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Mal's POV.

Me estoy identificando tanto con un meme, que por primera vez, quiero reírme de mí misma. 

Han pasado como cinco horas desde que supe lo que debía hacer para lenguaje y argumentación, y con quién debía hacer ese maldito ensayo. Es que... ¡no lo puedo creer! ¿Trabajar con Beast? ¿Con el niño rico de la universidad? ¿Con la persona que le gusta estar siempre debatiendo conmigo? ¡Dios mío, si quieres llévame contigo o me voy para allá!

Llevo estudiando con él desde que me gané la beca para estudiar aquí. En lo poco que lo conozco, sé que puede llegar a ser un tanto elitista, amargado, grosero, etcétera. No por ser el príncipe de este territorio tiene tan buena fama, al contrario, su fama es más pésima que quién sabe qué. 

No entiendo qué le ven a ese castaño. No porque sea tan lindo, voy a dejar que se me caigan las bragas cada cinco segundos. 

Esperen, ¿dije lindo?

—Ignacia.— me molestó mi mejor amiga, después de mover su mano frente a mis ojos.

—Así no es mi nombre, tonta.— reaccioné—, ¿Qué fue?

—Ni cuidado me pones.— bufó. Evelyn Mills o mejor conocida como Evie, es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Aunque siempre hemos vividos en sitios distintos, todo por la empresa de la mamá. Acomodó unos de sus mechones azules detrás de las orejas, miró hacia los lados y susurró—: Me invitaron a salir.

Me atoré con mi propia saliva al escuchar eso. Hoy el mundo viva no me quiere ver, muy casual. Evie me dio unos golpecitos en la espalda mientras controlaba mi respiración y me calmaba.

—¿Qué?

Ella asintió.

—Ya sabes quién fue.— dijo.

No sé quién es, porque la señorita tiene más pretendientes que una princesa en época medieval. Así que opté por decir al azar el primer nombre que se me ocurriera.

—¿El nerd de la facultad de química?

Le atiné, porque asintió repetidas veces, con una sonrisa tan tierna.

—Aw, qué lindo.— exclamé, al apretar sus mejillas rojas—, Serían linda pareja.

—Después me dices que no me haga películas, y tú eres la que empieza.

—Es que tú eres la actriz y yo la directora.— después de decir esto, me comencé a reír mientras que Evie con la mirada me quería mandar tres metros bajo tierra. Agité mi mano libre frente a mí, aún no podía controlar mi respiración—. Ay, te amo. No me mires así.

La peliazul rodó los ojos, apoyó su mentón sobre sus manos y susurró:

—Es hoy, y no sé que ponerme.

—Pues ropa, ni modo que te vayas en lencería.— dije con lógica. Ella tiene un armario con ropa ordenada por colores y tipos, así que tiene qué ponerse. Además ella es diseñadora, su madre también. Evie rodó los ojos—, Tienes más ropa que yo.

Rodó los ojos de nuevo. Creo que haber leído Cincuentas Sombras de Grey le afectó, y bastante.

Le doy un sorbo a mi agua de fresas y le digo:

—Tienes una falda como de Jean de color azul, con una crop negra, y ya decides si zapatillas deportivas o tacones.— le aconsejé. No sé mucho de moda, pero a ella ese conjunto se le vería muy bien—. Y no creo que necesites maquillaje, solo un gloss y ya.

Mi mejor amiga procesó todo lo que anteriormente le dije, hizo un mohín con sus labios. Después chasqueó la lengua. Tenía ganas de mandarle un maletazo porque no me decía nada, y procesaba esto más que los chefs de MasterChef.

—Me parece bien.— confiesa, por fin. Esto era motivo de fiesta nacional, espero que hoy no vaya a volver su cuarto un chiquero. Frunce los labios—. Sí, me puedo llevar eso.

—¡Aleluya!— exclamo, al levantar las manos, mi mejor amiga ríe—, Bueno, eso ya está. Ahora yo... Beast irá a mi casa, ¿qué procede?

—Te lo taz.

Malpensada me salió.

—Ya quisieras.— bufé. Él no me gusta, me cae mal, así que no. Y si me cayera bien, no lo haría, pues no me siento lista para iniciar con mi vida sexual. Suspiro—, Tú escuchaste lo que debo hacer con él. Solo espero que sea solo un ensayo y ya.

