── 🪷 ⋆ ࣪ O5 ֶָ֢֪
"Y a las seis tiene una reunión con los inversores." Felix terminó de leer, desviando los ojos desde la Tablet hasta su jefe. "¿Debería pedir un almuerzo para usted? Quizás pueda comer algo en el auto." Murmuró bajito y Christopher negó, aún con su mirada en los papeles. El Omega frunció las cejas. "Tiene que comer." Le recriminó y su jefe lo miró con cejas alzadas. Felix se tapó la boca. "Perdón."
"Tengo suficiente con Minho tratándome así para que tú también te sumes a la contienda." Christopher se quejó y Felix analizó sus palabras en silencio, el nombre resonando en su cabeza. ¿Así se llamaba el Omega del señor Bang? "Compra algo ligero, una ensalada estaría bien. La comeré en el camino." Felix asintió, reverenciando hacia Christopher antes de alejarse.
El Alfa vio salir al Omega con pasos cortos y rápidos. Dejó ir el aire, mirando hacia la puerta con las cejas fruncidas. En ocasiones su secretario le recordaba tanto a Minho, ambos compartían ese gusto por ser insistentes con si comía o no. Él ya no era un niño para tales atenciones.
El sonido de su celular lo distrajo y los hombros se le tensaron cuando vio de quién se trataba. Inhaló ampliamente antes de responder la llamada.
"Hola mamá..." Murmuró, girando su silla para entretenerse un poco con la vista de un Seúl atareado.
"No has venido a casa desde que pusiste un pie en Corea. ¿Acaso te olvidaste que tienes padres?" Ella le reclamó con molestia.
"Tengo mucho trabajo que atender. Si tanto querías verme hubieras venido a la oficina." Murmuró con acidez, esperando en silencio las próximas palabras de su madre. "Sé que no me estás llamando para reclamarme por no ir a verte. ¿Qué quieres en realidad?" Su madre permaneció en silencio unos minutos.
"Dentro de tres semanas tu hermano viene a Corea. Haremos una reunión familiar, asegúrate de hacer tiempo en el trabajo y venir." Le contó y Christopher hizo un sonido afirmativo, sin ánimos de hablar. "Trae al Omega." Christopher arrugó las cejas. "Y asegúrate de que no se enferme repentinamente como la última vez." Ella murmuró, sus palabras cargadas de reproche. Christopher se mantuvo en silencio. "Te llamaré nuevamente antes de que tu hermano llegue para recordártelo. Ten un buen día." Ella colgó y Christopher se permitió volver a respirar.
El recuerdo de la anterior reunión familiar llegó rápido a su cabeza. Unos días antes de ir, Minho había pescado una gripe terrible que lo dejó en cama casi por un mes y que le impidió asistir.
Christopher nunca le reclamó nada, no lo hizo cuando vio al Omega darse un baño en plena madrugada y acostarse con el cabello húmedo. Tampoco dijo nada cuando unos días después un Minho con la cara enrojecida y febril le dijo que no podía ir con él a la reunión en casa de sus padres porque había enfermado.
Entendía que el Omega prefiriera enfermarse a sí mismo antes de ir a la casa de sus padres, si él mismo pudiera se saltaría aquellas ridículas reuniones que parecen más un juicio de valores y actitudes en la que sus padres les reclaman todo lo que está haciendo mal según ellos.
Se lo diría a Minho un día antes de la reunión, así se evitarían enfermedades desagradables.
Nuevamente esa sensación de cansancio llegó a él. Se reclinó en la silla, mirando hacia el techo de su oficina con la expresión tensa. Al estrés del trabajo se le acumuló el provocado por la llamada de su madre y sintió todos los músculos de su cuerpo tensarse y doler, su lobo se mantuvo inquieto en su interior para coronar aquella situación y gruñó por lo bajo, acercándose al escritorio para presionar el intercomunicador.
"Felix." Dijo y escuchó un sonido por parte del Omega. "Suspende mi reunión de las seis y prográmala para mañana." Escuchó un "Sí, señor" como respuesta del Omega y tomó su celular, escribiendo varios números antes de comenzar a llamar. Una voz adormilada respondió al otro lado de la línea. "Hyung, ¿estás libre esta tarde?"
꒰🪷꒱
Bang Minho iba a renunciar al yoga. Era una realidad que debía ser admitida en voz alta.
Había tenido su primera clase y se sentía como si hubiera corrido por su vida en un apocalipsis zombie. El instructor había dicho que era normal presentar dolores musculares al principio, pero Minho no sentía sus músculos doler. Ellos se estaban rasgando.
"Ay..." Se quejó, cuando el movimiento de abrir la puerta del refrigerador le envió un pinchazo de dolor a sus brazos y espalda. "Mierda, si así quedé con la primera clase no voy a sobrevivir a la de mañana." Musitó, tomándose el analgésico con un trago de agua. "Eso me pasa por hacerle caso a Changbin hyung." Lloriqueó.
Su primera clase de yoga había consistido en presentaciones y las posturas más básicas, las más fáciles que se basaban casi en simples estiramientos. Su cuerpo no estaba de acuerdo con asistir de nuevo mañana así lo único que hicieran fuera meditar. Él podía emplear su tiempo libre haciendo algo que no lo dejara tan abatido.
El sonido de la puerta desbloqueándose llamó su atención. La figura tambaleante de Christopher apareció tras ella y Minho se apresuró hacia él para sostenerlo cuando el Alfa dio un traspié al chocar con una de las esquinas.
