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fifteen

Jennie estuvo a punto de levantarse, cuando fue tomada por la muñeca por Lisa.

-¡No! -exclamó la menor-. Por favor.

La señorita Kim sonrió ladinamente y volvió a su posición original.

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó de manera burlesca.

Lisa elevó sus caderas en busca de su mano de nuevo, tratando de pedirle que continuara masturbándola sin tener que decirlo con palabras exactamente. La mayor volvió a sonreír y decidió no hacerla sufrir más, por lo que introdujo su mano de nuevo, dentro de su ropa interior y se dispuso a trazar círculos rápidos sobre su clitoris de nuevo. Esta vez, con toda la intención de hacerla acabar lo más rápido posible para ir a recoger la comida que esperaba afuera.

-Ah... s-sí -susurró entre jadeos la menor.

Su vientre empezó a contraerse cada vez más seguido y sus piernas se encontraban tensas de nuevo.
La velocidad de su respiración aumentaba también a medida que los dedos de su maestra se presionaban ocasionalmente en aquel punto y causaban que sus caderas se hundieran con fuerza sobre el sofá, pero su espalda se arqueara al sentir aquel fuerte deseo de liberarse de algo.

Todo su cuerpo se encontraba sumido en un sentimiento de intenso placer que nublaba su razón y le hacía querer expresarse con más fuerza, demostrar cuánto estaba disfrutando aquello.

Aunque, de cualquier manera Jennie lo sabía, sabía que la menor estaba experimentando una nueva y fuerte sensación que la llevaba a tener reacciones inexplicables para ella en ese momento.
Realmente gustaba de hacerla sentir así por primera vez, era algo que la invadía de placer a sí misma también.

Todo el trabajo por el que se había esforzado para darle el mejor primer orgasmo de su vida dio frutos cuando escuchó cómo Lisa se quedó en silencio, con su boca abierta y los ojos cerrados fuertemente, mientras su mano derecha se aferraba al borde de su falda, arrugándola entre sus dedos al hacer presión sobre ella.

Para, finalmente, soltar un último gemido, a la vez que volvía a recostar de manera recta su espalda sobre el sofá y su cadera dejaba de presionarse sobre él. Su cuerpo se relajó al instante en que su vientre la despojó de toda tensión causada por su previa excitación, siendo liberada en un flamante orgasmo que la dejó con la respiración agitada por unos cuantos segundos.

Jennie le sonrió antes de sacar su mano de debajo de su ropa interior, para ir hacia su habitación rápidamente y llevarle una toalla a la menor.

-Toma, el baño es el de la puerta blanca, allá -le señaló el pasillo detrás de la sala de estar.

El timbre volvió a sonar, la mayor se apresuró a atender la puerta y Lisa se levantó del sofá, encaminándose con sus piernas ligeramente débiles hasta el cuarto de baño de su maestra, en donde cerró inmediatamente al ingresar.
Se sentó sobre la tapa cerrada del baño y mordió su labio inferior al sentir su intimidad con un deje de cosquilleo placentero, y húmeda, muy húmeda.

Abrió sus piernas un poco y bajó su ropa interior hasta sus rodillas, tallando suavemente la toalla que le había brindado la señorita Kim sobre su centro. Pero aún así, no se sintió del todo cómoda de nuevo, así que se levantó y mojó una pequeña parte de la toalla con agua del lavabo, volviendo a pasarla sobre sí misma y quitando toda su incomodidad, para luego secarse con el otro extremo.

Estaba hecha un desastre. Su blusa estaba desabotonada a medias, su sostén también estaba desabrochado por la espalda, su cabello se encontraba un poco revuelto de la parte de atrás y sus mejillas ligeramente rojizas aún.

Acomodó correctamente su sostén y uniforme de nuevo, pero lo que no pudo volver a utilizar fueron sus bragas. Lo intentó, pero estaban lo suficientemente húmedas por sus fluidos como para no querer volver a ponérselas. Así que la guardó discretamente en el bolsillo de su falda y procedió a lavarse las manos, junto con el rostro también para tal vez así despejarse un poco de su reciente tormenta de emociones.

