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── 🪷 ⋆ ࣪ 22 ֶָ֢֪

Algo andaba mal, Minho lo presentía.

Llevaba toda la mañana sintiéndose ansioso. Su lobo no colaboraba tampoco, provocando que se le erizaran los vellos de la nuca. La primera persona en la que pensó fue en Christopher, lo había llamado y el Alfa le había dicho que llevaba ya media hora en el trabajo y que estaba bien. Después de eso llamó a todas y cada una de sus personas cercanas, todas le dieron la misma respuesta: "Estoy bien".

Minho se alegraba, pero eso no borraba la sensación de ansiedad que tenía desde hace unas horas. Miró el reloj de pared, marcaba las tres de la tarde. Decidió que lo mejor era salir de la casa, buscar en qué entretenerse para sacarse ese presentimiento de encima. Fue hasta la habitación, tomando una chaqueta y algo de dinero.

Mientras bajaba las escaleras, un par de toques se escucharon desde la puerta de la entrada. Arrugó sus cejas, él no esperaba a nadie.

Trotó hasta la puerta, abriéndola con una sonrisa que desapareció al ver a las dos personas frente a él. Un Christopher jadeante, con el cabello sudado y el rostro enrojecido era sostenido por Jeongin. La preocupación invadió a Minho al instante.

"Mi amor." Lo llamó, acunando su rostro. Estaba caliente. Demasiado. "Estás hirviendo en fiebre." Christopher murmuró algo bajito, apoyándose en la caricia que dejaba su mano en las mejillas febriles. Inhaló el aire alrededor del pelinegro y sus piernas flaquearon. Christopher estaba en celo.

"Su celo se adelantó. Se supone que debía ser en dos días." Jeongin le contó, sintiendo el agarre de Christopher soltarlo. Minho se tambaleó cuando todo el peso del cuerpo del Alfa cayó sobre el suyo. Lo sostuvo en un abrazo, sintiendo a Christopher esconder la nariz en su cuello, inhalando su aroma. "Felix le dio un supresor en la oficina, pero creo que deberías darle otro. Su celo es muy fuerte." Minho asintió.

"Gracias, Jeongin. Yo me encargaré a partir de aquí." El Alfa asintió, deseándole suerte antes de irse. Minho se acercó a cerrar la puerta con algo dificultad debido a tener el cuerpo de Christopher aferrado al suyo. "Tengo que buscar un supresor y un antipirético para que lo tomes. Siéntate en el sofá y espérame aquí." El Alfa gruñó en respuesta.

"No. Te quedas conmigo." Minho sonrió, yendo a acariciar los cabellos del Alfa. Obtuvo un ronroneo por la caricia y se sintió a sí mismo derretirse de ternura.

"Entonces ven conmigo." Le ofreció. "Tienes que tomar las pastillas, después te ayudaré a darte un baño y comerás algo." Christopher no dijo nada, manteniéndose abrazado a él. Minho suspiró. "Alfa." Lo llamó y sintió el cuerpo de Christopher estremecerse. "Hazle caso a tu Omega, ¿sí?"

El pelinegro no respondió, en su lugar, lo tomó de la mano, arrastrándolo prácticamente hasta la cocina. Minho dejó un besito en su mejilla antes de buscar las pastillas. Le extendió dos a Christopher: un supresor y un antipirético, le preocupaba la fiebre del Alfa. Luego él se tomó un supresor, tenía que estar consciente para cuidarlo.

Dejarse llevar por su instinto era algo que no podía permitir.

"Ahora, al baño." Se acercó a tomar la mano de Christopher, mas este permaneció estático en el lugar, mirándolo con grandes ojos negros.

El gris iba y venía de su iris, apareciendo de repente para luego desaparecer casi al instante. Sabía que el Alfa estaba luchando con su lobo por el control, Christopher no se lo cedería tan fácil. El Alfa dio un paso hacia él, invadiendo su espacio personal y pronto tuvo manos en su rostro, que lo atrajeron a un beso brusco.

Gimió en la boca del Alfa, sintiendo humedecerse por el beso que era un enredo de lenguas y mordidas. Christopher llevó sus manos a su cuerpo, deslizándolas hasta su trasero y se sostuvo de los hombros del Alfa cuando lo alzaron, sentándolo sobre la encimera.

Las manos de Christopher se colaron debajo de su camisa, levantándola hasta que sus pezones quedaron expuestos y pronto tuvo la boca del Alfa allí, mordiendo y chupando hasta dejar la piel sensible.

