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Come to play

، ⌕ ' ven a jugar.

Otro día más, otro día donde Avery seguía sin saber de Griffin, otro día más donde Avery sentía las miradas de todos sobre ella y no sabía por cuanto más podría disimular que se sentía incomoda con eso, otro día mas donde la sonrisa de Avery se apagaba.

La policía había ido a casa de Mason para hacerle preguntas sobre la desaparición de Billy después de que varias personas aseguraran que el había estado con el chico el día que había desaparecido, además de que tener a Harper en su posesión era otro motivo para creerle sospechoso.

Mason había pasado fuera de la guardia de los policías por los momentos, pero los oficiales seguían con la vista puesta en Avery. Los oficiales no dejarían de insistir en que Avery escondía algo entre manos hasta que lo que sea que estuviera pasando en el pueblo acabara.

Avery caminaba sin ganas por la acera, casi arrastrando sus pies, Harper iba a su lado, Avery no había querido salir en todo el día, pero de cierta forma tener que sacar a pasear al perro era un buen motivo para hacer algo más que llorar hasta dormirse.

Avery paso frente al campo de beisbol del pueblo, desde donde estaba pudo notar que habían personas jugando ahí, eran muy pocas personas para ser un entrenamiento, además de que ninguna llevaba uniforme de ningún tipo.

Entre más observaba se dio cuenta de que quien estaba ahí era Bruce junto a un chico de rulos que se le hacía familiar, un poco más lejos de ellos había alguien más, pero por la distancia Avery no pudo deducir quien era.

El plan de Avery era sencillo, simplemente iba a seguir caminando con Harper hasta llegar a casa de nuevo, pero todo eso cambio cuando Bruce bateo la pelota que el chico de rulos le había lanzado sacándola del campo, la pelota iba directo hacia ellos y mucho antes de que la pelota impactara contra Avery, Harper salto atrapándola en el aire.

Emocionado de su logro, el cachorro corrió hasta el campo para ir a entregar la pelota, Avery corrió detrás del perro llamándole por su nombre sin recibir respuesta alguna, Harper le hacía caso cuando quería al parecer.

— ¡Harper ven acá! —Avery llego detrás del perro, estaba nerviosa, no quería tener que hablar con otras personas, sentía que todos la juzgaban en silencio.

—Hey amigo, ¿qué tal? — Bruce acaricio al perro al ver que este venia con su pelota en la boca, al alzar su cabeza y ver a Avery una sonrisa se expandió por su rostro, hace tiempo no sabía nada de la castaña —hola Ave.

—Hola... —Avery hablo por lo bajo, no quería ser grosera pero realmente quería irse de ahí lo antes posible, a lo lejos, el niño de rulos los veía en silencio mientras esperaba que Bruce volviera para seguir jugando, pero eso no fue lo que llamo la atención de Avery.

Blake estaba a tan solo unos metros de ella, metros que cada vez se hacían más cortos a medida que Blake se acercaba, en esos momentos cuando habían menos de siete metros entre ellos, Avery bajo su mirada y le insistió al perro en voz baja para que se fueran, sin embrago, Harper tenía planes más importantes.

—Hola niña —Blake se detuvo de decirle niña linda, no porque Avery no le pareciera linda, eso jamás pasaría, solo, no sabía si ella aun quería que le dijera así —hola Avery —Avery en respuesta solo asintió y miro hacia otro lado, los ojos azules de Blake aun la ponían nerviosa.

Bruce veía la escena en silencio, pero por dentro estaba gritando, amaba ver a esos dos juntos. Con delicadeza se levanto del suelo y se fue con Finney dejándolos solos. Avery y Blake no dijeron nada, pero no era porque no tenían que decir, había mucho de qué hablar pero en esos momentos las palabras se quedaban cortas, realmente cortas.

Avery jugó con sus manos mientras que Harper se entretenía mordisqueando el zapato de Blake, al chico no le importo, su atención estaba fija en la chica frente a él y en cuanto había cambiado en esas semanas que para él habían sido eternas.

— ¿Cómo estás? —Blake no lo pensó en su momento, pero realmente esa pregunta era muy profunda para Avery, ella no sabía cómo se sentía, ¿cómo debía sentirse?

—Bien.

Luego de eso, el silencio volvió, ninguno dijo nada de nuevo, Bruce a lo lejos sentía desesperación, así que su instinto le dijo que tenía que intervenir.

— ¡Oye, Ave! —Bruce llamó la atención de la chica —ven a jugar.

Avery de inmediato negó en respuesta, si antes quería irse, las ganas habían aumentado, no lo diría en voz alta pero no quería que las demás personas del pueblo pensaran mal de Bruce y Blake, es decir, juntarse con "una asesina de niños", como la habían llamado en la escuela esos días, no sería bueno.