Tomó una profunda inhalación antes de considerarse lista para abrir la puerta del cuarto de baño y salir.
Al hacerlo, se encontró con su maestra apoyada contra la pared, con su celular en manos y aparentemente escribiendo en él.

Cuando la vio salir, dejó eso del lado y levantó su mirada, yendo hacia ella inmediatamente y tomando su cintura con una mano.

-¿Estás bien? -preguntó, para después darle un corto beso sobre los labios.

Lisa se sorprendió un poco por eso último, pero asintió, respondiendo a su pregunta.
Poco después, le devolvió el beso sin poder evitar sentirse tentada a hacerlo ante la cercanía de sus rostros.

Se separaron pronto y se encaminaron hacia la sala de nuevo. Lisa pensó que comerían en la gran mesa del comedor, pero Jennie sugirió que podían sentarse sobre la alfombra y comer en la mesa de centro de la sala para estar más cómodas.

La mayor fue a por unos platos para poner sobre ellos los kimbaps y la carne bulgogi que había ordenado. Trajo consigo también una lata de soda para la menor y un recipiente pequeño para servirse Soju.

-Ah, eso se ve delicioso -comentó, mientras recibía los cubiertos y los colocaba sobre la mesa.

La señorita Kim asintió con su cabeza y sentó al lado de la menor sobre la alfombra. Ambas se sirvieron y prontamente empezaron a comer en silencio, hasta que Lisa decidió hablar de nuevo.

-Su casa es realmente hermosa, señorita Kim. Me gusta mucho cada detalle en la decoración, e imagino la vista que debe tener por las mañanas.

-Oh, gracias. Es maravilloso, deberías verlo algún día -respondió, mientras se servía Soju. Lisa simplemente asintió sonriente y continuó comiendo-. Mi padre insistió tanto en que viviera aquí. Al principio preferí quedarme en mi anterior apartamento, que era quizás cinco veces menos de lo que es este, pero él me pidió muchas veces que viniera solamente a ver si al menos podría gustarme. Y sería un descaro decir que no me fascinó desde que entré por primera vez. Quise hacer algunos arreglos en cuanto a la decoración y finalmente decidí quedarme aquí.

Lisa escuchaba atentamente cada palabra que decía su maestra y pensaba en cuáles serían esas decoraciones que Jennie había modificado a su gusto, porque seguramente serían las mejores de todo el lugar.

-Eso es genial, adoro lo bonito y ordenado que pareciera estar siempre -dijo, mirando a su alrededor de nuevo.

-A veces Kuma se encarga de que sea todo lo contrario -respondió, riendo suavemente.

Lisa rió también y ambas continuaron comiendo. De vez en cuando se daban miradas que las hacían sonreír sin razón y procedían a hacer comentarios triviales para no quedarse en silencio por mucho tiempo, a pesar de encontrarse comiendo.

-¿Has probado el Soju, Lisa? -preguntó de repente, sirviéndose por segunda vez del mismo.

-No, yo no tomo -respondió con una sonrisa nerviosa, recibiendo una mirada con ojos entrecerrados de parte de la mayor-. Bueno, solo bebí un poco en la fiesta del otro día, pero fue mi primera vez.

-Supongo que eso está bien, a tu edad no es correcto que lo hagas siempre -Lisa asintió y bebió de su soda-. Por cierto, ¿cuándo es tu cumpleaños?

-Oh, será pronto, de hecho -sonrió, dejando la lata a un lado de nuevo-.'Veintisiete de marzo.

Jennie asintió y anotó mentalmente tal fecha.

-¿Tienes algún interés específico para lo que te gustaría recibir como regalo? -preguntó discretamente, terminando de comer lo último en su plato.

Lisa negó con su cabeza y terminó de masticar antes de contestar.

-No lo creo, no suelo celebrar mi cumpleaños, así que no pienso en ello -tomó un kimbap entre sus dedos y lo mantuvo ahí por unos segundos para continuar hablando-. Solamente hacemos pijamada con Jisoo en mi casa, pedimos una pizza, luego intentamos seguir alguna receta de postres, lo cual casi nunca sale bien, y vemos películas hasta tarde.

La señorita Kim, pensativa, simplemente asintió, tomando su celular mientras esperaba a que la menor terminara de comer.

