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eighteen

El timbre de la escuela resonó fuerte por el pasillo, haciendo que todos los alumnos empezaran a caminar, y otros a correr, hacia sus respectivos salones.

Lisa entró por la amplia puerta de la escuela acompañada de la mano con Jisoo. Ambas se dirigieron al casillero de la mayor, pues era el que estaba más cerca, y Lisa se detuvo a esperar que su amiga sacara sus libros correspondientes a las clases de hoy.

Jugaba balanceando su cuerpo de adelante hacia atrás, recargando su peso en la punta de sus dedos y luego en sus tobillos; así repetidamente mientras miraba de manera distraída a las personas abandonar el pasillo de a poco, hasta que escuchó cómo Jisoo llamaba su atención.

-Lisa, mira lo que tengo para ti -metió su mano dentro del casillero y sacó un accesorio de la división de arriba, el cual prontamente hizo que la expresión de la menor cambiara a una muy emocionada.

Se trataba de una pequeña y delicada corona rosa que decía "Birthday Queen" al frente, la cual Jisoo colocó sobre su cabeza con cuidado de no lastimarla ante los pequeños saltitos de emoción que estaba dando Lisa.

-¡Oh, por Dios! Es muy linda -tocó dicha corona sobre su cabeza y corrió a verse en el espejo que tenía Jisoo en la puerta de su casillero.

-Te luce muy bien -comentó Jisoo entre risas por la emoción de la menor-. Y hay algo más...

Levantó sus manos que sostenían una pequeña bolsa de regalo blanca, adornada con un moño rosa también.
Lisa la tomó con la misma emoción entre sus manos, y antes de abrirlo, le dio un fuerte abrazo a su amiga.

-Ábrelo, sé que te va a gustar también -Jisoo acarició su espalda en el abrazo y se separó de ella para que pudiera hacer lo que le dijo.

Lisa quitó el moño y empezó a abrir la bolsa, siéndole fácil llegar hasta el regalo que le había dado su amiga a los pocos segundos. Lo siguiente que se escuchó fue un chillido agudo de parte de la menor, quien había sacado lo que contenía la bolsa y había saltado de nuevo a abrazar a Jisoo.

Le había regalado una pequeña esfera de cristal con resina transparente dentro que sostenía una foto de ambas al medio, y estaba adornada con hermosos pétalos disecados y brillos en lámina de oro que se extendían como pequeñas tiritas por toda la esfera.
Por último, a su lado, una notita en la que le deseaba feliz cumpleaños.

Lisa sostenía la esfera con todo el cuidado del mundo, tomándola de la base mientras observaba cada pequeño detalle en ella. Era, sin duda, un hermoso regalo de su parte.

-¡Me encanta, eres la mejor! -exclamó mientras continuaba apreciando el lindo presente.

-Lo sé, lo sé -Jisoo encogió sus hombros con una sonrisa, satisfecha ante la felicidad que denotaba su amiga.

Lisa guardó su regalo de nuevo con extremo cuidado y ambas chicas empezaron a caminar hacia su casillero, en donde guardó la bolsa en un lugar seguro para que no se dañara.
No tenían prisa de llegar al salón, ya que su maestro les había comunicado días antes que tendrían su hora libre, debido a que él no se presentaría a la escuela ese día.

Camino a la cafetería, Lisa sintió su celular vibrar en su bolsillo, por lo que lo sacó de ahí y atendió la llamada proveniente de su madre, no sin antes hacerle una seña con sus manos a Jisoo para que esperara un momento.

Mientras hablaba con ella y agradecía sus felicitaciones por su cumpleaños, Jisoo aprovechó también para tomar su celular y contestar algunos de sus mensajes pendientes, llamándole la atención uno de ellos en específico.

El mensaje tenía pocos segundos de haber entrado, por lo que accedió rápido a él.

Hey, ¿de casualidad es este el
número de la chica con mochila
blanca que se ve bastante bonita
de lejos?
7:21 AM

¿La mochila o yo?
7:22 AM
ㅋㅋㅋ
7:22 AM

La mochila, definitivamente
7:22 AM

:(
7:23 AM

Sabes que bromeo❣️
7:23 AM
Sal un momento con Lisa,
estoy en la entrada.
7:23 AM


Jisoo apagó su celular con una sonrisa en el rostro, volteó hacia su derecha, buscando a la menor, quien justo terminaba de hablar por teléfono con su mamá. Se acercó rápidamente y tomó su mano para empezar a tirar de ella.

-¡Ven conmigo, Rosie nos está esperando afuera! -decía mientras corría de la mano de Lisa a la entrada.

-Jisoo, pero... -intentó no caer antes de colocarse a la par de su amiga-, debemos entrar a clase. Además, ¿qué hace Rosé aquí?

