extra 04: happy birthday ryu
La tierra había dado otra vuelta al sol, el verano había llegado, y con eso un día muy importante en el calendario, el cumpleaños de Kobayashi Ryu.
Usagi corría de un lado a otro acomodando los preparativos en casa de Chishiya, mientras que Kuina y Ann preparaban algo de comer, en el menú había pizza, papas fritas, arroz y demás cosas, todo lo que a Ryu le gustará iba a estar en esa mesa.
—Debo de admitir que me estoy mareando un poco —Arisu veía como su novia iba de un lado a otro con globos y decoraciones de colores azules y negros, la chica no tenía intención alguna de tomar un descanso.
—Es mi hermanito, todo tiene que salir excelente —la pelinegra suspiro exhausta al terminar de acomodar los últimos globos en el techo —Ryu jamás celebra su cumpleaños, se la pasa diciendo que no es una fecha importante, por lo que este año tiene que ser algo distinto.
—Entiendo... —el timbre del gran departamento sonó, Arisu se ofreció a abrir la puerta encontrándose con Aguni, quien traía en sus brazos cinco cajas de regalos —oh, Aguni, llegaste temprano.
—Shinju me sacó a patadas de la casa —el hombre pasó por el marco de la puerta dejando todos los presentes en el suelo —ella vendrá más tarde.
—Hola Suegro —Chishiya asomó su rubia cabeza desde el fondo del pasillo —lo extrañe.
—En tu vida me vuelves a llamar así —el ex militar se cruzó de brazos —a veces me pregunto que diablos vio mi hijo en ti.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, Ryu atendía a un niño en emergencias, el infante había tenido un accidente en su casa y el doctor de pediatría lo había dejado a cargo del caso mientras corría a una cirugía de último momento.
— ¿Ves? No pasó nada —el pelinegro vendó el brazo del niño, el cual lloraba en silencio del dolor que sentía —tienes que tener más cuidado cuando juegas en el sofá, ¿si?
—Si señor —Ryu sonrió amablemente y fue hasta el escritorio de la sala de consultas para sacar una lamina de pegatinas.
—Ten, por tu buen trabajo de hoy —el chico pegó una pegatina de dinosaurio en la frente del niño haciendo que este riera un poco —ven, vamos con tus padres, de seguro ya te extrañan.
El chico cargó al niño en brazos saliendo de la sala de urgencias para ir con los responsables del niño, quienes lo recibieron con los brazos abiertos y una gran sonrisa, a veces Ryu se preguntaba que tal hubiera sido sentir eso cuando era niño.
—Estará bien, solo fue un mal golpe en el brazo, trata de no forzarlo hasta dentro de un par de días y toma esta medicina cada seis horas —Ryu entregó un pequeño frasco a la madre del niño quien le abrazo con fuerza, el chico no sabía como responder, así que simplemente le devolvió el abrazo.
—Muchas gracias por cuidar de mi pequeño, eres un gran chico.
—No hay de que señora, es lo menos que puedo hacer, ese es mi trabajo —Ryu se acercó al niño pequeño y le dio un apretón de manos —cuídate campeón, y hazle caso a mamá, ¿si?
Luego de una hora, por fin había llegado la hora de su preciado descanso, las llaves que colgaban en su cuello tocaban una melodía al moverse. Deseaba con ansias poder beber una lata de Coca-Cola, de esa forma recargaría energías para continuar con su turno.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —el jefe de área de Ryu había entrado a la sala de descanso, a juzgar por su postura, parecía que le iba a dar un buen regaño.
— ¿Decirte que?
— ¡Que hoy es tu cumpleaños! —el hombre alzó los brazos al aire —acabó de verlo en el calendario, tenías que decírmelo.
—Oh, eso —el azabache soltó una pequeña risita —no es nada importante, nunca celebro mi cumpleaños, es un día como cualquier otro, no encuentro el drama.
—Si es un día importante —el mayor rodó los ojos —termínate tu veneno en lata y ve a casa a cenar con tu familia y esposo, yo cubriré el resto de tu turno y no acepto un no por respuesta.
—Uno, no es veneno, es un manjar, y dos, no es mi esposo.
