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── 🪷 ⋆ ࣪ 12 ֶָ֢֪

Christopher Bang no va a tener hijos, y que lo perdone Dios y el mundo por privarlo de su descendencia pero no va a convertir en una rutina despertarse en la madrugada por el llanto de un bebé.

"Christopher, tu desayuno." El Omega le recuerda, sacándolo de sus pensamientos. El Alfa parpadea, luciendo somnoliento y sus ojos se fijan en el cachorro en el regazo de Minho.

Hwang Sohee lo observa, con una sonrisa de ojos chiquitos y encías rosadas, Christopher contiene un gruñido, porque bueno, el niño es un demonio del sueño pero es malditamente adorable.

"Ven a cenar hoy." Minho le dice y el Alfa levanta la mirada de su desayuno para fijarla en el Omega. Los ojos del castaño se posan en él, con la mirada decidida cuando continúa. "Changbin hyung viene por Sohee hoy. Te esperaré para cenar."

"Intentaré llegar temprano." Es todo lo que le dice y Minho sonríe satisfecho por sus palabras. Vuelve la vista al bebé, acercando una servilleta para limpiar su carita llena de puré bajo la atenta mirada del Alfa. "¿Me esperarás para tomar un baño juntos también?" Le pregunta, conteniendo una sonrisa al ver a Minho sonrojarse hasta las orejas.

Minho murmura bajo algo que no escucha. Christopher ve el agarre del Omega en la pequeña cuchara vacilar, dejando caer sobre la mesa un poco de puré y Sohee se queja en su regazo, quizás por el ascenso intenso de su aroma, su pequeña naricita arrugándose y deja ver su molestia en un corto berrinche que termina con sus manos volteando el pequeño plato con puré.

"¡Hwang Sohee!" Minho lo regaña, dejando ir un jadeo al ver el desastre en la mesa y en la ropa del bebé. "Tuviste que heredar la personalidad quejumbrosa de Hwang Hyunjin, ¿verdad? Changbin es un amor, debiste haber sido como él." Le murmura, apretando los labios cuando el bebé extiende el puré sobre la mesa con sus manos.

Christopher sigue con la vista a Minho en su camino rápido lejos de la cocina y se dispone a terminar su desayuno una vez que está solo. Al cabo de los minutos el Omega regresa con un cachorro limpio y el Alfa lo ve acercarse a él, casi extendiéndole el bebé.

"¿Puedes sostenerlo un momento?" Le pide, mas está ya dejando en las manos del pelinegro el cuerpecito de Sohee, quien aferra sus manos al traje costoso de Christopher. "Solo serán unos minutos. Necesito cambiarme."

Los ojos de Christopher van al suéter con rastros de puré y luego a la mejilla del Omega. Acerca su mano, quitando una pequeña mancha en el pómulo de Minho, quien se sonroja poquito con los ojitos brillosos en el Alfa.

"Apresúrate, tengo una reunión en la mañana." Le dice, trayendo al Omega a la realidad. Minho se aleja, subiendo las escaleras con rapidez y cuando su figura delgada desaparece, los ojos de Christopher van al cachorro.

La cabeza del bebé está apoyada en su pecho y el Alfa hunde la nariz en su cabello negro, inhalando la esencia del cachorro mezclada con la de Minho. Su lobo se revuelve en su pecho y Christopher cede al instinto que lo hace marcar a Sohee con su propio aroma hasta que el bebé huele a Minho y a él. Sonríe ante aquello, sintiendo a su lobo gruñir satisfecho y la cruda realidad lo golpea cuando los pasos de Minho bajando las escaleras se escuchan.

Dios, acababa de marcar un cachorro ajeno con su aroma cómo si fuera suyo. Christopher sabía que eso era algo muy mal visto, los lobos eran muy recelosos con su descendencia y luego iba él haciendo una estupidez al dejar su aroma en el cachorro.

Minho apareció en la cocina, acercándose con una sonrisa al Alfa para tomar al bebé y dejar besitos seguidos en su mejilla que hacen reír a Sohee. Si notó el aroma de Christopher en él, no dice nada y el pelinegro le agradece a todos los seres celestiales por ello.

