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Minho no llegó a ver a Christopher en sus últimos momentos de consciencia, por seguramente hacer sus cosas, pero que no valían nada comparado al pelinegro.

Para cuándo llegó al hospital, ya lo habían inducido en coma farmacológico, y afuera de la sala, en la espera, estaban los seis mejores amigos del chico.

— Chicos— Minho los llamó al llegar, cuatro de ellos alzaron sus ojos llenos de lágrimas para mirarlo, el rubio fue el único que  no lo hizo, apretando sus puños y su mandíbula—. ¿Y Christopher? — preguntó, no había preocupación en su voz, sino que había sorpresa y había hablado muy tranquilo, su voz no estaba ni un poco quebrada.

Lo siguiente fue tan rápido que Jeongin no llegó a terminar un "¡Hyung, no!" que Felix ya había estrellado su puño en la mejilla del castaño.

— ¡¿Quién carajo te crees para venir a por él ahora?! ¡¿Después de dejarlo tanto tiempo?! ¡No tienes derecho ni a decir su nombre, Lee Minho!

El menor del grupo tuvo que ir a sostenerlo, tomándolo por los brazos y trabandolos detrás de su espalda, mientras Felix seguía gritándole a Minho con todas sus fuerzas, reclamos en nombre de quién ya no podía hacerlos.

Porque sí, él había visto todos los videos de su mejor amigo, lo había visto quebrarse con los días, disminuir sus sonrisas, sus lágrimas y romperse una y otra vez, lo había visto intentar justificar una injusticia, un amor unilateral, lo había visto darlo todo por alguien que no sabía cuidar ni un anillo de compromiso, y mucho menos un corazón.

Minho sólo lo miró gritar, sin decir nada, sosteniendo su mejilla, donde había sido golpeado, y pensaba que era una suerte que no le hubiera al menos descolocado la mandíbula.

No lo dejaron pasar a verlo, los médicos habían dado aviso horas antes para que se despidieran, y evidentemente tenía tres llamadas perdidas del hospital y varios mensajes y más llamadas de parte de los chicos, el tiempo ya había pasado y él no lo había aprovechado.

Echó una vista hacia el interior de la habitación por la ventana de la puerta, un último vistazo, al chico pelinegro que dormía profundamente esperando también el dejar este mundo.

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Tanto el grupo como Minho se alejaron luego de eso, Lee nunca mostró interés en reencontrarse, en saber algo de sus vidas o de contar la suya.

Por eso, fue bastante sorpresa cuando tres años después de la muerte de Christopher, cuando ya creía que estaba todo en el olvido, alguien tocó a su puerta, quien resultó ser el mismo Felix.

— Hola, Minho— dijo, el ahora castaño—. A pasado mucho, ¿No? — sonrió mínimamente.

— Sí, Felix... Sí pasó mucho— Minho le dedicó una sonrisa forzada.

— ¿Vas a... Dejarme pasar? Quería pasar un rato contigo hoy, en especial.

— Oh, claro, claro, adelante— dijo, apartándose, Felix pasó y se acomodó en el sillón, Minho puso en marcha la cafetera y fue con él—. Y.... ¿Qué pasa hoy? — preguntó, sentando junto a él.

La expresión de Felix cambió y lo miró con seriedad.

— Hoy es el aniversario de la muerte de Christopher.

—Oh... Sí, yo siempre olvido la fecha.

— Minho, lamento haber reaccionado así cuando ocurrió— Minho negó, restándole importancia, había recibido varias golpizas en su vida como para que le importen—. Y yo, bueno quería ver los videos de Chris de nuevo, y sólo tú los tienes.

— ¿Qué videos? — preguntó Minho, frunciendo el ceño.

Felix tuvo que pasar varios segundos buscando palabras, y luego comenzó a negar.

— La memoria que te di, en el hospital ¿La tienes?

Minho asintió.

— Claro, está guardada en mi-

— ¿Nunca viste lo que tenía?

Minho negó, una sonrisa tonta se colocó en sus labios.

