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𝗶𝗰𝗲

K-San...

¿Qué?

Tengo frío.

Ese no es mi problema, TaKi.

También eres demasiado frío, Koga-Shii, ¿Acaso te pones de acuerdo con el ambiente para conspirar contra mi?

¿Conoces esa sensación de no saber como llegaste a un lugar en particular?

—Un café caliente, por favor.

Fue lo primero que dijo aquel pelinegro en cuanto entró, empapando el suelo del lugar sin darse cuenta de que su saco, boina y cabello estaba mojado.

Olor a café recién preparado, los trabajadores desplazándose de un lado a otro en busca de la mejor atención para sus clientes, el sonido de las máquinas y la lluvia inundaban el no tan lleno lugar de color marrón y decoración de madera oscura donde en una de las mesas de laa que estaban junto a las grandes ventanas, un chico de cabellos negros y piel extrañamente pálida miraba al exterior mientras esperaba su café caliente que había pedido unos minutos antes, perdiéndose entre las gotas de agua que golpeaban y se arrastraban por el vidrio.

Las nubes grises coloreaban el cielo por completo, cubriendo el azul que el cielo debía tener aun y el intenso brillo del sol,una lluvia no tan fuerte pero si fría limpiaba las calles de Tokyo, llevándose las penas de muchos enamorados que ni siquiera se molestaban en cargar un paraguas, alegando que empaparse y pescar un resfriado siempre sería mejor que su sufrimiento, al igual que obligaba a los animalitos de la calle q buscar un refugio para no morir de hipotermia.

Hipotermia.

Las calles se veían realmente frías, tanto así que las pocas personas que se encontraban en las calles estaban buscando inmediatamente un lugar para refugiarse.

—Joven.— Le llamó un mesero, con calma el pelinegro giró a ver como este dejaba la humeante taza de café sobre la mesa. —Tenga cuidado, el café esta bastante caliente.

El cliente asintió, dando por finalizada la ''conversación'', el mesero se retiró y el pelinegro directamente tomó la taza que parecía estar hirviendo entre sus frías manos.

¡Tengo frío!

Usa una chaqueta.

Podrías abrazarme, ¿Sabes? Como en las películas.

Nuestras vidas no son películas.

Pero sería lindo verlas como una de vez en cuando.

Y no se había dado cuenta, pero en algún momento de su ensoñación (De la cual no sabes siquiera cuando entró) logró tirar algo de café sobre su mano, ganándose una quemadura de primer grado que realmente no sentía y de la cual realmente no sabría nada de no ser por aquella joven mujer que se apareció desesperada frente a él.

—¿Está bien?— Preguntó una joven del local, preocupada sinceramente por el hecho de que aquel pelinegro parecía no estar afectando em lo más mínimo por su quemadura.

—Si... estoy bien.

Luego de hablar con la chica sobre porque no necesitaba ir al doctor por su quemadura tomó su ahora frío café, tomando al mismo tiempo su teléfono para marcar el número de su novio.

¿Qué estará haciendo TaKi? Fue el primer pensamiento que cruzó su mente mientras podía escuchar los tonos que indicaban que la llamada se estaba procesando.

El número que usted ha marcado no se encuentra disponible.

Intento una vez más y nada.

Luego de cinco intentos más y también cinco fallos más, el pelinegro decidió llamar al único con el cual si pareja podría estar.

Persona que atendió luego del segundo repique.

¡K-San ¿Dónde esta-

—¿TaKi, está contigo?— Interrumpió directamente al menor. —Estoy llamándole pero no agarra, ¿Están juntos?

K-San...— Un fuerte silencio se escuchó por unos segundos, luego el chico al otro lado de la línea carraspeó. —¿De qué hablas?

—Habló de TaKi, claramente...— Respondió Yudai seguro de lo que decía, automáticamente un silencio fue lo único que quedó en la llamada.

¿Donde estás?— Preguntó Ni-Ki, el chico al otro lado de la línea, luego de un largo silencio.

—En la cafetería de Tzuyu-Chan, ¿Por qué?

Por favor, no ye muevas, iré por ti.

Y la llamada finalizó.

