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"¿Estás así de aburrida?" Pregunta con una sonrisa. A unos pasos de él, su madre permanece sentada en el amplio sillón de su oficina, con toda su atención sumergida en el techo. Christopher no puede evitar dejar ir una risita cuando la escucha suspirar.
"¿Estás insinuando que no puedo visitarte, Christopher Bang?" Su madre le pregunta, con una ceja alzada en un gesto elegante. "Si te molesta que venga a verte a tu oficina, entonces no vengo más. Sé darme cuenta cuando mi presencia no es valorada." Christopher rueda los ojos.
"Eres tan dramática." Le dice y su madre le hace mala cara. "No me molesta que vengas a verme, es solo que a tu edad deberías tener otras entretenciones que no sean acosar a tus hijos." Sooyeon jadea ofendida ante sus palabras y Christopher se apresura a decir. "¿Quieres un nieto?" Pregunta, y desde su lugar en el sillón, su madre lo mira con grandes ojos negros.
"¿Minho está...?" Ella inicia, mostrándose sorprendida ante la idea y Christopher niega. "Entonces, ¿están pensando tenerlos?" El Alfa asintió.
"Lo hablamos ayer." Confesó, con las mejillas un poco rosadas. "Tengo la idea en la cabeza desde mi último celo y anoche hablé de eso con Min. Terminó mucho más emocionado que yo a pesar de que durante un embarazo, él es quien se llevará la peor parte." Su madre asintió, entendiendo sus palabras.
"Entiendo todo pero, ¿por qué me dices eso? Es tu vida, Christopher. Si quieres tener hijos con él, entonces tenlos." Su madre le dice, luciendo tranquila ante sus ojos.
"Sólo quería hablarlo contigo, ¿sabes? Contártelo." Christopher se encogió de hombros, volviendo la mirada a los papales en su escritorio. "Supongo que solo estoy un poco aterrado, quiero formar una familia con Minho pero me da miedo no estar preparado." Su madre resopló.
"Nunca se está totalmente preparado para un hijo, mi cielo. Ni cuando llegan de sorpresa, ni cuando los planificas. Es normal tener miedo, pero ya diste el primer paso, ¿no? Hablaste con tu pareja del asunto y ambos estuvieron de acuerdo. Eso es lo principal, el resto puedes aprenderlo en la marcha." Christopher sonrió aliviado ante las palabras de su madre, sintiéndose tranquilo.
"Gracias, mamá. Necesitaba mucho oír eso." Ella asintió, regresando a mirar el techo de su oficina.
Christopher apretó los labios, pensando cuáles serían sus próximas palabras, mas el sonido de una llamada entrante lo interrumpió. Observó el contacto que se mostraba en la pantalla, un "Yang Jungwon" con letras blancas y uniformes. Christopher frunció sus cejas, no esperaba una llamada del hermano de su Omega.
"¿Jungwon?" Inició algo dudoso, y todo lo que escuchó fue un suspiro de alivio al otro lado de la línea. Observó de reojo como su mamá se removía en el sillón.
"Hola, Christopher. ¿Cómo has estado?" La voz suave de Jungwon murmuró al otro lado y Christopher lo escuchó sorber la nariz. Algo no estaba bien con el Omega.
"Bien, estoy bien. ¿Y tú?" Un silencio se apoderó de la línea antes de que Jungwon respondiera con la voz algo estrangulada.
"No tan bien, la verdad." Admitió con la voz llorosa. "Llegué hoy a Seúl." Le contó y el primer pensamiento de Christopher fue el de que su Omega se alegraría mucho de ver a su hermano. "Perdón si estoy interrumpiendo tu trabajo, pero quería pedirte que nos viéramos cuando tengas algo de tiempo libre. Yo...necesito tu ayuda con algo, pero nadie de mi familia puede enterarse de esto, Christopher. Ni siquiera Minho."
"¿No te estás quedando con tus padres?" Preguntó curioso y Jungwon no tardó en responder.
"No." Respondió. "Y no pueden saber que estoy en Seúl tampoco. Necesito que mantengas el secreto." Christopher suspiró.
"Hoy estoy un poco ocupado y quedé en salir a cenar con Min, pero mañana podemos ir a almorzar juntos y hablamos. Envíame la dirección del hotel en el que te estás quedando, pasaré por ti." Minho suspira aliviado.
"Eso sería genial. Muchas gracias, Christopher. Nos vemos mañana." Dejó el teléfono sobre su escritorio y miró a su madre quien aún seguía con la mirada en el techo. Presionó el intercomunicador y la voz de Felix se escuchó al instante.
"¿Necesita algo, señor?"
"Felix, realiza una reserva para almorzar mañana en el restaurante de siempre." Le pidió y se incorporó luego de escuchar un "Entendido" por parte del Omega.