"Christopher." Se separó, haciendo uso de toda su voluntad. El aludido hundió el rostro en su pecho, dejando caricias con la nariz "Vamos a darte un baño, para tu fiebre. Colabora conmigo, ¿sí?" Le pidió.

Christopher lo escrutó con la mirada, llevando una mano hasta su mejilla para acariciarla. Minho sonrió, tomando la mano del Alfa para dejar un beso en la palma, acercándose a dejar otro más en su frente caliente.

"Omega." Christopher lo llamó, con una voz que parecía una combinación entre la de su lobo y la suya propia. "Eres el Omega más bonito de todos, mi amor." Minho se sonrojó hasta las orejas.

"Gracias por el cumplido, pero aun así vas a tomar ese baño. Vamos." Christopher se quejó con un puchero y el Omega sonrió enternecido, sus mejillas doliéndole. "Dentro de unos minutos el supresor hará efecto y te sentirás mucho mejor, ya verás."

Quince minutos después, logró meter al pelinegro en el baño. Puso a llenar la bañera con un poco de agua caliente, sintiendo como los ojos del Alfa seguían todos y cada uno de sus movimientos. Su temperatura corporal seguía alta, al igual que sus pupilas se mantenían midriáticas, mas la intensidad del aroma del Alfa había disminuido, lo que le ayudaba en sobremanera para mantener a pie su raciocinio.

"Ven, déjame ayudarte con la camisa." Christopher se dejó desvestir por el Omega, disfrutando silenciosamente de los roces de sus manos suaves por su piel caliente, el aroma suave de Minho llenando sus sentidos y el Alfa sintió a su lobo gruñir, buscando mostrarse.

Aún no, pensó Christopher. Sus manos yendo a sostener las caderas del Omega una vez que estuvo desnudo. Minho lo observó con incógnita en la mirada y Christopher sonrió, mostrando sus colmillos.

"Báñate conmigo." Le pidió. El Omega suspiró, retándolo con la mirada, pero sabía que no le diría que no. Minho nunca le negaba nada.

"Está bien, pero entra primero, ¿bien?" Christopher obedeció, como el buen Alfa en el que se convertía durante su etapa pre-celo. El Omega lo observó complacido acatar su orden antes de comenzar a desvestirse a sí mismo.

Era su primer día del celo. Era consciente de que al siguiente no podría retener aún más a su lobo, sin importar cuantos supresores tomara. Por lo que disfrutaría las atenciones del Omega por el momento.

"Hazme espacio." Christopher se recostó contra el borde de la bañera, recibiendo el cuerpo desnudo del Omega entre sus brazos. Hundió la nariz en su cabello gris, inhalando el aroma suave a shampoo. "¿Contento?" Preguntó, acercándose a pegar más sus cuerpos. Christopher gruñó en satisfacción contra su cuello.

"Muy contento." Respondió. Minho dejó ir una risita, comenzando a dejar caricias en los brazos que lo rodeaban. "Gracias por esto. Tenerte cerca me alivia." El Omega negó.

"La verdad es que me sorprendió mucho verte aquí. Nunca has pasado tu celo conmigo, y por un momento pensé que cuando lo tuvieras te volverías loco y me follarías por todas las superficies de la casa." Minho admitió. "Me encuentro un poco decepcionado de que ese no sea el caso." El Alfa rió, acercándose a besar sus pucheros con algo de dificultad.

"Puedo controlar bien la necesidad de "follarte contra todas las superficies" el primer día. Con un par de supresores me es fácil lidiar con mi lobo, mas tarde o temprano termino cediendo ante él." Admitió, acariciando el vientre plano del Omega. "Llama esto la calma antes de la tormenta, estoy disfrutando un poco antes de que mi lobo te tenga sólo para él." Minho resopló.

"Hablas de tu Alfa como si fuera tu enemigo. Tu lobo es como una extensión de ti, cuando lo comprendas tendrás una mejor relación con él y te quitarás un dolor de cabeza." Se levantó, girándose para acomodarse en el regazo del Alfa.

Christopher observó a Minho todo el tiempo que le tomó sentarse en sus piernas. La boca se le hizo agua ante la tez un poco acanelada expuesta a él. Escrutó cada detalle, partiendo desde las elegantes clavículas hasta la pequeña cintura del Omega, acercándose a hundir los dedos en la piel de sus caderas, atrayéndolo más cerca hasta que sus alientos chocaron.

El azul brilló en los ojos de su Omega, su lobo reconociéndolo y mostrando sumisión ante él cuando ladeó la cabeza, permitiéndole el acceso a su cuello, donde Christopher hundió la nariz, inhalando el aroma a chocolate mezclado con el suyo propio.

