préface.
SHORT 嬰児.
en donde jeongguk ama que su pequeño novio sea más bajo que él.
© ggukmin/kookmin.
A KOOKMIN SHORTFIC.
fluff. | smut.
© kminniet ( 2018 ).
♡
Jeongguk amaba a su novio, lo admiraba, adoraba y le encantaba, y era tan estúpidamente obvio que resultaba incluso gracioso.
Podía pasar simplemente horas observando a la pequeña bolita suavecita y de olores dulces que solía ser Park Jimin la mayoría del tiempo; y los suspiros, sonrojos y nervios no podían ser más notorios. Al de ojos redondos no podía importarle menos, porque, ¡vamos! Es Park Jimin de quien hablamos, y no cualquier chico tenía el privilegio de contar con un novio tan angelical y precioso como Jimin podía serlo.
Y si había algo que le encantaba de su pequeño bebé, era su singular y baja altura, porque nada podía enternecerlo más que ver como su ángel se ponía de puntillas para poder besar castamente sus labios. Al igual que los malabares que debía hacer para alcanzar las cosas de la alacena o los libros de las repisas, que, luego él, con una sonrisa divertida y un brillo singular en sus ojos, solía tenderle, terminando por recibir pequeños refunfuños y exagerados pucheros que se veían simplemente encantadores.
Jeongguk adoraba lo pequeño que podía verse su novio a su lado, y no podía estar más encantado, porque tal vez ver desde arriba los sonrojos de su ángel y sus brillantes sonrisas, eran la mejor recompensa que alguien podría llegar a tener en la vida.
Jimin era totalmente precioso, con sus mejillas regordetas, sus manos aterciopeladas, sus labios de pececito y sus ojos pequeños y acaramelados. Era como un pollito, o algo estúpidamente pequeño y suavecito.
Y justo ahora, se encontraba con su rostro apoyado en sus manos, observando con timidez como un rubio Jimin parecía reírse de alguna tontería que su Hoseok hyung le había dicho.
A su lado había un Yoongi con una mueca divertida y burlona en su rostro, recostado en la silla del comedor de la casa de Seokjin.
Se suponía que los siete se reunirían a comer como cada sábado por las tardes, para hacer estupideces y tal vez armar más alboroto del que deberían, pero allí estaba Jungkook, suspirando de a ratos con una sonrisa completamente estúpida en su rostro, e ignorando al pobre Yoongi que parecía estar más que molesto por su, para él, idiota actitud.
No era la primera vez que sucedía y, sin embargo, no podía quitar el hecho que detrás de toda su molestia, podía parecerle algo gracioso.
—Jeongguk, eres el mocoso más odioso que existe, ¡Se supone que debes aconsejarme con mis problemas con Taehyung! No hacerle ojitos a Jimin, por la mierda.
Jeongguk se sobresaltó, rodando los ojos ante la actitud de su hyung, desviando sólo un momento la vista de Jimin hacía a él y formando una mueca al ver la ceja alzada que deformaba completamente la expresión del pelinegro.
—Hyung, ya le dije que debería declarársele cuando sea el momento indicado, estoy completamente seguro de que también le gusta a Taehyung, usted es muy buena persona y... eso —musitó con tranquilidad, devolviendo su vista hasta su bebé y sonriendo al ver como ahora también parecía mirarlo, bajando la mirada con una sonrisa avergonzada en su rostro.
No pudo evitar suspirar enternecido, con su corazón volviéndose un frenesí de latidos enamorados.
Yoongi, por su parte, le miró inexpresivo, bufando y terminando por cruzarse de brazos, algo cansado por el mismo escenario de siempre.
—¿Quieres morir? —soltó con seriedad, haciendo reír suavemente a Jeongguk.
—No lo creo, no podría ver a Jimin si muriese, ¿usted que opina? —musitó con diversión, mientras se recostaba del respaldar de la silla y le guiñaba un ojo al rubio risueño a unos metros de él.
El de cabellos negros sólo los miró asqueado, fingiendo arcadas en lo que murmuraba un sutil «Opino que deberían buscarse un hotel», a lo que Jeongguk respondió con una simple risilla y un encogimiento de hombros. Sólo se levantó de la silla y se fue con Taehyung, palmeando la espalda de un Jimin que aparentemente tenía intenciones de ir hacia el azabache.
Jeongguk suspiró aliviado mientras escuchaba la estruendosa risa de Hoseok en una esquina de la sala, y cerró sus ojos, tratando de relajarse.
Ya habría un día en el que su Hyung lograra hacerle saber a Taehyung lo que sentía por él, y esperaba que fuese pronto, pues ya llevaban un año entre sus estupideces y dudas sin sentido, y era definitivamente un escenario que a larga, resultaba cansino, al menos para los externos involucrados, como le gustaba llamarse a sí mismo y al resto del grupo. Era adorable, sí, porque los dos acudían a las mismas personas para pedir consejos y desahogarse. Por ello básicamente el 80% de sus conocidos sabían que se gustaban, menos ellos dos –claramente–, y aunque era una historia algo divertida de relatar, en definitiva dejaban más que claro que nunca estaba de más darles un pequeño empujoncito. El amor suele volverte estúpido a veces, y Jeongguk era la prueba viviente de ello.
