──ෆ.𝟔
Después de hablar con Jisoo no había visto a Rosé hasta el día siguiente en la escuela. Ambas comían en silencio durante el descanso.
Jennie, se sentía un poco incómoda ya que su dongsaeng había estado muy callada, como perdida en sus pensamientos, de vez en cuando la atrapaba viéndola sin decir nada pero luego apartaba la mirada rápidamente.
Antes de poder preguntarle si estaba bien la campana sonó anunciando el retorno de las clases.
—Te acompaño a tu salón —Rosé se levantó de un salto guardando sus cosas.
Jennie la siguió después, un poco aturdida. Ambas empezaron a caminar pero la mayor iba más adelante sintiendo el peso de su mirada en su espalda.
Rosé dongsaeng está actuando extraño.
Sabía que en este momento la estaba mirando, estaban así desde que la fue a recoger a su casa, pensando que ella no se daba cuenta. Jennie tuvo una idea para distraerla un poco.
—Ya~ ¿qué tanto me mira dongsaeng? —preguntó empezando a caminar más lento sin importarle que ya la mayoría de estudiantes estén en sus salones.
Se dio la vuelta con una sonrisa para encararla y efectivamente la estaba viendo, pero esta vez no rompió el contacto visual. Jennie se quedó en blanco por unos segundos olvidando por completo lo que iba a decir.
Trató de calmar a su acelerado corazón ignorando el hecho de que no respondió su pregunta, su sonrisa parecía temblar un poco de repente.
Aish, no sabía de donde venía esta timidez ahora.
—D-dongsaeng, aún me debe un b-beso —bien, ahora estaba más nerviosa que antes.
Rosé ladeó la cabeza sin dejar de verla, dio un paso hacia delante haciendo que Jennie diese uno hacia atrás. Siguió haciéndolo hasta que el menor chocó contra los casilleros, sin escapatoria. La rubia no se detuvo hasta quedar a centímetros del rostro contrario.
Jennie se encogió en su sitio, temía que su corazón fuese escuchado por lo rápido que latía. La forma en la que la miraba, sentía que iba a morir que cualquier momento.
—¿Porqué? —preguntó suavemente, en un susurro.
Su cerebro hizo corto circuito, no era bueno trabajando bajo presión. Empezó a decir balbuceos sin sentido hasta que su voz se aclaró para dejar unas débiles palabras.
—¿Te pago? —más que una afirmación era una pregunta.
Vio como la mano de Roseanne se acercaba a su mejilla para dejar una caricia ahí. Había una gran probabilidad de que Jennie muriera de un ataque al corazón en ese instante.
La forma en la que sus dedos le tocaban era delicada, con sumo cuidado. Después fueron a su flequillo para apartar el cabello dejando su frente al descubierto.
Se acercó lo suficiente para depositar un beso ahí, sus labios demorando un poco más. Sin despegarse murmuró lo parecido a un aún no.
Dio una última mirada a Jennie, sus ojos brillaban y sonreía levemente, luego se fue dejando a la chica con el corazón a millón y un sonrojo que sabía que había llegado a sus orejas.
—¿Qué... acaba... de pasar?
Dobló las piernas hasta quedar sentanda en el suelo. Su cabeza estaba hecha un lío por lo ocurrido, sus manos tocaron sus calientes mejillas tratando de calmarse un poco.
Estaba... abrumada.
—Estoy tan pero tan perdidamente enamorada de Park Roseanne —suspiró.
En ese momento se permitió ser feliz sin pensar en el regaño que le daría su madre por saltarse las clases. Porque definitivamente no se sentía capaz siquiera de levantarse de ahí.
—Kiariss
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