No le daba muy buena espina el asunto que Jungwon quería tratar con él, sobre todo teniendo en cuenta que no quería que nadie de su familia se enterara.
"Mamá, ¿quieres ir a almorzar conmigo?" La Omega le dedicó una corta mirada antes de negar.
"Quedé en almorzar con tu padre. De hecho, creo que llegaré tarde si no me apresuro." Se levantó, acomodando su ropa antes de ir junto al escritorio de Christopher y dejar un beso en la mejilla de su hijo. "Que tengas un buen día, mi cielo. Nos vemos después."
El sonido de sus tacones se escuchó mientras se alejaba. Cerró la puerta de la oficina de su hijo, sus ojos pronto de toparon con un Omega rubio sentado en un escritorio a unos metros de la puerta. Sonrió, caminando hasta él y dio un toque sobre la mesa para llamar su atención.
"Oh, buenos días. Puedo ayudarla en algo, señora Bang." El secretario de su hijo preguntó y ella asintió, mirando la puerta que llevaba a la oficina de Christopher y luego al Omega con las mejillas sucias de lo que parecía ser chocolate.
Rebuscó en su bolso, extendiéndole un pañuelo. Felix se sonrojó, aceptándolo para comenzar a limpiar los restos de chocolate que la mujer había apuntado con su dedo.
"Mi hijo me invitó a almorzar mañana. Me preguntaba si serías tan amable de apuntarme en una hoja la dirección del restaurante, la necesito para que mi chófer me lleve ahí." Felix frunció las cejas y Sooyeon supo que el Omega estaba dudando un poco si darle la información. "Christopher no pudo apuntármela porque está muy ocupado, prácticamente ni me hizo caso ahí dentro" Mintió, esperando que el chico se tragara su excusa barata. "Pero si no me crees podemos entrar y preguntarle." Los ojos de Felix se abrieron amplios.
"No, no. No hace falta, puedo encargarme de eso." Murmuró algo nervioso y Sooyeon sonrió amplio cuando le extendieron un papel con la dirección. "Hice la reservación para las doce, así que asegúrese de llegar a tiempo, ¿bien?" La Omega asintió.
"Muchas gracias." Felix murmuró un bajito "De nada", demasiado concentrado en limpiar los rastros de dulce de sus mejillas y aprovechó la oportunidad, alejándose del lugar con pasos rápidos y el papel apretado en sus manos.
Mantuvo su sonrisa todo el camino hasta el auto. Le indicó al chófer que la llevara a su casa mientras rebuscaba entre sus contactos. Creía que en algún momento había guardado el número, sólo tenía que mirar bien.
Marcó la opción de llamar una vez que lo encontró y se recostó en el asiento del auto mientras esperaba. Al cuarto timbre una voz cantarina respondió.
"¿Diga?" Sooyeon sonrió al escucharlo.
"Hola, Minho." La línea se mantuvo en silencio después de aquello. Supuso que era la última persona de la cual el Omega esperaba recibir una llamada. "¿Cómo has estado, tesoro?" Preguntó y ya se imaginaba la mirada recelosa de su yerno.
"¿Necesita algo?" Le dijo en su lugar y Sooyeon se removió satisfecha en el lugar. Así le gustaba, directo al grano. "¿Sucedió algo con Christopher?" El tono asustado en la voz de Minho hizo que se apresurara en hablar.
"Él está muy bien." Respondió. "Te estaba llamando para preguntarte qué harás mañana, quería invitarte a almorzar si estás libre." Un silencio se escuchó al otro lado de la línea antes de que Minho preguntara.
"¿Por qué?" Inquirió, su tono de voz receloso.
"Quiero que nos llevemos mejor." Siguió hablando cuando no obtuvo respuesta de Minho. "No empezamos con un buen pie, y no me importaría terminar así. Pero a Christopher le gustaría que nos lleváramos bien y para eso, antes debo disculparme contigo por mi comportamiento, por las cosas que he dicho y hecho." Admitió. "Por lo que pensé que podíamos ir a almorzar a un lugar bonito y hablar. ¿Qué dices?"
"Sí, eso estaría bien. Tengo algo de tiempo mañana." Los ojos de Sooyeon brillaron en felicidad y no pudo contener la emoción.
"¡Genial! Entonces te enviaré la dirección en un mensaje. ¿A las doce está bien para ti?" Preguntó ansiosa y el Omega hizo un sonido afirmativo. "Muy bien, entonces nos vemos mañana, tesoro. Cuídate."
Minho terminó la llamada, mirando el celular en sus manos con un par de cejas fruncidas. Bien, eso había sido extraño. Pensó que Bang Sooyeon y él morirían en guerra, pero al parecer la mujer estaba dispuesta a disculparse con él y mejorar su relación.
