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"No es de extrañar que ningún hombre en la ciudad te haya desafiado ni encontrado."
(Honeymoon, Lana Del Rey)
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Felix había hecho una rabieta cuando su hermano se negó a ir a hablar con su (temporalmente ex) pareja para conseguirle un trabajo a Minho.
Decidió ignorarlo hasta que finalmente accediera a su berrinche de hermano menor, pero por amor a Cristo, Felix empezaba a hartarse de que el mayor fuera tan mimado y terco.
Culpaba a sus alfas por eso.
Pero ver los ojos llenos de ilusión con los que Minho lo había mirado durante un mes, cada que preguntaba por su trabajo, terminaron por ablandar su corazón y derretir su orgullo.
Han Jisung era, por decir poco, el alfa más molesto que Felix había conocido. Tal vez el puesto en general era ocupado por Christopher, pero a él le tenía cariño porque elegía los flanes de su cafetería por sobre la de Han.
Changbin decía que era un pecado ser tan agradable y tierno, que su aura juvenil y varonil era una tentación para cualquier omega, pero Changbin había dicho lo mismo sobre su hermano y las otras parejas que había tenido antes de Seungmin. Nadie nunca le creía, ni siquiera Jeongin, pero detestaba la forma en que Jisung encontraba diversión molestándolo para después hacerse el santo.
—Entonces... ¿Quieres que le dé trabajo a un omega que no conozco?—Preguntó Jisung recargado en el mostrador con un brazo.
—Ajá, es justo lo que quiero.
—¿Embarazado?
—Sí.
—¿De apenas dieciocho años?
—Bueno, sí.
Jisung se rió echando su cabeza hacia atrás.
—Y que vive con Christopher. Felix, siempre me has parecido alguien con un tornillo flojo por ahí dentro de tu linda cabecita.—Felix frunció el ceño y se rascó el pelo.—Pero ¿Me estás bromeando? Aprecio mi vida como para tener tan cerca al omega de Christopher.
—¡Que no es su omega, cabeza de chorlito!
—¿Entonces por qué está embarazado y vive con él?—Espetó desinteresado introduciendo a su boca una nuez del puñado que tenía en mano. Felix calló al no poder rebelar algo ajeno a él.—Además dijiste que Hyunjin se negó a venir a verme. ¿Por qué crees que fue eso?
—Porque le gusta molestarme, concéntrate y deja de pensar en mi hermano.
—Porque Hyunjin es muy celoso de los omegas embarazados alrededor mío.—Corrigió y Felix lo miró con las cejas alzadas, como esperando a que fuera una broma.—¡Hablo en serio! Tu hermano en serio es un omega muy consentido.
—Dímelo a mí...—Murmuró desesperado.—Pero es tú culpa, no la de Minho. Vamos, vine personalmente Han, deja de hacer las cosas tan complicadas.
—Estoy intentando reestablecer mi relación con Hyunnie, en serio no quiero problemas por sus celos. ¡Apenas ayer aceptó a ir a tomar un helado! Felix, me costó un mes.
—Hyunjin no conoce a Minho.—Aclaró el omega.—Dile que lo contrataste porque vino a pedirte trabajo y que no tenías idea. No te puede culpar por darle trabajo a un desamparado chico embarazado.
—¿Y de qué va a trabajar? ¡Espera! Lo más importante es ¿Por qué no viene él a buscar el empleo?
—¡Ha estado buscando otros trabajos! Pero todos lo rechazan. Si viniera a tí un omega embarazado de dieciocho años ¿Le darías trabajo?
—...
—Piensa en Hyunjin, Jisung. Imagina qué sería de él en los zapatos de Minho. Él en serio es noble, quiere salir adelante. ¡Y sabe cocinar! Yo mismo he probado su comida, y es deliciosa.
El alfa lo miró mordiendo su labio inferior y moviendo el pie impacientemente, tomando una decisión.
—Bien, dile que venga para una entrevista mañana. Si no está aquí a las seis de la tarde, tendrá que buscarse otro empleo.
Felix saltó en su lugar aplaudiendo, reprimiéndo el impulso de abrazar al alfa. Le caía mal.
—Le diré a Hyun que debería aceptar una salida al cine también.