—Como sea, se casaran en unos meses, que mas da, es lo mismo —el doctor palmeó el hombro de Ryu dándole una sonrisa fraternal —veintiún años no se cumplen todos los días joven, disfruta de tu día con gente que sabes que te quiere y te aprecia, no todos tienen eso.
Sin oportunidad de presentar algún tipo de objeción, Ryu abandonó el hospital con su mochila colgada al hombro, al ver la pantalla de su móvil se dio cuenta que tenía un par de mensajes de Chishiya al igual que un par de llamadas perdidas de Usagi.
Decidió devolver las llamadas a su hermana, las primeras veces quedo en buzón de espera, pero luego de los primeros tres tonos, la voz de Usagi se escucho al otro lado del micrófono.
— ¡Hermanito! ¿Ya saliste de trabajar? —Usagi se escuchaba agitada, como si hubiera estado haciendo deporte todo lo que iba de día.
—Si, me dejaron salir temprano por mi cumpleaños, algo muy tonto la verdad —Ryu se paró al borde la acera esperando a que el semáforo cambiara de color para poder cruzar al otro lado — ¿Estás en casa?
—No, salí a hacer unas compras con Arisu y Kuina, ¿te parece si te llamo en un rato?
—Si, claro —Ryu sonrió un poco mientras que caminaba junto al mar de gente —te quiero.
—Te quiero más, ¡nos vemos luego!
Luego de colgar la llamada, el chico tomó la decisión de ir a por algo rápido de comer, un sándwich le ayudaría a llenar el estomago y mantenerse en con la mente en la tierra por al menos un rato más.
Generalmente a las personas les incomodaba la idea de pasar el día de su cumpleaños solos, como si el estar con alguien más durante esa fecha fuera algo prioritario para su vivir.
Ryu funcionaba diferente en ese aspecto, al haber crecido solo y nunca haber recibido el cariño que recibe ahora cuando era niño, el estar solo no le era incomodo, mas bien le agradaba, había aprendido a ser su mejor compañía.
Un par de pasos más y se encontraba en el cruce de Shibuya, recuerdos de la ciudad destrozada y cadáveres por doquier azotaron su mente sin ningún tipo de escrúpulo, como si invadir su cabeza de esa forma fuera poco y no perturbara su paz.
En sus bolsillos su teléfono comenzó a vibrar, era una llamada entrante por parte de su prometido, con su mano libre deslizó el botón verde hacia arriba para contestarle.
— ¿Aló?
—Hola mi niño, ¿ya saliste? —Chishiya se había alejado del bullicio que hacía toda la gente que estaba en su departamento —pensé que podríamos ir a cenar hoy.
— ¿Cenar? No suena mal, yo pago.
—Quisieras, yo te estoy invitando, yo soy el que va a pagar —el rubio quitó algunos mechones de su campo visual —me gustaría que vinieras a casa para arreglarnos como siempre hacemos, si no te molesta.
—Muero por quitarme el uniforme, no te creas —Ryu soltó una ligera risita —deja tomó el siguiente autobús y llego.
—Esta bien mi niño, te espero.
Al terminar la llamada, Chishiya volvió hacia su sala de estar con una discreta sonrisa dibujada en sus labios.
—Bueno, ya viene para acá.
El camino en autobús no fue algo del otro mundo, a su lado se había sentado una agradable anciana que hablaba sobre el matrimonio que tenía con su esposo, lo divertido que había sido ser jóvenes y las citas que moría por volver a tener.
—Que Dios te bendiga tu hermoso matrimonio hijito —la señora tomó la mano de Ryu cuando esté llegó a su parada —y disfruta de tu cumpleaños.
—Gracias, de verdad.
Ryu pasó por el lobby del edificio, la recepcionista le regaló una sonrisa algo coqueta, pero el chico trató de convencerse que solo estaba siendo excesivamente amable.
Al marcar el piso en el ascensor recostó su espalda en la pared del ascensor, había sido un día agotador, pero recogería las energías necesarias para salir con su prometido.