"Me tengo que ir." Se despide con rapidez, sin mirar al Omega a los ojos y se apresura en tomar sus cosas y las llaves del auto para irse, más la voz de Minho llamándolo lo detiene casi frente a la puerta y Christopher se maldice a sí mismo. "¿Sí?" Se gira y Minho está frente al sofá con sus cejas fruncidas. Espera tenso que el Omega le pregunte por qué marcó al bebé con su aroma, más las palabras de Minho son otras.

"¿No vas a darme un beso antes de irte?" Le pregunta y Christopher parpadea confundido cuando el Omega se planta frente a él. "Quiero un beso antes de que te vayas." Le repite, y Dios, le vuelve el alma al cuerpo.

"Ah, es eso." Christopher murmura casi sin aliento y Minho lo observa confundido por su reacción. ¿Qué más iba a ser sino?

Christopher se acerca, tomando el rostro del Omega antes de acercarse y darle un beso. Minho cierra los ojos, suspirando con satisfacción cuando la boca del Alfa se mueve sobre la suya, en un toque rápido y desesperado. Sohee suelta un gimoteo atrapado entre el cuerpo del Alfa y el Omega.

"Ten un buen día." El castaño dice sobre la boca de Christopher, acercándose a darle otro beso. "Te esperaré para cenar. No lo olvides." Le dice con cejas fruncidas y el Alfa asiente, alejándose con pasos rápidos y Minho vuelve la vista a Sohee, quien lo mira con un puchero en los labios.

"Ese Alfa tonto." Murmura, acercándose a dejar un beso en la mejilla del bebé, sonriendo al sentir el aroma de Christopher en él.

꒰🪷꒱

"¿Qué debería decirle?" La voz de su secretario le dice y Christopher parpadea suavemente hacia él.

"¿Acerca de qué?" El pelinegro pregunta y Felix arruga sus cejas.

"No me estaba escuchando, ¿verdad?" El Alfa se mantiene en silencio y el Omega suspira. "Su madre llamó hace unos minutos, quiere que vaya esta noche a cenar con ella." Le cuenta y Christopher arruga sus cejas, con los ojos perdidos en su computadora. Felix asintió, leyendo la expresión del Alfa. "Entonces le diré que está ocupado, que la llamará para quedar cuando tenga tiempo libre." Le dice y Christopher lo mira extrañado.

"¿Cuánto tiempo llevas como mi secretario, Felix?" Le pregunta y el Omega alza una de sus cejas. ¿Le estaba preguntando aquello porque había leído su expresión?

"Siete años, señor Bang." Responde y el Alfa asiente, volviendo la mirada a su trabajo. "Debería darme un ascenso o subirme el sueldo. Voy a tener un bebé, ya sabe. Ahora todo es por dos." Le dice, esperando una de las cejas alzadas del mocoso de su jefe seguido de algún comentario rápido y mordaz, sin embargo, Christopher Bang solo le sonríe. Dios, algo malo va a pasarle a Felix esta tarde.

"Debería..." Christopher le dice, aún con la sonrisa en su rostro cuando añade. "Los bebés son un gran gasto." Dice y sus cejas están arrugadas cuando mira al Omega con una expresión que Felix no quiere confundir con terror. ¿Acaso su jefe teme por su destino una vez que sea padre? "Está bien. Aumentaré tu sueldo. Recuérdamelo más tarde." Felix parpadea estupefacto.

"¿Habla en serio?" Le pregunta, con el corazón martillándole en el pecho.

"¿No quieres?" Christopher le dice, con una de sus cejas alzadas. Felix niega con una sonrisa grande mientras hace seguidas reverencias al Alfa en agradecimiento.

"Eso sería genial. Muchas gracias." Le dice feliz y Christopher le resta importancia con un gesto de la mano. "Entonces, ¿debería hacer una reservación para usted en el restaurante de siempre para esta noche?" Preguntó y Christopher negó, sorprendiendo a Felix.

"No." Murmura para su sorpresa. "Esta noche cenaré con Minho." Le cuenta y Felix asiente, atento.

"¿Van a celebrar alguna ocasión especial?" Que Felix le pregunte aquello, le deja claro que no es muy común que cene en casa, teniendo en cuenta que es el Omega quien hace la reservación en su restaurante favorito cada día para ir a cenar. "Perdón, eso no es de mi incumbencia. Disculpe." Le dice antes de que el Alfa diga algo y frente a él Christopher solo suspira.

"Tómate la tarde libre y úsala para descansar. Mañana el día es pesado." Los ojos del Omega se abren amplios.