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La linda cabaña había adquirido esa hogareña sensación desde el primer día en que Minho se empeñó a pasar la noche, incluso si sólo tenía un colchón prestado por Felix y Jeongin. El alfa había regresado después de haber sido mandado a buscar el colchón, y a Minho no le importó tener que recostarse en el piso la segunda noche en la propiedad Bang.
A pesar de la insistencia de Changbin para que descansara en el sofá, él en realidad quería dormir en una superficie mullida para descansar apropiadamente su espalda. Estaba dispuesto a encontrar un empleo lo antes posible para poder pagar una base que pudiera brindarle más comodidad.
Christopher le había entregado las llaves de la puerta trasera de su casa que conectaba con la cocina para que pudiera acceder a los alimentos cuando quisiera. Christopher gustaba de despertarse temprano y por ende, no coincidía con el omega a la hora del desayuno. Para el almuerzo, el menor se la pasaba afuera en busca de un empleo y regresaba tarde para cenar. Chris para entonces ya había tomado un baño y estaba refundido en las sábanas, pero nunca se dormía hasta que dieran las diez y oyera la puerta trasera en señal de que Seungmin había llegado sano y salvo para prepararse algo.
Unas dos semanas después habían llegado Changbin y Seungmin a visitar al omega, con un pequeño refrigerador atado arriba de su camioneta.
—Mis papás tienen una casa de campo, pero van a remodelarla y han estado vendiendo algunos de sus muebles. Cuando salgan a la venta te avisaremos Minnie, pero Binnie y yo decidimos regalarte esto por ahora. Es algo viejo pero esperamos que te sirva.—Dijo Seungmin, él le había agarrado cariño al menor.
Con Changbin visitándolo diario, el alfa no pudo evitar desarrollar un cariño fraternal con el omega, en especial después de haber visto a Minho tan emocionado por ayudarlo a pintar las paredes en su cocina con pintura que había comprado después de un trabajo ocasional que consiguió en una tienda de conveniencia. Si su novio era feliz ayudando a Minho, entonces él también lo era.
—¿Y qué dices Minnie, te gusta? Es pequeñito como tú.
—¡Muchas gracias!—Fue la primera vez que lo vieron llorar después del primer día. Minho se había avalanzado a abrazarlos sujetando sus cuellos con sus delgados brazos, sollozando incontrolablemente. La pareja se miró enternecida y le devolvieron el abrazo, Changbin soltando unas feromonas dulces para tranquilizarlo.
Christopher había estado al tanto de la ayuda que recibía de sus amigos, pero no sabía qué decir al respecto. ¿Gracias? Esas las debía de dar Minho. Si sus amigos seguían a su lado después de haberse intentado apartar, seguramente no les importaría su ya conocida indiferencia. Ellos sabían cómo era.
Bueno, asumir aquello había sido un error.
Jeongin y Seungmin habían ido a regañarlo una segunda vez acerca de su trato con el omega. Fue una reprimenda con buenos argumentos para haber venido de ese par de idiotas a los que consideraba sus mejores amigos, así que no pudo contraatacar ni debatir, parecía un niño regañado al final del día.
—No estamos diciendo que le regales todo, pero es el padre de tu futuro hijo. Adoptado o no, él carga al cachorro y tú sólo te conformas con darle de comer. ¿Al menos entablas una relación? Ya pasó medio mes y sigues viviendo como si estuvieras sólo.
—Actúas como si hubieras adoptado una mascota, Christopher. No es así. Si ya decidiste ampararlo ahora tendrás que hacerte cargo de él, por eso te lo advertimos. Visitarlo no estaría mal, de hecho. No te decimos que hagas todo por él ¡Pero Chris! Tócate el corazón.
—¿No eran ustedes los que me sugirieron cobrarle una renta? Hasta ahora no lo he hecho. ¡Él está viviendo gratis aquí!
—Eso fue antes de conocerlo, si tuvieras la decencia de hablarle pensarías igual.—Afirmó.