K notó la confusión y el ligero titubeo en la voz de Ni-Ki en cuanto habló de TaKi; Y al final tampoco supo si su novio estaba con Ni-Ki o no.

¿Qué acaso había pasado algo de lo que él no estaba enterado?

Al pensar en eso un frío abrazó su cuerpo de repente, sus manos perdieron parte de su calor y a pesar de cargar su saco ahora seco no pudo evitar sentir un peso frío sobre él. Todos esos extraños acontecimientos obligaron al pelinegro a pedir un nuevo café caliente mientras esperaba a su menor.

Ah... quizás solo hace mucho frío en Tokyo, ¿No?

La voz de TaKi resonó en la mente de Koga, demasiado clara para su gusto, pero antes de que alcanzara a cuestionarse a si mismo, la campanilla de la tienda sonó llamando su atención.

Un alto pelinegro que vestía del mismo color e iba cerrando su paraguas para no empapar todo el camino de la tienda entró algo apurado y tensó al lugar, mirando a todos lados en cuanto terminó de entrar y, aparentemente, calmandose en cuanto conecto miradas con Yudai.

En cuanto Ni-Ki llegó hasta él, el mismo mesero que le atendió en un principio estaba dejando una nueva y humeante taza de café antes de retirase sin olvidar la reverencia, claro.

Ni-Ki enarcó una ceja de forma pronunciada.

¿Desde cuándo K toma café?

—Hey, Ni-Ki...— Saludó al contrario con una pequeña sonrisa. —¿Y TaKi?

—K-San, ¿Cómo demonios no te estás dando cuenta que te estás quemando?— Preguntó en su lugar Ni-Ki, sin despegar la vista de las manos ahora levemente rojizas del mayor.

Yudai miró sus manos, notando que ciertamente estaba al borde de sufrir una quemadura - de nuevo - por tomar la taza de esa manera; envolviéndola con sus manos e intentando absorber todo el calor posible de aquel recipiente de porcelana.

—Solo tengo frío.— Respondió simple antes de llevar la taza hasta sus labios y sorber de una for!a lenta el líquido.

Ni-Ki lo miró sorprendido, y es que soportar una bebida que no e gusta y que esta te esté quemando la lengua no es algo agradable desde su punto de vista; Pero es que K se veía tan tranquilo haciendo aquello.

—¿Ya me dirás dónde está TaKi?

El más alto miró al contrario con ligero miedo y sorpresa antes de sentarse frente a Koga.

—¿De verdad no recuerdas?

—¿Recordar qué?— Preguntó Yudai, su ceño estaba fruncido, se sentía confundido.

Un silencio los inundó, el mayor sin abandonar su rostro confundido y el contrario mirándolo con pena.

—TaKi murió esta mañana, K.

Ya recordaba como llegó allí.

TaKi, conocido también como el novio de K, dos días antes salió de excursión con su grupo de facultad de psicología de su universidad a un centro de esquí.

—Si hace mucho frío te llamaré.— Afirmó el castaño mientras guardaba de antemano algunas cosas en su maleta.

—¿De qué sirve hacerlo si no estoy allí?

—Amargado.

—Yo también te quiero.

Durante toda la excursión. TaKi llamó cada que pudo a Koga quién aunque parecía fastidiado con ellos, realmente lo disfrutaba.

Yudai amaba mucho a TaKi, ¿Si no lo hiciera, por qué serían novios?

Cada llamada, cada mensaje, cada excusa para verse, todas esas cosas hacían a K realmente feliz, era algo que apreciaba y adoraba demasiado del más alto; Su forma de expresar constantemente su cariño le hacía feliz aunque no fuera capaz de responder de la misma forma.

K-San.

—¿Si?

¿Sabe qué quiero en este momento?

—No... ¿Qué quieres?

Un abrazo, pero solo uno de usted; Acá hace más frío del que creí.

—Siempre tienes frío, ¿Será que debo estar más al tanto de eso?

Es que siempre quiero un abrazo suyo.

—¿Por eso siempre tienes frío?

Quizás solo hace mucho frío en Tokyo...

