♡⃞ 🎀 ── O6: talk and dinnerrֶָ֢
La verdad no tenía ni idea de cómo cambiar el color.
Según investigué con Minho, se podía cambiar con las acciones y palabras pero ¿que se supone que debería hacer? ¿besarlo y decirle que lo amo? no, imposible, sería demasiado incómodo.
Minho sugirió que tratemos de ser solo un poco más cariñosos y apegados a como éramos antes, eso sí era un poco más fácil, Minho es el tipo de persona el cual te gustaría estar mimando cada segundo.
Mierda, ya no sé qué dirá mi heterosexualidad de todo esto.
Minho tenía clases en las mañanas al igual que yo, no trabajaba pero tenía dinero en el banco, según me dijo, su abuelo le dejó una gran parte de sus bienes cuando falleció. No parece el tipo de persona que le gusta gastar como si no hubiera un mañana, parece más bien de las personas que les gustaba guardar su dinero para su futuro, tampoco consumía muchas cosas, tuve que comprar más cosas para la comida ya que éramos dos personas y con lo que compro a menudo solo basta para alimentar a una.
A veces el restaurante regalaba restos de comida que no se vendieron, los regalaban antes de que estén en estado de descomposición y agradecia eso, así no tenía que comprar tanto.
Mi compañero de casa regresaba un poco más del medio día ya que a esa hora terminaban sus clases, yo me iba directamente al restaurante cuando las clases terminaban por lo que no estaba tanto tiempo en casa y así, no podíamos avanzar tan rápido el tema de nuestro hilo.
Hacía solo un par de horas que mi turno de trabajo había finalizado, ahora me encontraba con Minho en la sala, ambos estábamos en el piso que era cubierto por una alfombra roja con bolas de distintos tamaños pintadas de color naranja y amarillo, encima de esta había una pequeña mesa de madera en la cual, descansaba una caja de pizza, hace ya bastante tiempo que no la pedía.
- ¿Cómo van tus clases? - pregunté mientras encendía el televisor e inmediatamente apareció la escena de una famosa película, titanic.
- Bien, hoy nos dijeron que tratar con niños sería un dolor de cabeza al inicio pero luego sabremos como controlar a las fieras - él sonrió tomando un pedazo de pizza.
- Ya me lo imagino, tengo un primo que ya debería tener seis años, lo iba a visitar a menudo cuando tenía cuatro y se la pasaba gritando y corriendo por toda la casa, no pareciera que iba a visitarlo si no a cazarlo por la manera en que corría de mi - yo también tomé un pedazo de pizza mientras relataba, la mordí y dejé que el agradable sabor viajara por mis papilas gustativas.
- También tengo primos así, aunque ahora ya deberían tener 10 años.
Tras eso, nos dispusimos a comer y ver la película que antes era ignorada por ambos. Mis cenas siempre eran aburridas y poco duraderas, normalmente comía solo para tener algo en el estómago y luego me iría a la cama, pero ahora, tenía a Minho, siempre me hacía compañía y no voy a negar que es bastante agradable, puedo llegar a la casa y tener la certeza de que habrá alguien del otro lado de la puerta, tal vez esperándome, tal vez no, pero él estaba ahí.
Él iba por la mitad de su segunda porción de pizza mientras que yo apenas iba terminando el primer pedazo.
- Wow, comes muy rápido.
Él me miró con sus mejillas infladas debido a la comida que había en estas, masticó y luego tragó para contestarme - Hace algo de tiempo que no como pizza, cuando mis padres compraban siempre lo hacían con piña y no me gusta.
Minho hizo un puchero inconsciente y volvió a centrarse en la película mientras yo analizaba su perfecto perfil, este hombre se veía bien de cualquier forma.
- Entiendo, a mi tampoco me gusta la pizza con piña - agregué pero no volví a mirar la película. Dejé mi pedazo de pizza en la caja y me sacudí las manos - ¿tus padres ya regresaron de su viaje?
Minho acabó su trozo y me miró confundido - ¿qué viaje?
- Me dijiste que no podías volver a tu casa porque se fueron de viaje y no te dejaron llaves - respondí confundido.
- A-ah, si, es verdad - algo no me dió buena espina en sus palabras - si, hoy en la tarde volvieron, les dije que ya tenía donde quedarme y me desearon lo mejor con mi nuevo compañero - me señaló con ambas manos cuando mencionó lo de nuevo compañero, como si me estuviera dando una presentación ante alguien.
Reí un poco ante su actitud - ¿Tu padre trabaja?
- Si - que ridículo Christopher, obvio que trabaja, si no cómo mantendría a su esposa.
- ¿De qué? - no sabía a qué vino ese repentino interés, solamente no quería cortar la conversación y preguntaba cualquier cosa que se me venía a la mente.
- D-de vendedor, el vende, si - respondió tomando otro pedazo de pizza, más precisamente el que yo ya había mordido pero pareció no importarle o no se dió cuenta pero tampoco le dije nada.
Quise preguntarle que vende pero creo que sonaría como un interrogatorio, tal vez debía dejar hasta aquí la conversación, no le veo con ganas de seguir hablando y tampoco quiero presionarlo.
