Arcade
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ADVERTENCIA ! : El siguiente capítulo contiene escenas de violencia (no son tan explicitas pero nunca esta de más avisar) si eres sensible a este tipo de contenido, te recomiendo saltar dichas escenas.
Pasaron los días y ya por fin era viernes, los demás ya parecían haber olvidado lo que Avery había hecho el lunes, pero el dolor en la entrepierna por una semana se lo recordaría a ese chico para siempre. Avery quedó en ir con Griffin al arcade del pueblo después de su última clase en la escuela, como siempre, Mason le decía a Avery que por nada del mundo se detuvieran a hablar con desconocidos.
A medida que pasaron los días Griffin se hizo más cercano a Avery, a tal punto que ahora le soltaba una o dos oraciones juntas cuando hablaban, lo cual para Avery era un gran progreso desde que lo conocía.
— Junto a mis ahorros y el que papá ya me pagó mi mesada — comenzó Avery organizando los billetes y monedas en su mano — tengo suficiente dinero para ambos.
Griffin negó con su cabecita rubia a lo que le decía la más grande, pese a que su madre no le daba mesada por a que penas podía pagar lo de la casa y la escuela, se negaba a que Avery se gastara sus ahorros en él.
Pero como de costumbre, Avery hacía caso omiso.
— No te pregunte si querías — Avery sujetó con mano libre una de las manos de Griffin — ven, vamos a cruzar — sin preocuparse por ver a los lados de la calle solamente caminó de una acera a la otra, los ojos del niño podrían salirse de sus cuencas en cualquier momento por el susto.
— ¿Te crees inmortal a caso? — Murmuró el menor una vez que estuvieron frente al arcade en la otra acera — ¡Casi nos atropellan! — Griffin soltó la mano de Avery y la puso donde suponía que estaba su corazón.
— Pero no lo hicieron — la castaña simplemente se encogió de hombros restándole importancia y revolvió el cabello del niño — ya vamos, entra — empujo suavemente la cabeza del menor para que avanzara dentro del local mientras ella le sostenía la puerta.
Una vez adentro, el olor a comida chatarra y adolescentes hormonales llenaron las fosas nasales de Griffin y Avery, ambos a sincronía hicieron una pequeña, Avery se volteó a ver al rubio el cual paseaba sus ojos por todo el lugar, era la primera vez que salía después de mucho tiempo ciertamente.
— Bien enano — Griffin posó sus azulados ojos en Avery — ¿Por dónde quieres empezar?
— No lo sé, jamás he jugado videojuegos o algo así — la reciente confesión lo hizo sonrojarse un poco por la vergüenza, Avery sonrió con ternura y se puso a la altura de Griffin tomando sus hombros.
— Hey enano, yo tampoco se jugar videojuegos, lo mío es leer libros — los ojos del niño penetraban los de Avery — lo que significa que podemos ser los peores jugando esas cosas, pero siempre juntos.
Eso pareció ser suficiente para animar a Griffin, Avery fue hasta el mostrador del lugar y compro algunas fichas, según lo que le había explicado el chico de la caja, era lo que se usaba para poder usar las maquinas del arcade, Avery tomó la mano de Griffin y juntos fueron hasta la primera máquina que al más pequeño le llamara la atención.
Tal cual como Avery había dicho, ambos eran pésimos jugando videojuegos, pero, se divertían siendo los peores en eso, Griffin no paraba de reírse por las cosas que decía Avery y Avery disfrutaba de decir cualquier tontería con tal de hacer al niño reír. Unos gritos y sonidos de cosas cayendo al suelo alertaron a Avery.
Avery dejó la máquina en la que estaba con Griffin a un lado, tomó la mano del niño y con cuidado lo puso detrás de ella a manera de protección. Al final del pasillo, pudo notar a tres chicos peleando, parecía ser un dos contra uno, cualquiera diría que era una pelea injusta, pero Avery notó que ese chico de rizos rubios y chaqueta de jean se las podía arreglar muy bien por sí solo.
— ¡Me hiciste perder! — vociferó el rubio mientras seguía golpeando a uno de los chicos.
De un momento a otro, ambos chicos estaban derribados en el suelo, el rubio había tomado a uno de ellos y empezó a golpear su cabeza fuertemente contra el suelo, Avery se aseguró de que Griffin no viera eso, ya había tenido bastante con la pelea del niño Arellano. Avery hizo una mueca de dolor cuando el rubio tomó un cuchillo pequeño y empezó a pasarlo por el brazo de aquel pobre chico.
Cuando todo acabó, el chico de la chaqueta de jean volvió a parase frente a esa máquina de pinball y siguió jugando como si nada, a paso lento Avery se acercó a los cuerpos inertes de los chicos en el suelo, Griffin se tapó los ojos voluntariamente con sus dos manos, la castaña los movió a ambos un poco con la punta de su zapato, al oír los quejidos de dolor de ambos suspiró aliviada, por suerte, no había presenciado un asesinato.