—Es apenas un niño, Christopher. Nosotros sabemos que no eres el mejor en entablar relaciones, tal vez tu carácter puede ser pesado e insoportable, pero por más que lo dígamos y que tú lo creas, no eres un monstruo. No si lo has alojado y has compartido tu comida con él, lo llevaste al doctor e incluso pagaste sus vitaminas cuando les dijeron que estaba en estado de desnutrición. ¿Ves? No eres terrible, estoy seguro que Minho agradece todo esto.—Jeongin se sentó a su lado y palmeó su espalda.—Pero a veces el dinero no soluciona todo. Necesitas ser más... humano.
—Te lo decimos porque te queremos, y aunque no quieras contarnos cómo te sientes, sabemos que quieres al niño. Hazlo bien, empieza a ser una mejor persona para él o ella. Si el destino puso a Minho en tu vida, fue por algo.—Seungmin terminó de masticar sus papás fritas.—Además agradece que nos adelantamos a hablar de esto contigo. Si sigues así, no nos hacemos responsables de lo que Changbin y Felix puedan hacer.
Christopher se rió fuerte, por primera vez en un buen tiempo. Imaginaba su casa estrellada con huevos y papel higiénico.
Las últimas dos semanas del mes fueron, después de la charla, más llevaderas. Chris tomó la iniciativa y empezó por llevarle el desayuno a su hospedado. Caminar por la ciudad seguramente todas las tardes, y después tomar los buses que lo acercaran a la propiedad y caminar hasta ésta, era seguramente cansado y agotador. Además de peligroso.
Colocó el desayuno sobre la mesa y calentó agua en un pocillo que encontró en su cocina a falta de tetera, estaba en eso cuando el aroma dulce a galletas de avena inundó sus fosas nasales, adviriténdole de los pasos que el omega daba bajando las escaleras.
—¿Christopher?—Gritó desde el comedor.
—Estoy en la cocina.—Contestó de vuelta, dejado el agua hirviendo y saliendo para encontrarse con una escena tal vez demasiado personal e informal. Minho vestía únicamente una camisa blanca con un estampado desgastado de la banda Sublime, le llegaba hasta los muslos y resaltaba las esbeltas piernas. Carraspeó y desvió la mirada.—Ve a cambiarte, hoy te llevaré a la ciudad. Tengo unas compras que hacer y puedo recogerte después.
—¿Es en serio?—Preguntó Minho sonriente, Christopher estuvo a punto de contestar con su desagradable sarcasmo pero pudo mantenerlo a raya. Asintió y ninguno dijo nada antes de que el menor saliera corriendo a la planta alta.
No parecía haber pasado un momento tan bochornoso como él. Pero si quería entablar una relación con él entonces tendría que advertirle sobre estar vestido y listo todas las mañanas.
La charla fue casi nula en un principio, pero se vio avivada por los relatos del omega acerca de la ayuda que había recibido de las dos parejas y de sus planes para la cabaña, siempre dejando en claro que sería hecho bajo su consentimiento. Christopher le dio la libertad de modificarla a su gusto y Minho agradeció el detalle todo lo que restó del desayuno.
Ese día Minho no había pescado suerte, ni el otro, ni tampoco el siguiente. El alfa se paseaba por la ciudad o se estacionaba en centros comerciales a tomar siestas, siempre siguiendo al omega de cerca para asegurarse de que nada malo le pudiera pasar. Aunque era aburrido y acalorante tener que confinarse en un automóvil por tardes enteras, no podía culpar a nadie, era su propio odio a la convivencia social que lo reclutaba dentro de su camioneta.
Minho dejaba de buscar trabajo a las siete, pero descubrió que lo que le tomaba tanto tiempo en llegar era el transporte, así que cuando iban juntos el horario de llegada se había reducido a las ocho y media. Cenaban y a las nueve estaban despidiéndose, Minho agradeciéndole por haberlo llevado nuevamente. Christopher no quería descuidar su trabajo, pero no podía engañar a nadie, era primavera y los viñedos ya habían obsequiado sus frutos.
Cuando los últimos días de primavera arribaran, se dijo, volvería a su trabajo para empezar a alistar todo lo que conllevaba la apertura del viñedo al público. El verano era la época donde más ganancias recibía, y como todos los años, debía asegurarse de que todo en el negocio marchara de maravilla.
Podía tomarse unas semanas libres para entablar la tan dichosa relación con Minho.