"¿Christopher?" Lo llamó y un gruñidito bajo fue toda la respuesta que obtuvo. A él llegó el aliento etílico que cargaba el Alfa y arrugó su nariz, mirando hacia él en reproche. "¿Cuánto tomaste hoy? Parece que te bañaste en alcohol." Le reclamó y escuchó una corta risita que hizo latir rápido su corazón.
El pelinegro lo miró, con ojos brillantes y adormecidos, sus mejillas rojas y Minho maldijo bajo. ¿Quién en el mundo se podía molestar si lo miraban con esa carita? Agh, Alfa manipulador de Omegas débiles.
"Agua..." Christopher murmuró ronco y Minho asintió, ignorando el dolor de sus músculos para buscar sentar al pelinegro en el sofá y Christopher se aferró a él, negando con la cabeza. "Llévame contigo." Le dijo y Minho se sonrojó cuando el Alfa dejó caer su peso en él, abrazándolo.
¿Ya había dicho que adoraba al Christopher borracho?
Se encaminó con él hacia la cocina, haciendo que se apoyara en el borde de la mesa cuando Christopher se negó a sentarse en una de las sillas. Sirvió un poco de agua en un vaso y se lo extendió, ayudándolo.
"¿Quieres más?" Le preguntó y el pelinegro negó, dejando el vaso vacío sobre la mesa. "Bien, vamos a llevarte a la cama, ¿mhm? Apóyate en mí." Le pidió, mas el Alfa permaneció en su lugar, mirándolo con grandes ojos negros.
Minho vio cortos destellos grises ir y venir de su iris, hasta que estos se colorearon completamente de un gris plata, su aroma a lluvia volviéndose más pesado. El castaño tragó, sabiendo lo que aquello significaba.
"Omega..." La voz de Christopher fue ronca cuando lo llamó y las piernas de Minho temblaron.
Christopher Bang casi nunca tomaba. Las ocasiones en las que lo hacía se limitaban a momentos en los que estaba demasiado estresado y tenso, por lo que le sobraban los dedos de las manos para contar las veces que había visto al Alfa borracho.
Sin embargo, Minho sabía que la principal razón por la que Christopher no solía tomar se debía a que su lobo siempre aprovechaba dichas ocasiones para intentar tomar el control. Y alguien tan controlador como Christopher Bang no podía permitir esa clase de desliz por lo que casi nunca sucedía, pero cuando lo hacía, Minho amaba cada jodido segundo.
"Mi Omega precioso, ven aquí, ¿mhm?" El lobo de Christopher le pidió y él se acercó con las mejillas rojas y el pulso acelerado. Tomó la mano que le extendían y pronto tuvo la nariz del Alfa en su cuello. Minho sintió a su propio lobo responder a la presencia frente a él, liberando feromonas cargadas de felicidad.
"Alfa." Murmuró bajito, apartando el cuello para darle un mejor acceso al lugar.
A diferencia de Christopher, su lobo lo adoraba. Las pocas veces que lo había visto el Alfa lo aceptaba como su Omega y lo llenaba de atenciones y cumplidos que Minho tomaba con las manos abiertas. Y quizás en el fondo dicha atención va destinada a su lobo, pero Minho aprovecha de vez en cuando para dejarse mimar por la persona que ama.
Christopher nunca haría algo así con él, por lo que disfrutaba cada segundo en el que su lobo salía a luz.
"Déjame ver a tu lobo. Quiero ver a mi Omega." Le exigió, con un ligero tono Alfa que envió escalofríos por todo el cuerpo de Minho. Le hizo pucheros al lobo, quien sostuvo sus mejillas, luciendo afligido. "¿Por qué estás triste? ¿Hice algo mal?" Minho acentuó sus pucheros y pronto su rostro fue llenando de besos, como pequeñas disculpas.
"Sólo lo quieres a él." Se quejó y sabía que era ilógico estar celoso de la atención que le daba el Alfa de Christopher a su propio lobo, los dos disfrutarían por igual, pero a Minho también le gusta recibir dichas atenciones. "Lo prefieres a él antes que a mí." Musitó y los ojos del Alfa se abrieron amplios, luciendo asustado y Minho se mordió los labios para contener la sonrisa.
"No digas eso, Omega. ¿Cómo puedes pensar eso de tu Alfa?" Le reclamó, mirándolo con severidad. "Amo al humano tanto como al lobo." Los ojos de Minho se aguaron al oír sus palabras.
"Está bien." Sorbió su nariz, sonriendo cuando el lobo lo observó preocupado por las pequeñas lágrimas que corrieron por sus mejillas. "Lo haré, pero antes dime que me amas mucho." Le pidió con ojos brillosos y el Alfa sonrió, dejando un beso en su boca.
"Te amo, Minho." Le dijo, mirándolo a los ojos y Minho sabía que era el lobo quien hablaba, más cerró los ojos cuando el Alfa volvió a hablar. "Te amo a ti y a tu Omega. Los dos son míos y los voy a cuidar." Le dijo y el peso en el pecho de Minho se alivió un poco, a pesar de sentirse terrible por usar al lobo.
Era ridículo fingir que quien le decía aquello era Christopher, ¿verdad?
Dejó caer los hombros, sintiendo a su lobo rasguñar en su interior, desesperado por el control, por mostrarse ante su Alfa y Minho lo dejó ser, sintiendo como su propia conciencia se desvanecía para ser sustituida por la de alguien más.
Abrió los ojos y un par de iris azules se mostraron ante el lobo de Christopher, quien sonrió complacido.
"Omega." Murmuró en un ronroneo, acercándose a dejar caricias con la nariz en la mejilla suave del contrario.
"Alfa...Mi Alfa."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro