𔘓 🦊⤹᪤ act one" ⌫
❝ And the universe said that you are stronger than you know... ❞
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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗢𝗻𝗲, 𝗔𝗰𝘁 𝗢𝗻𝗲
❝ Another dimension ❞
ᵒᵗʳᵃ ᵈⁱᵐᵉⁿˢⁱᵒⁿ
LO ÚNICO QUE SE ESCUCHABA ERAN LOS PASOS DE AMBOS HOMBRES SOBRE EL PASTO, y los de sus lanudas acompañantes. El viento a veces mecia el pasto y las hojas de los árboles, no llevaban prisa, para nada. Pero si estaban algo cansados, lo normal después de un día entero caminando. Mas que nada el menor, Elio, quien no estaba acostumbrado a realizar caminatas tan largas, no como el mayor, Danilo. Quien llevaba años en esa vida de semi nómada, ambos eran bastante parecidos, pieles tostadas y ojos verdes, incluso su color de cabello era parecido, solo que el de Danilo debía ponerse al sol para notar que era castaño, a Elio se le notaba con mayor facilidad. Como también se le notaba el cansancio, las vendas de su rostro no lo dejaban respirar con facilidad. Sentía que se ahogaba.
Danilo analizó el lugar, una llanura con algunas flores. A su lado izquierdo estaba una montaña y a la derecha un pequeño bosque, era un buen lugar para montar un campamento — Vamos a acampar aquí, puedes ir sacando las cosas — avisó mientras colocaba una valla para amarrar a las llamas.
— ¡Por fin! — exclamó el menor, acostándose en el césped, agotado. Se apresuró a quitarse las vendas escarlata que cubrían sus labios y nariz, mostrando unos labios que si bien no eran carnosos, seguían siendo atractivos.
Danilo vió como su aprendiz estaba tirado en el suelo, su pecho subía y bajaba rápidamente. Así estuvo un rato hasta que su respiración se normalizó, el mayor colocó sus manos en su cintura, viendo a Elio — ¿Terminaste?
— Si si, ya voy, tío — ¿olvide mencionar que eran familia? Si, se me pasó, lo lamento.
Elio se levantó casí de un salto, se apresuró a sacar de su mochila su saco de dormir y una bolsa con varios vegetales. También tenía troncos, palitos y carbón vegetal, para la fogata y la cena de esa noche. Sacó la mesa de crafteo de su inventario y crafteo la fogata, la colocó en el suelo y luego la encendió. Esperaría a que el fuego se avivara para empezar a cocinar, mientras que su tío hacia un recuento de las ventas y los materiales que necesitarían, se dirigían a las costas, iban por coral y algas. Materiales bastante cotizados, pero claramente la esmeralda era superior.
Al escuchar el sonido del fuego, y la olla ser colocada. Levanto la mirada hacia su sobrino, se preguntaba que cosa se le ocurriría ahora.
— ¿Ahora que inventas? — cuestionó.
— Nada excepcional, un caldo de conejo con zanahoria y papas — avisó mientras sacaba los vegetales y un cuchillo, había colocado losas cerca de él para simular una mesita.
— ¿Y de donde planeas sacar el agua?
— Escuché un río cerca — Danilo rápidamente mostró disgusto ante esa idea — no está lejos, esta como a doscientos bloques. Aprovecharé para recargar el agua, tranquilo. Estaré bien — intentó calmarlo mientras se levantaba.
Aún así, Danilo no estaba muy seguro de dejarlo ir. Por lo que, sacó de su inventario una espada, era de hierro y estaba algo desgastada, pero aún era útil en combate — Llévate esto — le ordenó, alzando la espada a su sobrino.
— No es-
— Que te la lleves, Elio — le ordenó con voz demandante, mejor no llevarle la contraria.
Dando un suspiro, Elio tomó la espada. Era algo pesada para el, pero nada que el no pudiera soportar, tomó unos cuantos cubos y se embarcó en su camino hacia ese río. En realidad estaba más lejos, pero era para no preocupar a su tío, caminó un poco, viendo la naturaleza que lo rodeaba. El como todo estaba teñido de naranja debido al sol que empezaba a caer para dar paso a la luna, siguió caminando hasta llegar al dichoso río, se arrodilló para llenar las cubetas y frascos. Espero un poco hasta que finalmente todo estaba llenó, alzó la mirada, y a la lejanía pudo ver una estructura en ruinas, se veía de obsidiana, piedra y algo de oro, parecía que llevaba siglos abandonada. Pensó en acercarse, pero no podía tardar más.
Muy a su pesar, Elio se fue del lugar. Pero tres entidades se estaban acercando a pasos agigantados a las estructura al otro lado del río.
Aún podía sentir un poco del caldo en su boca, le había quedado muy bueno. Y no lo decía porque el lo hubiera hecho, no señor. Veía las estrellas, tan brillantes y lejanas, imposibles de contar. La verdad, Elio jamás les encontró el chiste, eran simples bolas de fuego a kilómetros de distancia. En cambio, las otras dimensiones eran algo mucho más interesantes. Había oído historias sobre ellas, lagos de lava inmensos y hongos gigantes. Islas flotantes con edificaciones misteriosas. Decían que los que iban nunca regresaban, pero Elio quería correr ese riesgo. Quería ver que había mucho más allá.
Y tal vez, solo tal vez, podría empezar.
Se sentó, sintiendo el aire frío rozar sus mejillas, la oscuridad lo rodeaba pero la luna ayudaba a que se pudiera ver alrededor. Un escalofrío lo inundó, se quedó estático al ver a una araña. Ellas siempre le habían dado miedo debido a su gran tamaño, aún así, el arácnido se retiró. Se levantó, sintiendo su corazón latir con rapidez. Estaba emocionado, nervioso pero sin lugar a dudas, se sentía curioso. Decidió empezar a caminar, pero tropezó con algo, la espada de hierro. La miró un momento, no podía verse en el filo debido a la pócima de invisibilidad que había tomado antes de dormir. La tomó, no sabía si tendría que usarla o no, avanzó fuera del campamento, dejando atrás a su tío. ¿Un error? Tal vez, nunca lo sabremos.
La pócima de invisibilidad le daba una ventaja, ya que los mobs no podían verlo. Admitía que le daban algo de miedo, sobretodo las arañas. No le gustaba el ruido que hacían al desplazarse, avanzó por el mismo camino de la tarde. A lo lejos veía el portal, iluminado con un resplandor morado, alguién lo había encendido. Con cuidado, y usando algunos bloques. Elio avanzó por el lago hasta llegar al otro lado, el portal cada vez estaba más cerca. Miró las piedras rojizas, se parecían a la de su mundo. Pero tenía un toque extraño, era sólido pero arenoso al tacto, y estaba algo caliente. Vió la lava, había visto la lava varias veces, encontró bloques de magma. Para el se veían surrealistas, intentó tocarlo, pero apenas acerco su mano sintió un calor intenso.
Ok, mejor evitemos tocar eso.
Finalmente alzó su mirada al portal, unas escaleras daban pasó hacia la estructura. El tono morado lo iluminó, parecía mágico, podía oir susurros provenientes del portal junto a gotas de algún líquido. Subió las escaleras con lentitud, estaba ahí, frente a sus ojos. Alzándose a pesar de los años, o tal vez siglos que llevaba ahí. Tocó la luz del portal, sintió esa parte de su cuerpo dormida. Como si ya no estuviera ahí, al pegarla a su cuerpo, volvió a sentir su mano. Respiro hondo, el aire frío ardió un poco pero eso no lo detuvo. Hecho su cuerpo para atrás y entró.
Dejó de sentir su cuerpo por un instante que le pareció eterno, un extraño sonido lo invadió y en menos de lo que esperó ya estaba de pie en un lugar completamente surrealista, y cálido.
El césped era de un tono azul, habían hongos por el suelo a la vez que unos hongos gigantes. Unas extrañas lianas se alzaban imponentes hacía la cima de la caverna, y lo más encantador del lugar, eran las partículas azules que estaban por el lugar. Era hermoso, el aire caliente llenaba sus pulmones, se arrodilló para arrancar uno de estos hongos azules. Lo miró con detenimiento, notando el color de su tallo de un café rojizo, y los puntos naranjas a su alrededor. Lo guardó en su bolsillo, y avanzó por el bosque retorcido.
Todo era hermoso para el.
No entendía porque decían que era el infierno en la tierra, si se veía tan hermoso. Oh, pobrecito, ya se iba a dar cuenta de porque decían que el Nether era el infierno en la tierra.
Sin darse cuenta, el efecto de la pócima de invisibilidad había desaparecido. Ya era vulnerable, y justamente llamó la atención de cierta entidad. Alta, muy alta. De piel totalmente negra y unos brillantes ojos violeta. Los cuales no debían verse bajo ninguna circunstancia, aunque lo más interesante era la ruana blanca con detalles lila que usaba. Era un enderman, si, pero uno bastante peculiar. El mob, intentando ser amable, se acercó a Elio, pensando que estaba perdido. Lo cual en parte era cierto.
