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Minho observó con detenimiento su reflejo en el espejo. El maquillaje delicado que acentuaba sus rasgos de forma bonita, el cabello castaño perfectamente peinado y adornado con pequeñas perlas blancas. Su ropa lucía impecable, de un blanco puro y sedoso.
"¿Cómo te sientes?" Minho quiso reírse de la pregunta. Miró a su lado a Changbin, con su cabello negro rebelde en amplias ondas. "Joder, ¿qué pregunta es esa? Debes estar nervioso." El Omega asintió, pero una sonrisa amplia adornaba su rostro.
"Estoy feliz, hyung. Muy feliz." Admitió con mejillas rojas y Changbin se contuvo de pellizcar sus mejillas rosadas. "Es uno de los mejores días de mi vida." Changbin rodó los ojos.
"Supongo que ese es uno de los efectos de Christopher en ti." Murmuró, una sonrisa maliciosa formándose en sus labios cuando añadió. "Y eso que aún no has llegado a la luna de miel. Esa sí que es la mejor parte." Changbin carcajeó ante la expresión de Minho, el sonrojo evidenciándose hasta en la punta de sus orejas. "No me mires así, estoy seguro de que has fantaseado aunque sea un poco con el cuerpo que se carga tu prometido, porque Dios el hombre esta divino. Amo a Hyun, pero no soy ciego." El Omega castaño no dijo nada, se mantuvo jugando con su anillo de compromiso. "El que calla otorga, lo tomaré como un sí."
"¡Changbin hyung!"
"Binnie, deja de molestar a mi bebé." Las manos de su madre terminaron a ambos lados de su rostro. "Mi tesorito, vas a casarte y no sé si llorar o estar feliz por ti." Besó sus mejillas varias veces, repartiendo besos en toda su cara. "No te preocupes, me quité el labial para darte muchos besitos."
"Mamá..." Minho llamó su atención y ella se apartó con los ojos llorosos.
"Perdón, perdón. Las bodas me ponen emocional." Changbin alzó una de sus cejas, mirándola ofendido.
"No lloraste en mi boda." Él le reclamó, luciendo traicionado y la mujer se encogió de hombros, limpiando las pequeñas lagrimitas en los ojos de Minho.
"Perdón, pero tú no saliste de mi vagina. No te mereces mis lágrimas." Ambos chicos jadearon.
"¡Mamá!"
"¡Señora Lee!"
Dijeron ambos chicos a la vez, mirando a la mujer con una visible mueca de perturbación en sus rostros. Ella carcajeó, despidiéndose de ambos antes de darle un beso en la frente a Minho y desearle buena suerte. Changbin se retiró unos minutos después cuando su padre apareció, ofreciéndole su brazo para caminar juntos.
Le temblaron las piernas todo el camino al altar. Frente a él, la expresión de Christopher se congeló por unos segundos mientras miraba detalladamente su rostro. Minho se sonrojó efusivamente y el Alfa arrugó sus cejas, para volver a su rostro de indiferencia usual. Miró al cura frente a ellos y luego a la persona a su lado, Minho tragó en seco cuando el hombre empezó a hablar.
Y fueron siete minutos, siete malditos minutos en los que Christopher se mantuvo en silencio cuando tenía que dar el "Sí".
Los murmullos en la iglesia se hicieron mayores, Minho sintió un nudo formarse en su estómago y subir a su garganta cuando el Alfa no dijo nada.
Miró de reojo a Changbin, quien le devolvió la mirada afligida y asustada. Minho miró sus labios, incapaz de sostener su mirada por más tiempo.
Agachó la cabeza, sintiendo su aroma dispararse por los nervios y sus ojos fueron al anillo de compromiso en su dedo, sintiendo ganas de comenzar a jugar con él.
"Sí." Christopher dijo y Minho sintió como el alma regresaba a su cuerpo. Dejó ir el aire que no sabía que estaba reteniendo y se giró a mirar al Alfa, mas este tenía la vista hacia el frente. "Acepto."
"Aquí están las maletas." Minho parpadeó, siendo traído a la realidad por la voz del Alfa. "Ten la tuya." Agarró la maleta que le extendían. Christopher lo miró con ojos entrecerrados. "¿Sucede algo?"
"No, no es nada." Arrugó sus cejas. "Solo estaba recordando algo." Sacudió su cabeza, centrando su atención en el Alfa. "Deberíamos pedir un taxi, ¿no?" Christopher negó, acercándose a tomar su maleta. "Hey, no hace falta. Dame eso." El Alfa le dedicó una mirada de regaño.
"Estás distraído. Sea lo que sea que estabas pensando te dejó en un lugar lejos." Minho hizo pucheros, más le cedió la maleta a Christopher, quien comenzó a caminar con su equipaje. "Byungchan dijo que vendría por nosotros, ya debe estar esperándonos." El Omega asintió, apresurándose a llegar al lado de Christopher.
"Creo que es aquel de allá." Hizo un gesto con la cabeza, apuntando a un hombre cerca de la entrada. "Él que está con el cartel." Christopher gruñó por lo bajo cuando reconoció a su hermano menor con un cartel que decía -Bienvenidos Chris hyung y mi cuñi-
"Oh Dios mío."
