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Lee Felix mira a su alrededor varias veces, inspeccionado el ambiente con cautela. Bien, estaba solo por el momento. Se agachó, tomando la caja escondida a un lado de su escritorio. Una sonrisa amplia surcó su rostro al ver los cupcakes. Tenía el paraíso entre sus manos.
"Felix." El aludido dio un pequeño brinco sobre el asiento, la caja de dulces tambaleándose en su agarre. "Perdón. No era mi intención asustarte." Jeongin le dijo, con una sonrisa de hoyuelos. Felix negó, restándole importancia con un gesto de la mano mientras volvía a mirar alrededor, cómo si buscara algo.
"No me asustaste, es solo que pensé que eras el señor Bang." El Omega confesó, sus cejas fruncidas cuando añadió. "Lleva tres días seguidos extorsionándome. El muy maldito." Se quejó, llevando un cupcake a su boca para darle un mordisco. Revisó la expresión del Alfa, quien lucía nervioso y tenía las mejillas algo rosadas. "¿Querías algo, Jeongin?"
"Yo...vine a traerte esto." Le extendió una pequeña bolsa de la que Felix no se había percatado. "Es para tu almuerzo. Me he dado cuenta que no estás comiendo saludable." Señaló los dulces y Felix se sonrojó, algo avergonzado. "Y pensé en cocinar algo para ti." Dejó la bolsa con comida sobre el escritorio y el Omega se acercó a tomarla.
"Me lo comeré todo. Muchas gracias, Jeongin." El Alfa asintió, sus mejillas mucho más rojas que antes. "¿Quieres un cupcake? Yo-han los compró para mí, pero puedo compartir." Jeongin negó, dándole las gracias por ofrecerle el aperitivo.
"En realidad, yo quería..." Perdió su voz a mitad de oración. Observó a Felix, quien comía tranquilo, con sus ojos en Jeongin. "Me preguntaba si querías ir a cenar esta noche conmigo." La oración salió rápida, con un jadeo final que delataba que estaba conteniendo el aire cuando habló. Felix comenzó a toser con fuerza. El Alfa palideció al verlo todo rojo, ahogándose con la comida.
"¿Qué?" Las mejillas del Omega eran dos cerezas redondeadas y apretujables que Jeongin quería morder. Una sonrisita nerviosa se extendió por sus labios, mientras rascaba su nuca, nervioso. "¿Quieres que vayamos a cenar juntos?" Jeongin asintió. "¿Modo qué?" Preguntó y el Alfa pareció confundido por unos minutos, antes de que comprendiera a lo que se refería.
"Modo cita." Respondió. Las orejas de Lee Felix ardieron en vergüenza.
"Jeongin, estoy esperando un bebé." Le dijo, buscando hacer entrar al Alfa en razón.
"Soy consciente de eso y aun así me gustas mucho, Felix." Respondió. "Si crees que me va a molestar tu cachorro ahora o en un futuro, estás más que equivocado." El Omega apretó los labios, agachando la cabeza hacia los dulces. "Sé por qué me lo dices, los Alfas normalmente no aceptan cuidar a un Omega que tiene al cachorro de otro, pero no nos cortes a todos con la misma tijera, ¿sí?"
"Jeongin, yo..."
"No te estoy presionando, puedes decirme que no si quieres. Solo no pongas a tu bebé como excusa, ¿bien? No me molesta en absoluto." Jeongin admitió. "Entonces, ¿es una cita?" El Alfa preguntó. Felix lo miró a los ojos, sintiendo sonrojarse un poquito.
"Es una cita." Confirmó y los ojos de Jeongin brillaron en felicidad. "Pero tiene que haber jugo de manzana en la cena, sino no acepto." Bromeó. El Alfa asintió varias veces, luciendo feliz. "Entonces, supongo que nos vemos esta noche, ¿no?"
"Paso por ti. ¿A las ocho está bien?" Felix asintió. "Bueno, nos vemos." Jeongin se despidió con la mano, soltando un quejido cuando chocó contra un cuerpo firme por ir caminando de espaldas. Palideció un poco al ver de quién se trataba. "Oh, lo siento, señor Bang. No vi por dónde iba." Se disculpó.
Christopher le hizo una seña con la mano, diciéndole que siguiera su camino mientras sus ojos estaban fijos en Felix, quien escondía torpemente algo bajo su escritorio. Demasiado tarde, Christopher ya lo había visto todo.
Caminó con pasos firmes hasta el escritorio de su secretario.
Felix lo miró con cejas fruncidas, Christopher admiraba su valentía al comportarse así con él. Miró alrededor, además de la caja que tenía el logo de alguna pastelería, había otra bolsa en la que Christopher no se interesó.
"¿Cuántas veces te he dicho que no puedes comer en horarios de trabajo?" Christopher le preguntó y Felix fingió confusión.
"No sé de qué me habla, Señor Bang." El Alfa alzó una ceja, apuntando hacia su mejilla.
