O1
Jaeyoon tomó la llamada entrante cuidando de no desviar su mira del camino, ya que era de noche en la ciudad de Seúl, y no sería nada bueno tropezar en medio del tumulto de personas que caminaban de aquí y allá, algunos eran estudiantes de secundaria, otras personas solitarias, unos pocos grupos de amigos, y la gran mayoría se componía de trabajadores agotados y deseosos de llegar a sus hogares.
—¿Dónde estás, Jaeyoon-ah? —La voz de su hyung sonaba algo irritada pero que no dejaba de ser cariñosa.
Muy probablemente Heeseung lo llamaba porque estaba preocupado por él, puesto a que todavía no llegaba al lugar.
Ellos dos tenían la tradición de salir un día a la semana a comer ramen, a veces iban a restaurantes elegantes en la zona norte, pero la mayoría del tiempo se conformaban con un simple puesto ambulante de buenas ofertas, pues todo se trataba más de la compañía y no tanto de la calidad.
Las noches así consistían en fotos borrosas, caminatas por lugares insólitos y conversaciones hasta la madrugada. Podían hablar por horas y horas, cualquier tema era aceptado, podría ser banal o muy profundo, eso no importaba, lo que era realmente relevante era la asombrosa comodidad y química entre ellos dos.
—Estoy en camino, siento hacerte esperar, hyung. Tuve que ayudar a Jayoon con su tarea de Álgebra —Jaeyoon se justificó, revisando por encima de sus ajustados jeans para verificar si llevaba su billetera encima, pues algunas veces él era tan olvidadizo que perdía o dejaba sus pertenencias en el lugar más inesperado.
—No estoy molesto, tranquilo, solo estaba preocupado por ti —Jaeyoon sonrió, pues eso era justo lo que había pensado, Heeseung siempre era tan cuidadoso y bueno con él.
Jaeyoon cruzó la calle cuando el semáforo dio luz verde.
—Eres un buen hermano, Jaeyoon.
El cuerpo de Jaeyoon se tensó.
—Solo la ayudé con una tarea, hyung, no es la gran cosa —Jaeyoon fingió una carcajada para no ponerse a llorar.
—Sabes que no lo digo solo por eso —la voz de Heeseung se escuchó ahora más oscura y triste, casi desilusionada, y Jaeyoon comprendía ese sentimiento a la perfección.
—Jayoon quería venir pero no pudo porque estaba estudiando para un examen que tiene mañana —Jaeyoon cambió el tema de conversación al saber muy bien que si continuaban con el anterior nada saldría bien.
—¿En serio? Le he dicho que no me gusta que se involucre en nuestros planes —Heeseung bramó, bastante molesto por el comportamiento de Jayoon, ella era tan impertinente y nunca lo escuchaba, ella no era como Jaeyoon.
—Pero es normal que quiera pasar tiempo contigo, hyung. Eres su novio —Jaeyoon dijo esas palabras tan amargas y que tanto le había costado asimilar en su momento.
—Y tú eres mi...
Jaeyoon se pegó el teléfono a la oreja, ansioso por escuchar lo que diría Heeseung, y aunque él ya sabía que estaba mal esperar algo más, precisamente ahora le daba igual, unas palabras no le harían daño a nadie.
—Mi mejor amigo y también quiero estar contigo. Que ahora Jayoon y yo seamos pareja no significa que tengamos que estar siempre juntos .
Jaeyoon no pudo opultar su decepción así que decidió no decir nada más, y al parecer Heeseung comprendió su silencio.
—¿Quieres que ordene por ti? —Preguntó Lee, esperando que su cuestión cambiara el pesado ambiente.
—No, mejor espera a que esté ahí, no hay algo peor que comer ramen frío —Jaeyoon utilizó un tono jocosa para camuflar su descontento.
—De acuerdo, Jaeyoon-ah. Ten cuidado, por favor —Heeseung lo dijo de una forma tan dulce que hizo que el pecho de Jaeyoon doliera.
Jaeyoon murmuró un simple 'sí' y después cortó la llamada.
Él ignoró la pulsada en su corazón y decidió arreglar su cabello rubio cenizo tintado en las puntas de un negro-azulado. Cuando se detuvo a guardar su celular en uno de los bolsillos de su chaqueta, justo en ese preciso momento, una figura refractó contra él.
Jaeyoon jadeó, esperando una caída en cualquier momento, pero para su sorpresa no siguió la ley de la gravedad, algo que llamó su especial atención y que lo hizo percatarse de su entorno. El atractivo extraño lo había salvado al sostenerlo por la cintura, Jaeyoon incluso tenía sus manos sobre los hombros de aquel hombre.