-Aún tenemos tiempo, ella me pidió que saliéramos un momento.

Finalmente llegaron a la entrada principal de la escuela, y al frente pudieron observar a la mayor de las tres, esperándolas sentada arriba del pequeño muro que cubría la zona de estacionamiento de bicicletas, pero se bajó de él con un saltito al ver a las chicas salir.

En sus manos traía una caja blanca mediana con las letras YSL en dorado al medio de ella, la cual extendió con sus brazos hacia la cumpleañera.

-N-No... -Lisa empezó a negar con su cabeza.

-¡Feliz cumpleaños, Lisa! -canturreó Rosé, ignorando las cosas que decía la menor para no aceptar su regalo.

Tomó las manos de Lisa y las colocó bajo la caja, obligándola a tomarla y la empujó suavemente para que ella la cargara por completo, hasta que accedió mientras seguía negando con su cabeza.

-Rosé, yo...

-Si te quejas, me enojaré -interrumpió a la castaña antes de que pudiese decir nada.

Lisa rodó los ojos y colocó la caja en el muro donde estaba la otra chica sentada anteriormente para poder darle un abrazo correctamente. La rubia lo aceptó con una sonrisa, y cuando se separó, dejó un pequeño beso en su frente.

-Que seas muy feliz, Lisa, te deseo lo mejor -agregó en un liviano susurro, muy cerca de su oído para que pudiese escuchar sus sinceras palabras.

Ante esto, Jisoo se encontraba tomando mil fotos del momento con su celular. Rió cuando ambas, después del abrazo, la voltearon a ver, provocando que tapara la mitad de su rostro al reír.

-Me las pasas luego -dijo Lisa, señalando con su dedo a Jisoo.

La mencionada asintió distraídamente con la vista puesta en su celular, borrando las fotos repetidas o que no se veían muy bien. Pero cuando levantó la mirada de nuevo, se paralizó por unos segundos y no supo qué hacer más que darle un leve manotazo a Lisa en el brazo, quien seguía entre los brazos de Rosé en un agarre descuidado en su cintura, tratando de llamar su atención.

La castaña la miró con confusión ante el ataque repentino, pero entendió su accionar cuando vio a la señorita Kim caminando hacia la entrada de la escuela, con sus lentes de sol protegiendo sus ojos, su cabello ondeando divinamente debido a la brisa que la acompañaba al caminar, usando un pantalón de vestir café y un top blanco, acompañado de un blazer.

Los pasos con sus tacones se lograban escuchar cada vez más cerca, y Lisa empezó a entrar en pánico, pues no solo estaba fuera de la institución en horario de clases, sino además, aún la acompañaba el recuerdo de lo que había sucedido la última vez que se vieron. Aún así, se mantuvo quieta, esperándose algún regaño o comentario de su parte por estar ahí fuera con Jisoo.

Le extrañó que esto no sucediera, pues Jennie pasó de largo por el grupo sin decir una sola palabra, con el silencio centrándose únicamente en el pisar de sus tacones.

Lisa se giró en dirección a la entrada, ya que estaba a sus espaldas, y en ese momento, su mirada se encontró con la de su maestra, quien recién se estaba colocando los lentes de sol sobre su cabeza, mientras también veía a sus espaldas, en dirección al grupo de chicas, antes de abrir la puerta y entrar.

Jisoo volteó a ver a Lisa con una expresión entre preocupada y confusa, a lo que a Rosé le bastó con observar todo para decidir retirarse inmediatamente, soltando el contacto físico que seguía teniendo con Lisa y tomando sus llaves del auto.

-Chicas, creo que es mejor que vayan adentro. Les hablo luego para salir -se despidió de todas y se aseguró de que entraran antes de irse.

Ambas amigas se quedaron un poco extrañadas después de que la mayor se fuera, pero no sabían si era por el incómodo momento que acababan de pasar con su maestra o porque la actitud de Rosé fue un tanto extraña, viniendo de ella, al último.

De todas maneras, caminaron juntas hacia el baño, ya que Jisoo necesitaba ir antes de entrar a su próxima clase y Lisa aprovecharía el momento para intentar guardar de alguna manera la caja que le había dado Rosé en su mochila.

Se encontraba de rodillas sobre el suelo mientras batallaba por no arruinar el presente, pero al cabo de unos segundos descubrió que era inútil, por más pequeña que pareciese la caja, no entraba sin dañarse. Así que decidió sacarla y ya luego la guardaría en su casillero.

Volvió a acomodar su mochila sobre sus hombros y tomó la caja para ubicarla sobre la base del lavabo, no sin antes levantar un poco la tapa para husmear lo que había dentro, luego de haber contenido las ganas que tenía de hacerlo desde que se lo entregaron.