Por su mente pasó la idea de pedirle que se quedara un poco más tarde, para así poder ver alguna película y pasar un buen momento juntas. Pero casi de inmediato se dijo a sí misma que no era lo correcto, y tampoco quería verse insistente, por lo que descartó la idea y decidió que la llevaría a su casa en cuanto terminara de cenar.

Luego de unos pocos minutos, Lisa observaba con una pequeña sonrisa inconsciente a Jennie desde su lugar, viéndola tan concentrada en su celular que la mayor ni siquiera lo notó hasta luego de varios minutos, cuando por fin levantó su mirada para saber por qué la menor estaba tan callada.

La señorita Kim le devolvió la sonrisa, destilando un poco de nervios en ella, ya que no sabía que estaba siendo observada, y se sentiría mal si había hecho creer a su alumna que la estaba ignorando.

-Debería llevarte a casa, supongo que debes estar cansada -comentó la mayor, levantándose para tomar los platos y llevarlos a la cocina.

-No quiero ser más molestia, puedo tomar el autobús, señorita Kim -respondió la castaña, ayudando también a ordenar la pequeña mesa.

Dejó los vasos que llevaba en las manos sobre el lavabo, y luego sintió cómo la mayor tomaba delicadamente sus brazos por detrás, volteándola para quedar de frente. Jennie apartó el cabello de sus hombros con una mano, mientras la otra bajaba hacia su cintura.

-Deja de decir que eres una molestia, no lo eres -le dijo en tono de voz bajo-. En realidad, me gusta mucho estar contigo.

Lisa suspiró entrecortadamente ante la cercanía y asintió-. Está bien, no lo haré más -una pequeña sonrisa se asomó en sus labios y volvió a hablar, esta vez para contestar la reconfortante afirmación que había escuchado hace unos segundos-. A mí también me gusta estar con usted.

Jennie sonrió ladinamente y abandonó el tacto sobre el cuerpo contrario.

-Bien, vamos.

Tomó las llaves del apartamento y se encaminó, siendo seguida por la chica, hacia la puerta.
No obstante, justo antes de salir, Lisa sintió unas patitas rascarle el costado de su pierna derecha, dándose cuenta, al bajar la mirada, que se trataba de Kuma. Se detuvo un momento y se inclinó para acariciar su cabecita.

-Adiós, Kuku -se despidió, hablándole con una voz muy tierna al cachorrito.

-¿Kuku? -la señorita Kim arqueó una de sus cejas y rió después.

Lisa miró hacia arriba, donde se encontraba su maestra, y asintió, dejando de acariciar a Kuma y poniéndose de pie nuevamente con temor de haber mostrado de más, considerando que seguía con sus bragas en el bolsillo de su falda.

Pero al parecer no fue así, puesto que la mayor cerró la puerta y ambas empezaron a andar por el pasillo hacia el elevador. Algunas personas saludaban a Jennie, mientras que al mismo tiempo le daban una mirada extrañada, pero amable, a Lisa.

Al llegar al estacionamiento minutos después, ambas subieron al auto de la mayor, Lisa tomando su mochila para ponerla entre sus piernas y colocarse el cinturón antes de que el auto comenzara a andar.

Fue un camino tranquilo, sin ninguna conversación de por medio, solo escuchándose por lo bajo la música proveniente de la radio, nada incómodo realmente.

La mente de Lisa no paraba de darle vueltas a lo sucedido anteriormente, a su recién descubrimiento de la increíble sensación que le causó haber sido tocada de esa manera por su maestra.
Era algo que no admitiría en voz alta, pero, a pesar de lo confuso que aún era todo, debía aceptar que fue una de las mejores sensaciones que había experimentado nunca.

Por otro lado, Jennie tampoco se quedaba atrás, sus pensamientos se vieron invadidos por la misma situación.
Recordaba principalmente su parte favorita; recorrer con sus dedos la ropa interior de la menor, jugar con su humedad sin llegar a tocarla directamente aún. Juraba que amaba eso. Ver cómo la castaña se perdía en sus propias sensaciones y se removía, pidiendo silenciosamente por más.