Él se tomó un tiempo para apreciar el aspecto de su “salvador”. Se trataba de un chico rubio y de apariencia joven, muy probablemente tendría su misma edad o una bastante similar. Era mucho más alto que Jaeyoon, incluso más alto que Heeseung, y eso era algo impresionante ya que Lee medía metro ochenta aproximadamente.
Su cabello era de un astros tono platino, uno que le sentaba de maravilla a su blanca tez y a la forma de su rostro, pues hacía que sus rasgos llamativos destacaran aún más. La vestimenta que portaba gritaba las palabras “lujo” y “adinerado” a todo volumen, muy probablemente vivía por el distrito Gangnam-gu.
—Lo siento, estaba distraído —Jaeyoon se excusó, resultándole casi imposible apartar su mirada del desconocido, Jaeyoon dedujo que se trataba de aquel enigmático par de lentillas escarlatas que llevaba en sus ojos, le resultaban tan fascinantes e hipnotizadoras que casi creyó sentirse mareado por un momento.
—No importa —respondió el rubio, observándolo con la misma curiosidad con la que Jaeyoon lo hacía.
Jaeyoon cerró por un instante sus ojos y los volvió a abrir poco después, percatándose de que seguían en la misma posición, ya que ninguno de los dos se había apartado.
—Mhm… ¿ya puede soltarme? —Jaeyoon preguntó, un poco avergonzado al estar sintiendo el tacto de otro hombre sobre él, uno totalmente ajeno a su vida, además de que las personas no dejaban de mirarlos con disgusto.
—Claro —el extraño obedeció, alejando su mano de una manera demasiado lenta.
Jaeyoon asintió y simplemente continuó su camino, sintiendo que la mirada del desconocido todavía lo seguía de espaldas.
“Que tipo más raro”, pensó Jaeyoon para sus adentros.
Jaeyoon siguió su impulso de voltearse hacia atrás, solo para verificar si sus dudas eran ciertas o no, pero no encontró nada, él había desaparecido, al parecer solo habían sido simples suposiciones suyas.
Shim movió su cabeza de lado a lado y chasqueó la lengua, decidiendo dar por olvidado su encuentro con ese enigmático hombre.
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Jaeyoon se había despertado diferente de lo normal, sus extremidades se sentían algo cansadas y pesadas de cierta forma. Su cuerpo era como un gran envoltorio de huesos y crujientes que se movía a pasos muy lentos y obligatorios. Pero su estado de ánimo no era mejor, pues no se sentía feliz o vigorizado como era de costumbre, lo cual era algo muy raro considerando su personalidad tan carismática y extrovertida.
Su madre, que era doctora, le había tomado la temperatura y lo había repasado corporalmente en busca de algún síntoma preocupante, pero no encontró nada, ella solo dio como diagnóstico final su falta de sueño, lo cual tenía algo de sentido, así que Jaeyoon no le dio muchas vueltas más.
—¡Hyung, por aquí! —Exclamó una voz bastante reconocible para Jaeyoon.
Los ahora desmejorados sentidos de Jaeyoon tardaron un poco para enfocarse y encontrar el paradero de Riki, y cuando lo hizo sonrió al verlo en compañía de Heeseung y Jongseong. Ellos tres estaban charlando y riendo en la zona de parking del instituto, todos tenían sus espaldas recostadas en las ventanas del auto nuevo de Jongseong, un lujoso regalo por parte de su padre tras su último cumpleaños.
—Hola, chicos —Jaeyoon saludó, carraspeando un poco cuando escuchó su voz muy sosa y ronca.
—Estábamos hablando sobre comenzar otro partido de FIFA, un versus entre Heeseung hyung y Riki. Esta vez el reto será aún más extremo para el que pierda —Jongseong comentó, sus manos se frotaron de una forma que solo evidenciaba su emoción. ¿Y es que cómo no estar emocionado si él era el rey de los retos?
Park Jongseong era el mejor dando tareas arriesgadas y casi imposibles de realizar, él vivía la vida al límite, como si cada día fuese el último, lo cual sumado a su rostro atractivo y al dinero de sus padres lo convertía en alguien realmente popular.
—Pero que no sea demasiado rudo, no quiero que nadie salga lastimado —Jaeyoon intervino, una angustiante expresión en su bonito rostro.