—Ojalá.— respondió ella, yo asentí—, Cualquier cosa, ya sabes que tienes tu gas pimienta en la mesita de noche.

Asentí. 

Hoy me esperaba un largo día.


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Después de una larga y extenuante jornada, llegué a mi casa. No había nadie, así que supuse que ni papá ni mamá estaban en casa. Como siempre, el que me recibía con mucho amor era mi perro: Cerbero. 

Ese perro parece inmortal, pero ya está viejito así que se merece el doble de cariño porque desde que me lo regalaron en mi primera navidad nunca se ha separado de mí. Si él me llega a faltar, no vuelvo a tener una mascota de nuevo; pues la fidelidad y el cariño que Cerbero me ha dado no la reemplazaría por nadie más. Y no puedo tener gatos porque soy alérgica.

Después de llenarle su tacita de comida y la otra de agua, subí a la segunda planta de mi casa. Porque pues, mi cuarto, mi cama, mi baño. Ya saben.

Me puse la pijama, y me recogí el cabello en una coleta alta.

¿Qué creyeron? ¿Que me iba a poner mi outfit más lindo? Neh. Además yo con mi pijama me siento más Mal Igna, además de que se me ve tremendo cuerpazo... Okay no, pero sí.

Después de hacerme un chongo, y responder el mensaje de texto de papá, me dispuse a bajar a la cocina para mirar que me habían dejado en el microondas.

Pizza hawaiana.

—Qué rico.— exclamé, y alargué la última palabra. Me fui al refrigerador, para mirar si había algún jugo o gaseosa.

Y como buena integrante del team coca-cola, tomé una de ellas. Con mi pizza y mi gaseosa en mano, fui a la sala, prendí mi televisor y me puse a ver algunos videos en youtube, para no sentirme tan sola. 

Como es de esperarse, terminé viendo algunos videos de humor. Pero el que no podía faltar era el del chismesito, en pocas palabras, donde los dueños de x canal leen secretos de una aplicación que tiene ese nombre. En donde tú vez que hay más locos que tú, o que hay gente que hace lo mismo que tú. Hay hasta secretos turbios.

Después de estar una hora así, me dispuse a recoger mi desorden, lavar el plato que había usado, cepillarme los dientes, y finalmente alistar las cosas necesarias para cuando llegara Beast. 

Le mandé la ubicación apenas monté el bus para llegar a mi hogar, solo espero que no se haga el chistoso y me deje tirada. 

Miré el reloj: 2:45 pm.

Puse música para trabajar con ánimo, lo malo es que siempre termino bailando frente al espejo, pero hoy no se puede así que me voy a controlar. 

Sonó el timbre.

—¿Quién será?

Bajé rápido de mi cuarto, y fui directo a la puerta. Mi sonrisa se deshizo al saber quién era.

—Beast.— dije, entre dientes apenas lo vi. Venía con una ropa muy diferente a la de la mañana, su cabello despeinado y olía a colonia.

—Moors.— dijo él, con seriedad.

Abría la puerta en su totalidad, y le hice una señal para que pasara. Me sorprendía ver que había llegado solo y con una... ¿¡Le gustan las motos!? Me acabó de dar un paro cardiaco, yo llevo ahorrando desde que salí de la preparatoria para poderme comprar una moto como esa.

Después de llevarme esa sorpresa, cerré la puerta. Ben se encontraba mirando cada parte de mi living. La verdad no está tan mal mi casa, ¿o sí?

—¿Su alteza puede tomar una coca-cola, jugo, o tiene que ser vino de ambrosia?

Me gusta molestarlo, porque se lo merece.

—¿Te gusta la coca-cola?

Asiento mientras abro el refri, tomé la lata y se la lancé. 

—Gracias.— dijo, después de destapar la lata y tomar un sorbo—. ¿Vives sola?

Negué.

—Soy hija única.— respondí. Señalé uno de los cuadros de la sala—, Mis padres no están ahora en casa. Y tengo mi perro.

Y como si lo hubiese invocado, llegó Cerbero. Ojalá lo muerda.