La llave se introdujo en la cerradura, pero al abrir la puerta todo estaba oscuro, lo cual le pareció raro, se suponía que Chishiya tendría que estar ahí.
— ¿Shuntarō?
De repente todas las luces se encendieron de golpe, confetis cayeron sobre su rostro y varios gritos se escucharon.
— ¡Feliz cumpleaños Ryu!
Todos sus amigos y familia estaban reunidos ahí, con una mesa llena de obsequios y sus comidas favoritas, Usagi fue la primera en abrazarlo, casi sacándole el aire.
—Feliz cumpleaños hermanito.
—Pensé que estabas ocupada hoy —Ryu no podía dejar de sonreír.
—No hay nada más importante que tú cumpleaños.
Los siguientes abrazos vinieron de Kuina y Ann, ambas estaban muy felices de ver a Ryu después de tanto tiempo.
Shinju no pudo evitar comerse a besos a su hijito, y Aguni pese a ser un hombre poco cariñoso, abrazó a su hijo con fuerza, diciendo con ese pequeño gesto mucho más que mil palabras juntas.
—Feliz cumpleaños mi niño —Chishiya fue el último en acercarse, ambos se saludaron con un pequeño beso.
—Esto no era necesario...
—Haría lo que fuera por ti, Ryu.
Cuando la fiesta acabo y los envoltorios de regalos acabaron en el suelo, era hora de ir a la cama, Chishiya terminó de despedir a los invitados mientras que Ryu se acomodaba en las frazadas de la cama.
El pelinegro no tardó en caer en brazos de Morfeo, sus ojos pesaban y de a poco sintió su cuerpo relajarse por completo.
Un pequeño cosquilleo en su estómago lo obligó a despertarse, ya era más tarde, y Chishiya no estaba recostado a su lado.
— ¿Shuntarō?
Unos ruidos fuera de la habitación llamaron su atención, teniendo un mal presentimiento de lo que pudiera pasar, Ryu se levantó de su cama dirigiéndose a la sala pasando por el oscuro pasillo.
— ¿Chishi...?
—Hola, Ryu.
La voz de una mujer le hizo dar un vuelco a su corazón, Ryu se volteó encontrándose con la figura de una mujer desconocida vestida de negro, casi igual a una reina, la recordaba de sus sueños luego del accidente.
—Feliz cumpleaños —la mujer caminó de un lado a otro —me dijeron por ahí que mi seguidor más fiel estaba en su día especial.
— ¿Quien eres tu?
La mujer soltó una pequeña risa, como si la pregunta de Ryu hubiera sido similar a un chiste.
—Tu sabes quién soy yo, ¿tu sabes quién eres tú?
—No estoy para acertijos.
—Bueno —la mujer se detuvo a pocos metros de él adornando su rostro con una cínica sonrisa —vendré a visitarte otro día, solo quería recordarte que te extrañamos en casa —el guante negro de la mujer tocó la frente de Ryu causándole un gran dolor al chico —debes recordar quien eres...
Ryu se sumió en una fuerte oscuridad, al abrir sus ojos estaba cubierto en sudor frío, estaba de vuelta en su cama y Chishiya estaba a su lado durmiendo plácidamente como si nada pudiera molestarle.
—Solo fue un mal sueño...
El chico se levantó de la cama para ir a beber algo de agua, pasando por en frente de su sala se dio cuenta de algo, sobre su mesa de café había algo que no formaba parte de sus presentes de cumpleaños.
—Pero que...
Ryu tomo lo que parecía ser una carta, el Joker se veía en aquella pieza del juego de poker, pero este se veía diferente, sentía como lo miraba directamente a los ojos.
Al darle vuelta a la carta se dio cuenta que había algo escrito en ella.
—Feliz cumpleaños Ryu...
Oh no...
author's note.
hola hola, como verán hoy es siete de agosto, el cumpleaños de Ryu y de mi amada esposa para quien va dedicado este extra, debo admitir que extrañaba escribir a mi bebé, el cual ya creció y ahora forma parte del mundo de la medicina.
los adoro mucho a todos, gracias por el apoyo en esta historia, tengo cosas planeadas y espero seguir contando con su apoyo.
con amor, ale.
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