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𝗰𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗼

𝘀𝗿. 𝘆 𝘀𝗿𝘁𝗼. 𝗷𝗲𝗼𝗻


—Díganme cómo se que conocieron —Pregunta el terapeuta.

Namjoon sonríe.

—Oh, fue en Colombia.

—Cali —dice el alfa, dejando de observar el florero tras el beta para verle directamente—, hace cinco años.

Joon frunce el ceño, sacudiendo su cabeza, sonríe.

—Seis —corrige.

—Cierto. Cinco, seis años.


Hace cinco o seis años...

Jungkook bebió de su vaso de whisky, leyendo dedicamente un libro.

Las puertas del hotel fueron abiertas con fuerza, siendo azotadas a los costado. Jungkook voltea logrando ver a unos cuantos hombres uniformados con las ropas policiales, no lograba entender lo que decían. Se giró de nuevo hacía el barista.

Oye, ¿qué sucede?Preguntó en su pobre español.

—La policía esta buscando a los turistas que viajan solosEl hombre le dice, asiente sin entender muy bien lo que fue dicho, giro su cabeza con disimulo mirando por sobre su hombro. Uno de los uniformados le observo directamente, pero sus gafas de sol evitaban que hubiera contacto visual. Dio la vuelta, apoyando sus codos y espalda en la mesa.

El policía se acerca a él.

—¿Está solo, señor?

Jungkook finge no escucharle, pone una mano tras su oreja y murmura un suave "Mmh". El hombre, un beta, pues no siente aroma alguno vuelve a preguntarle.

La puerta es abierta por un omega, tras él un militar.

—Joven, su pasaporte, por favor... —No dice nada, levemente suelta la navaja que tiene consigo en el bolsillo y deja caer su mano al chocar con la mirada de Jungkook.

Otro policía se acerca al castaño, cuestionando.

—¿Estás solo? —Él no responde, el alfa policía vuelve y repite—. ¿Estás solo?

—No —responde por fin, con tono firme. Y camina hacia Jungkook, quien suelta el arma que —estaba en su espalda entre la cinturilla de su pantalón— había empuñado tiempo atrás, imita al omega, acercándose a él. 

—No, no, no, no —dice, toma la muñeca del omega, sin dirigirle una mirada, fijandola en los policías—. Viene conmigo —habla, su voz más profunda, intentando que su acento no fuese demasiado obvio. El más alto le mira un momento, antes de seguir en su camino, con la mano del alfa en su espalda baja—. Tranquilos.

Ambos se dirigen a la habitación de Jungkook. Tras ellos otro policía, abren la puerta y la cierran, dejando que los perdiera de vista. El castaño se pega a la madera, escuchando los sonidos que se emitían tras la puerta, Jeon suelta un suspiro. El omega le mira.

—Soy Namjoon.

Jungkook le devuelve la mirada, sonriendo ante los bonitos ojos mieles del contrario.

Jungkook.

—Es un placer —dice, extendiendo su mano.

El alfa no duda en dársela, la toma, con delicadeza.

—Igualmente —Él intenta soltarla después de un momento, pero el menor sigue sosteniendola.

Namjoon ríe suavemente.

[...]

Eran pasadas las once de la noche, estaban bebiendo algo de aguardiente y ron. Sobre la mesa habían unas frutas, Namjoon estaba fascinado con los sabores, y los ojos del alfa.

Sostienen una copa de aguardiente.

—Dos balas perdidas —dice Joon, listo para brindar.

Jungkook su copa a la del omega.

—Dos balas perdidas —Y beben de un trago.

—Así que hablas pero, ¿sabes bailar? —El mayor se levanta de su asiento, con una copa de aguardiente en la mano, se aleja caminando hasta donde otras parejas también bailan, bebe.  Jungkook se levanta y acerca a él, la música parecía suave, pero el toque de la guitarra era rápida, miró a su alrededor, anotando mentalmente y sin problema los pasos que los demás ejecutaban. Pasa su mano por la cintura del omega, él hace lo mismo, observando a los demás antes de centrarse en el alfa, en sus ojos. Jungkook sintió que algo le estaba diciendo pero no supo con exactitud que era, pero sus orbes tan mieles, eran casi ardientes. 

Tres pasos, un salto  —Le dijo un beta—. La bachata es sencilla, parce. Ponele ritmo. 

No pudo entenderle del todo. Pero decidió que le gustaba, con sus cuerpos juntos todo se sentía muy bien, demasiado y se estaba arriesgando.

Un destello en el firmamento, y el sonido ensordecedor de un trueno no los detiene. Ni siquiera minutos después. Cuando el cielo llora, en el jardín no hay nadie más que ellos, únicamente ellos dos. Namjoon sentado sobre su regazo, mirándole con tanta intensidad que su lobo se deleita con toda aquella atención. Bebé de su botella de cerveza y su mano acaricia la sonrojada, pecosa y suave mejilla del mayor, acercando su rostro al propio, quería probar esos labios, tan gruesos y apetecibles, tal como las fresas. Namjoon pasa sus brazos por sus hombros, acariciandolos, por su espalda, enredando sus dedos en los cabellos azabaches en su nuca hasta que junta sus belfos.

Jungkook lo acerca, más, mucho más.

[...]

Namjoon despierta en la cama, desnudo y las sabanas cubriendo escasamente su escultural cuerpo, los alegres rayos de sol colándose por el ventanal. Se levantó, mirando a su alrededor, algo desorientado. Sus mejillas ardiendo al recordar la noche anterior.

La puerta se abre y Jungkook entra con una bandeja de desayuno en una de sus manos, una sonrisa en su rostro, mientras se adentra al cuarto, Namjoon le sonríe de vuelta.

—Hola extraño —saluda.

—¿Cómo estás? —pregunta, acercándose a él. Namjoon se sienta en la cama, con las piernas juntas, sonríe mostrando sus perlados dientes y dos lindos pozitos que se asoman en sus rechonchas mejillas—. No hay servicio al cuarto por todo ese ajetreo, así que hice lo que pude.

El mayor asiente.

—Gracias —Cuando la bandeja es depositada en la cama, no duda en coger la taza de café en sus manos y beber un pequeño sorbo—. Que rico.

Jungkook se acerca a la ventana.

—Eso espero, tuve que ordeñar una cabra.

Namjoon ríe.

—No seas dramático. No es cierto —murmura, desdoblando el periódico. Ve una flor rosa pálido, sonríe y la toma, colocandola sobre su oreja. Jungkook le mira. "Demasiado bonito para pensar correctamente." Piensa, el omega se levanta, y se acerca a la ventana, las delgadas cortinas blancas se deslizan por su piel en suaves caricias, el sol contrasta de una forma magnífica con su porte, sus ojos se logran ver más claros, más brillantes mientras le miran, su piel acaramelada, con ese tono dorado increíble brilla encantadoramente bajo su mirada.

Kim le mira de vuelta.

Hasta que Jungkook no se resiste y se acerca hasta besar al omega, su lobo anhelando sus labios. Sus caricias. El alfa suelta la taza de café que sostenía, para así poder tocar con deseo al mayor.







[...]






—¡Bienvenidos, bienvenidos! —grita un beta, promocionando su juego.

Habían estado saliendo las últimas semanas. Jungkook se sentía el alfa más suertudo al enterarse que residían en el mismo país y ciudad. ¿Quién se lo esperaría? Por supuesto, él jamás. 

—¡Damas, caballeros, omegas, betas y alfas! ¿Quieren jugar? Acérquense —Ambos pasan frente a un juego de puntería, Jungkook lo ve primero así que con su brazo alrededor de los hombros del omega, jala un poco, haciéndole mirar—. ¿Qué tal usted joven, quiere ganar un lindo peluche?

Namjoon sonríe al menor, lo besa sin quitar esa hermosa sonrisa.

—Lo intentaré —afirma, hacia Jungkook, apretando el agarre de sus manos—. Sí —dice al otro hombre, acercándose al juego. Jungkook bebe de su vaso plástico de coca-cola.

Namjoon estira su mano hacía atrás y el alfa la toma, muerde el filo del vaso, para con su mano libre sacar algunos billetes del bolsillo de su chaqueta de cuero, se los entrega al beta que esta promocionando el juego, el hombre grita a quién atiende, avisandole el pago.

Jungkook da la espalda, apoyándose contra la mesa, destilando superioridad, sonríe de lado.

—¿Sabes como tomarla? —pregunta, mientras ve a Joon coger el arma sin convicción—. Sí.

—¿Si?

—Sí.

—¿Así está bien?

Jungkook asiente. Namjoon lo único que hace es sonreír. Jala el gatillo, el tiro falla.

—Apunta bien.

Ríe.