Pensar en todas estas cosas no hizo más que sacarle una sonrisa mientras seguía al volante, buscando la manera de no hacer notar que estaba pensando demasiadas cosas mediante sus gestos.

Sin embargo, una pequeña parte en ella resentía un poco lo sucedido. No quería sentirse abusiva al tener este tipo de experiencias con una de sus alumnas, que, para su desgracia, era menor.

Era algo que no podía simplemente ignorar, la perseguía siempre, quisiera o no, y era la realidad.
Hacía lo que podía para convencerse a sí misma de que Lisa también deseaba lo mismo, y que no era una enferma que solo quería pervertirla.
Le dolía pensar en ese tipo de cosas, pues solo se hacía daño a sí misma con ese tipo pensamientos. Aunque si bien la mayoría de ellos eran realistas, muchos otros eran pesimistas.

Decidió dejar eso del lado por el momento, su mente se había ido muy lejos de nuevo, y no le empezaba a agradar, por lo que soltó un leve suspiro y se dio cuenta de que ya estaban muy cerca de la casa de Lisa, llegando pocos segundos después.

Estacionó frente al lugar, mas no apagó el auto.

-Gracias por todo, señorita Kim -Lisa sonrió, quitando su cinturón.

-No es nada -dirigió su mano hacia el rostro de la menor, el cual acarició muy levemente con la yema de su pulgar-. Gracias a ti por acompañarme.

Apartó su mano poco después, dejando que Lisa pudiese abrir la puerta del auto para salir de él.
Se despidió con un movimiento de mano desde fuera y se encaminó hacia la puerta de su casa, ingresando a esta luego de abrir.

Lo primero que hizo fue correr hasta su habitación, tirando su mochila sobre la cama y yendo directamente a darse una ducha.

Estaba segura de que a Jisoo le encantaría conocer cada detalle de lo sucedido cuando le llamara luego de su baño.

[...]

-Te juro que aún no puedo creerlo. Es simplemente impresionante -Jisoo sacudía a Lisa por los hombros, totalmente emocionada.

Ya era el siguiente día y su mejor amiga seguía estando tan emocionada como lo había estado por llamada el día anterior.

-No entiendo de qué te sorprendes, se supone que ese era el plan desde el principio -Lisa rió, tomando los brazos contrarios también para que parara de sacudirla.

-Lo sé, pero a decir verdad, no pensé que fueses a conseguirlo. Más bien, creí que te darías por vencida antes de siquiera haber empezado -la pelimorado se ganó una mirada con extrañeza de parte de su amiga.

-Bueno, entiendo que probablemente se veía un poco imposible, y acepto que yo tampoco pensé que lo conseguiría, pero es que... no lo sé -Lisa se sentó sobre la pequeña banca que se encontraba frente a ellas-. La señorita Kim también parecía quererlo, y acercarme a ella no fue tan difícil como pensé que sería en un principio.

-Sí, quién lo diría -la mayor soltó una pequeña risa, mientras se ponía a jugar a no pisar las líneas del piso.

De repente, Lisa sintió unas manos posarse sobre sus ojos.
Se sorprendió e intentó adivinar de quién se trataba tocando sus manos por encima de donde se encontraban, pero le fue imposible saberlo, así que le preguntó directamente quién era.

-Se supone que tienes que adivinar -escuchó la voz de Doyeon, quien hacía un puchero y aparecía a su lado, sentándose a la par suya en la banca.

Lisa le sonrió y la saludó alegremente, mientras que Jisoo se había quedado parada frente a ellas, esperando algún tipo de presentación que explicara lo que acababa de pasar.

-Oh, Jisoo, ella es Doyeon. Está en tercero, y... la conocí hace muy poco tiempo, la verdad -ambas chicas rieron ante esto, recordando su accidental manera de haberse conocido.

-Hm, hola, Doyeon -hizo una pequeña reverencia al saber que se trataba de alguien mayor a ellas.

La mencionada le devolvió el saludo, mirándole de pies a cabeza con una sonrisa, para después centrarse en Lisa e iniciar una conversación en la que Jisoo no logró introducirse. Por lo que desvió su mirada con incomodidad, pero al final terminó optando por retirarse de ahí cuanto antes.