Jongseong siseó divertido y rodeó los hombros de Jaeyoon.
—Tranquilo, Jaeyoonie, nadie saldrá lastimado. Solo será una montaña de diversión —Park pinchó tiernamente la mejilla de Jaeyoon, pensando en su cabeza que hoy se veía muy bien, pero claro, sin homo.
Heeseung bufó y quitó el brazo de Jongseong de los hombros de Jaeyoon solo para reemplazarlo por el suyo.
—¿Acaso debo recordarte aquella ocasión en la que tuvimos que llevar a Riki al hospital después de que comió aquel estúpido polvo picante que le diste? —Heeseung le preguntó, acusándolo con su dedo índice.
—Eso solo fue un efecto secundario del reto, en teoría no fue mi culpa —Jongseong aclaró, especificando de una forma muy desvergonzada que él no había tenido nada que ver con el incidente.
—Pasé semanas sin sentirme la lengua —Riki comentó, tocándose la punta de su sinhueso.
Heeseung se conmovió y como el "padre" del grupo de sus amigos, acarició el cabello del menor para confortarlo.
—¡Fue tan asombroso! —Exclamó Nishimura, recordando esa como una de las experiencias más traumatizantes y locas de su corta vida.
—¡I know, right! —Jongseong asintió y chocó su palma con la de Riki.
—Ustedes dos no tienen remedio —Heeseung negó para sí mismo y suspiró.
—Pero esta vez definitivamente ganaré —aseguró el japonés con una sonrisilla de prepotencia.
—Eso es lo mismo que dijiste la otra vez y acabaste corriendo en ropa interior por todo el pasillo principal —Jongseong dijo, trayendo devuelta aquel singular suceso.
Esta vez Jongseong y Heeseung compartieron carcajadas, e inclusive Riki se les unió poco después, importándole muy poco si se estaban riendo de él o con él.
Pero Jaeyoon, aunque también lo encontró gracioso, ni siquiera tuvo ganas de reírse, sentía que sería un trabajo demasiado agotador y él ya se sentía lo bastante agotado.
—Todavía soy víctima de memes —Riki realizó un puchero.
—¿Jaeyoon, te pasa algo? —Heeseung le susurró al oído, y aunque su voz había sido casi inaudible atrajo a las miradas curiosas de Riki y Jongseong
—Sí, lo siento. No dormí muy bien —Jaeyoon bostezó como prueba de lo dicho.
—Jaeyoon-ah, ya te he dicho que no debes comer muchos snacks de noche, es malo para tu salud y te provoca insomnio, deberías dejar de hacerlo. Y no practiques tanto, tus dedos están tan lastimados por esas cuerdas —Heeseung le amonestó, tocando con delicadeza la mano de Jaeyoon para analizarlas de cerca.
Jaeyoon sonrió, realmente se sentía agradecido de tener un amigo como Heeseung, aunque claro que a veces lo imaginaba como algo más que un amigo.
Cuando Jaeyoon comenzó a tener pensamientos que no eran nada decorosos alejó su mano del tacto de Heeseung, y de paso tomó algo de distancia de él.
—Tienes razón, hyung. Pero sabes que no puedo dejar de hacerlo —Jaeyoon dijo, agradeciendo la preocupación de Heeseung.
Heeseung iba a decir algo más, quizás era sobre la manera tan absurda en la que Jaeyoon puso espacio entre ellos dos, o quizás iba a contradecir lo que dijo Jaeyoon, nunca lo sabremos porque fue interrumpido por una nueva voz.
—Hola.
Jaeyoon miró a su lado y vio al mismo chico de anoche vistiendo su mismo uniforme, su quijada se deslizó hacia abajo por la sorpresa, tal y como en una de esas exageradas caricaturas. Jaeyoon no podía dejar de mirarlo, sin embargo el chico parecía que no lo recordaba porque no le habría prestado atención ni una sola vez.
Jaeyoon notó que no llevaba los lentes de contacto de la noche en que lo vio, y tuvo que aceptar que se sintió un poco decepcionado, pero también lo comprendía perfectamente ya que no sería muy usual llevar algo tan extravagante en un centro educativo.
—¿Necesitas algo? —Heeseung preguntó en un tono bastante cortante después de fijarse en cómo Jaeyoon no le quitaba los ojos de encima a ese completo desconocido.
—Sí, soy nuevo aquí y me preguntaba si me podrían guiar hasta mi clase, ando un poco perdido —el chico se rascó la nuca, mostrándose un poco avergonzado.