Recuerda la primera vez que logró sorprenderlo. El menor había trabajado como ayudante en un local de comida rápida ese día, aunque no pudo asegurarse el empleo ya que el trabajador había enfermado y no tenían suplente. Fue suficiente para que le pagaran, cosa que lo alegró en demasía. Los días como aquel eran mejores que los días perdidos donde sólo se ganaba un dolor de pies horrible.
Minho parloteaba encantado de como una señora de la tercera edad había adivinado su estado, y decidió dejarle una gran propina. Para amenizar las brechas de silencio entre cada anécdota del chico, Christopher encendió su estéreo. Había cargado consigo unos de sus discos favoritos para pasar las tardes en espera de su huésped.
What I Got de Sublime empezó a sonar y consigo inundó el interior del automóvil de una nostalgia con el rock alternativo que la banda tan bien servía en su década. Minho al instante chilló y gritó emocionado. Tarareó el principio de la canción olvidadizo de la compañía a su lado, él parecía estarse transportando a un ambiente feliz y tranquilo que contagió a Christopher de una relajante sensación. No estaba seguro de si tenía que ver con el dulce aroma a avena que inconscientemente estaba soltando, pero le dio una última mirada por el rabillo del ojo antes de avanzar entre el tráfico.
—No sabía que te gustaba la banda.—En realidad, no sabía nada de él. Pero eso no parecía apropiado añadir.
—Mi mamá la escuchaba todo el tiempo de joven.—Confesó.—Ella era tan fanática que adoptó un dalmata y lo llamó–
—¿Lou Dog?
—¡Como el de la banda!
Chris asintió sonriendo.
—Creo que ha sido el perro más amado por una banda.
—Era adorable. Pero el nuestro lo era más, sus manchas eran tan pocas pero grandes y parecía un perro disfrazado de vaca. Hasta era gordo.
No supo qué exactamente fue lo que le hizo reír, pero cuando pasó, lo hizo sinceramente. Tal vez había sido la emoción y el cariño del chico al hablar de su perro con problemas de obesidad, o su propio recuerdo de su padre llorando cuando Bradley Nowell murió y vistiendo la camisa de la banda por el siguiente mes. Pero se rió y pareció haber sorprendido tanto a Minho como una cabra conduciendo lo haría. Lo veía incrédulo, aunque ya estaba acostumbrado. Él raramente reía.
—¿Te molestaría un concierto por mí?—Preguntó confiado después. Había descubierto, a través de sus chistes y comentarios, que era una persona despreocupada en realidad. Raramente decía o hacía algo que lo comprometiera y le hiciera pasar vergüenza.
El omega asustadizo empezaba a irse de a poco.
—Si tan despreocupado eres, entonces no.—Pareció haberlo tomado como un reto, porque subió el volumen y cantó cada estrofa de memoria, movimientos de cabeza y su melodiosa voz acompañando.
La recitaba tan comedido que incluso la apropiaba, era una canción especial pudo notar. Admitía que sabía cantar, era agradable sobre todo por ver su bulliciosa personalidad que le daban la confianza para hacer lo que hacía. Verlo feliz por su paga, acariciando su vientre aún indetectable tras la holgura de sus ropas, y contento de haberle demostrado su seguridad, fue la primera vez en que estuvo sorprendido de conocerle.
Si la vida era tan corta como la canción aseguraba, entonces estaba claro que el omega intentaba amar la que le había tocado. Los ecos del pasado era opacados por las maduras decisiones que había tomado y que lo proyectaban a un mejor futuro.
Cualquier otro omega hubiera decidido quedarse cualquiera fuera la situación de la que había escapado Minho, condenado a una vida que no quería y con miedo de vivirla. En cambio éste aquí estaba, aventurado en la ciudad y bajo su cuidado, decidido a encontrar un trabajo y labrarse un camino.
Tal vez podía añadirlo al club de omegas que le agradaban. Un cuarto miembro junto con Changbin, Felix y Hyunjin.
♡۫۫ ۫!
Celebrando que MLA llegó al 1.5k de votos, sarang y Mosquito bites llegaron al 1k de leidas y que estoy feliz les traigo actu, espero les guste.
Cualquier error porfavor me lo comentan ‹3!!
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