Lo atrajo para darle un beso que creo un mar de explosiones en su bajo vientre. El Omega gimió bajito, sus sentidos nublándose por el aroma del Alfa frente a él, por las caricias desesperadas en su cuerpo. Se apoyó en sus rodillas, tomando la erección del Alfa en su mano. Christopher gimió ronco ante el toque, mientras Minho guiaba el pene hasta su entrada, bajando con lentitud.

"No." El pelinegro se quejó y Minho alzó una ceja. ¿Cuándo un Alfa en celo se ha negado al sexo? "Si lo hacemos voy a perder el control sobre mi lobo. Ya no podré suprimirlo más y..." Gruñó cuando el Omega bajó más en su erección. "Joder, Minho. Vas a volverme loco."

"Pierde el control, Chris. Déjate llevar, ¿sí?" Le dijo en un ronroneo, sonriendo ante el ceño fruncido del Alfa. "Yo te cuido, ¿mhm? Déjame cuidarte."

"Presiento que prefieres estar con mi lobo antes que conmigo." Christopher se quejó y Minho dejó ir una risita.

"Tu lobo me trata bonito." Le dijo, aprovechando la confusión momentánea del Alfa para terminar de bajar por completo. Ambos gimieron, las manos del Alfa se apretaron en su cadera, hundiéndose en la piel.

Minho comenzó a moverse, el agua se llevaba el lubricante lo que provocaba un ligero escozor cada vez que el pene del Alfa se rozaba en sus paredes. Se aferró a sus hombros, usándolos como apoyo y Christopher gimió ronco cuando el Omega movió las caderas en círculos.

"Omega." Christopher lo llamó con la voz ronca, casi gutural.

Las manos del Alfa dejan sus caderas, viajando hasta sus nalgas para apretarlas, ayudando al Omega a moverse sobre él. La boca del Alfa se acerca a hacer estragos a en su cuello, justo donde el aroma a chocolate es más fuerte, dejando una mordida superficial sobre la zona.

Christopher gruñe excitado, demasiado sensible por su celo, con los movimientos torpes del Omega creando la más placentera de las sensaciones que lo lleva a un inevitable orgasmo. Sintió como todo su control y conciencia eran robados al momento en el que el nudo se formaba en el interior del Omega, estirando la piel sensible.

Minho dejó ir un quejido cuando la sensación de estiramiento inicial del nudo apareció, trayendo consigo punzadas de dolor que desaparecieron al mismo instante que el semen caliente bañó su interior. Alcanzó el clímax entre temblores, abrazándose del cuerpo de Christopher cuando el placer fue demasiado y sus fluidos se mezclaron con el agua.

Sintió su vista nublarse, el mundo alrededor de repente estuvo en silencio mientras su cuerpo se volvía ligero y manipulable. Sus sentidos demasiado opacados, el dolor del nudo había desparecido y solo quedaba placer. Sentía que el más mínimo roce del pene del Alfa en su interior le provocaría otro orgasmo.

"Mi Omega." La voz del pelinegro sonó lejana en sus oídos, a pesar de que estaban cerca el uno del otro. Christopher dejó caricias sobre su espalda y Minho gimió agudo por el placer que provocó en él tal simple tacto. "Mírame."

El Alfa tomó su barbilla, provocando que sus rostros de encontraran. El iris contrario brillando en un fuerte tono gris plata le hizo saber que Christopher ya no se encontraba al mando.

"¿Te gustó?" Le preguntó y Minho lo miró extrañado, todavía demasiado aturdido del hecho de que las palabras se estuvieran registrando tan lento en su cerebro.

¿A eso se refería Christopher cuando le comentó acerca de lo que provocaba en un Omega el nudo de un Alfa en celo? De ser así, Minho le daba toda la maldita razón. Sentía que el Alfa que lo sostenía podía hacer lo que quisiera, que él no se negaría en absoluto.

"Mi Omega." Le dijo, dando besos en su cuello que relajaron instintivamente a Minho.

El peligris tembló, sus mejillas coloreándose de rojo cuando el aliento cálido de Christopher chocó contra su oído. Otro chorro de semen se vació en su interior y Minho gimió ante la sensación.

"Quiero que mi Omega me diga..." El pelinegro inició, sonriendo al ver los vellos de Minho erizarse. "¿Si le gustó lo que hace el nudo de su Alfa en él cuando está en celo?"  El Omega dejó ir un jadeo, observando la sonrisa adornada con colmillos del Alfa.

Iban a ser unos tres días muy largos...Minho los disfrutaría lo más que pudiera.

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