Al paso de unos minutos, en los que Avery y Griffin decidieron comer algo lejos de ese chico rubio que ellos pensaban, en cualquier momento podría matarlos por si quiera respirar su mismo aire, la policía llegó al local, y como si fuera rutina de todos los días, tomaron al rubio por los brazos y simplemente se lo llevaron hasta la patrulla, un niño que se le hacía familiar a Avery les abrió la puerta.
Finney Blake, este miró como se llevaban al rubio y antes de salir del lugar le lanzó una pequeña mirada rápida a Avery, mirada que ella paso por alto.
— Bien enano, se nos hace tarde, hay que irnos — Griffin asintió sin poner una queja y se apresuró a terminar de comerse el hot dog que Avery le había comprado. Antes de salir del local Avery dirigió su mirada a aquella máquina de pinball, mas específicamente a la tabla de records, al tope de la lista pudo leer un nombre que jamás iba a olvidar, Vance Hopper.
De camino a casa de Griffin ninguno dijo nada, era parte de su rutina cuando estaban juntos, disfrutaban del silencio cómodo que se situaba en esos momentos que compartían juntos, mientras pasaban por una calle con pequeños puestos de venta, Avery notó que su enano se había quedado viendo algo con bastante atención.
— ¿La quieres? — preguntó Avery sacando al niño rubio de sus pensamientos. Griffin se había fijado en pañuelo color vinotinto que colgaba de unos de los puestos.
— Yo... — dudo un momento en responder, sabía que si decía que si, Avery no dudaría en sacar de su dinero para comprárselo, pero sentía algo de culpa por hacerla gastar dinero en él — no, no me gusta, ya vámonos.
Avery hizo caso omiso a lo que le dijo Griffin, y sonrió un poco acercándose al puesto junto a él.
— Eres pésimo mintiendo, enano — Avery revolvió los cabellos rubios del niño soltando una pequeña risa al verlo todo desgreñado — disculpe, me gustaría llevar este pañuelo — la señora mayor que atendía el puesto le tendió el pañuelo con gusto, Avery le regaló una de sus dulces sonrisas y le entregó el dinero correspondiente.
Siguieron su camino a casa del niño, Avery le dio el pañuelo a Griffin el cual al principio se sintió un poco avergonzado sin embargo lo tomo en sus manos, Avery no lo sabía, pero le acababa de dar lo más preciado a Griffin, y no era precisamente ese pañuelo.
— Lo siento — Griffin había decidido romper el silencio entre ambos.
— ¿Por qué lo dices? — Avery se detuvo para verle, el solo desvió su mirada hacia otro lado — no has hecho nada malo, enano.
— Es que hoy te hice gastar gran parte de tu dinero y — Avery se adelantó y le tapó la boca con una mano al niño antes de que siguiera.
— Griffin, realmente no sé quien fue la o él estúpido que te hizo creer que porque gasten dinero en ti, es algo por lo que debes disculparte — Avery sonaba seria, eso asustaba un poco a Griffin — pero tienes que saber que este mi dinero y yo decido como gastarlo.
Griffin intentó replicar pero Avery aún no le quitaba la mano de la boca, cosa que lo obligaba a seguir guardando silencio y escuchar a la mayor.
— No eres un gasto Griffin, me divertí mucho contigo hoy ¿Si? El dinero es lo de menos, al final lo que nos quedan son los recuerdos.
Avery quito su mano de la boca del niño, Griffin no sabía cómo reaccionar, era mucha información para procesar a sus diez años, Avery rodó sus ojos divertida y simplemente tomó la mano del niño para seguir caminando, quizás después él entendería lo que Avery le dijo.
Después de que Avery dejara a Griffin en su casa, emprendió camino sola hasta su casa, no quedaba tan lejos así que solo disfruto de ese momento que tenía a solas. La luz de la luna iluminaba de forma tenue su camino, alzo su cabeza y fijo su total atención en el cielo, y las estrellas, era fan de las constelaciones y los astros. Avery estaba cerca de llegar su casa, le faltaban unos cuantos metros, cuando de repente sintió una mirada quemándole la espalda, en acto reflejo se giró.
No había nada.
Ni un alma estaba en la calle, solo ella, pero por un momento juró como sentía que alguien le respiraba en la nuca.
Avery, Avery, Avery, estás en terrible peligro.
© URGFRONNIE
Buenas mis amores, es viernes y aquí andamos rezando hasta los que no creemos para que a nuestra Avery no le pase nada, pero recen por mí porque si algo le pasa Amy me va a matar.
Hablemos de que más de uno es Avery cruzando al otro lado de la acera, me incluyo.
No tengo mucho que comentar hoy, así que platiquenme de su día.
Los amo mucho mis amores, nos estamos leyendo.
xoxo, Alex.
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