──ෆ.𝟕
Jennie está muy feliz, y no es por menos. La persona que hace latir su corazón la invitó al cine.
Tal vez no debería hacerse ilusiones, estuvo pensando en sus propios sentimientos. Si, estaba seguao de que estaba enamorada de Roseanne.
Pero, por otro lado, estaba la posibilidad de que ella solo la viese como una amiga, algo que le provocaba un malestar en el pecho.
Sabía que lo quería, ¿pero lo hacía de la misma forma?
Jennie era sensible, por eso no pudo evitar hacerse ilusiones al escuchar la invitación de parte de su menor. Una pequeña (no tanta) parte de ella imaginaba que se trataba de una cita.
—¿Por qué sonríes así?
—Es que estoy muy feliz —respondió sin dejar su sonrisa.
Caminaba al lado de Rosé dando pequeños saltitos, no mentía cuando dijo que estaba muy feliz.
—Vamos, llegaremos tarde —la rubia tomó la mano de la más baja para apurar el paso sin darse cuenta del sonrojo que le provocó.
(ᐡ- ﻌ •ᐡ)
Después de ver la película, ambas chicas fueron por unos helados mientras paseaban por el centro comercial.
En ocasiones entraban a tiendas sin comprar nada. Bueno...
Tal vez Rosé compró algo mientras Jennie estaba en el baño. Pero ese un secreto que aún no piensa revelar.
Pudo haber sido una salida simple pero para Jennie había sido especial ya que compartió ese momento con su enamorada.
Como buena dongsaeng, Rosé la invitó a quedarse en su casa. Una pijamada donde podían comer todo tipo de dulces y hablar, solo hablar.
No era la primera vez que se quedaba en casa de los Park, de hecho se llevaba bien con los padres de Roseanne.
Cuando llegaron Jennie no pudo evitar soltar un bostezo.
—¿Estas cansada bebé? —preguntó Rosé pasando su mano por su oscuro cabello en una suave caricia.
La mayor se sonrojo y sonrió levemente. Sentía cosquillas en su estómago por la forma en la que la llamó, pero también confusión.
«¿Soy yo o Rosie esta más atenta que antes?» pensó. No es que le desagradaba, simplemente le pareció curioso.
—No es nada —le restó importancia—. Mejor vamos por esas golosinas.
Park asintió sonriendo. Después de atacar la cocina, ambos subieron a la habitación de la menor donde se sentaron en la cama y Jennie encendió la televisión.
—¡Oh, Rosie! Están dando una maratón de La Ley y el Orden —dijo con emoción puesto a que esa era una de sus series favoritas.
—Genial, entonces vamos a verla. —La rubia se acercó para sentarse cerca de la mayor.
Últimamente siempre estaba buscando su cercanía, además de que se había vuelto algo consentidora. Su actitud emocionaba y confundía a Jennie por partes iguales, sabía que algo había pasado para que Roseanne cambiara, aunque no estaba segura de que.
¿Qué diría si se enteraba de que Rosé se estaba dando cuenta de sus propios sentimientos? ¿Cuál sería su reacción al saber lo que provocaba en su menor?
Rosé lo entendió después de pasar una noche completa pensando, prácticamente no durmió dándole vueltas a sus sentimientos. De lo bien que se sentía al imaginar la tierna sonrisa de Jennie, en su suave cabello, en su linda personalidad, en sus ocurrencias. Estuvo toda la noche haciendo una lista de todas las cosas que le gustaban de ella, porque era cierto, le gustaba su mejor amiga.
Pero no sabía si era correspondida, si, tal vez Jennie se comportaba de forma dulce con ella. Pero así era con todos, siempre fue alguien amable.
Pero jamás lo sabría si no se lo preguntaba ¿cierto?
Bajó la vista a su regazo mientras buscaba la forma de empezar.
—Oye Jennie-unnie... ¿Podría hacerte una pregunta?
Pero no obtuvo respuesta. Ladeó la cabeza en dirección de la mayor pero la encontró totalmente dormida. Aún tenía una bolsa de papas en sus manos y roncaba levemente.
Sonrió y acarició su mejilla, Jennie se removió pero no despertó.
—¿Qué haré contigo? —suspiró sin alejar su mano—. A veces enserio eres una bebé.
No sabía de donde vino aquel impulso, solo supo que se acercó y dejó un beso en su frente, otro en su mejilla y otro en su nariz.
—Yo... Estoy enamorada de ti Jennie.
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