🪷 ⋆ ࣪ el regalo perfecto ֶָ֢֪
"Chris."
El tono suave y meloso de la voz del Omega se desliza como miel por sus oídos; el resto de sus sentidos siendo complacidos con su aroma y su tacto cuando Minho se acerca a acariciarle el cabello con los dedos.
"Mi amor." Christopher sonríe, aún con sus ojos cerrados; recibiendo el peso del cuerpo ajeno sobre su espalda. "Te quedaste dormido, ya es hora de comer." El Alfa gruñe y pronto siente la risita de su Omega amortiguada contra la piel de su cuello.
"¿Es necesario que bajemos? Podemos cenar aquí." Ofrece, con la voz ronca y somnolienta.
"Es el cumpleaños de tu abuela. Quedarse en la habitación no es una opción."
Minho refuta, escuchando a su Alfa quejarse bajito y se apresura en levantarse, dando un par de palmaditas a su trasero cuando Christopher no hace ademán en colaborar.
"Christopher Bang." Reta con la voz, intentando que su tono se escuche inflexible y severo; mas pronto su Alfa se gira boca arriba en la cama, luciendo todo un desastre somnoliento y Minho tiene que hacer tripas corazón para no lanzársele encima y besarlo.
"¿Si, mi amor?" El menor le pregunta, extendiendo sus manos hacia el Omega que permanece a un lado de la cama con los brazos cruzados. "Ven aquí." Pide, sonriendo cuando Minho aprieta los labios, no cediendo ante él. "Omega, quiero un abrazo y un par de besos. Mímame y después nos podemos ir a cenar, ¿mhm?"
"¿Qué clase de trato es ese?"
"Uno de un Alfa desesperado por la atención de su Omega." Confiesa. Las comisuras de Minho se elevan ligeramente, mostrando una pequeña sonrisa y Christopher siente a su lobo revolotear encantado cuando su Omega comienza a acercarse.
Se sienta en la cama para recibir el cuerpo de Minho a horcajadas sobre el suyo. Lleva las manos a su cintura mientras las de su Omega están en su rostro, retirando el cabello pegado a su piel y revuelto por todos lados. Los dedos de Minho se enredan en las hebras oscuras de su Alfa, masajeando con suavidad el cuero cabelludo y sacándole un gemidito complacido al menor.
"Me encanta que seas así." Christopher le dice y Minho no tiene tiempo de preguntarle a qué se refiere puesto que este no tarda en añadir. "Me gusta que seas así conmigo, que me toques y me mires, que me beses." Christopher rió, sonrojándose poquito en las mejillas. "Me gusta cuando me exiges cosas." Minho alzó las cejas.
"¿Te gusta que te domine acaso?" Minho bromea, viendo al Alfa negar despacio.
"No, no es eso. Es solo que..." Christopher tarareó bajito, no sabiendo cómo explicarse. "Es que cuando me pides algo, o cuando me tocas y me besas, y me dices que vayamos a bañarnos juntos y que venga a casa a cenar es como si..." Su Omega rió, yendo a besar su boca brevemente.
"Estás divagando, Chris." Minho le dice, acariciando con su nariz la mejilla del Alfa.
"Quizás..." El menor concedió, acariciando la piel de las caderas ajenas. "Quizás solo quiero que me beses y estoy divagando para que me calles con besos." Minho rió.
"Eso puede resolverse." Ronroneó, rozando los labios ajenos con los suyos; y Christopher respiró temblorosamente, acortando la distancia entre sus bocas mientras una voz lejana y chillona comenzaba a gritar.
"¡¿Están decentes?!" Byungchan preguntó al otro lado de la puerta, complementando su pregunta con un par de toques y Christopher gruñó, tomando a Minho de la barbilla cuando este se giró para ver hacia la entrada de la habitación, sosteniéndolo para que sus rostros se enfrentaran.
"Christopher, tu hermano..." Dicho Christopher gruñó sobre la boca de su Omega, chocando sus labios juntos, sintiendo a su lobo ronronear complacido al oír el gemido ahogado que escapó de los labios ajenos, satisfecho cuando Minho se sintió blandito y moldeable entre sus brazos.
A Christopher Bang le encantaba esto. Le encantaba Minho y su aroma dulce, adoraba la forma desesperada que tenía de aferrarse a él y de enterrar los dedos en la piel de su nuca, atrayéndolo por ahí para profundizar el beso y...
"Joder." Gruñó sin aliento, girándolos hasta que la espalda del Omega tocó la superficie mullida de la cama; el instinto ubicándolo inmediatamente entre las piernas ajenas cuando estas se abrieron para darle espacio.
"Christopher, tenemos que bajar." MInho retó, mas no ofreció mucha resistencia cuando giró su cabeza, ofreciendo la piel de su cuello a las mordidas superficiales del Alfa.
"Él me preguntó si estábamos decentes y yo no me siento demasiado decente en estos momentos que digamos." Murmuró contra sus labios, presionado su erección contra la pelvis del Omega. Minho jadeó, su aliento acariciando la mejilla del Alfa. "Solo vamos a ignorarlo, ¿bien? En algún momento se aburrirá y se irá."
"Amor, yo..."
"¡Bien! ¡Ya que no me responden asumiré que están haciendo a mis sobrinos, pero Nana quiere que estemos todos en la cena y luego cuando abra sus regalos!" Byungchan contó, su voz alta sacándole un resoplido a Christopher. "¡Así que lo que sea que estén haciendo, termínenlo en quince minutos y bajen a comer!" Su hermano menor añadió. Minho vio a Christopher sonreírle peligrosamente.
"Estoy seguro de que puedo hacer que te corras en menos tiempo que ese." Aseguró, con el tono de voz orgulloso y petulante; ganándose una expresión de exasperación por parte de su Omega y quizás Bang Minho se sintió algo hipócrita en tales momentos en los que fingía molestia por la actitud autosuficiente de su Alfa mientras levantaba la pelvis para facilitarle el descenso de sus pantalones.
"Tienes quince minutos para hacer algo con esto entonces." Apuntó con la mirada ambas erecciones que se rozaron cuando el Alfa comenzó a quitarse los pantalones apresuradamente, dejándolos casi a la altura de sus rodillas. Christopher le sonrió amplio, cerniéndose sobre él.
"¿Quieres apostar?" El Alfa retó, ganándose un jadeo por parte de su Omega cuando se deslizó en su interior.
"Sabes que sí." Accedió, con la voz entrecortada cuando Christopher empujó más profundo dentro de él. "Muéstrame lo que puedes hacer, Alfa."
Lee Minho nunca valoró las consecuencias de sus actos. También ignoró el conocimiento previamente adquirido en sus cuatro años de matrimonio sobre lo jodidamente competitivo que podía llegar a ser Christopher Bang cuando lo retaban.
"Me tienes que estar jodiendo." Se quejó, viendo al Alfa iniciar el cronómetro en su celular, dejándolo a un lado de la cama antes de comenzar a embestir en él.
"Sí, joder. Claro que sí te estoy jodiendo." Christopher gruñó, su rostro yendo a hundirse en el cuello ajeno. "Y haré que te corras en menos de quince minutos o me cambiaré mi apellido a Lee." Minho sonrió amplio.
"Christopher Lee...Mhmmm, suena bien. Podría acostumbrarme a llamarte así, bebé." Se burló, la malicia de la broma en él muriendo cuando un gemido agudo escapó de su boca.
Nunca se corrió a los quince minutos. De hecho, lo hizo a los nueve minutos con cuarenta y tres segundos y veinte milésimas de segundo.
Orgasmo y tiempo concedidos por cortesía de Christopher Bang, quien aseguró que aquel tiempo se convertiría en una marca personal que superaría en cada encuentro.
Minho esperaba pacientemente aquello, con las piernas temblorosas y la anticipación cosquilleando en su vientre mientras bajaban las escaleras luego de un rápido baño que intentó borrar el aroma cargado de excitación que ambos traían impregnado encima.
"Hiciste trampa." Minho murmura ceñudo, sentándose al lado de Christopher en la amplia mesa en la que todos los presentes les dedicaron un par de miradas tensas debido al retraso.
"¿Por qué dices eso? Gané justamente." El Alfa murmuró bajito, las conversaciones que rodeaban la mesa camuflajeando el sonido de sus voces.
"Me mordiste." El Omega refutó, con las mejillas enrojecidas y casi sin aliento, como si la simple mención de los dientes del Alfa en su cuello fuera una cuestión alarmante. "Sabes que si me muerdes..." Christopher rió, interrumpiéndolo.
"Lo sé, y por eso lo hago." Confesó, sonriendo cuando su Omega le dedicó una mala mirada. "En la guerra y en el amor todo se vale." Minho alzó las cejas. "Y es un placer ganar la guerra haciéndote el amor." Un sonrojo explotó en el rostro del Omega.
"Que cosas dices..." Minho se quejó, mostrándose avergonzado, mas Christopher sabía que el Omega disfrutaba en demasía cuando decía cosas así. "Tienes una lengua astuta."
Christopher sonrió, dando un suave apretón a la rodilla ajena bajo la mesa como acto de complicidad antes de empezar a comer, mirando cada cierto rato a Minho a su lado comer despacio y con las mejillas llenas.
Se sumergió en su compañía y en lo bien que le sentaba estar junto a su familia, relajándose durante toda la cena y cuando terminaron y todos avanzaron hasta la sala, Christopher se aseguró de tener al Omega a su lado, arrimado a él, casi sobre su regazo.
"Retiro vacacional." La voz de su abuela leyó y Christopher salió de su escondite en el cuello ajeno para ver las cejas fruncidas de Bang Jung-eun. "Sooyeon, querida. ¿Es así como les llaman ahora a los asilos? Deberías pensar en ir yendo, ya se te están notando las canas."
Su abuela murmuró, la acidez característica que bañaban a sus palabras cuando un regalo no era de su agrado escuchándose en la sala de estar en la que se habían reunido todos mientras ella abría sus regalos.
"Esfuérzate un poco más para la próxima, querida." Pidió, desechando con desprecio el folleto que se le había sido regalado.
Christopher contuvo la risa, presionando sus labios contra el hombro de Minho para evitar que el sonido escapase. A unos pasos de él, sentado en el sillón individual, Byungchan no contuvo su reacción.
"Eres terrible, mamá."
"¿Y esto qué es?" Su abuela preguntó, desenvolviendo sin cuidado la envoltura de la pequeña caja que Christopher reconocía contenía su regalo. "Ah, un colgante ¿Christopher? Esto es tuyo, ¿verdad?" Jung-eun presionó los labios juntos cuando el mayor de sus nietos asintió. "Sé más original para la próxima."
"¡Abuela! ¡El mío¡ ¡Abre el mío!" Byungchan pidió, totalmente emocionado mientras tomaba una caja de mediano tamaño envuelta en un brillante papel rojo de regalo. "Espero que te guste." Los ojos de Jung-eun se iluminaron, sacudiendo la caja para intentar adivinar el contenido.
"Bang Byungchan, como sea otra de tus payasadas." Su abuela retó, mas tenía la mirada brillante mientras desenvolvía su regalo. La caja se abrió y todos contuvieron la respiración, esperando el veredicto.
"¿Te gustó? ¿Verdad que sí? Llevo meses en la búsqueda del regalo perfecto, así que..."
"¡Pero qué barbaridad es esta!" El grito de Jung-eun se escuchó alto, estremeciéndolos a todos y Christopher no contuvo la carcajada al ver la expresión perturbada de su abuela mientras sostenía un consolador púrpura de proporciones catastróficas.
"Es un consolador." Byungchan explicó tranquilo, tomando el artefacto entre sus manos. "Mira, vibra." La risa de Christopher aumentó y Minho prácticamente convulsionó en el lugar, riéndose.
"¡BANG BYUNGCHAN, MALDITO LOCO!" El aludido se estremeció en el lugar, mirando con temor a su abuela apuntarle con aquella cosa. "¡¿Cómo se te ocurre regalarme semejante atrocidad?!" Byungchan jadeó.
"Hice una encuesta en Internet y fue el regalo más popular." Se excusó, fingiendo pucheros. "Pensé que iba a gustarte." Su abuela resopló.
"Métetelo tú por el culo. Saca esto de mi vista antes de que te desherede." Byungchan jadeó.
"Abuela Jung-eun..."
"¡Ahora!" Exigió, lanzándo el artefacto a las manos del menor de sus nietos. "Es que nadie puede darme un regalo normal." Ella farfulló bajito, rebuscando por más de sus obsequios y Christopher sintió el cuerpo de Minho tensarse entre sus brazos. "¿De quién es este?"
"Mío." El Omega murmuró, la mirada de la anciana suavizándose lentamente. "No es mucho, pero espero que le guste." Confesó, ignorando el resoplido proveniente de Sooyeon.
"Veamos que me regaló Minho. Parece un libro." Jung-eun murmuró, rompiendo el envoltorio de un suave tono perlado. Sus ojos se cristalizaron al ver de lo que se trataba. "Oh Dios..." Ella musitó, con la voz queda y una de sus manos sobre su pecho.
Christopher frunció las cejas, incorporándose para ir hasta su abuela, totalmente curioso y el pecho se le apretó al ver el regalo que sostenían las temblorosas manos.
Era una foto, enmarcada en un lindo cuadro de tonos grises perlados en la que se podía ver a su hermano menor y a él sentados en el regazo de su difunto abuelo. Christopher tragó en seco, mirando a Minho con los ojos lagrimosos.
"¿Dónde la encontraste?" Preguntó, apartándose para que Byungchan se acercara a ver la foto.
"La encontré en una de tus cajas, estaba en el ático." Contó, jugando con el anillo en su dedo, su mirada sobre Jung-eun. "¿Le gustó?"
"Oh, mi amor. Es precioso." Jung-eun musitó, acariciando el rostro de su Alfa en la fotografía. "No tienes ni idea de lo mucho que me gustó, no me acordaba de esta foto y verla es..." Ella apretó los labios, sonriendo hacia él con los ojos brillantes en lágrimas retenidas. "Gracias, muchas gracias."
"Solo es una foto." Sooyeon comentó, los ojos de todos los presentes yendo a ella.
"Lo es. Solo es una foto." Jung-eun comentó, sonriendo hacia Minho. "Pero es el regalo perfecto."
"¡Papi!" La voz aguda de Minju lo llamó, sacándolo de sus pensamientos. Minho observó la foto que lo había arrastrado hasta sus recuerdos antes de girarse a sonreírle a su hija.
"¿Qué pasa, bebé?"
"Necesito almohadas ¡Muchas! Estamos construyendo un fuerte con papá." Minju contó emocionada y MInho alzó las cejas hacia ella.
"Espero que tu papá y todos los involucrados en la construcción del fuerte organicen todo lo que usaron una vez que terminen, ¿no?" Su hija asintió varias veces, siguiéndolo por los pasillos hasta la habitación de huéspedes. "Ten, sostén esta."
"Gracias~." Minju dijo, sosteniendo la almohada mientras Minho tomaba otras dos en sus brazos y la seguía hasta su habitación, sus cejas frunciéndose al ver el desastre alrededor de la misma.
"Dios Santo." Musitó, su mirada vagando por todo el lugar, en cuyo centro había una enorme tienda de campaña armada con varias almohadas acomodadas a su alrededor que Minho identificó como la estructura del "fuerte", los juguetes esparcidos por todo el suelo y algo de ropa.
"Amor." Christopher lo llamó, acercándose a él para darle un beso y tomar las almohadas que traía consigo. "Gracias, bonito."
"¿Qué se supone que es todo esto?" Preguntó y Sullyoon con la cabeza asomada desde el interior de la tienda de campaña llamó su atención.
"¡Es un fuerte, papi!" Ella chilló contenta.
"Puedo verlo, mi cielo. ¿Dónde está tu hermano?" Preguntó, suspirando tranquilamente cuando Seongmin apareció gateando desde el interior. "Christopher, ¿en qué momento hicieron este desastre?"
"¡Es un fuerte!" Minju contradijo, apilando las almohadas juntas. "¡Ahora sí! ¡Vamos dentro, papi! ¡Papá será el monstruo!"
"¡Argh! ¡Me los voy a comer!"
Christopher gruñó, escuchando a sus hijas chillar contentas, con Minju entrando rápido al interior, arrastrando a sus hermanos consigo.
"¿No vas a huir, mi amor? ¿O acaso quieres que te coma?" Christopher ronroneó, acercándose lentamente a él. Minju escuchó a sus hijos jadear.
"¡Papi, corre!"
"A lo mejor quiero que lo hagas." Minju murmuró, sonriendo cuando las manos de su Alfa fueron a su cintura, ignorando los gritos de sus hijas y los balbuceos de Seongmin. "Quizás quiero que me comas."
"No vas a huir de mí entonces."
Minho rió, recibiendo mordidas juguetonas en su cuello y en su mejilla, luego en su labio inferior antes de profundizar un beso, escuchando los chillidos de sus hijas de fondo.
"Que remedio, tendré que comerte."
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el último extra tiene 6mil palabras, alguien sálveme de editar tantooo
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