La idea todavía no lo convencía del todo, pero ella sabía bien usar sus cartas y estaba seguro que la mención de Christopher en la conversación estaba destinada a que no se negara.
Asistiría al almuerzo con ella, al fin y al cabo no tenía nada que perder. No es como si su relación fuera a empeorar más y aunque lo hiciese, estaba seguro de que a ninguno de los dos le importaría. Con dicha idea en mente su día pasó rápido, se arregló para ir a cenar con Minho y pidieron su comida favorita.
"¿Está todo bien?" Christopher preguntó y al parecer, no había superado todavía aquella conversación con Bang Sooyeon. "No has probado tu comida. ¿No te gusta?" Minho le dio una mirada a su plato, y luego otra al Alfa que lo veía algo preocupado.
"La comida está bien, es solo..." Suspiró, viendo como Christopher dejaba de comer para prestarle atención. "Tu madre me llamó hoy." Le contó y el Alfa se mostró casi o más sorprendido que él por ese hecho. "Lo sé, yo también me sorprendí. Me invitó a almorzar, quiere que nuestra relación mejore y dijo que iba a disculparse por su comportamiento." Christopher alzó las cejas sorprendido. "Acepté ir con ella, pero me sigue resultando extraño."
"Supongo que quizás yo tenga algo que ver con eso." El Alfa murmuró algo pensativo. "Digamos que le dije que hablamos acerca de tener hijos y ella como que reaccionó muy bien. Quizás solo quiere llevarse bien contigo para que la dejes ver a sus nietos." Christopher bromeó y la simple mención de tener bebés juntos lo relajó. Aun así, se permitió rodar los ojos mientras tomaba un poco de vino.
"Ella es muy exagerada. Nos llevamos mal, pero no por eso le prohibiría que viera a sus nietos." Murmuró con las mejillas rojas.
La conversación de los hijos es algo reciente que tiene a Minho con el corazón acelerado en felicidad.
Había pasado hace unos días mientras recibía su dosis de mimos diarios antes de dormir y de la nada Christopher había dejado de acariciar su cabello para preguntarle si le gustaría que tuvieran un cachorro.
Su aliento se le atascó en la garganta al escuchar aquello y miró a Christopher, quien solo se encogió de hombros, con las mejillas rojas y una sonrisa nerviosa. Al final, Minho no pudo dormir nada y tampoco dejó que Christopher lo hiciera, contándole todos los planes que tenía para cuando tuvieran un bebé.
A la mañana siguiente el Alfa le había dicho que concertaría una cita con el doctor de su familia para que ambos se hicieran un estudio para ver cómo estaba su estado de salud. Si todo se encontraba bien, Minho dejaría de tomar sus anticonceptivos y pondrían en marcha el nuevo plan de los bebés.
"Amor, tienes las mejillas muy rojas. ¿En qué estás pensando?" Christopher le preguntó con una sonrisa y Minho apretó los labios, demasiado avergonzado como para revelar sus pensamientos. "Si no quieres ir a almorzar con ella, no vayas y ya. No hagas algo con lo que te sientas incómodo, ¿bien?" Minho asintió, agradeciendo bajito por sus palabras.
Terminaron su cena al cabo de unos minutos para regresar a casa, con Christopher riéndose de los sonrojos que adornaban el rostro del Omega a cada rato. Al llegar, se acurrucaron en el sofá mientras veían un extraño documental en la televisión acerca de las manadas de lobos en el parque Yellowstone.
Era acerca de un lobo negro que actuaba como casanova, apareándose con las hembras de otras manadas y corriendo hasta la carretera donde los Alfas de dichas manadas no se atrevían a poner sus esponjosas patitas.
"Min, vamos a la cama, ¿mhm" Se dejó cargar por el Alfa, quien lo llevó en un agarre nupcial hasta la habitación. "Amor, cambia tu pijama. Vamos." Minho gruñó cuando le dieron una nalgada como incentivo para que se levantara, mas no movió un centímetro de su cuerpo de la cama.
Christopher terminó cambiándolo y poniendo su pijama. Minho solo fingió dormir mientras el Alfa le cambiaba la ropa, y se acomodó en la cama cuando este terminó de cambiarlo. Lo escuchó murmurar alguna queja ante su actitud descarada que Minho prefirió ignorar.
Se dejó envolver por los brazos de Christopher una vez que este se coló debajo de las sábanas, uniendo sus cuerpos. Minho suspiró complacido, con el rostro escondido en su pecho, el aroma a lluvia envolviéndolo y en esos momentos, sentía que nada en el mundo lo podría dañar.
Absolutamente nada.
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Dato curioso: El documental sobre el que escribí en el capítulo sí existe. Se llama "The Rise Of The Black Wolf" si bien recuerdo. El protagonista es un lobo negro muy peculiar.
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