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Louis comenzaba a creer que Jay rozaba lo mágico.
A pesar de llevar una relación muy cercana con su mamá, desde niño siempre había sido muy independiente.
Había desarrollado una personalidad perfecta para su profesión. Curioso, persuasivo, sin miedo alguno de perseguir lo que quería, observador y.... Brutalmente honesto.
" No " Piensa y niega con la cabeza, alejando el sonido de su risa al decirlo.
Ahora se sentía solo como el resto de ese hombre que solía ser.
Pero Jay le había observado crecer sin entrometerse mucho sabiendo que esos rasgos de carácter le llevarían muy lejos.
Romperse de esa manera, necesitar a su mamá de esa manda no era algo que hubiese sucedido con anterioridad. Pero ella había logrado que el pecho de Louis doliera menos.
Solo un poco.
Se encargo de besar su frente repetidamente y acariciar su cabello como si de un niño con un raspón se tratase. Le prometió que todo estaría bien y preparo té caliente a cada hora con la esperanza de que el calor de ese líquido pudiese ocupar el nuevo espacio vacío.
También había ayudado a que la abuela no se tomase mal lo del auto, aunque, realmente no pareció importarle mucho. Aseguró incluso que llevaba años intentando deshacerse de ese horrible auto rosado.
Distrajo a Lottie a cada pregunta sobre su artículo e hizo que su papá se mantuviera al margen con sus preguntas sin filtro.
Las horas que siguieron a su despertar, despedirse de su abuela y llegar al aeropuerto fueron mucho más llevaderas al intentar pretender que Harry no era más que el excéntrico artista favorito de su hermana.
Pretender que no conocía la forma de su risa, o como provocarla. Pretender que no conocía el verde de sus ojos, ni el sabor de sus labios, o el calor de sus manos. Pretender que no había descubierto lo feliz que le hace usar ropa bonita y pintar sus uñas, que no sabia como hacerlo gritar su nombre... Era doloroso, si, pero tal vez lo mejor para todos.
Dejaría a Harry atrás conforme el avión se alejara. Enterrado muy lejos de su vida, junto con esa ciudad. Esperando no tener que volver jamás.
O al menos, lo intentaría.
Sube al avión con la certeza de que, tener la razón sobre lo mal que ese viaje saldría, no le provoca ningún regocijo.
Su teléfono suena interminables ocasiones antes de despegarse. Pero decide que está de airado agotado como para hacerle caso.
Así que solo duerme todo el camino.
Despertar no es agradable.
El descanso de conciencia que el soñar le provoca desaparece tan rápido como abre los ojos, y en su lugar, una ansiedad se apodera de su pecho.
Regresar a su país no le había hechos ni sentir mejor.
Es casi monótono como sale del avión y recoge su maleta sin siquiera caer en la cuenta de sus pasos. No hay nada destacable, ni nada que valga la pena contar.
No al menos hasta que cruzan la puerta de abordaje y un gran cúmulo de reporteros cubre el lugar.
— ¿Ha pasado algo importante? ¿O a quien pretender encontrar aquí? No es un aeropuerto muy grande — suelta al aire con cansancio.
La repuesta logra que su mundo se venga abajo.
— A ti, Lou. Te buscan a ti
Dice Lottie, levantando la mirada con nada más que confusión. Entonces le tiende su teléfono recién conectado a la señal.
Es un video, llevaba horas circulado.
Una entrevista de él.
No puede evitar notar lo diferente que se ve.
No podría no verse guapo pero simplemente no se veía como él.
Le habían recortado el cabello de forma que sus rizos no podrían notarse. Y usaba un aburrido traje negro.
Sin aberturas en la camisa, sin detalles ni botones elegantes.
Ni siquiera había anillos en sus dedos, o collares en su pecho. Y el amarillo de sus uñas había desaparecido por completo.
Sonríe al responder, si, pero no hay ni un solo rastro de su sonrisa traviesa.
— Si, todo cambio es bueno Casey. Sobre todo si eres un artista, siempre estamos en moviéndonos así que es algo enteramente consecuente. — responde. La entrevistadora no parece estar satisfecha.
— ¿Y estos cambios son exclusivos de la ropa o la música o tal vez pueden extenderse a algo más?
— ¿Algo más?
— Si. Cosas como tus gustos o... Tu sexualidad.
Una fotografía de Louis es mostrada en pantalla. Son secuencias de su pelea en la playa.
Su corazón se detiene y sabe que ha dejado de respirar. Esto no podía estar pasando.
Harry no se inmuta. Pero la mujer no despega el ojo de él, buscando la más mínima reacción ante la secuencia.
— Vamos Harry, sabes de estos rumores. Es algo que ha acompañado toda tu carrera dada tu peculiaridad. Creo que es tiempo de que nos des una respuesta. Hace tiempo que no haces una aparición significativa con Camille y tenemos cientos de fuentes que nos aseguran que tu y este jovencito, Louis Tomlinson, tuvieron encuentros de lo más románticos.
— No se que decirte Casey. — responde el — Nunca había visto a ese hombre en mi vida.
¿Qué?
— Los últimos meses mi música ha alcanzado a todo tipo de fans, y amo a cada uno de ellos. Pero saben donde encontrarme y se vuelve un poco difícil recordar el nombre o el rostro de todos.
Creo, tal vez, nos sacamos una foto. Pero te aseguro que no se de quien o de que me estas hablando.
Su corazón se acelera y siente como todo su desayuno pretende regresar.
No puede seguir viendo y el teléfono se resbala de entre sus dedos temblorosos.
Quiere correr. Esconderse. Gritar. Llorar.
Pero no puede.
Sus padres le miran sin entender y Lottie se ha quedado pálida.
— ¿Louis, de que están hablando?
No es capaz de responder.
Ellos lo han encontrado.
Corren hacia el.
Comienzan a sacarle fotos, cegandole con la luz, aumentando sus náuseas. Le encierran en un círculo de reporteros, todos gritando a la par preguntas que logran que sus lágrimas se deslicen con obviedad.
No sabe que sucede.
No sabe de dónde ha sacado la fuerza.
Pero corre abandonando el aeropuerto, con la horda de reporteros detrás. Y sube al primer taxi que puede tomar.
Intenta esconderse en el asiento pero ya no. tiene propósito.
No, no.
¿Que había sucedido?
Una vez más, no es capaz de detener su llanto.
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