"¡Hyung! ¡Cuñi!" La sonrisa de Minho se amplió cuando el hermano menor del Alfa prácticamente corrió hacia ellos. "Madre mía, Omega de Dios. Estás más bueno que la última vez que te vi." El Omega recibió el abrazo apretado de Byungchan, levantándolo casi en peso. "¿A ver ese trasero?" Minho dio un corto brinco en el lugar cuando dos manos agarraron sus nalgas.
"Joder, Bang Byungchan. Contrólate y saca tus manos de mi Omega." Tomó del brazo a su hermano, despegándolo con fuerza de Minho, quien prácticamente se tambaleó en el lugar. Christopher se acercó a sostenerlo, colocando una mano sobre su cintura. "Si estás tan feliz de vernos, lleva las maletas al auto." Su hermano solo se rió.
"Deja de ser tan celoso. Llevas cuatro años casado y aún no aprendes que Minhonnie solo tiene ojos para ti." Atrajo a Christopher en un abrazo, sonriendo cuando el mayor reforzó el agarre, apretándolo con fuerza. "Yo también te extrañé, hermano." Christopher gruñó en respuesta. "Sí, yo también te amo."
"¿Cómo está Nana?" Christopher preguntó, los tres caminando hacia la camioneta negra estacionada a unos metros de la entrada del aeropuerto.
Byungchan abrió el maletero, guardando el equipaje con ayuda de Christopher.
"Cada día está más loca." Confesó y los tres rieron. "Pensé que vendrían con mamá y papá en el jet, luego conté y dije: Uno, dos Bangs, me faltan dos más. Pero luego recordé que mamá se comporta como una piraña con Min así que pensé, Joder, por fin mi cuñi va a tener un viaje tranquilo"
"¿Sabías que mamá era así con Minho?" Christopher le preguntó, abrochando su cinturón de seguridad cuando el auto arrancó.
"Joder, Chris. Tú eras el único que no se daba cuenta." Le echó en cara y el aludido sintió un trago amargo deslizarse por su garganta. "Siempre estás tan sumergido en tu propia mierda que ignoras que los demás tienen cosas con las que lidiar."
Un silencio incómodo se estableció en el auto tras las palabras de Byungchan. El Alfa pelinegro se giró, mirando el rostro de Minho, quien lucía pálido mientras observaba la ventana. Byungchan carraspeó cuando la atmósfera en el auto se volvió demasiado densa.
"Oye, ¿qué le compraste a la abuela? Llevo meses, joder, cinco jodidos meses en la búsqueda del regalo perfecto y esta vez, Bang Jung-eun no encontrará que criticar de mi presente." Christopher alzó una ceja.
"Tienes demasiada fe en ti mismo." Su hermano rió por sus palabras, con la mirada fija en la carretera. "Yo le compré lo de siempre, no me como mucho la cabeza con los regalos. Minho también compró algo para ella, pero no me quiere decir qué es." El Omega sonrió amplio.
"Te dije que era un secreto. Ya lo veras mañana." Minho dijo con una risita.
"No importa si es un secreto o no, ninguno de los regalos superará el mío. Dios, haré que Nana llore de felicidad." Sonrió amplio, mirando por el retrovisor a Minho. "Y por lo que veo ustedes dos están mejor que la última vez que los vi." La mirada del Omega chocó contra la del hermano de su Alfa en el retrovisor. "Por cierto, bonito chupón, cuñado." Los ojos del peligris se volvieron amplios, tapando con su mano el lado derecho de su cuello para luego mirar a Christopher. El muy maldito solo se rió en su cara. "Supongo que están intentando tener bebés ya."
"No." Los dos dijeron a la vez y Byungchan alzó ambas cejas.
"Okay. Pero te recomiendo que cubras esa marca de amor con un poco de maquillaje, cuñi. Si mamá te ve así, le va a subir la presión, esas cosas la escandalizan. En serio, Chris, no sé cómo nacimos." Christopher rodó los ojos.
"Supongo que nos trajo una cigüeña." Su hermano rió alto, relajando el ambiente en el auto. Christopher miró de reojo al Omega en el asiento trasero, con la mano sosteniendo su barbilla mientras miraba por la ventana, con una pequeña sonrisa en sus labios.
Les tomó cerca de veinte minutos llegar a la propiedad de su familia a las afueras de la ciudad. Minho se bajó del auto, observando la imponente mansión frente a él. Joder, era enorme. Y eso que él se quejaba de que la casa que compartía con Christopher era demasiado grande.
Una pequeña señora de cabellos blancos caminó con pasos rápidos y decididos hacia ellos, con un chico vestido con un uniforme azul corriendo prácticamente tras ella y Minho miró hacia Christopher y su hermano, ambos demasiado concentrados en sacar el equipaje del maletero.
Bang Jung-eun se paró frente a él, con los ojos negros mirándolo fijamente y el Omega se mantuvo tranquilo en los minutos que le tomó a la mujer frente a él inspeccionarlo, arrugando sus cejas como si intentara recordarlo.