—Hay un centro de información dentro del instituto, no es necesario que te llevemos nosotros, ni siquiera te conocemos —Heeseung expuso como algo bastante lógico, aunque debía aceptar que se estaba dejando guiar por algo más que lógica.
—¡Hyung! —Jaeyoon lo miró como si hubiera perdido la cabeza, Heeseung nunca se había comportado así con nadie, él era siempre tan amable y servicial.
Pero el chico en lugar se sentirse ofendido o largarse de allí lo antes posible, él simplemente sonrió, y Jaeyoon pudo jugar que nunca había visto una sonrisa más atractiva en toda su vida.
—Lo sé, pero me sentiría más cómodo con estudiantes al igual que yo.
—Claro, amigo, no hay problema, ¿cuál es tu clase? —Jongseong le preguntó antes de darle a Heeseung otra oportunidad de ser descortés.
—Clase 3, segundo año —respondió sin más.
—¡Eso es genial! Jaeyoon y yo también estamos en la misma clase —Jongseong expuso con mucha emoción para después cambiar abruptamente de tema. —¿Aquel deportivo rojo es tuyo, verdad?
Jongseong recibió un asentimiento, nada más, y Jaeyoon pensó que tal vez era alguien de pocas palabras o que simplemente no se sentía cómodo gracias a Heeseung.
—Sí, creo que sería una buena idea que te unieras a nuestra 02 line —Jongseong ofreció, imaginándose ya conduciendo aquel increíble modelo de auto, pero su imaginación se vio afectada cuando la palma de Jaeyoon golpeó la parte posterior de su cabeza.
—Jongseong-ah, lo acabas de conocer, no te tomes ese tipo de atribuciones tan rápido, darás una mala impresión —Jaeyoon dijo, sintiéndose avergonzado por la falta de modales de su amigo.
—Pero él se ve cool, lo quiero como amigo —Jongseong expuso como su única excusa, sobándose con un pequeño mohín de labios la parte golpeada por Shim.
—Dios, juro que a veces pareces más niño que Riki —Jaeyoon resopló, preguntándose cuándo Jongseong maduraría de una vez por todas.
—¡Ja! —Riki se rió y se burló explícitamente de Jongseong en su cara, sin importarle lo poco respetuoso que era eso, a él nunca le habían importado los honoríficos de todas formas.
—Oye, ¿acaso eso no es demasiado cruel? —Jongseong se quejó, dedicándole una mirada asesina a Riki, quien no dejaba de hacer muecas pesadas en su dirección. —Anyways, ¿cuál es tu nombre? Yo soy Jongseong, el renacuajo a mi lado es Riki, el pelirrojo de malos modales es Heeseung y esta monada de aquí es Jaeyoon —Jongseong pellizó uno de los mofletes de Jaeyoon con la intención de molestarlo y lo consiguió ya que recibió un pequeño rugido de su parte.
—Park Sunghoon —el chico de cabellos plateados se presentó.
Su mirada pasó por cada uno de los presentes hasta detenerse en Jaeyoon por unos segundos de más.
—Eres el chico de ayer, ¿o me equivoco? —Sunghoon le preguntó directamente a Jaeyoon, sus ojos negros y vacíos se iluminaron de forma fugaz.
“Parece que finalmente se dio cuenta”, pensó Jaeyoon.
—¿Ustedes dos se conocen? —Heeseung preguntó, confirmando sus dudas.
—Solo nos tropezamos accidentalmente ayer cuando iba camino a encontrarme contigo, hyung —Jaeyoon respondió las dudas rápidamente, no queriendo que se malinterpretaran las cosas.
—¡Oh, pero qué casualidad que se encuentren nuevamente! Esto es obra del destino —Jongseong aplaudió cortamente, recibiendo una mala mirada por parte de Heeseung.
—Es bueno volver a verte —Sunghoon admitió.
Jaeyoon no pudo evitar sentirse nervioso ante la combinación de esa frase sumada a la atención de Sunghoon sobre él, y la verdad es que se sintió bastante... acalorado de repente.
—Sí —Jaeyoon aclaró su garganta, evitando cualquier tipo de contacto visual con Sunghoon —. Disculpen, pero tengo que hablar de algo con Huening —él vio la excusa perfecta ta al notar a su amigo de lejos y salió de allí lo más rápido que le permitieron sus piernas.
Pero no después de avanzar mucho más, fue detenido por una mano en su hombro, Jaeyoon miró hacia atrás, paranoico, hasta que suspiró aliviadamente al ver que solo se trataba de Heeseung.