Un ascenso y la tarde libre en un mismo día. Já, debió quedar encinta antes.

Christopher ve a su secretario darle varias y rápidas reverencias antes de alejarse prácticamente levitando en felicidad. Su aroma empalagoso queda flotando en el aire y el Alfa arruga la nariz ante ello.

Observa la hora en su reloj. Son las tres y media de la tarde, Christopher se sumerge en su trabajo mientras agradece que no haya interrupciones.

Unas horas después Felix irrumpe en su oficina para avisarle entre balbuceos nerviosos que va a disfrutar su tarde libre y le deja una leche de fresa a Christopher en silencio sobre su escritorio.

El Alfa lo mira con ojos entrecerrados y el Omega aprieta los labios con las manos escondidas en su espalda. Christopher acepta la ofrenda - por no llamarla soborno- y le hace señas a su secretario para que se retire en silencio.

Son las siete de la noche cuando deja la oficina, con el pensamiento de que quizás debería comprar algo de vino para la cena. No están celebrando ninguna ocasión especial, Christopher no recuerda siquiera si alguna vez han celebrado uno de sus aniversarios.

Pero Minho nunca le pide nada, esta vez va a complacerlo.

Llega a la casa media hora después, las luces están encendidas y cuando abre la puerta el aroma a comida se cuela por sus fosas nasales. Camina con el hambre haciendo presencia en su estómago y al llegar, un par de personitas tienen invadida su cocina.

"Hola." Minho es el primero en percatarse de su presencia, acercándose con pasos rápidos hasta él para darle un beso y Christopher no se pierde la expresión de sorpresa del pelinegro a unos pasos de distancia. "¿Qué tal el trabajo?" El Alfa murmura un bajo "Como siempre" y se deja arrastrar por Minho hasta el otro Omega en la habitación.

"¿Cómo va todo, Christopher?" El Omega que recuerda como Changbin le dice en un tono áspero, la anterior expresión de sorpresa se transforma en una de desagrado y el Alfa miente si dice que no se esperaba aquella reacción por parte del Omega.

Christopher siempre ha sido una presencia dolorosa en la vida de Minho, Changbin es su mejor amigo. Así que no se sorprendería realmente si el Omega le dice que lo odia.

"Puedo preguntarle al señor Bang por qué mi cachorro tenía su aroma encima." Changbin le dice y Christopher escucha a Minho murmurarle un regaño a su amigo en voz baja mientras toma la botella de vino de las manos de Christopher.

"Quizás porque tu cachorro lleva tres días en mi casa." Le recuerda y Changbin rueda los ojos, ignorándolo para concentrarse en su cachorro en sus brazos. "Iré a cambiarme." Le dice a Minho, quien le dedica una mirada de disculpa cuando Changbin murmura un no muy disimulado "¡Si no regresas mejor!".

Christopher rueda los ojos, alejándose de la cocina. Se podía decir que es inmune a los cometarios de odio, la mayoría de sus empleados lo maldicen más de cien veces al día y todavía está vivo.

Así que Hwang Changbin debe esforzarse si quiere que alguna de sus flechas de odio le roce aunque sea un poco de autoestima.

Sube las escaleras hasta el segundo piso. Su habitación ya no tiene la pequeña cuna ni los juguetes del bebé y Christopher siente que le están devolviendo su espacio. Afloja la corbata, pensando en si va a llegar a extrañar la presencia del cachorro.

Solo habían sido tres días, pero Hwang Sohee había llegado para hacer mucho ruido en su día a día. Literal. Mucho ruido.

Da un respingo en el lugar cuando su celular vibra en su bolsillo. Lee el contacto que ilumina la pantalla y pasa la mano por su rostro con una visible mueca de desagrado. Estaba más que claro que lo iba a llamar si rechazaba la oferta para ir cenar juntos. Su madre podía ser muy intensa si se lo proponía.

"Buenas noches, mamá." Murmura, utilizando su voz más suave y agradable. "¿Cómo has estado?" Le pregunta y la escucha suspirar sonoramente.

"Mal." Responde y Christopher se la imagina acostada en el diván del estudio de su padre, con una copa en la mano y hablando lo suficientemente alto como para que todos en la casa escuchen su discurso "Christopher Bang es el peor de los hijos". "¿Por qué no quisiste cenar conmigo? ¿Acaso te avergüenzas de tu madre?" Christopher rueda los ojos, luchando por quitarse la corbata con una sola mano.