"¿Cómo ha estado, Jung-eun?"Le preguntó y ella lo siguió mirando fijamente. "Soy Minho, ¿no me recuerda?" Una sombra de reconocimiento cruzó el rostro de la mujer, quien asintió hacia él.
"Eres el Omega de Christopher." Minho asintió con una sonrisa. Se congeló en el lugar cuando la mujer se acercó a abrazarlo, dando un par de palmaditas en su espalda. "¿Dónde está mi nieto?" Minho se apartó, dejando que ella observara a los dos Alfas caminar hacia ellos con tranquilidad.
Los ojos de Jung-eun se iluminaron al ver a Christopher acercarse. Minho observó con una sonrisa la interacción entre el par. El Alfa pelinegro abrió los brazos con una amplia sonrisa y su abuela prácticamente corrió a él, abrazándolo con fuerza mientras Christopher la alzaba en el lugar.
"¿Qué hacías corriendo?" La regañó, dejando caricias en la espalda de su abuela. "Ya tienes casi ochenta y cinco años y te crees de veinte. Si sigues haciendo esos esfuerzos tu espalda se va a resentir contigo." Jung-eun le hizo un puchero y Minho dejó ir un sonidito estrangulado ante lo adorable de la escena.
"Christopher siempre ha sido el favorito de las mujeres de la casa." Byungchan comentó con una sonrisa, su expresión no mostrando la más mínima malicia al observar a su hermano, y Minho sintió su pecho apretarse en añoranza. Extrañaba mucho a Jungwon. "Estoy seguro de que cuando tengan un bebé, va a ser una niña y Christopher se va a volver loco de amor por ella. Siempre consciente mucho a mamá y a la abuela, aunque se haga el duro."
"Ya veremos si tenemos un bebé. No me gusta hacer planes." Murmuró bajito, sacando una de sus mejores sonrisas para que no se notara cómo su corazón se sacudía en su pecho. Todo dependía de sí Christopher le terminaba pidiendo el divorcio o no. "Aunque sí se vería lindo al lado de una niña." Byungchan sonrió.
"Verdad que sí."
Caminaron hasta el interior de la mansión con pasos calmos. Minho llevaba su maleta, mientras que Byungchan cargaba con la del Alfa quien traía a la abuela de ambos aferrada a su cuerpo, haciéndole miles de preguntas y regañándolo por no haberla visitado en meses.
Al entrar saludó al padre de Christopher con una corta reverencia, mientras que ignoró todo lo que pudo a su suegra hasta que entre sonrisas forzadas los dos terminaron saludándose. Christopher tomó sus maletas para subirlas a la habitación, prometiéndole a su abuela pasar tiempo con ella en cuánto terminaran de instalarse en la habitación que habían preparado para ellos.
Minho abrió la puerta una vez que llegaron, apartándose para dejar al Alfa pasar con el equipaje y corrió hasta le balcón con el que contaba la habitación, sonriendo al percatarse de la piscina climatizada. La primera y única vez que había visitado la propiedad de los Bang en Busan, había pasado la mayor parte del tiempo en la habitación y no pudo disfrutarla
Para ese entonces las represalias de la madre del Alfa con él eran mucho mayores, Bang Jung-eun había estado enferma en esos días, Christopher fingía que él no existía en absoluto y no tenía la confianza suficiente con Byungchan como para pedirle que lo acompañara a nadar un poco.
"Estoy muerto." Se giró hacia Christopher cuando lo oyó decir.
Observó al Alfa en el centro de la cama matrimonial, sus ojos cerrados y sus extremidades extendidas, adoptando la forma de una estrella. Caminó hasta la cama, acostándose boca arriba junto al pelinegro, usando de almohada el brazo extendido de este.
"Quiero ir a nadar." Le dice y Christopher gira su rostro para enfrentar el del Omega.
"Ve a nadar, entonces. La piscina está climatizada." Minho rodó los ojos, levantándose de la cama. Christopher se incorporó unos segundos después. "¿O es que eso fue una tímida propuesta para que nade contigo?" El Omega lo miró con ojos entrecerrados, mientras desempacaba.
"Te haces el tonto cuando te conviene, Bang." Minho le dijo, apuntándole con lo que parecía una camiseta. Christopher sonrió hacia él. "Si quisiera bañarme solo, hubiera ido a la piscina por mi cuenta y no te hubiera dicho nada."
"Podríamos bañarnos juntos, pero para eso tendrías que esperar que pase un rato con Nana." El Alfa le dijo, levantándose hasta quedar a su lado.
Las manos de Christopher en su cintura, un beso en la sien y un suave aroma a lluvia eran suficientes, Minho ya había perdido cada partícula de molestia en su cuerpo.
"Esperaré por ti." Minho murmuró. Juntó sus frentes, dejando un beso en su mejilla. "Todo el tiempo que necesites."
Al fin y al cabo, llevaba cuatro años esperando por Christopher. ¿Qué serían unas horas más?
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