-Debo irme. Nos vemos a la salida -dijo hacia Lisa, antes de darse la vuelta e irse.

Tal vez se había puesto un poco celosa. Y tal vez Lisa se había dado cuenta de ello.

[...]

Al terminar el receso, Lisa recibió una llamada, la cual atendió sin prestar atención a la persona que llamaba, mientras se despedía de Doyeon y se encaminaba hacia su salón.

-¿Sí?

-Hola, Lisa -era Rosé-. ¿Aún estás en la escuela, cierto? Puedo llamar luego, lo siento.

-No hay problema, aún no entro al salón, ¿pasa algo? -preguntó preocupada.

-No, no. Es solo que... Jisoo no contesta mis llamadas -dijo, sonando preocupada también-. Pero acabo de recordar que debía ser porque estaban en clase, lo olvidé por completo.

Lisa no supo qué contestar exactamente.
No sabía con exactitud la razón por la cual Jisoo no había contestado las llamadas de Rosé, si probablemente aún no había entrado a su salón tampoco.

-En fin, llamaba para confirmar que este fin de semana estoy libre.

-¡Cierto! Lo había olvidado -Lisa colocó su mano sobre su frente-. Bien, le diré a Jisoo y te llamaremos luego. Debo entrar a clase.

Lisa observó a la última persona entrar a su salón y se apresuró a llegar antes de que fuesen a dejarla afuera.

-De acuerdo, hablamos luego -Rosé cortó rápidamente la llamada para que la chica entrara a clase.

La castaña guardó su celular en el bolsillo de su falda y alcanzó a entrar al salón justo a tiempo.

Horas después, se encontraron en el mismo lugar de siempre a la salida. Jisoo llegó antes que Lisa, por lo que la menor aprovechó esto y sorprendió a su amiga con una cariñoso abrazo por detrás.

-Hola de nuevo, Chu -saludó alegremente, tratando de deducir si estaba molesta o algo por el estilo.

La chica solo se quejó del susto que había recibido de parte de su amiga, pero luego rió un poco y tomó sus manos desde adelante.

-Hey, pensé que no vendrías -contestó con desánimo.

-¿Por qué no lo haría?

-No lo sé, pensé que te irías con tu nueva amiga -respondió haciendo una mueca.

Lisa soltó su abrazo y pasó a colocarse al frente suyo-. Mmm, ya veo. Entonces sí te pusiste celosa por eso.

Jisoo se cruzó de brazos y evitó la mirada de la menor.
-Claro que no, no sé de qué me hablas.

-Cierto, no se nota en lo absoluto -se burló la castaña-. La conocí apenas ayer, no somos tan amigas.

-No me molesta ni nada, es solo que por un momento sentí que podrías remplazarme. Se ve que se llevan muy, muy bien a pesar de que se conocen poco -su tono de voz se escuchaba con el mismo desánimo de antes, a lo que Lisa negaba constantemente con su cabeza en cada palabra.

-Chu, ¿qué dices? -Lisa frunció el ceño y continuó negando con su cabeza-. Jamás haría algo así, estás loca. Y sí, tal vez nos estamos llevando muy bien, pero tu eres mi mejor amiga y eso no va a cambiar. No digas tonterías, ¿sí?

Jisoo asintió despacio, recibiendo una sonrisa reconfortante de parte de Lisa y abrazándose por unos segundos después.

-Tienes razón, lo siento.

-Está bien, olvidémoslo. Mejor dime por qué no contestabas las llamadas de Rosé.

La mayor pareció confundida en ese momento, hasta que sacó el celular de su bolsillo y notó que, efectivamente, tenía tres llamadas perdidas de la chica.

-Tenía mi celular en silencio y no me di cuenta -dijo, sin levantar la mirada de la pantalla, buscando en su registro las llamadas perdidas para devolverla-. Pero espera, ¿cómo sabes que me llamó? ¿Te llamó a ti también?

-Sí, lo hizo. La escuché un poco preocupada de que no contestaras, pero creo que luego se dio cuenta de que fue porque "probablemente estábamos en clase".-hizo comillas con sus dedos ante lo último, porque realmente aún no lo estaban.