Lo que pudo ver desde un costado fue un bolso negro de hombro, igualmente con las mismas letras doradas de la caja puestas sobre él al medio, y a su lado, una caja muy pequeña que contenía un labial rojo dentro.
También alcanzó a ver una pequeña dedicatoria, que leería luego en su casa.

Cerró la caja antes de tomar una foto de ella y subirla a sus historias, agradeciendo a Rosé por el lindo detalle que tuvo en su cumpleaños.

Al cabo de un tiempo, desde uno de los cubículos se escuchó el agua correr, y Lisa pensó que se trataba de Jisoo, así que levantó la mirada de su celular y lo guardó, lista para irse, mas no se esperaba encontrarse con la señorita Kim de frente, saliendo de ese cubículo.

Se puso muy nerviosa en cuestión de segundos, a lo que solo desvió la mirada y trató de mantenerse tranquila para no proyectar su nerviosismo físicamente. Seguramente ya la había visto, pero no había dicho nada, lo cual causó un silencio incómodo en el que la señorita Kim se acercó al lavabo para lavar sus manos, justo al lado de Lisa, pero seguía sin dirigirle la palabra.

Sin embargo, para no verse maleducada, Lisa tomó el valor de ser quien dijera algo primero.

-Buenos días, señorita Kim -su tono de voz logró salir neutro, mientras su mano izquierda apretaba su brazo derecho por debajo, aprovechando que estos se encontraban cruzados sobre su pecho.

A pesar de su semblante serio, la maestra intentó hacer contacto visual con la menor, aunque no pudo ser posible porque se encontraba con la vista puesta en el suelo, y le devolvió el saludo.

-Buenos días -dijo al terminar de lavar sus manos, y se retiró sin decir más.

Bien, eso había sido más incómodo de lo que esperaba, porque claramente no esperaba nada así. Con suerte esperó tener una conversación que durara al menos más de cinco segundos, pero cuando la vio salir de los baños quedó estupefacta y sin saber qué pensar al respecto.

Nunca se había sentido más confundida en cuanto a la señorita Kim. No entendía absolutamente nada de lo que acababa de pasar en los últimos diez minutos desde que se la encontraron en la entrada de la escuela.

O de verdad estaba sucediendo algo muy raro e incómodo entre ellas, o todo lo que pasó la última vez que se vieron es un invento de su mente, un sueño lúcido que tuvo por la madrugada y nada sucedió en la vida real, por lo que ahora estaba confundiéndolo y pensando que sí se conocen cuando la verdad es que...

-¡Tierra llamando a Lisa! ¿Holaaa? -una vocecita resonó en su oído y un poco de agua salpicó sobre su cara después.

-¡Oye! -volteó molesta hacia al lado, viendo que se trataba de Jisoo, quien llevaba rato intentando que su amiga saliera de ese trance en el que la encontró.

-¿Qué tienes? Parece que estabas a punto de trascender a otro universo.

-No, no, lo siento, solo disocié por un instante, estoy bien -tomó un suspiro antes de poner su mejor cara luego de ese momento que acababa de vivir-. ¿Nos vamos?

Jisoo le tiró una mirada de desconfianza, pero no insistió más, solamente la tomó del brazo y la ayudó con el regalo de Rosé antes de salir de ahí, ahora sí, cada una hacia los salones que les correspondían.

Lisa fue la primera en entrar al salón de química, por lo que se ubicó en una de las tantas mesas vacías del frente. Sacó sus audífonos y se los colocó, para después conectarlos a su celular y empezar a reproducir de su música.

Varios de sus compañeros empezaron a entrar de a poco al salón, unos riendo entre ellos, otros distraídos en su celular, y así, hasta que vio a Doyeon acercarse a ella con un pequeño pastel redondo con velitas encendidas, el cual colocó sobre la mesa frente a Lisa.

Muy rápidamente se quitó los audífonos y rodeó la mesa para llegar hasta la chica, en donde le dio un abrazo muy fuerte y le agradeció lo que había hecho.

-¡No tenías que hacerlo, muchas gracias! -sus ojos brillaban de emoción, al igual que su voz destilaba lo mismo-. Ni siquiera pensé que sabrías cuándo era mi cumpleaños.

Doyeon rió y se encogió de hombros-. Bueno, digamos que tengo mis contactos.

-Imagino que Jisoo te lo dijo -la miró de manera incitativa.

-Sí, tuve que preguntárselo a pesar de que creía no agradarle en lo absoluto -admitió con una expresión avergonzada.

Lisa no supo qué decir, puesto que no sabía nada al respecto, así que solo le sonrió otra vez y trató de negarlo, mientras que Doyeon procedió a levantar el pastel para ponerlo frente a Lisa.
Las velitas empezaban a derretirse y necesitaban ser apagadas en ese momento.

-Ven, pide un deseo -incitó la mayor.