"Tienes merengue en la mejilla, Felix. No intentes engañarme." El Omega resopló al verse descubierto. Eso solo podía significar una cosa. "Tienes que respetar las normas de la empresa, y sobre todo, respetarme a mí. Entiendo que estés esperando un bebé, pero tienes que responder ante las reglas al igual que todos." Felix bufó, rebuscando en su escritorio para dejar una leche sabor fresa sobre este, empujándola hacia su jefe, quien alzó ambas cejas. "¿Crees que es justo que comas mientras tus compañeros de trabajo lidian con gastritis por estrés laboral? Todos en esta empresa son iguales, debes saber eso. No aceptaré..."
Las palabras del Alfa se detuvieron cuando Felix colocó un cupcake al lado de la leche. Christopher sonrió amplio, acercándose a tomar la pequeña merienda. Miró a Felix en advertencia, apuntándole con uno de sus dedos mientras decía.
"Me haré el de la vista gorda por hoy. Que no se vuelva a repetir." Felix rodó los ojos, viendo a su jefe alejarse con lo que sería su merienda del día.
Christopher Bang había creado un mal hábito desde hace tres días de obtener comida a cambio de hacerse el de la vista gorda con el hecho de que coma en la oficina.
El Omega tenía que traer consigo diario una leche saborizada de fresa si quería que fuera un soborno completo. No sabía por qué un jodido millonario le robaba la comida a un indefenso Omega embarazado, pero esperaba que le saliera un orzuelo al mocoso de su jefe por hacerlo.
"Algún día el karma te lo cobrará, Christopher Bang. Algún día." Murmuró, comenzando a comer con tranquilidad después de haberle pagado el tributo diario a su jefe. "Dios, ¿por qué esto sabe tan rico?"
"¡Felix!" La voz animada de Kyujin atrajo su atención. La vio caminar junto a Aeri, dejando una carpeta sobre su escritorio. "Es el nuevo contrato que pidió el señor Bang." SeokJin asintió, agarrando el cupcake en su boca para darle una ojeada al documento. "Oh, ¿trajiste almuerzo?" Ella le preguntó, fingiendo inocencia. El Omega rodó sus ojos, sabiendo lo que se avecinaba. ¿Es que no iban a dejarlo comer en santa paz?
"¿O fue cierto Alfa con hoyuelos quien lo trajo para ti, mhm?" Aeri añadió y Felix le hizo una mala cara a ambas.
Sus amigas rieron escandalosamente, mientras él se pensaba si realmente se merecían ser las madrinas de su cachorro. Kim Yo-han y Kim Jungwoo parecían los padrinos perfectos en esos momentos.
"Ya, ya. Perdón. No te enojes. Pero fue muy lindo ver a Jeongin sonrojarse cuando le preguntamos si la comida en la bolsa era para ti." Kyujin asintió de acuerdo.
"Vi tonos de rojo en su cara que no sabía que existían." Felix no pudo evitar sonreír ante esto último. "Jeongin nos comentó que quería invitarte a cenar esta noche ¿Qué le respondiste?" Ambas chicas se inclinaron hacia él, totalmente curiosas.
"Dije que sí." Respondió. Dos chillidos felices se escucharon y el Omega sonrió un poquito. "No estoy muy seguro de a dónde nos llevará pero, no puede ser tan malo, ¿verdad? Es decir, Jeongin me dijo que no le importaba..." Hizo un gesto hacia su vientre y las chicas asistieron en comprensión. "Eso era lo que me frenaba un poco de salir con él. No pienso estar con una persona que no acepte a mi bebé."
"Jeonginnie no es así." Kyujin refutó y Felix asintió, estando de acuerdo.
"Lo sé, y por eso acepté cenar con él." Confesó. "Jeongin es..."
"Alfa." Interrumpió Kyujin. Felix negó.
"No, me refiero a que..."
"Alfa." La voz de la Omega salió distorsionada. Alzó la mirada, encontrándose con los ojos de Kyujin de un verde esmeralda, su lobo manifestándose. Miró a Aeri, quien lucía mejillas rojas y ojos vidriosos.
"Chicas, ¿qué sucede?"
Kyujin jadeó, aferrándose al escritorio con fuerza y Felix olfateó el aire cuando un aroma en particular llamó su atención.
Feromonas provenientes de la oficina de su jefe eran esparcidas en abundancia, enviando un único mensaje.
Celo.
"Joder, pero faltan dos días para su maldito celo." Se quejó, rebuscando para encontrar supresores entre los cajones del escritorio. "Aeri, llévate a Kyujin. Llamen a Jeongin, rápido." Ambas Omegas permanecieron estáticas en el lugar, con pupilas dilatadas y ojos enfocados en la puerta que abría paso a la oficina del Alfa. "¡Chicas, ahora! "Ambas parecieron reaccionar con su grito, comenzando a salir con rapidez del piso.
Caminó con pasos rápidos hasta la oficina. Al abrir la puerta, las feromonas golpearon con fuerza. Frunció la nariz, agradeciendo al cielo que la única vez que su jefe presentara un jodido celo irregular, él estuviera tan embarazado como para que su Omega no reaccione a ello. Aun así, el aroma del Alfa era demasiado fuerte.
