuela, notó que no habían muchas personas todavía, ya que el patio y la entrada se encontraban algo vacíos. Aún así, caminó directamente hacia el aula en la que aún no tocaba su clase, sino hasta dos horas después, cruzando sus dedos por que ya se encontrara ahí la persona a quien tenía en mente.
Tal y como se lo pidió a algún ser divino que la quisiera escuchar, pudo observar a su maestra leyendo un libro, apoyando este sobre la mesa del escritorio y sus piernas cruzadas. Pero lo que la dejó casi sin aliento, fue verla tan concentrada, sus gafas siendo sostenidas por su tabique, su ceño levemente fruncido y su seria expresión siempre presentes.
Lisa se encontró tan anonadada por unos segundos, que se había olvidado de su propósito ahí, pero finalmente carraspeó bajo y sus nudillos tocaron suavemente la puerta.
-Buenos días, señorita Kim -una amable sonrisa se formó en sus labios al momento en que Jennie levantó su vista hacia ella, un poco sorprendida por la repentina aparición de su alumna ahí.
-Hola, Lisa. ¿Cómo estás? -la menor hizo una pequeña reverencia antes de entrar completamente al salón, no sin antes cerrar la puerta y responder educadamente a la pregunta de Jennie-. ¿Qué haces aquí tan temprano? Digo, aún faltan quince minutos para que comience mi clase, y tú perteneces a otro grupo.
Lisa soltó una pequeña risa y apretó sus labios, respirando profundo antes de hablar de nuevo.
-Bueno, sucede que desperté muy temprano hoy e hice un poco de café antes de venir. Sé que a usted le gusta el café, así que pensé que sería buena idea traerle un poco. Es exportado de Colombia, y de hecho, mamá me lo obsequió al regresar de uno de sus tantos viajes de trabajo. Bebo muy poco, pero este sabe muy bien y yo... -de lo nerviosa que estaba, había hablado tan rápido que tuvo que tomar un pequeño respiro antes de terminar-, solo pensé que podría gustarle.
Jennie apretó sus labios y bajó su rostro, sonriendo inevitablemente ante la ternura que le causaron las palabras y acciones de la menor.
-Es muy lindo de tu parte, Lisa. Gracias -sonrió ampliamente a la chica, quien colocó el recipiente sobre el escritorio cuidadosamente.
-No es nada -una sonrisa tímida escapó de su boca y juntó sus manos al frente de su cuerpo.
Hubo un corto silencio en el que Jennie simplemente observó con detenimiento a Lisa, notando su leve sonrojo y el jugueteo en sus manos. Se levantó de su silla y se acercó la chica.
Lisa le miró cuando estuvo frente a ella y realmente sintió de nuevo aquel irrefrenable deseo de besarla, pues tenerla a tan escasos centímetros provocaba ese sentimiento en ella, tanto que algún día no podría contenerse más. Y si no era ella quien lo hacía, al menos esperaba que, milagrosamente, Jennie lo hiciera.
-Sabes... -la mayor se atrevió a tomar un mechón del castaño cabello de Lisa y lo llevó hacia atrás con cuidado-, me recuerdas a alguien.
-¿A-A quién? -Lisa tragó con dificultad al sentir la mano de su maestra pasar suavemente sobre su hombro.
-Alguien que se parecía mucho a ti, pero no hablo del físico. Me refiero a que se parecía mucho a ti en cuanto a tu forma de ser.
Lisa bajó su mirada e intentó dar sentido a esas palabras, tratando de descifrar incluso los motivos por los que hablaba en pasado, que era lo que más llamaba su atención.
-¿Puedo saber de quién habla?
-Preferiría no hacerlo -negó levemente con su cabeza y su mano pasó a acariciar despacio el delgado brazo ajeno.
Lisa asintió, comprendiendo que seguro debía tratarse de algo muy personal.
Ambas, de manera casi inconsciente, se acercaron solo un poco más de lo que ya lo estaban anteriormente, volviendo a sentir aquel imán invisible que hacía que sus cuerpos quisieran estar cerca del otro.
O tal vez solo se trataba de la mente de Lisa la que creaba esa situación y en realidad era ella misma quien se acercaba de más, resistiéndose menos a los labios de su maestra, esos que casi le suplicaban que acariciara con los suyos, y que no hacían más que complicar el esfuerzo de su autocontrol.
La palabras de Jisoo aparecieron en su cabeza de repente, esas en las que le decía que no lo pensara tanto y solo se aventurara. Y así había logrado sentirse casi decidida, convenciéndose de que al menos intentaría dar el primer paso, por lo que cada vez tenía más valor para hacerlo.
Sin embargo, la puerta del salón se abrió repentinamente, creando un chirrido que las hizo separarse casi de inmediato y romper esa burbuja de tensión que se había vuelto a crear entre ellas.
El corazón de Lisa dio un brinco y juró sentirse palidecer, mientras que Jennie actuó casi con normalidad y le sonrió a la chica que entraba a dejar sus pertenencias en su pupitre, no sin antes saludar con un respetuoso "buenos días".
Esperaron a que la chica saliera del salón, Lisa con su rostro queriendo hundirse en el piso del terror que sintió por unos segundos y Jennie volviendo acercarse a ella.
-Creo que es mejor que te vayas a tu salón, se te hará tarde.
Lisa asintió.-Tiene razón, lo siento.
Ni siquiera sabía por qué pedía disculpas, solo sintió que era necesario en ese momento. Caminó hacia la puerta mordiendo sus labios con nerviosismo y apretando sus manos de la misma manera, hasta que se detuvo al escuchar la voz de la señorita Kim llamarle.
-Y Lisa...
-¿Sí?
-Gracias de nuevo por el café.
Su maestra estaba apoyada sobre el borde de su escritorio con una de sus manos sosteniendo el termo que le había otorgado, una sonrisa ladina también se había fijado en sus labios también, y le sonrió despreocupadamente antes de que la menor se diese la vuelta para salir de ahí.
Sí, definitivamente había vuelto a suceder.
[050620]
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