Lisa cerró sus ojos y sopló las velitas del pastel, sonriendo al escuchar los soniditos de alegría que hacía Doyeon, para después embarrar un poco de glaseado en sus mejillas y en la punta de la nariz, haciendo que la menor soltara pequeñas risitas e intentara embarrarla a ella también.

-Debo irme o si no llegaré muy tarde, pero te veo a la salida, ¿sí? -dijo Doyeon unos segundos después, cerrando la caja en la que venía el pastel-. No te preocupes por esto, yo me encargo de que lo guarden en la cafetería.

Lisa asintió alegremente y le agradeció de nuevo, volviendo a su lugar otra vez. Se sentía realmente feliz, pues ignorando el mal momento que pasó hace rato, todo estaba yendo bien en su cumpleaños.

Le gustaría pensar que era solo una malinterpretación de su actitud, que no debía preocuparse por nada... pero es que aún así lo hacía.

Tomó su celular, decidida a enviarle un mensaje en el cual intentara descifrar algún indicio de sus sospechas, pero abandonó la idea al pensarlo mejor y decidir que esperaría a que ella dijera algo primero.
Además, seguramente su clase ya había comenzado y no respondería a su mensaje sino hasta después. Eso la hizo apagar su celular y olvidarse del pensamiento anterior.

Colocó su mano bajo su mentón, apoyándose sobre la mesa y esperando a que el profesor llegara, aunque ya estuviese diez minutos retrasado.

Finalmente apareció, se disculpó con todos y comenzó la clase. Lisa tomaba nota mientras tanto y prestaba atención como usualmente hacía, pero el vibrar de su celular la distrajo por un segundo.

Al principio pensó que se trataba de Jisoo, o incluso Doyeon, aunque acabara de verla, pero la curiosidad pudo más con ella cuando vibró por segunda vez en su bolsillo. Se vio tentada a revisar disimuladamente de quién se trataba, así que encendió su celular y en la pantalla apareció que el emisor de esos mensajes era la señorita Kim.

Casi salta fuera de su silla al verlo. Era todo lo que necesitaba para quedarse más tranquila y dejar de hacerse películas en la mente. Pero aún así, eso no haría que olvidara nada de lo que había pasado.

Hey, hola
8:34 am
¿Tienes planes para hoy?
8:34 am

Creo que
8:35 am
¿Por qué? -.-
8:35 am

¿Por la noche?
8:37 am

Supongo que no
8:37 am

Vamos a cenar, paso por
ti antes de las 7
8:38 am

Está bien
8:40 am


En sus adentros, Lisa se emocionó de saber que sí se verían hoy, sintiendo una parte de sí misma ser aliviada, pero la otra parte seguía con esa extraña incertidumbre, la cual desecharía esa noche con una explicación convincente sí o sí.

[...]

El día se había pasado demasiado rápido. La salida con Rosé y Jisoo había sido increíble, se la pasaron muy bien en el sitio de juegos e incluso se compraron un brazalete compartido de amistad.
Y hasta el momento, todo estaba yendo bien.

Regresó a su casa a eso de las cinco y media, por lo que aún tenía tiempo de arreglarse mejor antes de que llegara Jennie.
Entró a su habitación y empezó a desvestirse, para luego ir directamente hacia el cuarto de baño y tomar una ducha rápida de diez minutos.

Al salir, mientras buscaba en su closet algo de estilo más nocturno, se encontró con el vestido que le había regalado la señorita Kim en aquella salida al centro comercial, aún dentro de la bolsa de la tienda.

Le pareció un buen momento para utilizarlo, así que lo tomó y lo sacó de la bolsa, colocándoselo por encima de su cuerpo para terminar de convencerse, hasta que luego de un rato se encontraba ajustándoselo frente al espejo.

Se maquilló solo un poco y arregló su cabello suelto en ondas, para que luego de ponerse unos tacones no muy altos, tomara su celular y bolso y bajara a esperar a su maestra en la sala.

Le envió un mensaje para avisarle que estaba lista, pero no pasaron ni cinco minutos cuando escuchó el auto estacionarse frente a su casa, así que tomó sus cosas, se miró por última vez al espejo que se encontraba cerca de la puerta y salió.

La señorita Kim la recibió con un ramo de flores blancas siendo sostenido por ambas de sus manos, acompañado de una sonrisa cálida al ver su expresión de felicidad, puesto que Lisa cubrió su boca con entusiasmo y se acercó a la mayor para recibir el presente.

Tomó la base del ramo para sostenerlo entre sus manos y sonrió de vuelta hacia la señorita Kim, luego le agradeció varias veces y se tomó el atrevimiento de darle un abrazo.

Jennie abrazó su cuerpo con los brazos colocados en su cintura y se embriagó del hermoso olor que emanaba Lisa, lo que la hizo sentir el fuerte deseo de besar sus labios, pero también su cuello para poder inhalar más de cerca su encantadora esencia.