Bruce notó en los ojos de Avery el temor, así que se acercó a ella y en busca de las palabras correctas logró convencerla de que se quedara, el niño Blake aunque no conocía nada sobre Avery mas que su primer beso, la invito de la manera más amable a jugar con ellos.

Avery pese a ser fan del beisbol, era un completo cero a la izquierda cuando se trataba de cualquier deporte. Finney y Bruce estuvieron más o menos veinte minutos explicándole como usar el bate correctamente, mientras que Blake se sentó a lo lejos a ver a la chica que le gustaba jugar.

— ¿Estas lista? — Bruce dejo que la pelota bailara en sus manos, Avery solo asintió con la cabeza mientras balanceaba un poco el bate —bien, aquí vamos —Bruce se puso en posición, alzo su rodilla y lanzo la pelota hacia Avery, Avery no supo ni cómo ni cuándo pero logro golpear la pelota.

Fue tanta la fuerza que uso la castaña, que la pelota llego hasta la reja del campo, ninguno tuvo que preocuparse en ir a buscarla, Harper y sus ganas de mordisquear algo se encargaron de eso. Todos felicitaron a Avery por su excelente bateo, aunque ella no estaba segura como había hecho eso.

El sol empezó a caer sobre el pueblo de Denver, Blake y Finney se habían ido hace un rato, por lo que en el campo de beisbol solo quedaban Bruce y Avery.

— ¿Te acompaño a tu casa? —Bruce termino de poner todas sus cosas en su mochila y se la colgó al hombro, Harper llego al lado de Avery listos para irse, realmente Avery no quería molestara a Bruce, pero necesitaba otro tipo de compañía que no fuera la de Harper.

De camino a casa de Avery, charlaron un poco, no era mucho lo que decían pero si lo suficiente para que Avery se desenvolviera de nuevo con las personas. Cuando cruzaron en una calle, Avery volvió a toparse con aquella casa, la 1774.

Los recuerdos de Harper ladrándole a la casa y las vibras extrañas que le daba el lugar le erizaron la piel, tanto así que se quedo de pie frente a la casa, Bruce se detuvo a su lado sin entender que sucedía.

— ¿Está todo bien? — Avery asintió en respuesta y sacudió su cabeza para seguir caminando.

—Sí, solo, estaba pensando.

Desde el fondo del sótano de la casa, la voz cansada de un niño se desgarraba pidiendo ayuda.

— ¡Ryry! ¡Ayúdanos por favor!

Avery se giro, creyó oír que la llamaban, pero no había nadie en la acera a parte de Bruce, frunció el ceño algo confundida y siguió su camino a casa acompañada del beisbolista estrella del pueblo. Luego de que Bruce dejara a Avery en su casa, sacudió su cabello y se dispuso a ir a su siguiente parada, el arcade.

Realmente Bruce no sabía porque, pero desde hace tiempo había empezado a sentir la necesidad de ir al arcade a admirar ciertos rulos rubios. Se sentía culpable por sentir cosas hacia Vance Hopper, no porque fuera Vance, sino, porque bueno, Bruce era un chico...

Desde siempre le habían dicho que estaba mal, e ir a ver a Vance a escondidas sin que el mismo supiera que lo veía desde lejos le mataba por dentro, realmente no sabía porque sentía atracción hacia él, solo sabía que eso no podía ser, a los chicos no les pueden gustar los chicos.

Bruce envidaba mucho a Blake, Blake era un chico normal, le gustaban las chicas, le gustaba Avery, ¿Por qué Bruce no podía ser un chico normal al que le gustaran las chicas? Ser el jugador estrella del equipo de beisbol le cargaba mucho peso sobre los hombros, y sabía que si sus padres se enteraban de su pequeño secreto, por lo mínimo, lo matarían.

Bruce solía pasar frente al arcade casi siempre, y por las paredes cristal del local veía al chico que le gustaba jugar con esa maquina pinball como si la vida se le fuera en ello, Bruce jamás había deseado ser tanto una maquina de pinball hasta que conoció a Vance Hopper y sus records.

Y aunque se sintiera culpable por gustar de Vance, ya no podría hacer mas nada, por más que se negara, sabía que no podía cambiar lo que sentía. Dando un último vistazo a aquel rubio de ojos azules, Bruce suspiro y siguió su camino a casa.

Que complicado es ser gay en los años setenta.

© URGFRONNIE

hoy tocaba poner gays, así que les dejo escenarios brance antes de la catástrofe, digO, bromita gente, bromita.

actualizo hoy porque se que este golpe de inspiración no vendrá siempre eh, hay que aprovechar.

avery, bruce, blake y finney>>> los amo mucho de verdad.

realmente no tengo mucho que acotar hoy, así que cuéntenme de su día.

los amo mucho mis amores, gracias por llorar conmigo, los adoro.

xoxo, Alex.

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