—Estás comportándote raro. ¿Tienes algún problema con ese Sunghoon? —Heeseung le preguntó así de directo, porque él no había pasado por desapercibido todas las señales.
—No, solo no estoy de humor. Nos vemos después, hyung —Jaeyoon dijo muy rápido, marchándose posteriormente, sin siquierai preocuparse de si Heeseung lo había comprendido correctamente.
Y es él solo necesitaba salir de ahí lo antes posible. Ese sujeto. Park Sunghoon. No le daba buenas vibras, y mientras pudiera, Jaeyoon se mantendría lo más alejado de él posible.
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El salón de música. Ahí se encontraba Jaeyoon, como todos los días, tal y como era de costumbre. Comenzando por enésima vez la misma partitura, pues no se sentía satisfecho para nada. Tocar el violín siempre lo hacía sentirse mejor, descargar sus problemas en la música era el mejor antídoto para todo, o al menos eso era lo que pensaba Jaeyoon.
Y Jaeyoon trataba de deshacerse de sus preocupaciones actuales con quizás demasiado empeño, y tal vez era debido a esa presión tan constante y angustiante que sus manos no colaboraban en funcionar como él lo deseaba.
La puerta del lugar se abrió y la mirada de Jaeyoon fue hacía allí por mero instinto, sus ojos se agrandaron cuando vieron a Park Sunghoon en la entrada con una soda en la mano. Cierto. Era la hora del almuerzo y él seguía ahí, saltándose la comida para centrarse en su música, si su padre siguiera vivo se sentiría orgulloso.
—Lo siento, no sabía que había alguien aquí —Park se detuvo a medio camino de ingresar, presintiendo que su presencia quizás no era bienvenida.
Jaeyoon dejó pasar las cosas absurdas que había pensado en la mañana respecto a Sunghoon, echándole la culpa totalmente a su exhausto cerebro. Ahora se encontraba mejor, luego de que el cansancio desapareciera mágicamente de su cuerpo, y eso Jaeyoon lo asoció a que quizás después de haber estado rodeado de personas su organismo se sintió más activo y volvió a funcionar como lo hacía con regularidad.
—No importa, este sitio no me pertenece, solo acostumbro a venir a practicar un poco cuando tengo tiempo —Jaeyoon ni siquiera supo por qué dio tantas explicaciones, tal vez fueron sus nervios o porque no quería que Sunghoon se llevara una mala idea de él, ya bastante había tenido con Heeseung en la mañana.
Sunghoon asintió y se decidió por entrar, él tomó lugar en uno de los asientos, teniendo cuidado de no rozar ni derribar un instrumento a su paso.
Jaeyoon miró la partitura sobre el atril y suspirando hizo el intento de bajarse del pequeño pedestal que utilizaba su maestro para guiar a la banda, pero fue sorprendido a medio camino cuando la voz de Sunghoon se escuchó, haciendo un pequeño eco debido a la soledad que los rodeaba.
—No, por favor, continúa —él hizo un gesto con su mano, viéndose quizás demasiado ansioso.
Jaeyoon frunció su ceño de manera divertida, eso sí que fue inesperado.
—Generalmente no acostumbro a tocar frente a otras personas.
De acuerdo, eso había sido una mentira total, él había tocado millones de veces frente a su familia y Heeseung, incluso frente a multitudes enteras. Pero ahora lo sentía diferente, Jaeyoon pensaba que sería incapaz de tocar una nota correctamente con Sunghoon observándolo, al parecer Sunghoon era más intimidantes que multitudes de personas.
Quizás se debía a sus ojos negros, estos daban una sensación agridulce, como de pavor y atracción.
—Solo imagina que no estoy aquí —Sunghoon resolvió fácilmente—. Realmente estoy muy curioso por ver tus habilidades.
Él se veía tan emocionado que Jaeyoon pensó que se sentiría muy mal consigo mismo si se lo negaba una vez más, además, nunca nadie se había mostrado tan interesado en sus dotes instrumentales, y eso merecía algún tipo de retribución, ¿cierto?
—Bien, pero no hagas ningún ruido y no me mires fijamente, eso me distrae —Jaeyoon marcó sus condiciones.
—De acuerdo —Sunghoon accedió demasiado rápido, lo cual hizo desconfiar a Jaeyoon de alguna forma.
