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── 🪷 ⋆ ࣪ 19 ֶָ֢֪

Han pasado exactamente diez meses desde que habló por última vez con Jungwon. Antes solían llamarse el uno al otro todos los días de la semana, aunque no hubiera una novedad, simplemente para contarse cómo estaban.

Después se casó con Christopher y hablar con su hermano mayor se tornó un tanto difícil, teniendo en cuenta que Jungwon siempre le preguntaba cómo iban las cosas, o le decía qué cuándo se dignaría a darle sobrinos, mientras Minho intentaba no ahogarse en la indiferencia de Christopher.

Jungwon se había mudado en cuanto se casó con su Alfa, las veces que Minho lo había visto desde entonces eran muy resumidas y se limitaban a motivos importantes.

Sabía que su hermano tenía su propia vida, problemas con los que lidiar, un par de cachorros revoltosos que robaban su tiempo pero eso no le impidió extrañarlo mientras observaba a los hermanos Bang interactuar.

Apretó el celular en su mano, sus ojos fijos en el contacto que reflejaba el nombre de Jungwon. Bien, quizás era momento de romper ese insoportable récord de diez meses sin hablar con él y saber un poco de su hermano.

Sus dedos temblaban cuando pulsó la opción de llamar, inundado por los nervios de volver a hablar con él; y era algo ridículo, era su hermano.

"¿Honnie?" La voz emocionada de Jungwon lo trajo de vuelta a la realidad, la pantalla de su celular mostraba una llamada en curso. Parpadeó un par de veces para sacarse a sí mismo de ese mundo en el que se sumergía tantas veces por su cuenta. "Dios, ha pasado un tiempo desde que hablamos. ¿Cómo has estado, cachorro?" Sonrió al escuchar el apodo con el que Jungwon solía llamarlo durante su infancia.

"Estoy bien, hyung. Yo..." Minho apretó los labios, no sabiendo muy bien qué decir. "¿Cómo has estado tú? ¿Y los niños?" Sintió su cuerpo relajarse al escuchar la suave voz de su hermano.

"Están acabando conmigo. Bebés, saluden al tío Min." El Omega escuchó un par de voces agudas y chillonas saludarlo casi al unísono, lo próximo que se escucharon fueron estruendosas risas y pasos rápidos seguidos de un regaño de Jungwon. "Perdón que no hablen más contigo, el imbécil de Junho les compró unas pistolas de agua y ahora andan disparándole a todo lo que se mueve. Me he tenido que cambiar de ropa casi nueve veces en el día." Se quejó en un lloriqueo.

"Nunca habías llamado a Junho hyung imbécil, ni siquiera cuando tuviste a los niños, y Changbin hyung dice que tener cachorros te dan ganas de maldecir y matar a tu Alfa." Minho omite añadir que desearía ver si él también maldice a Christopher cuando tenga su cachorro, en su lugar se atreve a preguntar bajito. "¿Todo está bien en casa, Wonnie?" El aludido tarda unos minutos en responder.

"Sí, está todo bien. No hay nada que preocuparse, solo son...desacuerdos." Responde y Minho no tiene tiempo de añadir algo más porque su hermano se le adelanta. "Hablando de Alfas imbéciles, ¿cómo van las cosas con Christopher? ¿Sigue jugando a ser el indiferente?" Minho sonríe por sus palabras.

"Está mejorando, hyung. Las cosas están bien entre nosotros, mucho mejor que hace unos años." Confiesa y se imagina a Jungwon sonriendo al otro lado de la línea.

Le había comentado varias veces como era su relación con Christopher, sobre todo cómo el Alfa se comportaba con él la mayor parte del tiempo. Jungwon le había aconsejado entre gruñidos que pateara el trasero orgulloso de Christopher hasta el Polo Norte, mientras él solo se reía con el corazón apretado.

Nunca le dijo que la razón del Alfa para ser así con él se debía a que siempre fue Jungwon con quien Christopher quería tener un matrimonio, sólo que cuando fueron a concertar dicha unión su hermano ya estaba felizmente comprometido con un importante magnate de Busan y Christopher había tenido que aceptar a Minho como compensación.