Tomé un nuevo pedazo de pizza dispuesto a comer y cuando le dí la primera mordida él habló - ¿tus padres de que trabajan?
- Mi padre es abogado y mi madre se queda en casa para el que hacer, mi padre me dijo que podría pagar mi universidad pero prefiero hacerlo por mi mismo - mordi nuevamente mi pizza.
Cuando le dije a mi madre que quería independizarme lo quería de todas las maneras posibles, no quería que ellos sigan viendo por mis gastos escolares, podía ocuparme de eso y lo estoy haciendo bien, a veces tengo un dinero extra el cual les doy a ellos, mi madre decía que debía ahorrarlo pero la verdad no le veía caso, gano lo suficiente para vivir bien y no soy de comprar lujos.
Minho se notó sorprendido cuando mencioné el trabajo de mi padre, parecía emocionado ante eso y es que, siempre que decía en qué trabajaba mi progenitor la mayoría se sorprendía y decía que era genial tener un padre abogado.
Y no lo voy a negar.
- Yo quería estudiar eso - una sonrisa nostálgica apareció en sus labios - pero luego descubrí mi amor por los niños y tomé la carrera de maestro de kinder.
- Eso es lindo, un niño enseñándole a más niños - con mi diestra despeiné sus castañas hebras, él solo frunció adorablemente su ceño.
Comimos unos cuantos pedazos más de la pizza mientras hablábamos, nuestra conversación no parecía tener fin, era fácil entablar temas de conversación con él, se emocionaba por contar anécdotas que a tenido con sus amigos, su carita deslumbraba con cada sonrisa que aparecía en sus belfos.
- Ryujin estaba tan enojada conmigo por esconderle su secadora de cabello que me tiró un cubetazo de agua, ese día me resfrié y recibí un buen sermón de mis padres - relató con gracia, no sé en qué momento pero nos encontrábamos sentados en el sofá, en medio de la obscuridad de la sala debido a que apagamos la televisión porque la película sólo estaba de adorno, Minho tenía su cabeza en mi hombro derecho con su cabello ligeramente ondulado haciéndome cosquillas en la barbilla.
- ¿Ryujin es la chica que te gritó en el restaurante? - me atreví a preguntar, ya estábamos avanzando con nuestra confianza.
- Si, ella fué mi segunda y al parecer última novia - jugueteó con el borde de su gran camiseta blanca.
Nunca he tenido pareja, siempre veía a los clientes con sus novias o esposas dándoles detalles o pidiendo la comida más cara solo para ellas, la mayoría las veía como si fueran el tesoro más grande del mundo, como si fueran el último diamante que quedaba.
- ¿Tú estás bien con esto? ¿de que tengas el famoso hilo con un hombre? - pregunté, al principio no me interesó tanto, decían que las almas gemelas no sólo se ven en su pareja, si no en su mejor amigo pero presiento que esto irá más que para una amistad.
Mi heterosexualidad tiembla.
Minho suspiró y se dejó caer totalmente a mi costado, sus manos abrazaron mi brazo derecho como buscando un soporte emocional.
- Ryu me terminó por eso, creo que soy gay - no dije nada ante eso, solo me dispuse a escuchar y después de unos segundos continuó - mi primera relación fue un fracaso, ella me exigía que le regale flores y chocolates pero yo... yo quería que ella también me regale cosas, que sea ella la que me de cariño, con Ryujin pasó casi lo mismo, esta vez si le regalé flores y chocolates, pero siempre la molestaban diciéndole que su novio parecía un marica, que tenía personalidad y rostro de mujer - apretó más su agarre en mi brazo, podría jurar que lo hacía para retener las lágrimas que se le empezaban a acumular en sus bellos ojos - siempre bajaba la cabeza ante esas palabras, nunca pude ser un hombre fuerte que defienda a su novia, yo quería que me defendiesen a mi, ella se cansó de esto y me terminó.
- Yo lo haré.
- ¿Qué?
¿Qué? juro que esas palabras salieron sin mi permiso.
- Me refiero - aclaré mi garganta - yo te daré regalos, yo te defenderé y te daré cariño - mi mano libre le acarició sus suaves hebras haciendo que su cabeza se pegue aún más a mí - Minho, no se que tienes pero haces que me sienta feliz con ver tu sonrisa así que trataré de hacerte feliz lo más que pueda.
Las caricias en su cabello no pararon, la verdad no sabía por qué tenía esta necesidad de protegerlo, siento que sufrió bastante y me gustaría que no lo vuelva a hacer, es como un precioso ángel al que le querían cortar las alas.
- Gracias, Chris - respondió con voz temblorosa a punto de llorar.
Si eran lágrimas de felicidad eran bienvenidas, solo dejé que se desahogara, que las gruesas gotas salgan de sus ojos y mojen ligeramente mi camiseta al terminar su recorrido por su rostro.
Con una caja de pizza en la pequeña mesa, las luces apagadas, los sonidos de la noche y con Minho soltando pequeños sollozos buscando desahogarse me sentía en serenidad, no podía explicar esto, pero era una sensación agradable, tan tranquila y calmada.
ִֶָ
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