Jaeyoon colocó el violín en su hombro, reposó su cabeza contra él, el arco en su otra mano. Se preparó. Cerró los ojos y la música comenzó a salir por sí sola. Una atrayente y tensa melodía comenzó a brotar de las cuerdas cuando eran rozadas delicadamente por el fino arco.
Las expresiones faciales de Jaeyoon dependían de cada nota, él se sintetizaba con la sinfonía, pues no solo la interpretaba con su cuerpo, sino también con su espíritu. Porque el arte no sería nada sin el fuego y la viveza del alma.
Jaeyoon aún con los ojos cerrados podía sentir la escurridiza e intensa, pero sobre todo, intensa mirada de Sunghoon sobre él.
Sunghoon eestaba faltando a sus reglas, pero aun así decidió ignorarlo, aunque fuera una tarea bastante dura. Y una vez Jaeyoon se aventuró en la parte más sublime deslizó mal una cuerda y se escuchó una leve, pero bastante perceptible para sus oídos musicales, disfunción en la calve de sol.
Él pinchó su mejilla con la lengua, frustrado, y dejó de tocar inmediatamente, sintiendo nada más que impotencia e irritación consigo mismo.
Jaeyoon se bajó del pedestal y comenzó a guardar el instrumento con sumo cuidado en su estuche, incluso a pesar de la rabia y vergüenza que ahora sentía por haber fallado de una forma tan novata frente a otra persona.
—Eso fue exquisito —Sunghoon alabó.
Jaeyoon lo miró como si fuera una broma, pero no había ni una pizca de gracia en su rostro, sino de algo más… ¿profundo?
—Agradezco tus halagos, pero no lo considero exquisito. ¿Acaso no te percatarse de mi error final? —Jaeyoon remarcó con bastante carácter, él se dio cuenta después de que le había levantado la voz y se sintió mal, pasa que cuando se equivocaba se ponía de muy mal humor.
—No te centres en tus errores, yo no lo hago, mira a través de ellos, aprende de ellos —Sunghoon aconsejó como si fuera una especie de maestro Joda.
—Es fácil de decir para ti. No sólo fallé en la clave de sol, desafiné en algunos acordes y mi velocidad no era la correcta, tengo que ser más ágil, perdí el ritmo muy fácilmente —Jaeyoon mencionó en voz alta sus puntos débiles, recordándose a sí mismo que tenía que seguir mejorando, porque de no ser así nunca cumpliría el sueño de su padre, y claro, el suyo también.
Él necesitaba ser perfecto, y no había excusas para sus fallos, y quizás era un poco duro consigo mismo, pero Jaeyoon consideraba que eso era lo mejor. Así es como lo habían criado y no sabía nada más allá de la perfección.
Sunghoon analizó sus palabras por un segundo, sonriendo de medio lado, como si lo encontrara aún más interesante.
—Cierto, y es bueno que te exijas tanto, pero debo recordarte que incluso los violinistas más virtuosos tuvieron esos pequeños errores al comienzo. Además, no es muy fácil de tocar el Capricho No.5 —Sunghoon dijo, frunciendo sus labios.
—¿Conoces los 24 Caprichos para violín de Paganini? —Jaeyoon le preguntó, casi boquiabierto, y no es que lo creyera un tonto o algo parecido, y mucho menos trataba de creerse superior a él, pero es que era la primera vez que alguien ajeno a la música acertaba con el nombre de las partituras que interpretaba.
—Por supuesto, es cultura general —Sunghoon contestó, viéndolo como algo primario que todos deberían de saber.
—Estoy sorprendido —Jaeyoon admitió, cruzándose de brazos y recostando su espalda a la pared más cercana—. No hay muchos chicos de nuestra edad que estén interesados en este tipo de género.
Jaeyoon lo escrutó detalladamente, tratando de ver más allá de aquella fachada misteriosa, pero no había nada que fuera perceptible fuera de lo que ya era visible. Su expresión era imposible de leer y su pose siempre era la misma, Jaeyoon se preguntó cómo es que alguien podía resultarle tan absurdamente interesante.
Sunghoon le dio un último sorbo a su soda antes de lanzarla y encestarla magistralmente en el cesto de basura. Jaeyoon sabía que ese cesto solo se utilizaba para desechar partituras inservibles y no para productos inorgánicos, y él era muy exigente respecto a eso, pero no le recriminó nada a Sunghoon, por muy increíble que pareciera.
—Sí, tienes razón, debo admitir que soy un hombre fiel a los clásicos y las cosas ambiguas —Sunghoon discernió, encogiéndose de hombros, su mirada filosa hincándose profundamente en Jaeyoon y solo en Jaeyoon —. ¿Puedo tutearte?