Tampoco le había dicho que amaba lo suficiente a Christopher como para no patearlo lejos, Dios, prácticamente ya no le quedaba nada de orgullo por el hombre.

"Eso es bueno. Me alegro que las cosas vayan bien para ustedes, Honnie. A ver si ahora me das sobrinos." El aludido se ríe, dejándose arrullar por la suave voz de Jungwon mientras le cuenta miles de cosas y ninguna a la vez.

Su hermano solo inicia una historia para luego saltar a otra que le llega a la mente de repente, y Minho solo lo deja ser, demasiado feliz de retomar el contacto que no sabía que extrañaba tanto.

Minho no recuerda la razón exacta por la cual dejaron de hablarse por tanto tiempo, más no va a permitir que eso suceda de nuevo. Su hermano es alguien lo suficientemente importante como para no perder el contacto con él, por lo que le alegra en parte que puedan conversar como si los diez meses en los que no supieron nada del otro se sientan como un par de segundos.

"Y entonces se enojó porque quería que el hada de los dientes le dejara un millón de wons por su diente. Y yo estaba tipo, "bebé, la pobre hadita no puede darte tanto dinero por un diente" y Jihoon solo suspiró y dijo que si no le daba más dinero para comprarse caramelos entonces no le dejaría más sus dientes." Minho carcajeó cuando su hermano terminó de contar. "De hecho, desde entonces todos y cada uno de sus dientes están guardados en una cajita con recelo. Todos los días la abre y los cuenta. Es una ternurita."

"Wonnie, a tus hijos les gusta demasiado el dinero. Un millón de wons por un dientecito es demasiado." El Omega rió al otro lado de la línea y Minho sonrió ante el sonido. "Won, te extrañé tanto." Minho murmuró con la voz rota. "Te extraño mucho."

"Yo también te extraño tanto, Honnie. Perdón por no llamarte, yo...Dios, ni siquiera tengo una excusa que valga la pena. ¿Por qué no conversábamos desde hace tanto? Había olvidado el bien que me hace hablar contigo." Minho se imaginó que el Omega estaba haciendo pucheros. "Bien, hay que llamarnos mínimo tres veces por semana. No acepto menos."

"Me apunto al plan." Minho aceptó, sus ojos yendo a la puerta que se abría. La figura de Christopher se mostró ante él, con una marca de beso roja en una de sus mejillas. "Hablamos después, ¿sí? Dale muchos besitos a los cachorros."

"¿Christopher acaba de llegar, cierto?" Minho se sonrojó, dejando escapar un sonidito estrangulado al verse descubierto. La risa de Jungwon que salía del auricular del celular solo agravaba su sonrojo. "Tu voz cambia un mundo cuando hablas de él, o cuando está cerca." Admite. "Conversamos luego, Honnie. Saluda a Christopher de mi...¡MINSEOK! ¡JIHOON! ¿¡QUÉ LES DIJE ACERCA DE LANZARME AGUA?! ¡VENGAN AQUÍ, HIJOS DEL DEMONIO! ¡SI NO ME HACEN CASO VOY A COLGARLOS DE LAS OREJAS Y...!" Minho colgó, dejando de escuchar los gritos de su hermano regañando a sus sobrinos. Al parecer Jungwon necesitaría otro cambio de ropa.

"¿Quién era?" Christopher preguntó, dejándose caer en la cama. Minho pensó durante unos minutos si responderle o no.

"Era Wonnie." Le dice y sus ojos permanecen atentos a cualquier cambio en la expresión del Alfa, quien solo asiente conforme hacia él, acomodándose aún más en la cama. Los hombros de Minho se relajan instintivamente al tener al Alfa cerca. "¿Terminaste tu sesión de mimos con tu abuela?" Christopher gruñe por lo bajo, y Minho sonríe amplio, acercándose a limpiar la mancha de labial en su mejilla.

"Ella es demasiado empalagosa." Se queja, pero hay una sonrisa en sus labios cuando añade. "Logré escapar antes de que comprometiera mi otra mejilla."