Por más que quiso aquello, se controló y simplemente dejó un tierno beso en su sien antes de separarse de ella.

-¿Nos vamos? -preguntó, señalando detrás de sí el auto.

-Claro, vamos -levantó unos centímetros el ramo entre sus manos-. Gracias de nuevo, me encantan.

La mayor le sonrió otra vez y asintió con su cabeza, esperando por la menor, quien no tardó en cerrar la puerta detrás de sí.
La señorita Kim la ayudó a bajar los escalones y le abrió la puerta del auto cuando hubieron llegado a ella.

-Te ves preciosa hoy, me gusta -le dijo, viéndola a los ojos antes de que se subiera al coche.

Lisa se sonrojó ligeramente-. No soy la única que se ve bien esta noche, pero gracias -soltó una pequeña risa coqueta antes subir y sentarse en el asiento del copiloto.

Jennie quedó embobada ante tal acción, y solamente cerró con cuidado la puerta, rodeando con una sonrisa el auto hasta llegar a su lugar, en donde entró y segundos después empezó a conducir hacia el restaurante en el que había hecho una reservación previa.

Durante el camino, tuvieron una conversación casual acerca de los regalos que había recibido Lisa ese día, también acerca de la poca comunicación que había podido tener con sus padres debido a que estos estaban fuera del país y olvidaron avisarle con anticipación, etc.

Jennie siempre había tenido la fuerte curiosidad de saber lo que pasaba realmente entre los padres de Lisa, el porqué de toda su situación y todo lo relacionado con ellos, pero prefería dejar ese tema para después, en un momento que fuese más apropiado.

Luego de unos minutos, llegaron a su destino y bajaron del auto, caminando hacia la entrada del restaurante en donde la mayor brindó su apellido y rápidamente las ubicaron dentro, en una zona reservada de la terraza, un lugar habilitado sola y exclusivamente para ambas.

Se sentaron a la mesa y el mesero les ofreció el menú a cada una, para luego retirarse y dejarles el tiempo necesario para que decidieran lo que irían a cenar, aunque aún así, la mirada de Lisa divagaba por todo el lugar y la vista a la ciudad que se tenía desde ahí.

-Este lugar es increíble -comentó fascinada.

-¿Sí? Sabía que te gustaría -respondió la señorita Kim-. Y espera a probar la comida, lo hace aún mejor.

Lisa sonrió emocionada y tomó el menú, poniendo su atención en él por primera vez.

-Supongo que no sabías de este restaurante porque está un poco alejado de la ciudad, pero es bastante agradable, la vista desde acá lo es todo -continuó la mayor mientras Lisa se decidía por algo del menú y asentía ante sus palabras.

-¿Viene muy seguido? -la miró desde el mismo ángulo en el que se encontraba, sin alzar su cabeza.

-Con mi papá, a él le gusta mucho aquí.

Lisa cerró el menú y lo dejó a un lado de la mesa, colocando su mano bajó su mentón y mirando a la señorita Kim del otro lado.
Por su mente pasaba empezar a interrogarla respecto a lo de esta mañana, pero recién comenzaba la noche y no quería arruinar el momento.

El mesero llegó y preguntó si ambas estaban listas para ordenar, a lo que Jennie asintió y dejó que Lisa fuese la primera en hacerlo.
Ella pidió un platillo que incluía lomo de res al vino tinto, mientras que Jennie ordenó un Risotto más una botella de champagne con dos copas.

-Dejaré que bebas champagne solo por ser tu cumpleaños, pero te estaré controlando, ¿está bien? -preguntó la mayor con mirada imponente.

Lisa asintió felizmente y le regresó el menú al mesero, quien se retiró en ese momento y las dejó solas de nuevo.

-Cuéntame, ¿qué más hiciste hoy? -preguntó la mayor.

-Pues no fue mucho, luego de la salida con Jisoo y otra chica...

-¿Doyeon? -interrumpió.

Lisa apretó sus labios y miró hacia otro lado, negando con su cabeza.

-No, es una amiga de Jisoo con quien hemos estado saliendo recientemente -respondió-. No es de la escuela, está en la universidad.

Jennie no dijo nada y se disculpó por haberla interrumpido, pidiéndole que prosiguiera con lo que estaba diciendo.

-Bueno, luego de salir con ellas llamé a mis padres y dijeron que vendrían a visitarme lo más pronto posible, pero dudo que sea así, sus viajes de trabajo toman demasiado tiempo a veces.

-¿Puedo hacer una pregunta al respecto? -dijo la mayor, jugando nerviosamente con los cubiertos aún envueltos que tenía al lado de la mesa-. Digo, no temas decir si eso te incomoda.

-Claro, no hay problema. ¿Es sobre mi situación con ellos o algo parecido?