Jaeyoon lo pensó por un corto momento.
—Claro, no veo el problema —Jaeyoon le asintió, viéndolo también como lo mejor.
—¿Jaeyoon, conoces a Giuseppe Tartini? —Inquirió ahora Sunghoon.
Jaeyoon tardó un poco en procesar la pregunta porque se quedó absorto en la manera en que Sunghoon había pronunciado su nombre.
—Por supuesto que lo hago, fue un gran compositor y violinista, viviría debajo de una piedra si no lo conociera —Jaeyoon comentó, un poco divertido, pero sin relajarse del todo, y es que le era imposible, Sunghoon lo intimidaba de una manera que no podía llegar a comprender.
—Evidentemente fui un tonto al pensar que no lo hacías —Sunghoon sonrió avergonzado, mostrando su blanca y perfecta dentadura.
Jaeyoon pensó que se veía más atractivo cuando sonreía, definitivamente le venía muy bien a su visualidad, incluso lograba verse más caliente de lo que ya era, Jaeyoon se sonrojó ante ese pensamiento tan poco family-friendly.
—¿Entonces sabes acerca del “Trino del Diablo”? —Sunghoon curioseó, mordiendo su labio inferior levemente, los ojos de Jaeyoon estuvieron muy centrados en la boca de Sunghoon, y por mero acto de inconsecuencia, él también terminó por morderse el labio.
—Algo he oído hablar —afirmó Shim, un poco descolocado ante el gran salto que había dado la plática.
—¿Podrías tocarlo para mí? —Él preguntó en un murmuro encantador, mostrándose realmente impaciente por escuchar a Jaeyoon tocar tal sublime obra maestra.
Jaeyoon no pudo contenerse y terminó soltando una carcajada sarcástica.
—Lamento bajar tus expectativas, pero no soy lo suficientemente bueno como para recrear una melodía tan poderosa, tiene demasiadas notas dobles, y un trino nunca es fácil de tocar. Además, ningún violinista ha podido recrear a la perfección la tan exigente sonata original, es demasiado compleja. Tartini definitivamente era un genio musical —Jaeyoon habló con total sinceridad y sin muchos problemas en aceptar que no tenía el nivel suficiente, al menos no todavía.
—Ya veo, estoy seguro de que podrás tocarla algún día —Sunghoon asintió, su vista perdida en algún lugar del salón, tal vez pensando en algo.
Los nervios de Jaeyoon se activaron cuando Sunghoon volvió a centrar su campo de visión en él, descubriendo que Jaeyoon también lo había estado observando. Jaeyoon sintió sus mejillas arder después de haber sido pillado, y para disimular un poco bajó su mirada hacia el suelo y carraspeó su garganta.
—¿Entonces debo asumir que la has escuchado? —Sunghoon se aventuró en decir.
—No completamente, solo algunas partes —esclareció Jaeyoon, sin comprender por qué tanta insistencia.
Sunghoon con su expresión totalmente seria se colocó en sus piernas, comenzando a caminar por el lugar, y Jaeyoon no lo perdía de mira, encantado, preguntándose cómo es que alguien podía verse tan elegante realizando algo tan cotidiano como lo era caminar.
—Eso es una verdadera lástima —Sunghoon habló en un suspiro ahogado, luego se movió hasta donde estaba Jaeyoon, quedándose justo frente a él, una de sus manos posadas en la pared en la que Jaeyoon estaba ahora atrapado.
Jaeyoon se sintió nervioso por tanta cercanía, su corazón latió fuertemente, pero él tampoco hizo nada para alejarse o alejar a Sunghoon, él incluso se sintió terriblemente intimidado. Pero había algo en la forma en que Sunghoon lo veía, era como si pudiera mirar a través, como si pudiera leer sus pensamientos, y eso lo asustaba, pero lo intrigaba.
—Dicen que si la escuchas cuando estás solo, y cierras los ojos —Sunghoon empezó.
Y Jaeyoon por algún motivo desconocido, hizo lo que Sunghoon decía, impidiéndose la vista al cubrir sus orbes con sus párpados.
—Sentirás la presencia del diablo a tu lado, él podría respirarte en el cuello —Sunghoon se aproximó al chico y depositó una buena cantidad de aire caliente en esa zona, muy cerca de la yugular, él lamió sus labios y continuó—, o inclusive, tocarte superficialmente —finalizó, deslizando sus nudillos por la mejilla de Jaeyoon, quien prácticamente se encontraba temblando ante las caricias de Park.