Treinta segundos después, descubrí que Cerberito de mi vida es un ¡TRAIDOR! Se pudo a jugar con él. Perro, yo te amaba, ahora menos croquetas de premio. Me crucé de brazos y me aclaré la garganta.

—Cerbero.— llamé a mi mascota. Ahora si eres leal, tontito—. Ve para tu casa, tu hermana debe hacer un trabajo con este... chico.

Mi perro ladró, y se fue al patio de la casa donde esta su casita. Beast estaba embobado.

—Es muy bonito, se nota que te es fiel.

Asentí, estaba cruzada de brazos.

—Sí, es mi bebé.— respondí—, Es muy raro que él sea algo afectuoso con una persona que no es conocida.

Admito que tiene una sonrisa muy bonita.

—Me gustan muchos los animales, siempre que veo uno, soy así.

<<Ay qué lindo, ¿quiere que me incline o qué?>>

—Ajá, qué lindo.— espeté—, Mi estudio está arriba.

Hice una seña con la cabeza para que me siguiera escaleras arriba. Subí rápido, para abrir nuevamente la puerta del estudio.

—Sigue.— le indiqué.

—Gracias.— dijo él, me hizo una señal para que entrara primero—, Primero las damas.

Ahora me salió caballeroso el muchacho. Hice un mohín con mis labios, y seguí. Ruego al cielo que por favor solo sea un ensayo, de lo contrario prefiero irme a tomar café con quién sea que esté en el cielo.


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Seis de la tarde, y aún no íbamos ni en la mitad. Es difícil trabajar cuando ambos somos muy perfeccionistas, demasiado diría yo. Pero conectamos muy bien.

—¿No te parece que es momento de introducir la tesis?

Levanté la mirada de la computadora, bajé un poco mis lentes, miré el documento de nuevo y luego a Beast.

—Sí, me parece que ya es hora.— respondí, luego pregunté—: ¿Ya la formulaste, niño bonito?

Por lo bajo rio.

—¿Podrías dejar de llamarme así?— preguntó ahora él, yo me encogí de hombros—, Tengo nombre, ¿sabías?

—Huhm, Benjamin Florian Beast French.— respondí. Técnicamente me sé su nombre por los llamados a lista y porque aparece en cada maldita revista de farándula—, No entiendo porque te pusieron ese segundo nombre, es muy principesco. ¡Eso es casi peor!

—Es mejor que Igna.

Touché. 

¿Cómo sabe mi segundo nombre? Ni idea. Y no sé como carajos comenzamos a reírnos.

—Nuestros segundos nombres son terribles.— admitió, yo asentí con la cabeza—, ¿Qué te parece esta tesis?

La leí de manera detenida, debía ser una tesis que pudiéramos argumentar con todo lo que veníamos escribiendo sobre la situación de algunos menores de edad: La drogadicción. Sonreí de manera ladina, porque encajaba perfectamente.

—Me parece bien.— lo miré, volví a colocar mis lentes bien sobre mi tabique y me dispuse a escribirla en el documento. No tardé mucho, así que le devolví el papel que me había dado—, Vamos unas veinte hojas, ¿cuántas son en total?

—Nos faltan veinticinco.— puntualizó Ben—. ¿Tienes hambre?

—No como en las noches.— respondí. Debido a mi gastritis, no puedo comer ciertas cantidades de comida después de determinada hora, pero sí puedo tomar cosas suaves. Me miró con algo de rareza.

—¿También sufres de gastritis?

Fruncí el ceño, tenemos algo en común, ¿eh? Asentí con la cabeza.

Cuando Beast iba a decirme algo, escuché que abrieron la puerta principal, y luego la voz característica de mi papá. 

—¡Ya llegué Malsy!

Bueno, no diré mucho de lo que pasó después. En resumen, mi papá y su escaneo para saber qué clase de víbora estaba tratando con su princesa; luego Beast se despidió y se marchó, acordamos que nos veríamos mañana pero en el castillo.

Vuelvo y digo, solo espero que solo sea un ensayo, y nada más.

A little small talk, a smile and baby I was stuck
I still don't know what you've done with me
A grown-up woman should never fall so easily








Jelouuu, pido disculpas si ven algún error, pero ando enferma así que no quería pasar tanto tiempo con la laptop, prometo corregirlo por si acaso.




lay all your love on me - beal.

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