—Eso hago —Da unos cuantos tiros, fallando también. Jungkook sostiene la sonrisa en sus labios, y agarra la segunda arma, dejándola bajo su ala—. No te rías, tengo un rifle—Namjoon termina su turno, riendo.

Jungkook se acomoda.

—Ahora verás —Organiza el rifle con ambas manos, lo acerca a su rostro para una mayor puntería y empieza a tirar, acerta la mayoría de estos. Namjoon deja de sonreír, mordiendo su labio inferior. El último tiro, falla—. ¿Ganamos algo? —cuestiona a la niña que atendía—. Fue suerte —le dice al omega.

La niña le extiende un pequeño peluche de cebra, agradece y mira a Namjoon sacudiendo el muñeco. Intenta dar la vuelta para irse, pero el mayor le detiene.

—Quiero intentarlo de nuevo.

—Otros dos —dice Jungkook, sacando unos billetes y dandoselos al beta.

Namjoon toma el arma y la acomoda tal como Jeon lo hizo, antes de que siquiera el menor pueda recibir el cambio, ya ha acertado a unos cuantos círculos en movimiento, Jungkook le mira, su boca en un gesto de asombro. Namjoon sonríe para si mismo, sintiéndose victorioso.

Mira al alfa, alza sus cejas junto a sus hombros con inocencia. 

Ambos caminan de nuevo abrazados, Namjoon sostiene un gran león de peluche amarillo y sin melena.

—Eres bueno —comenta Jungkook.

—No tanto como tú —elogia Namjoon, mirándole. El alfa pasa junto a un niño y le entrega el pequeño peluche que él ganó.

Namjoon sonríe. Jungkook le mira, y regala un tierno beso al costado de su cabeza.

Basta, oye, lo conociste hace seis semanas —Le grita su mejor amigo, Jimin, desde fuera del ring, sentado en una de las bancas. Mientras él esta con su entrenador personal, recibiendo y dando algunos golpes.

—Estoy enamorado —replica jadeante. Pasa sus brazos por encima de la cabeza del otro alfa, y golpea si abdomen con su rodilla—. Es inteligente, sexy, desinhibido, bastante descomplicado. El chico más dulce que he conocido en mi vida.

Jimin se levanta del banco.

—Salí con Yeri dos años y medio antes de proponerle matrimonio. Primero tienes que tener bases de amistad, lo demás se jode —Recomienda, mientras aún ve a su amigo pelear. Dos betas tras él llaman su atención—. Eh, hola...





Namjoon en otro lado, escala una montaña, junto a su mejor amiga y compañera de trabajo, como un pasatiempo común, puesto que ama la mayoría de los deportes riesgosos.

—¿No crees que es demasiado rápido? —Pregunta Hyejin. Intentando subir por los pliegues de la roca a su costado.

Namjoon mira a su alrededor buscando otra abertura por la cual subir.

—Ya me conoces, no hago nada sin pensarlo dos veces.

—¿A qué se dedica?

—Está en la construcción, es un gran contratista.




Jungkook esta en el suelo siendo aplastado poe su entrenador, aún conversando con Jimin.

Si falla una computadora en Seúl, él esta ahí día y noche —La posición de pelea cambia, el alfa ahora ahorca al menor con su pierna—. Es como el batman de las computadoras.





—Viaja tanto como yo, —dice Joon, escalando más alto— así que es perfecto.

Hyejin gime por el cansancio, mirando a su amigo, incrédula.




Jimin mira a Jungkook.

Les doy seis meses máximo —afirma.

El alfa más joven mira a su amigo, mientras hace carga al entrenador para que no lo mande contra el suelo. Sonríe.

—Jimin-ssi, le propuse matrimonio —dice, antes de ser dado vuelta y golpeado seguidamente.

—¿Qué? —Pregunta Park alarmado.

—Voy a casarme —cuenta. Pero su voz no se escucha muy bien pues los golpes amortiguan el sonido.

Jimin hace una mueca.

—¡Qué! No te escucho bien —Busca el rostro de su amigo entre ambos cuerpos—. No te escucho.

El alfa golpea sobre el escudo de brazos que Jungkook creo para cubrir su rostro.

—¡Voy a casarme!

—¡Entrenador no lo escucho, creo que dijo una estupidez! —El hombre sigue golpeándole.

—¡Nos casaremos! —grita, con una sonrisa.

Por fin terminé este capítulo, y apenas es el primero, Dios mío. No se narrar muy bien eso de las peleas así que tenerme paciencia.

¡Gracias, gracias!💜
020420

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