Jaeyoon se halló a sí mismo esperando algo más, otro tipo de contacto, pero se sintió un poco estúpido y decepcionado cuando percibió que Sunghoon se alejó. Jaeyoon finalmente abrió los ojos y encontró a Sunghoon sonriendo de una forma que no le dio buena espina, pues había algo malvado en ese gesto, algo que le daba un pavor inimaginable.
—Disculpa que te lo diga, pero eso suena muy difícil de creer —Jaeyoon comentó ahora, refiriéndose a la sandez que había dicho Sunghoon antes, la patética sandez que lo había hecho temblar en las manos de ese hombre.
—¿No crees en el diablo, Jaeyoon? —La voz de Sunghoon sonó incluso hasta divertida, y Jaeyoon juró sentir escalofríos.
—No creo en absolutamente nada, soy ateo —Jaeyoon especificó, bastante seguro y orgulloso de sus doctrinas—. Estoy más del lado de la ciencia, no soy muy idealista.
Sunghoon colocó la palma de su mano en sus labios y se rió discretamente, Jaeyoon tragó pesado al escuchar esa dulce sinfonía acariciar sus oídos.
—Eso es algo interesante dado a que eres un estudiante de música, ¿no deberías de ser más del tipo soñador liberal y romántico? —Sunghoon le preguntó, mirándolo con absoluta curiosidad.
—Eso no es lo mío, y considero que es un estereotipo que todos los artistas tengan ese tipo de ideología, o al menos, estoy seguro se que yo no la comparto —Jaeyoon expresó, un poco ofendido de ser tomado tan a la ligera—. Digo, ¿en serio crees que Tartini realizó su exitosa sonata tras haber soñado que el diablo la tocaba para él? Eso es realmente absurdo, solo son leyendas que se crean para llamar la atención y aumentar la fama —Jaeyoon evidenció los hechos prácticos, creyendo fielmente que esa historia no era nada más que un simple y popular mito.
—No lo sé, Jaeyoon, a veces la oscuridad está en todas partes —Sunghoon inició, ganándose inmediatamente la completa atención de Jaeyoon —. En cada mente y cuerpo se puede hallar un índice de oscuridad, aunque sea muy pequeño. Algunas veces es una oscuridad inofensiva y egoísta, aunque también hay oscuridades que son más atroces e inhumanas.
Sunghoon hizo una corta pausa que inquietó a Jaeyoon, quien se moría de curiosidad por escuchar más de aquello. Hasta que Sunghoon miró a Jaeyoon y sonrió, esa sonrisa heló hasta los huesos de Shim.
—Pero existe otro tipo de oscuridad, la más profunda y repulsiva, esa que logra corrompernos el alma y volvernos adictos incansables de nuestros deseos prohibidos —Sunghoon relató, sus ojos pasaron a lo largo de la anatomía de Jaeyoon, pero este no se percató de ello, pues estaba demasiado impactado después de lo que había escuchado.
—¿Lees mucha poesía gótica o algo así? —Jaeyoon preguntó, prefiriendo tomárselo todo con humor, y para tratar de olvidarse del mal sabor de boca que le ocasionó tal selección de palabras tan despreciables y siniestras.
—Algo así —repitió Sunghoon, y poco después se escuchó el ruido de la campana sonar—. Creo que debería irme. Adiós, Jaeyoon —se despidió, palmeando levemente su hombro.
Jaeyoon lo vio marcharse mientras se tocaba el sitio en donde había estado esa mano, él sintió mariposas en su estómago de solo pensar en lo bien que se sintió.
Cuando Jaeyoon salió de sus pensamientos procedió a salir del salón con su corazón latiendo y con su mente llena de Park Sunghoon.
Tal vez no sería tan fácil lo que se había propuesto al inicio del día, porque ahora Jaeyoon no solo no podría mantenerse alejado de Sunghoon, sino que ahora tampoco quería hacerlo.
●☆●☆●☆●☆●
¡Hola, shinys! No sé si recuerden pero antes había publicado esta historia con otro ship pero no me acababa de convencer, así que por eso decidí reescribirlo pensando en el jakehoon y todo salió más sencillo, eso es porque jakehoon noviecitos 🤙🏻
En fin, dejen sus opiniones sobre el capítulo, primeras impresiones, teorías, lo que sea, estaré feliz con leerlos 🤗.
Una canasta de besos y abrazos 💐💙.
—SAN.
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