"No me avergüenzo de ti, mamá. Estoy ocupado, solo es eso." Le contesta y la Omega chasquea la lengua al otro lado de la línea. Christopher sabe que no se traga la excusa del trabajo, mas no le importa mucho en realidad.

"Eso me dijo tu secretario, pero, ¿sabes algo? Prefería que me lo dijeras tú. ¿Tanto te cuesta llamar y hablar con tu madre? ¿Tienes un deseo de muerte, Christopher Bang? Porque de ser así, tu madre te lo concederá cuando quieras." El Alfa gruñe, dándose por vencido con intentar quitar la corbata.

No podía luchar con su madre y la dichosa prenda a la misma vez.

"Mamá, te adoro y no me avergüenzo de ti. Pero te guste o no, soy un adulto que tiene trabajo y responsabilidades. Le pedí a Felix que te dijera que en cuanto tuviera un tiempo iría a cenar contigo. ¿Eso no te hace sentir bien? ¿Ser mi primera prioridad en cuanto tengo algo de tiempo libre?" Le dice y escucha un falso lloriqueo. "Estás siendo muy intensa y absorbente." Su madre deja escapar un jadeo.

"¿Intensa? ¿Absorbente? ¡¿Con quién crees que estás hablando, Christopher Bang?! ¡Yo soy la mujer que te dio el tamaño que tienes, no me hables como si fuera uno de tus empleados! ¡Oh Dios mío! ¡Me duele el pecho por tu culpa! ¡Si muero hoy mismo te llevarás el arrepentimiento de haberle hablado así a tu madre! ¡Alfa! ¡Tu hijo acaba de llamarme intensa!" Su madre se queja y Christopher sonríe cuando escucha a lo lejos a su padre responder un "Es que eres intensa, mujer. Deja al chico tranquilo". "Nadie me valora." Christopher rueda los ojos.

"Yo te valoro." Le dice y la escucha sorber la nariz, y Dios, la actuación de su madre supera con creces la de cualquier actor que haya conocido.

"No lo parece." Se queja y Christopher siente que está hablando con una niña pequeña. "Bueno, en ese caso si dices valorar tanto a tu propia madre y quieres compensar el dolor de pecho que me acabas de provocar con tus insultos..." Ella inicia y Christopher sabe que pronto escuchará la verdadera razón por la que su madre pedía cenar con él. "Entonces ven a la fiesta que harán los Park la próxima semana. Es una fiestecita pequeña, solo personas cercanas." Le dice y Christopher sabe que su madre está mintiendo.

¿Cuándo en la vida el matrimonio Park ha hecho una fiestecita? Ellos siempre llevan sus celebraciones por todo lo alto.

La puerta de la habitación se abre y Christopher presta su atención a la figura que avanza hacia él. Le hace una seña con el dedo a Minho para que haga silencio y luego señala su teléfono. El Omega asiente en comprensión, acercándose en silencio y pronto sus dedos elegantes van a la corbata mal acomodada de Christopher, quitándola en un rápido movimiento.

El castaño lo mira a los ojos, sonriéndole, con su aroma a chocolate envolviéndolo y Christopher deja de escuchar los balbuceos de su madre acerca de aquella dichosa fiesta. Minho deja la corbata sobre la cama, Christopher ve como el Omega acerca el rostro a su cuello, en el lado en el que el Alfa no sostiene su celular. Deja una corta caricia con la nariz y luego un corto beso.

Los labios de Minho están fríos y Christopher contiene un jadeo cuando los besos en su cuello se tornan húmedos. Quiere girarse y preguntarle qué carajos está haciendo mientras él habla por teléfono con su madre. "Estás tenso", es todo lo que le susurra en el oído, con una mano en su pecho y la otra sobre sus hombros. Christopher aprieta los labios, cerrando sus ojos con fuerza cuando el Omega deja una mordida en la piel sensible de su cuello.

"¡¿Acaso no suena increíble?!" El corto chillido de su madre lo trae de vuelta a la realidad y Christopher parpadea, sintiendo sus sentidos lejanos. "Entonces, ¿vas a ir?" Su madre le pregunta emocionada.

"¿Qué? ¿A dónde?" Murmura algo perdido y Minho ríe bajito contra su cuello.