-De hecho, sí. Me causa curiosidad que a tu corta edad vivas sola y ellos te dejen por tanto tiempo, ¿es debido a su trabajo o existe alguna otra razón?

Lisa pareció pensarlo unos segundos, observando la ciudad desde su derecha mientras ordenaba las palabras en su mente.

-La relación con mis padres se deterioró hace un año, más o menos -soltó un corto suspiro y siguió hablando-. Vivir con ellos era equivalente a vivir sola, justamente como lo hago ahora, pero peor. Peor porque yo siempre esperaba por ellos, esperaba tener una convivencia normal a su lado, pero por cuestiones laborales, en las que ellos fueron ascendiendo cada vez más y más en su trabajo, eso fue decayendo.

Jennie no decía nada, solo seguía inspirando con la mirada a que Lisa continuara si así lo deseaba.

-Siempre habían personas extrañas en casa, se quedaban hasta la madrugada o incluso dormían ahí luego de toda una noche bebiendo con mis padres. Mi límite llegó cuando, una de esas noches, un amigo de mis padres intentó entrar a mi habitación mientras yo dormía -Lisa hizo una pausa entre el relato, pues por un segundo se sintió insegura respecto a si continuar o no con ello.

-Si esto te incomoda, podemos dejar el tema, no quiero que esto te arruine la noche -intervino la señorita Kim, mostrando preocupación por lo que podría sentir la menor-. Discúlpame.

-No, no, al contrario, es solo que no sé si para usted sea apropiado escuchar esto, pienso que yo me extendí mucho ante su pregunta -Lisa soltó una pequeña risa nerviosa y miró a la mayor.

-Para nada, tú decides si contarlo o no, yo lo respetaré.

Lisa mordió ligeramente su labio inferior y tomó aire antes de continuar, pero fue interrumpida por el mesero, quien llegó con las copas y la botella de champagne en sus manos.

Jennie le sonrió del otro lado de la mesa a la menor, tratando de aliviar la tensión del momento mientras esperaban que el mesero colocara sobre la mesa las copas y el balde transparente con hielo en el que se encontraba la botella.

-¿Necesitan algo más antes de servir la comida, señoritas? -preguntó amablemente el hombre que las atendía.

-Agua, por favor -respondió Jennie.

-Enseguida, con permiso.

La mirada de ambas se encontró nuevamente y se sonrieron, evitando que el momento anterior se volviera incómodo, por lo que Lisa se vio decidida a seguir hablando.

-Como decía, referente a ese suceso, por suerte no pasó nada grave, pero el tipo tocó insistentemente mi puerta por la madrugada, y yo, pensando que se trataba de alguno de mis padres, abrí sin preguntar. Estaba ahogado en alcohol, así que intentó entrar a mi habitación mientras yo estaba medio dormida aún, pero cuando noté que no se trataba de nadie conocido para mí, me alteré; peor aún cuando me tomó por los hombros y me dijo algunas palabras que no recuerdo. El hombre apenas podía hablar.

El mesero llegó de nuevo con el agua que había pedido la mayor, pero Lisa no dejó de hablar esta vez, pues él se iría rápido.

-En ese momento, busqué la manera de escapar, pero sentía su peso sobre mí cada vez más, hasta que me golpeé sobre una de mis mesas de noche. Fue en ese momento que pasó por mi mente una manera de salir de ahí -Lisa rió cortamente para quitar tanta seriedad del momento y luego continuó-. Recordé que tenía un jarrón con flores que decoraban mi habitación en ese entonces, así que extendí mi mano hacia atrás y lo tomé, para después golpear su cabeza con él.

La expresión de la señorita Kim hizo reír de nuevo a la menor, quien también notó que estaba conteniendo sus ganas de reír para no verse imprudente.

-El jarrón se rompió en pedacitos sobre su cabeza y cayó al suelo, entonces yo salí corriendo fuera de mi habitación para llamar a mis padres. Y bueno, eso fue lo que colmó mi paciencia y tuve una pelea muy fuerte con ellos al respecto -apretó sus labios mientras recordaba un poco de cómo había sucedido eso, para después retomar su relato-. Mi tía, hermana de mi padre, fue quien me obsequió su casa, la cual es mía ahora debido a esto. Al final, mis padres se sintieron culpables por todo y aceptaron encargarse de todo el proceso legal para que yo pudiera vivir sola.

-¿Y qué hay de tu tía? Quiero decir, ¿por qué hizo eso? -preguntó con curiosidad la mayor.

-Oh, ella se embarazó y tuvo que conseguir un espacio más adecuado junto a su esposo, así que, como la casa le pertenecía y no sería lo suficientemente grande, decidió dejarla para mí.

-¿Era lo que necesitabas o piensas que se pudo haber arreglado de otra manera?

