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— ¡No lleguen muy tarde! — advierte su madre antes de salir. Su abuela ríe comentando algo sobre lo que es ser joven en aquella ciudad pero Louis solo sonríe condescendiente.
— Lottie, de nada sirve que salgas así de rápido si yo no estoy en el auto — comenta divertido al verla ya esperando junto a la puerta del auto clásico rosado.
— ¡Vamos Lou, quiero verlo entrar! Si no te apuras no vamos a llegar.
— Ya, ya. Ni siquiera sabes si va a aparecer — niega subiendo al auto, su hermana imita el gesto.
— Hay un rumor en twitter, Lou. Y tu más que nadie, deberías de saber que siempre hay un poco de verdad en los ecos de los secretos a voces.
Suspira derrotado.
Al compartir el conocimiento de su carrera no esperaba que su hermana lo usara en su contra, y sobre todo, no imagino el escenario donde sus palabras fuesen volteadas para llevarlo a una pseudo presentación a la mitad de la noche.
— Como sea, ¿Qué tiene de especial este hombre, Lottie? ¡No entiendo por que tanto alboroto! Es solo uno de tantos artistas.
— No dirías eso si lo conocieras Lou. Harry es especial.
— Tu no lo conoces Lottie.
— ¡Aquí a la derecha! — Louis da un giro ligeramente brusco al escuchar la repentina indicación. El claxon de algún otro conductor le hace notar su inconformidad — Se siente como si lo conociera, Lou.
El resto del camino su hermana procede a enumerar las razones por las cuales Harry Styles es el cantante del siglo. Louis dejo de escuchar al momento en que la cosa se puso cursi en la razón numero quince: el color de sus ojos.
— Vale, quédate aquí en lo que voy.
— ¡No podemos estacionarnos aquí!
— No es estacionarte, es esperar. Es diferente. — el castaño rueda los ojos sin decir nada más. — Solo tengo que alistarme.
Lottie se quita la gabardina con la cual salió de casa revelando un vestido ceñido al cuerpo, en un tono anaranjado que termina por mostrar más de lo que a Louis le gustaría. Ella suelta su coleta de cabello y retoca el color en sus labios.
— ¡Que mierda, Lottie! No me dijiste que ibas a salir así. — niega con la cabeza y sin darse cuenta aprieta un poco más su agarre en el volante — No le dijimos a mamá que ibas a salir así.
— Es un club tontito, ¿en serio creíste que iba a salir en gabardina? — se ríe, casi con ternura — Tengo que verme un poquitillo más grande si quiero que me dejen pasar. Además, como si tu le contaras todo a mamá. — le saca la lengua para comenzar a buscar sus zapatos debajo del asiento — ¿Por qué no nos dijiste que tu y Andrew habían terminado?
Ese tema es suficiente para lograr colmar su paciencia.
No tenia ganas de revivirlo nuevamente.
Como si de un reflejo se tratase, saca la cajetilla de su chaqueta y enciende el cigarro sacando el humo por la ventana del auto.
— ¡Y ahora fumas! Esas cosas van a matarte, Lou.
— Cuento con eso, Lottie, si no les dije de Andrew es porque evidentemente las cosas resultaron mal. No estaba funcionando.
— Claro, como tampoco funcionaron con Glenn, o con Alex o con Charles. Louis, ¿no funcionan o no quieres que funcionen?
— Es que no se siente correcto.
— ¡Entonces no te metas con hombres de los cuales no estas seguro de querer algo, idiota! — ella da un golpe sobre la nuca de su hermano — Solo te lastimas, Lou. Y no quiero ver..... ¡Oh por todos los cielos, ese es Niall Horan!
La rubia, en un sobresalto de emoción, sale del auto cruzando la calle sin siquiera reparar en el trafico que detiene.
— ¡Charlotte! — le grita, pero ya no escucha.
— ¡Solo espérame! — alcanza a entenderle, antes de que se pierda dentro del club.
Eso no había sido parte del plan.
¿Y si alguien le hacia algo?
Le espera impacientemente mientras su cigarro se consume. Y antes de darse cuenta fuma un segundo cigarrillo motivado por los nervios.
Ve desde el auto, en la pantalla grande en las afueras del club, como Harry Styles hace su aparición. La gente aun formada para entrar grita con emoción.
Pero el hombre solo canta unos minutos antes de que la transmisión se corte.
Si ya había terminado el show, ¿dónde estaba Lottie?
— ¡Maldición! — se queja cerrando el auto, dispuesto a buscar a su hermana y con el corazón acelerado.
La busca en la fila, e intenta convencer al hombre de seguridad de que necesita encontrar a su hermana dentro del club. Este ni siquiera le mira cuando responde " Evento privado "
Desesperado, rodea la manzana intentando entrar a por su hermana. Entonces encuentra la puerta del servicio, sin supervisión.
Sonríe con alivio creyendo en la posibilidad de estar un poco más cerca de ella.
Tira del picaporte. Nada.
Parece que esta trababa.
Tira de nuevo, y es como si algo ejerciese presión del otro lado.
Es al tercer intento que la puerta se abre con más fuerza de la esperada. Es apenas un parpadeo y entonces ve negro.
Le duele la frente, punzante. Y se ha golpeado la espalda al caer.
Su cuello rebota con el impacto, y su cabeza se golpea una segunda vez contra el pavimento.
— ¡¿Que carajos!? — grita sintiendo el dolor expandiéndose en su cabeza, incrementando en intensidad, y notando a su vez el ardor en las palmas de sus manos
— Mierda, mierda, mierda. — escucha decir a la persona detrás. La puerta se cierra y alguien descansa en cuclillas a su lado. — ¿Estas bien?
Le cuesta abrir los ojos, pues el dolor llega hasta ellos.
Pero cuando lo hace reconoce al hombre frente a el.
Seria idiota si no lo hiciera.
Es solo que...
Lottie nunca menciono lo verdes que sus ojos eran.
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