Pero era un teatrito algo fastidioso de observar y ya varias veces había tenido la necesidad de gritarles en la cara que ambos se gustaban y que dejaran de hacer como que nada sucedía porque era desesperante. Incluso tenían un nombre de pareja para cuando algún día tuviesen el valor de confesarse.
Tsk, imbéciles. Pensó.
Sin embargo, no se permitió pensar mucho en ello, y sumido en su pequeña burbuja de relajación, se propuso ignorar olímpicamente cualquiera que pudiese fastidiar su calma.
Oh, bueno, a excepción de una pequeña personilla.
Grande fue su sorpresa al percibir un dulce aroma avainillado en el aire, y pudo llegar a pensar que se trataba de algún postre ostentoso de aquellos que usualmente preparaba Seokjin; tal vez algún pastel o una montaña de galletas, de no ser por el ahora peso que se reposaba en sus piernas.
Tan sólo abrió uno de sus ojos, encontrándose la sonrisa más dulce que alguien pudo dedicarle en cualquiera de sus miserables días. Y sonrió él también, porque Jimin lo hacía inmensamente feliz, y era capaz de hacer florecer todo tipo de sentimientos en su interior con sólo dedicarle una de sus brillantes sonrisas con mejillas sonrojadas y orbes cristalinas.
Pensándolo bien, no es tan distinto a las galletas. Se imaginó.
El rubio se acomodó en su regazo, pasando sus manos por sobre su hombro y mirándole con ojos encantadores, a la par de que ladeaba levemente su pequeña cabecita.
—Deberías prestarle más atención a Yoongi Hyung, Kookie, él en serio parece muy frustrado con su situación sobre Tae, y tú bien sabes que no es algo precisamente fácil —habló con un tono de voz completamente aterciopelado, causándole a Jeon unas inmensas ganas de morder su mejilla tan sólo para ahogar un pequeño chillido.
—Pero ya llevo un año escuchándolo, ¿a ti no te cansa igual? —El rubio negó divertido, rodando los ojos y riendo levemente, mientras dejaba un pequeño empujoncito en el corpulento pecho que el azabache poseía.
Gguk suspiró de nuevo.
Como si no hubiese sido la vigésima vez en menos de dos horas, en realidad.
—Eres un mocoso terrible, gguk —musitó aún riendo, mientras deslizaba sus manos desde sus hombros hasta su pecho, donde jugueteó un poco con el cuello de su camisa y dejó toques discretos sobre la piel nívea.
—Mhm, sí, no te veo quejándote de ello luego —deslizó sus manos hasta su pequeña cintura, apegando sus cuerpos y dejando una pequeña mordida en uno de sus mofletes, que sin dudas le causó al rubio un pequeño grito y un gemido de molestia. Un avergonzado Jimin le propinó un buen golpe, seguido de un refunfuño y una mirada abochornada.
Y él sonrió genuinamente feliz, tomando con una de sus manos su barbilla –a pesar de los pequeños forcejeos bobos de Jimin– y rozando sus labios en un profundo toque, que, mucho más calmado, Jimin aprovechó para deslizar sus manos hacia su cuello y dar pequeñas caricias en él, completamente sonriente.
Con Jimin se sentía en casa, se sentía completo, se sentía feliz.
Y ellos estaban tan concentrados en aquel suave toque que siquiera se dieron cuenta cuando todos en aquella amplia habitación se habían quedado callados, que sus ojos se encontraban fijados en sus personas y su atención en el acaramelado beso que compartían.
—Joder, no vayan a follar aquí, malditos descarados, ya tengo suficiente con verlos todos los días en la universidad —la voz de Yoongi resonó en toda la habitación, causando que todos explotasen en risas y Jeongguk tuviese la latente necesidad de sacarles su dedo del medio, mientras un sonrojado Jimin comenzaba a reír con ellos.
Y no fue hasta que sintió como Jimin descansaba su frente en su hombro, con simples risas saliendo de sus labios y una sonrisa decorando sus preciosas comisuras, que finalmente se permitió suspirar, abrazando al cuerpo entre sus brazos y escuchando sus carcajadas unirse a las otras en la habitación.
Porque sí, Jeongguk estaba completamente enamorado de una pequeña hadita rubia de rojas mejillas y brillantes labios rosáceos.
Y no podía estar más orgulloso, porque esa hadita llevaba como nombre «Park Jimin» y era simplemente tan precioso como suyo.
🐣
dudes, ¿no les pasa que tienen una historia en borradores desde hace dOS AÑOS y necesitan publicarla porque están hartas de tener sólo un oneshot re mrd en su perfil?
sí, estem, no sé por qué publiqué esto si no tengo ni un capítulo entero escrito, meper?
de cualquier manera, quiero comenzar a publicar mis fics porque tengo muchas ideas y necesito desarrollarlas, y ahora que tengo dos semanas libre (thx coronavirus) necesito hacer algo con mi vida:(
entonces, aprovechando que sólo sé pelar bolas, les dejaré el prólogo de mi primera idea para un minific, de cuando tenía trece más o menos ???
perdón si hay algo mal escrito o redactado, lo edité noventa veces y sigue sin convencerme, pero en serio quería sacarlo. ):
me despido, no sé cuándo lo publique oficialmente, pero espero que quede lindo a la final.
¡cuídense mucho! y gracias por leer.
- # marie !! 🌺
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