-Realmente no tenía eso en mente, no lo esperaba, pero pienso que no pudo existir mejor opción. Me siento en paz ahora, y pues, la relación con mis padres la llevo con pinzas, pero estoy segura de que eso ha evitado muchos conflictos más -Lisa se encogió de hombros y bebió del vaso de agua que había aparecido a su lado cuando el mesero llegó.

La expresión de la señorita Kim denotaba una evidente sorpresa y se quedó por unos segundos procesando toda la información que había recibido.

-Es... increíble. Tienes valor para haber hecho eso y para desligarte de tus padres tan pronto. Digo, la situación definitivamente lo ameritaba, pero no cualquiera estaría dispuesto a hacerlo -la observó aún sin poder quitar la admiración de su rostro.

Lisa asintió, estando de acuerdo con ella y terminando su vaso con agua. Se sentía ahora en un espacio más abierto y de confianza con la mayor.

La comida llegó finalmente y fue ubicada a cada una en su lado correspondiente y pronto empezaron a comer. Ambas hicieron comentarios respecto a sus platillos y continuaron una conversación trivial mientras terminaban.

Al llevar cierto tiempo de haber terminado sus respectivas cenas, Lisa pensó que sería buena idea sacar el tema de lo sucedido esta mañana.

-Creo que ahora es mi turno de pedir permiso para hacer una pregunta -habló, dejando a un lado su plato vacío.

Jennie alzó una ceja y la miró con expresión insegura-. Hmm, bien, suéltalo. Abriré el champagne mientras.

-Bien, aplica lo mismo que usted me dijo a mí, que si no se siente cómoda contestando, puede no hacerlo -empezó a jugar con sus manos sobre la mesa y vio a su maestra asentir-. Es respecto a algo que sucedió esta mañana.

Dejó su oración hasta ahí para observar alguna reacción de su parte, pero no consiguió nada, ya que la mayor estaba con su atención puesta en la botella de champagne que intentaba abrir sin causar un desastre.
Aún así, hizo un sonido afirmativo, indicando que seguía escuchándola.

-Yo... quisiera saber si le sucedía algo esta mañana en la escuela -Jennie frunció el ceño luego de abrir con éxito dicha botella-. Lo digo por la manera un tanto... cortante, sí, en la que me saludó en los baños.

-¿Te parece si primero brindamos? -levantó su mirada hacia Lisa por primera vez en un largo rato.

La menor desvió su mirada y suspiró antes de asentir con la cabeza, sintiendo la necesidad de replicar, pero siendo consciente de que al menos recibiría una respuesta luego.
Tomó una copa y la colocó frente a la mayor, esperando a ser servida.

Las burbujas subían a medida que la copa se llenaba, llegando a no más de la mitad de esta y luego se esparcieron formando una base arriba.

-Por permitirme estar contigo hoy y porque seas muy feliz siempre -Jennie alzó su copa primero, a lo que Lisa la siguió y sonrió cómplice para aprobar sus palabras.

Luego de esto, ambas chocaron cuidadosamente sus copas y bebieron del contenido en ellas. Terminaron con una sonrisa y la mayor se dedicó a llenarlas nuevamente.

Lisa la dejó a un lado, mientras que la señorita Kim siguió bebiendo. La menor esperaba ansiosa a que respondiera la pregunta que la tenía impaciente desde el inicio del día, pero simplemente no había nada de su parte.

Pensó que había elegido no responder, así que lo olvidó por unos segundos. Segundos antes de que el celular de su maestra empezara a sonar por algún lado, pero se percató de que esta cortó la llamada sin atender.

-¿No va a contestar? -preguntó con el ceño fruncido.

-No, no puedo contestar si aún le debo una respuesta a alguien más -guardó su celular y se giró a verla con una sonrisa disimulada.

-Pero puede ser importante.

-Créeme, no lo es -terminó lo poco que quedaba en su copa y la dejó a un lado también.

Lisa no insistió más y se conformó con su respuesta. Bebió de su copa, esperando entonces que continuara hablando.

-Me gustaría hablar de eso contigo en otro lugar, si podría ser en tu casa o si quieres que vayamos a la mía, no tengo problema -declaró seriamente, mirándola a los ojos.

-Por mí está bien, podemos ir a la mía -respondió nerviosa-. Pero me deja un poco intrigada tanto misterio, ¿sucede algo malo?

Jennie bajó su cabeza y soltó una pequeña risa con más aires de suspiro que otra cosa.

-No, Lisa. Está todo bien, solo es algo que me pone un poco nerviosa y aún no sé cómo decirlo, así que prefiero que sea en un lugar más tranquilo.

Lisa lo entendió, pero aún así no evitó que se preocupara. Debido a esto, decidieron retirarse del restaurante luego de que la señorita Kim pagara la cuenta, a lo que la menor le agradeció muchas veces por la invitación y todo lo demás.