"¡A la fiesta, Christopher Bang! ¿¡Acaso no me estabas escuchando?!" Ella se queja en un grito alto que hace que Christopher aleje el auricular del celular de su oído.

"Sí, sí, sí. Iré." Dice con rapidez, sosteniendo con una mano la cadera de Minho cuando sintió sus manos comenzar a desabrochar los botones de su camisa. Le da una mirada de advertencia que el Omega ignora, continuando con su tarea. "Suena genial." Jadea, sintiendo la piel de su pecho exponerse al frío de la habitación.

"¿Qué parte suena genial?" Su madre le pregunta con un tono de voz receloso y Dios, Christopher solo quiere terminar la llamada.

"Todo." Responde con vacilación, sus ojos fijos en el Omega que reparte besos en su pecho. "Dios, todo suena genial. Perfecto." Murmura y Minho sonríe hacia él.

"Bien, entonces nos vemos allí." Le dice. "Ten una buena noche, mi cielo." Christopher cuelga la llamada con rapidez, tirando el celular hacia la cama. Observa a Minho en reprimenda, mas la mirada del Omega está sobre su pecho.

"¿Era tu mamá?" Le pregunta bajito y Christopher asiente, centrado en las caricias de las manos del castaño sobre sus hombros.

"Quería convencerme de ir a la fiesta anual de los Park." Le cuenta y las cejas de Minho se arrugan, mostrando una visible mueca de desagrado. Ambos comparten su intolerancia por las fiestas ostentosas.

"La invitación llegó esta tarde. Está en algún lugar de la sala." Le cuenta en un tono de voz bajito, alzando la mirada para enfrentar los ojos oscuros de Christopher. "La cena ya está lista. Tomemos un baño primero, ¿sí?" Minho toma su mano, entrelazando sus dedos para guiarlo hasta el baño.

Christopher no se mueve de su lugar. Permanece con la mirada oscura en Minho, su camisa abierta y la expresión cargada de confusión. El Omega permanece en silencio, esperando sus próximas palabras.

"Tú no eres así." Es todo lo que le dice y Minho siente un deja vú debido a la frase. "Nunca te habías comportado así conmigo, estás actuando como tu lobo y me estás confundiendo." Le reclama, dejando salir aquellas palabras que llevaba guardándose en el pecho durante la última semana.

El Lee Minho que conoce, con quien lleva casado ya cuatro años, es un Omega tranquilo y callado que nunca le pide nada, uno que juega con su anillo cada vez que está en una situación que lo sobrepasa y que siempre busca no molestarlo o ponerlo de mal humor. Al contrario, la persona con la que Christopher lleva conviviendo desde que regresó de su viaje a Tokio, se cuela en el baño junto a él, se presenta de imprevisto en su oficina, le roba y exige besos, además de que coquetea con él.

El cambio es brusco y Christopher quiere respuestas.

"Nunca te diste la oportunidad de conocerme bien así que no creo que debas juzgar mi personalidad, Christopher." El Omega murmura, sin soltar el agarre de sus manos. El Alfa lo mira con seriedad y él le mantiene la mirada. "No sabes si mi verdadera personalidad es esta o la anterior, tampoco debes martirizarte pensando en las cosas que hago o en la forma que actúo. Ni siquiera yo mismo voy a hacerlo, así que no pierdas el tiempo analizando mi comportamiento." Christopher frunce las cejas.

"¿Qué me quieres decir con esto?" El tono de voz del pelinegro es bajo cuando pregunta, pero Minho le sonríe amplio.

"Quiero decirte que me cansé de mendigar las cosas que quiero para mí." Responde con seguridad. "Así que a partir de ahora cada vez que quiera algo de ti, no te lo voy a pedir ni tampoco esperaré a que me lo des por tu propia voluntad. Simplemente voy a tomarlo." Christopher abre sus ojos amplios. El Omega se acerca a dejar una corta caricia en su mejilla y un beso en sus labios. "Bien, tomemos un baño entonces. Preparé una cena deliciosa para ti."

Christopher asiente, dejándose arrastrar por el Omega, quien lo empuja literalmente dentro del baño, acercándose a llenar la bañera. Minho quita su camisa con confianza en sus ojos castaños, sonriéndole antes de dejar otro beso en su cuello y sí, definitivamente le cambiaron de Omega.

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