— ¿Era tan importante? Qué podía tener... Un montón de fotos viejas-

— Minho, traerla y te vas a sentar a verla— el tono de Felix fue fuerte y totalmente cerrado a discusiones, y el mayor se levantó a buscar su computadora, y la memoria que guardaba en su armario desde tanto tiempo, y se sentó en la mesa de comedor, con el menor tensando su mandíbula de nuevo, apretando sus nudillos, mientras Minho abría la memoria en la computadora, esta sólo tenía una carpeta de archivos que se llamaba "Para Minho".

Al abrirla encontró los diez videos, cada uno titulado con "Primera vez", "Segunda vez", "Tercera vez"... Y los vió uno por uno, en orden, al principio sorprendido de ver a su ex novio, su expresión fue totalmente blanca a lo largo de todos los videos, diferente a Felix, quién volvió a llorar igual que la primera vez que los vió.

Al finalizar todo, unas finas lágrimas se deslizaron por el rostro de Minho, pero no por las palabras o porque haya aprendido algo, sino era más por ver a Christopher tan roto y enfermo, verlo empeorar con cada nuevo minuto.

— ¿Has visto lo que le has hecho? — preguntó Felix.

Minho asintió ligeramente, pero no respondió ni lo miró.

— ¿Por qué? ¿Por qué eras así con él? Lo fuiste hasta su último momento, Minho, él no te merece, y tú tampoco lo mereciste.

Minho volvió a asentir, Felix le exigió que respondiera.

— P-Porque... Yo tenía mis cosas, mí espacio, él era muy demandante, para no decir pesado, o molesto... Exigente, y exagerado, y yo siempre quise la tranquilidad, quería estar tranquilo.

— El era sensible, y necesitaba afecto, mucho, y se lo merecía porque él vale muchísimo... Te amaba de verdad, él te amaba con todo su ser, ¿Y tú no? Qué siempre lo desperdiciaste todo con él...

— Yo sí— se volteó a mirarlo—. Yo sí lo amaba, pero él era mucho más, Christopher siempre fue quien demostraba amor de los dos, eran los roles típicos de la relación-

— ¿Roles? ¿Roles? No existen esas cosas, son dos para todo, son dos para dar y para recibir amor, son dos para dar fuerzas y dos para sostenerse mutuamente... Él era débil y estaba enfermo y aún así se obligaba a parecer que no, a estar fuerte para ti, a hacer todo... Cuando no podía, cuando no podía tenías que estar ahí para él, y te lo ruega, en cada puto video quiere que estés, porque eras un ausente, y no hacías nada, ni por él, ni por la relación.

— ¿Piensas mucho en ti, verdad? ¿Te amas mucho no? ¿O es que te importa muy poco incluso los que te aman?

Minho negó.

— No es así en verdad.

— Es así, Minho— dijo Felix, suspiró, sus manos temblaban—. Mejor me voy de aquí, porque sino te voy a terminar golpeando de nuevo y... Nadie va a salvarte esta vez.

Tomó su abrigo y abrió la puerta por sí mismo, en el umbral, señaló a Minho y le dijo las últimas palabras:

— Espero que esto te haga pensar, y cambies, y nunca más en tu vida vuelvas a ser la misma basura con alguien que vale más que tú.

Cerró de un portazo, y Minho se quedó pensando varios minutos en silencio, sintiéndose sólo y frío.

Y pensó en las miles de formas de cambiar, en todo lo que podría haber echo diferente, y como quizás podría haber dejado una última buena vista de sí mismo, siendo quizás un poco bueno, y quizás haber ido en la última visita en el hospital, pedir un simple perdón y decir un "Te amo", un beso sueve y todo hubiera sido distinto, y quizás no estaría tan amargo.

Minho pensó mucho en el pasado y en lo que debería haber hecho, pero nada de eso sirve en realidad, porque imaginar fantasías hipotéticas no hace nada al mundo o a si mismo.

Christopher le dio un mensaje para su futuro.

Pero Minho sólo lo pudo mirar en pasado.

Minho nunca cambió, y más que dejarle siquiera una frase de las tantas que había dejado el pelinegro en aquellos videos, para al menos hacer de motivación o para filosofar, sólo quedó un sentimiento frío y amargo, que no interrogó, no le buscó una respuesta, y de nada sirvió.

Hay personas que simplemente nunca cambian, ni siquiera con algún golpe fuerte, o algo tan claro como unos videos con enseñanzas.

Casos perdidos hay en todo el mundo.

Con suerte tú no serás uno.

ִֶָ

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