-Ah, debo disculparme con ella. ¿Pero te llamó solamente por eso, o hubo algo más?

A Lisa se le hizo un poco extraño esa notable preocupación de ambas, pero decidió no ahondar en el tema, suponiendo por sí misma que solo estaban volviéndose amigas muy cercanas.
Además, no quería parecer como si fuese ahora ella la celosa por otra amistad, porque en realidad no era así. Rosé le agradaba mucho.

-Llamó para informar que este fin de semana estará libre -Jisoo solo se quedó observando a Lisa, esperando que dijera algo más-. La salida que acordamos con ella, ¿recuerdas?

-¡Oh, sí! -la mayor pareció entender por fin-. Sí, sí. Lo había olvidado.

-Me pasó lo mismo -Lisa rió un poco y acomodó la mochila sobre sus hombros-. Le dije que hablaría contigo para ponernos de acuerdo.

-Claro, hmm... es solo que, Jaehyun y yo teníamos planeado salir este fin de semana -respondió dubitativa.

-Entonces supongo que le diré que tendrá que ser otro día -Lisa empezó a sacar su celular para enviarle un mensaje a Rosé.

-¡No! Espera. Yo... creo que puedo cancelar los planes con Jaehyun, él está libre casi todos los fines de semana, Rosie probablemente no.

Lisa le dio una mirada extrañada, sacando su celular de todas maneras para enviarle un mensaje, esta vez para confirmar que ambas podrían ir.

-Yo me encargo de escribirle, ¿está bien? -Jisoo volvió a ganarse otra mirada de extrañeza de parte de Lisa, quien solo asintió y vio a la pelimorado desbloquear su celular.

Se acercó hacia ella para ver lo que le escribiría a Rosé, notando cómo Jisoo se emocionó cuando la otra chica vio sus mensajes solo unos segundos después de haber sido enviados.

-Bien, entonces supongo que nos vemos mañana -dijo Lisa luego de unos minutos.

-Claro. Rosé dice que pasará por nosotras -respondió Jisoo, aún sin levantar la mirada de su celular.

Lisa estuvo de acuerdo y se despidió de su amiga, dejándola con el rostro pegado al celular y con una media sonrisa en el rostro.

[...]

A la mañana siguiente, Lisa se despertó con el sonido de su última alarma. Decidiendo que debía levantarse en ese momento o se le haría tarde, luego tomó su celular para apagar dicha alarma.
Se reincorporó sobre la cama y, como de costumbre, revisó una a una las notificaciones de su celular.

Tenía varios mensajes de Jisoo y Rosé, ambas le recordaban la hora a la que pasarían por ella a su casa.
A la vez que también tenía dos mensajes nuevos de la señorita Kim, a los cuales ingresó de inmediato.

¿Tienes planes para hoy?
9:47 a.m

De hecho, sí
10:55 a.m
Saldré con Jisoo y otra
amiga más
10:56 a.m



Luego de contestar, apagó su celular de nuevo, tomó su toalla y fue directamente hacia el baño.
Se dio un baño no tan breve como esperaba, pero que le dejaba tiempo para cambiarse tranquilamente.

Saliendo del cuarto de baño, fue a buscar su celular para verificar si su maestra ya había contestado, notando que así era.

Genial
11:13 a.m
¿Ya sabes qué te pondrás?
11:13 a.m

Nop, apenas estoy
saliendo de la ducha
11:27 a.m

11:30 a.m

Lisa...
11:31 a.m

Lo siento, no debí hacer eso 😭
11:33 a.m
adiós
11:33 a.m

Solo bastaron unos segundos para que el mensaje donde se encontraba la foto anteriormente, la cual había enviado sin siquiera pensarlo, apareciera como eliminado.

El celular de Lisa voló hacia el otro extremo de la cama y luego enterró su cabeza en la primera almohada que alcanzó a tomar, dando un grito de desahogo en ella, para luego ponerse de pie de nuevo y caminar fingiendo una sonrisa hacia su armario.

A veces lo que parece ser una buena idea, realmente no lo es. O tal vez sí.

[111120]



Wtfff, estoy resubiendo este cap exactamente en la misma fecha que lo publiqué hace dos años. #miedo 🤨

[111122]

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