"Señor Bang." Lo llamó. Un gruñido ronco fue todo lo que le respondió y Felix se apresuró en llegar hasta el escritorio, extendiéndole un supresor y una botella de agua. "Tome esto. Ya llamé a Jeongin para que se encargue de dejarlo en el hotel de siempre." Christopher se acercó a tomar el supresor, haciendo uso de la poca conciencia que le quedaba.
Desde que se presentó a los quince años, había tenido una lucha constante con su lobo para obtener el control. Christopher raramente cedía a las demandas de su parte animal, lo que había provocado que su relación con su lobo no fuera la mejor de todas y que este intentara tomar el control en cada oportunidad que tuviera.
Su cuerpo estaba febril, sentía su piel erizarse en un incómodo escalofrío. Cada uno de sus músculos tensos, y sus colmillos picaban por salir dentro de su boca. Una erección dolorosa se comenzaba a marcar en su entrepierna y la mente de Christopher estaba sumergida en un bucle interminable en la que una sola idea se repetía: Minho.
Omega. Necesitaba a su Omega.
Su instinto que se mantenía alerta le avisó de la presencia que se avecinaba antes que las puertas de su oficina se abrieran con un alto estruendo, que sumó puntos al dolor de cabeza que estaba gestándose en él.
"¡Felix!" La voz asustada de Jeongin se escuchó, el alivio reflejándose en su rostro al ver al Omega bien, parado al lado de su jefe. "Su celo se adelantó. Eso nunca sucede." Christopher gruñó ante la presencia de Jeongin, quien alzó los brazos. "Vengo a llevarlo a su hotel, no haré nada."
Felix arrugó sus cejas al recordar que debía llamar al hotel en el que el Alfa pasaba todos sus celos para avisar que iba. Nunca entendió por qué su jefe pasaba sus celos solo teniendo en cuenta que tenía un Omega precioso con el que llevaba casado cuatro años.
Era algo ilógico, a su parecer. Mas a él no le pagaban por pensar y menos por meterse en la vida de Christopher BAng, así que mantuvo la boca cerrada.
"Asegúrate de acompañarlo hasta su habitación en el hotel. Llamaré para que sepan que el señor Bang va en camino, así que no deberían tener problemas para entrar." Miró a un lado a Christopher, quien parecía un poco más repuesto. "¿Necesita ayuda para llegar al auto?" El pelinegro negó.
"Estoy bien. El supresor está haciendo efecto." Felix asintió, mirando luego a Jeongin.
"Por favor, tengan cuidado. "Les pidió. Jeongin asintió, despidiéndose del Omega con una mano mientras le aseguraba que lo llamaría cuando dejara a Christopher en el hotel.
Ambos Alfas agradecieron que el camino al elevador y al auto estuviera despejado. Prácticamente se habían topado con unas diez personas, que solo reaccionaron con reverencias torpes y mejillas rojas cuando Christopher pasó por su lado.
Tuvo que apoyarse en Jeongin para caminar, a pesar de que su lobo gruñía ante la cercanía de otro Alfa. Sentía sus piernas acalambradas, al igual que su vientre. Su cuerpo ardía por la fiebre, dejándolo débil y algo confundido.
"Con cuidado." El jefe de seguridad de su piso le dijo, ayudándolo a sentarse en el asiento trasero del auto. "¿Puede con el cinturón usted solo?" Christopher gruñó en respuesta.
"Estoy en celo, Jeongin. No lisiado." Le recordó y el Alfa se encogió de hombros, cerrando la puerta del auto para ir hasta el asiento del conductor.
Christopher luchó un rato con el cinturón de seguridad, terminado de ponérselo con algo de dificultad luego de unos minutos. Sus manos temblaban y su vista se estaba nublado poco a poco.
Al parecer su lobo había hecho gárgaras con el supresor que había tomado hacía unos minutos. Había olvidado la última vez que había tenido un celo así de fuerte, generalmente su lobo se calmaba con un supresor y un baño de agua fría.
Christopher sabía que esta vez su lobo no cedería tan fácil. Su Alfa le gruñía en el pecho, exigiendo algo que por primera vez él estaba dispuesto a dar.
"Lo llevaré al hotel, señor. Lo más probable es que ya lo estén esperando." Jeongin dijo, escuchando los gruñidos que emitía Christopher desde el asiento de atrás. Se giró hacia él cuando escuchó al pelinegro murmurar algo entre dientes. "¿Dijo algo?" Christopher tragó en seco el nudo en su garganta.
"No." Murmuró con voz ronca, llamando la atención de Jeongin. "No me lleves al hotel." El otro Alfa alzó ambas cejas en sorpresa.
"¿A dónde quiere ir entonces?"
"A casa." Christopher jadeó, aferrándose al borde del asiento cuando el dolor en su entrepierna se volvió insoportable. "Llévame a casa."
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