En el auto, Lisa volvió a tomar el ramo de flores blancas que la mayor le había regalado al inicio de la velada, lo puso sobre sus piernas y notó por primera vez que había una pequeña carta dedicatoria al medio. La tomó, la abrió para leerla y sus mejillas se pusieron coloradas al instante.

Para mi alumna favorita, y la más hermosa sin duda. Espero que la hayas pasado muy bien hoy, te mereces lo mejor y más.
Si lees esto, me debes un beso.
Atte. K.J

Apretó sus labios con emoción y no dijo nada, solamente volvió a colocar la notita en su lugar y volteó hacia su maestra, quien estaba concentrada en la carretera, tarareando por lo bajo la canción que sonaba de fondo.

Para su suerte, estaban a tan solo unos segundos de su casa, por lo que llegaron pronto a estacionarse al frente. Jennie apagó el auto, se bajó y se apresuró a llegar al otro lado para ayudar a Lisa con las flores y que así pudiera bajar con facilidad.

Tomó el ramo y lo colocó sobre el techo del auto, para luego brindarle su mano a la menor para que bajara. Le agradeció luego de esto y se hizo a un lado para que pudiera cerrar.

-Señorita Kim -llamó.

-Dime -aseguró el auto y luego intentó tomar el ramo de arriba del auto, pero antes de hacer nada fue interrumpida.

Aprovechando la cercanía, Lisa había colocado ambas manos a los lados de su cuello, atrayéndola a sí para poder unir sus labios en un beso.
La mano de Jennie que había intentado tomar el ramo quedó apoyada sobre el borde de la puerta del auto, formando una especie de acorralamiento entre sus cuerpos, mientras que la otra se dirigió por reflejo hacia su cintura.

Lisa comenzó con un pequeño beso tierno sobre la comisura de los labios ajenos, para después subir un poco hasta abarcarlos completos con los suyos, en donde quiso iniciar algo más deseoso.

Hasta el momento, Jennie no había correspondido en su totalidad, se había quedado esperando con malicia lo siguiente que haría la menor.
La dejó tener el control de la situación, lo cual la llevó al preciso momento en el que sintió cómo sus labios empezaron a buscar ansiosos una respuesta de su parte. Fue ahí cuando decidió corresponder gustosamente.

Entreabrió sus labios también, colaborando para que se iniciara un beso lento y controlado. Ambas sentían la necesidad de mantener el contacto entre sus deseos de probar a la otra.

Lisa no despegaba sus manos del cuello de la mayor, sino al contrario, hacía todo lo posible para seguirla manteniendo cerca, con lo cual Jennie no tenía ningún inconveniente y le resultaba placentera la manera en que la menor se dejaba llevar por el deseo de un beso entre ellas. Sin mencionar que le hacía sentir más confiada el hecho de que ella tomara la iniciativa también.

El beso continuó por unos segundos más en los que sus lenguas no lograron intervenir, pues no hizo falta debido a lo agradable que resultaba el roce de sus suaves labios contra la otra. Amaban empaparse en el sentimiento de suavidad, lujuria y atracción que les generaba esta acción.

Lisa fue quien decidió separarse con un pequeño tirón del labio inferior de su maestra al último, sonriendo apenada y abrazándola inmediatamente para esconder su rostro.

-Creo que ya pagué mi deuda -dijo en suave susurro sobre la oreja de la mayor, quien sintió su cuerpo estremecerse ante el tono de voz en que su alumna había hablado directamente hacia ella.

Jennie asintió con su cabeza y rió para disipar todo síntoma físico que le causaba la situación, pues la que se encontraba nerviosa esta vez era ella.

Intentó distraer el sentimiento con un nuevo beso que robó de los labios contrarios en cuanto logró que sus caras estuvieran frente a frente otra vez. Lisa aceptó de nuevo la unión de sus labios y sintió tocar el cielo por milésima vez.

Ambas se separaron asustadas al escuchar la puerta de un auto ser cerrada con brusquedad, tratándose del auto de atrás precisamente, el cual ninguna había notado que estaba estacionado ahí desde que llegaron.

-¡¿Lisa, qué demonios estás haciendo?!

Cuando la mencionada reconoció la voz, ni siquiera tuvo el valor de voltear a ver a la persona que acababa de gritarle. No podía.

La señorita Kim, por su lado, abrió sus ojos con sorpresa al verla acercarse a ellas con una evidente molestia.
Conocía esa voz, conocía ese rostro, pero sobre todo, conocía lo que estaba a punto de pasar.

Aún así, las palabras de la menor salieron apenas de sus labios por el escalofrío que invadió hasta la punta de sus dedos en el último segundo:

-R-Rosé, yo... puedo explicarlo...

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