Minho lo escucha quejarse y sonríe bonito al Alfa, hundiendo sus dedos en el cabello negro sedoso. Christopher no se queja del toque y Minho aprovecha para llevar ambas manos al cabello del Alfa, sus dedos jugueteando con las suaves hebras y congela sus movimientos cuando un sonido similar a un ronroneo se escucha en la habitación.

"No te detengas." Christopher le pide con los ojos cerrados, y el Omega se encarga de retomar las caricias, totalmente complacido con la reacción del Alfa, quien se inclina buscando más caricias. "Si todavía quieres ir a nadar, será mejor que te detengas o voy a dormirme." Los ojos del peligris brillan en felicidad y Christopher gruñe disconforme cuando los dedos de Minho dejan de repartir caricias y los pasos del Omega se escuchan rápidos hacia el baño.

Unos minutos después, la imagen de un Minho emocionado se muestra frente a él. Lleva un short de nylon negro adornado con palmeras y una camisa de igual color. El cabello grisáceo está despeinado en ondas y sus mejillas rojas, Christopher sonríe ante la imagen adorable que el Omega proyecta.

"¿Qué estás esperando, Christopher? Vamos, vístete. Rápido." El Omega se acerca a halarlo por el brazo y el Alfa se levanta perezoso.

Christopher quita su camisa, sus ojos fijos en el Omega cuyo sonrojo se vuelve cada vez más notorio. Minho se gira, dándole la espalda al Alfa cuando este deja caer su ropa sobre la cama, con un gesto tímido que hace sonreír a Christopher.

"Me has visto desnudo, Minho. ¿Por qué estás actuando tan tímido?" El Alfa le recuerda y el Omega parece entrar en sí, girándose a enfrentarlo. Le da una mirada poco disimulada al torso expuesto de Christopher y siente su aroma dispararse. "¿Te gusta lo que ves?" Christopher le pregunta con burla y Minho se digna a mirarlo a la cara durante unos segundos solo para murmurar.

"Joder, sí. Estás buenísimo." Christopher luce un poco sorprendido por su declaración, más luego niega con la cabeza.
Hay una bonita sonrisa en sus labios y un ligero rubor en sus pómulos que tienen a Minho con unas terribles ganas de acercarse y pellizcar sus mejillas.

Una vez que el Alfa termina de cambiarse es arrastrado por Minho escaleras abajo. El Omega va al frente, lanzando miradas de advertencia a todo aquel que mire de más a su Alfa, frunciendo el ceño hacia un par de chicas que forman parte del personal que trabaja en la mansión e inclusive su cuñado se gana un gruñido cuando le dice a Christopher que si no fuera su hermano mayor se lo follaría.

Detrás de él, Christopher disfruta la escena, caminando con el torso expuesto porque primero, detesta cuando la ropa se le pega al pecho y le dificulta nadar, y segundo le gusta ver a Minho sonrojarse mientras le dedica miradas furtivas a su cuerpo porque según palabras del propio Omega, Christopher Bang está buenísimo.

Humildemente, él acepta que ese hecho es verdad y disfruta que Minho se lo diga a la cara.

Llegan a la piscina climatizada, de amplias dimensiones con 1, 65 metros de profundidad. Minho suelta su mano, observando con desconfianza el agua y Christopher da unos pasos atrás, sus ojos centrados en la figura entretenida del Omega.

Una sonrisa maliciosa adorna sus labios cuando se acerca con pasos silenciosos, guiado por ese instinto primitivo que permite que llegue con rapidez hasta donde está Minho sin que este se dé cuenta.

"Christopher, ¿crees que...¡Idiota, no, no, no, no!" El Omega grita cuando el Alfa que creía a su lado lo alza desde atrás, cargándolo al estilo nupcial y acercándose al borde de la piscina. "¡Si me lanzas, estás muerto! ¡Christopher Ba...!" Lo próximo que sabe es que ambos impactan en el agua, Minho contiene la respiración por instinto, dejando ir su agarre en Christopher para salir a la superficie.

El Omega quita con brusquedad el agua en su rostro, preparándose para maldecir al Alfa y a todos sus jodidos ancestros mas permanece en silencio al ver a Christopher frente a él sonriéndole, con la expresión relajada y con pequeñas arruguitas en las esquinas de sus ojos. El pelinegro peina su cabello con los dedos hacia atrás, las hebras azabaches húmedas le dan un aspecto desordenado a la imagen de Christopher y ¿por qué estaba molesto en primer lugar?

Minho no lo recuerda y se acerca con un poco de dificultad, rodeando los hombros de Christopher con sus brazos. El Alfa lo atrae más cerca de sí mismo, juntando sus cuerpos cuando lo toma por la cintura y Minho siente la dureza del abdomen de Christopher contra el suyo propio.

El Alfa se acerca a quitar los cabellos mojados que tiene pegados en la frente, peinando al Omega con delicadeza y Minho se apoya en el toque cuando Chistopher descansa la mano sobre su mejilla.

"Eres precioso." Minho resopla ante tus palabras, pero está sonriendo bonito, aún con los ojos cerrados y un ligero rubor en sus mejillas.

"¿Ahora es que te das cuenta?" Minho le dice en burla, abriendo los ojos para ver al Alfa, quien luce serio, su mirada vagando sobre el rostro del Omega.

"Sí." Responde, con la voz ronca. "Y me estoy arrepintiendo mucho el no haberme dado cuenta antes. Eres precioso, Minho. Demasiado bonito para ser real." El Omega sonríe, su pecho llenándose de felicidad ante los cumplidos que recibe por parte del Alfa y justo así, se siente el cielo para Bang Minho.

Pasa lo que queda de tarde nadando con Christopher, aferrado en ocasiones al pecho del Alfa mientras flota en la piscina. Minho se deja mimar por un Alfa que se acerca a dejar besos por todo su rostro cada cierto tiempo, lo que es un incentivo que le permite soportar la tortura que significa cenar junto a su suegra unas horas después.

Ella le lanza uno que otro comentario que Minho intenta ignorar, no puede sacar la única carta que tiene contra la mujer porque los dos hermanos están presentes y no quiere hacer relucir como el matrimonio de sus padres va en declive.

Sin embargo, Christopher le pide a su madre que se detenga, lanzándole una que otra mirada en advertencia cuando las palabras de la Omega se tornan filosas. El Alfa lleva una de sus manos al muslo del Omega que tiene cerca, le da un suave apretón intentando transmitirle algo de apoyo y Minho agradece aquello silenciosamente, dedicándole una sonrisa.

El resto de la cena transcurre con tranquilidad, ambos suben a la habitación una vez que terminan y cada uno se enfoca en su propio mundo. Minho se asegura de darle su opinión a Changbin acerca de las playas que había elegido mientras observa de reojo a Christopher leer en la cama.

Apaga su celular, dejándolo sobre una de las mesitas de noche, gateando hasta un Alfa que luce lo suficientemente concentrado como para notar su presencia.

O eso cree Minho, mas Christopher abre sus brazos, permitiéndole el acceso a su regazo y el Omega sonríe amplio, recostando su espalda en el pecho del Alfa, con sus piernas extendidas y sus ojos en la lectura que tiene al pelinegro distraído. Arruga sus cejas en disgusto al percatarse de que es otro de esos aburridos libros sobre gestión empresarial que Christopher lee a cada rato, mas hace un esfuerzo sobrehumano buscando interesarse con la lectura.

No lo logra. Es como si intentara leer un libro en latín en medio de una habitación a oscuras. Cuando Christopher está leyendo la segunda página, él todavía se encuentra en la primera. Las letras se le unen y forman oraciones sin sentido, no sabe cómo el Alfa puede mantener los ojos abiertos cuando él ya siente sus pestañas pesadas sin siquiera terminar de leer una página.

Por lo que se rinde ante la gestión empresarial, cerrando sus ojos mientras disfruta el agarre del Alfa en el que se ve envuelto. En un momento de su nebulosa del sueño siente como lo acomodan sobre la cama, la molesta claridad que intenta colarse por sus ojos cerrados desaparece y deja escapar un ronroneo cuando dejan un beso en dónde debería ir una marca.

Lo último que escucha una risita a lo lejos antes de que Morfeo lo envuelva entre sus brazos.

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