Koga iba de camino a retirar algunos papeles que TaKi le dejó como tarea antes de irse, desde que el mayor salió supo que el día sería frío por lo que llevo su saco además de su boina favorita para combinar.

El cielo estaba frío y probablemente llovería pronto, pero a Yudai se le había quedado el paraguas; Estaba pensando seriamente en devolverse a buscarlo pero el sonido de su teléfono en su bolsillo no lo dejó pensar.

Antes de contestar revisó el contacto, para ver si valía o no la pena contestar; Resulta que se trataba de TaKi, persona a la que K no podría negarle nada así que contestó de inmediato.

—¡TaKi! Creí que no me llamarí-

¿Yudai Koga?

Entonces el tono eufórico que el hico estaba usando fue remplazado por completo en cuanto una voz femenina que claramente no era de su pequeño TaKi le interrumpió.

Estuvo a punto de preguntar cuando nuevamente fue interrumpido.

Mi nombre es Hirai Momo. Soy rescatista pero tengo el penoso deber de informarle que su novio falleció.

Y Koga juta haber visto como todo su mundo se derrumbaba frente a sus ojos.

—¿Q-Qué?

...Hace unas horas, hubo un derrumbe en la montaña, una parte de la cúspide de nieve se vino abajo. El joven Takasahi estaba junto con otros de sus compañeros de universidad en la zona afectada.— El tono de voz de la fémina al otro lado de la línea dejaba entrever lo apenada que estaba de dar esa información. —Realmente lo siento tanto.

Existen muchas formas de reaccionar a este tipo de cosas, muchos gritarían, otros llorarían de inmediato y eso en cierta forma esta bien, pero la peor reacción de toda es la que desafortunadamente le tocó a Yudai.

Bloqueó.

Su mente se bloqueó por la noticia.

Sus recuerdos se bloquearon.

Sus lágrimas también.

Estaba estático en medio de la vereda con su teléfono aún en su oreja pero sin decir absolutamente nada porque su cerebro simplemente no podía procesar nada de lo dicho antes.

Y esa era la peor reacción de todas.

—¿K-San?— Habló Ni-Ki intentando traer al pelinegro de regreso al ver como se había perdido en su mene lugo de haber sido tan directo con la noticia.

—Pideme otro café caliente, por favor.

Muchos creyeron en la fuerza de voluntad y estabilidad mental del pelinegro, sin estar conscientes de que ninguna de esas dos cosas existían realmente.

Muchos creyeron que hacer que K mirara el rostro pálido y frío de su amado antes de hacer el proceso de cremación sería buena idea.

Muchos creyeron que Koga podría hacerlo, que lograría lidiar con ello.

Y es que nadie creyó que Yudai, en medio del funeral, luego de haberse mostrado tan recto durante tanto tiempo, casi inexpresivo, comenzaría a llorar con fuerza mientras se abrazaba a sí mismo, repitiendo entre murmullos constantes que tenía demasiado frío.

Y la gente del lugar lo intentaban abrigar, trayéndole chaquetas, abrigos y demás al notar que realmente el pelinegro estaba helado.

Pero no entendían que K, más allá de su temperatura corporal, se estaba refiriendo a su frágil corazón que estaba tan frío como lo estuvo su amado antes de morir.

Siento tanto no poder haberte abrigado, TaKi. Perdóname.

Prometo que cuando nos encontremos de nuevo te abrazaré hasta que más nunca tengas frío.

Lo prometo.

El día de hoy se ha reportado un caso de un incendio en la ciudad de Yanagawa. La casa aparentemente habitada por una sola persona sufrió un incendio intencional durante las horas de la mañana.

Se reporta que hubo un fallecido; Yudai Koga de veinticuatro años, quién se sabe que cometió suicidio gracias a la carta que dejo, sin explicación alguna con su vecino del frente horas antes del accidente.

''Prometo no dejar que pasemos frío nunca más.'' era una de las frases que contenía el sobre de papel con el nombre ''Takasahi Riki'' como destinatario.

Nuestras condolencias a los familiares del chico.

Esto es una adaptación. La historia original la pueden encontrar en el perfil de M_Hyuka.

Adapted By Sunnie

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