Elio chocó con las piernas del enderman, sin darse cuenta de que era uno. Se volteó para disculparse por aquello. Pero se extraño al ver que con suerte le llegaba al torso, siguió subiendo la mirada hasta encontrarse con los ojos amatista del contrario. La poca piel que llevaba expuesta se puso pálida del susto, había escuchado de ellos, pero jamás había visto uno de cerca. Era un enderman, rápidamente bajó la mirada, aterrado.
— ¿Estas perdido? — pregunto el más alto, los enderman normalmente no hablaban, emitían una especie de gruñido. Que uno hablará era extraño — no tengas miedo, no te haré daño — aseguró, con una sonrisa, aunque Elio no podía ver eso — cerca de aquí hay un portal, ¡dejame llevarte!
Las palabras de Danilo llegaron a su mente; «no confíes en desconocidos», y si bien, el enderman se escuchaba confiable, no podía confiar al cien por ciento en el. Por lo que asintió, algo tembloroso — ¡De acuerdo! ¡Sigueme!
Elio lo siguió, mientras que tomaba la navaja que colgaba de su muslo y la ocultaba de la vista del más alto. Nunca se sabe.
— Y bueno, aquí está el portal — le indicó el enderman, sus brazos eran muy largos desde la perspectiva de Elio — fue un placer conocerte — sonaba tan amable...
— ¿Como te... llamas? — mierda, mierda, ¡mierda! ¡¿Que demonios estoy haciendo?!
La sorpresa en el rostro del enderman era notable, el creía que Elio no podía hablar.
— Soy Zachariel, ¡un placer! — le extendió la mano, para apretar la suya. A pesar de que la mano de Zachariel era casí tan grande como si rostro — ¿tu como te llamas?
Elio lo pensó un momento, dejó la navaja oculta en su espalda para también estrechar la mano de Zachariel. Al juntar sus manos, se sintió frío. Algo refrescante teniendo en cuenta la temperatura del más alto.
— Me llamó Elio — se presentó, sintiendo el frío de su mano mezclarse con la calidez de la suya, creando un sentimiento tibio.
No duró mucho, debido a que algo jaló a Elio, separando las manos del humano y el enderman. Regresandolo a su dimensión de forma agresiva, el único rastro que quedó de Elio en esa dimensión fue su navaja, la cual cayó a los pies de Zachariel. El enderman quiso ir por su nuevo conocido, cruzando el portal. Pero la luz morada que permitía ese viaje entre dimensiones desapareció abruptamente, confundido, Zachariel retrocedió un poco, chocando con la navaja de Elio. La tomó, notando los detalles que esta tenía, no parecía humana. Parecía mas bien... enderman, inclusive el mango era de piedra del End. Tenía inscripciones en su idioma en el filo.
“Lucha por lo correcto”
El castaño cayó de bruces sobre la netherrack y el pasto, la silueta negra de Danilo se alzaba con un mechero y un bloque de TNT, se alejo y lo dejó en el suelo, este explotó casi al instante. El portal, que de por sí estaba en ruinas, ahora lo estaba aún más. Elio vio su oportunidad destruida frente a el, tan abruptamente que no lo podía procesar.
Danilo se volteó hacia el, se veía enojado.
— ¿Estas loco o que te pasa? — pregunto, casi gruñendo. Muy pocas veces había visto a su tío así de enojado, daba miedo — ¡¿En que estabas pensando?! ¡Pudiste haber muerto!
— Yo... yo... — escuchaba un ligero pitido por la explosión, y la sorpresa que le generó aquello.
— Tu... tu, ¡¿Tu que?! — Elio cerró los ojos, asustado, pequeñas lágrimas se asomaban por sus ojos. Llenando de remordimiento a Danilo, se cubrió la boca y desvió la mirada, esa era la misma expresión que su hermano usaba.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡No lo vuelvo a hacer!
Son tan parecidos...
Danilo extendió su mano hacia Elio, para ayudarlo a levantarse. El menos abrió los ojos lentamente, con la vista algo borrosa por las lágrimas que amenazaban con salir. Los gritos no le traían buenos recuerdos, odiaba que le alzaran la voz de esa manera. Aceptó la mano de su tío, levantándose. Se secó las lágrimas
El sol empezaba a salir.
— Regresemos al campamento, recogemos y continuamos con el viaje — planeó.
— S... Si, claro.
Ambos hombres empezaron a caminar, dejando el portal destruido atrás. Y la daga de la madre de Elio, que ahora estaba en las manos de el curioso enderman del infierno.
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