( ୨ৎ ) ¡happy birthday, baby!
──¡Ven a mi fiesta de cumpleaños, por favor!
Un omega de 1.63 de altura, mejillas rellenas y rosadas naturalmente al igual que sus ojos cafés oscuros, además de su pequeño cuerpo oculto por ropas holgadas de colores pasteles. Así podías describir perfectamente a Sim Jake.
El chico no era para nada querido en su escuela. Los Alfas solían rechazarlo porque su aroma a cupcake de fresa junto a malteada de vainilla era extremadamente dulce, sumándole a ello su vocecita chillona y personalidad infantil; era un cachorro ante los ojos de todos.
Y para adolescentes de último año, hormonales y en busca de un buen polvo, aquello era igual que un bicho raro.
Jake parecía no verse afectado en ser ignorado por la mitad de la escuela, ser un imán de miradas asqueadas a cada hora del día y recibir empujones por los Alfas y Omegas al pasar por el lado de ellos en el pasillo.
Su mente era la de un niño pequeño, no sabía diferenciar el sarcasmo o las burlas, y por ende no podía sentirse dolido.
Lo que a su corazoncito sí le dolía mucho era estar solo. Comía en la cafetería solito, caminaba por el campus solito y no tenía a nadie con quién compartir los mochis que su mami Taeyeon hacía para él.
Pero no hoy, no, no.
Hoy era un día especial. Muy, muy, muy especial.
¿Por qué? Pues
──¡Hoy es mi cumpleaños! ¡Por favor ven a mi fiesta! ──Chilla con una gran sonrisa, llenando sus mejillas en el acto y entrecerrando sus ojos en dos medias lunas mientras le extiende el bonito sobre que él mismo se encargó de decorar la noche anterior al Alfa en el pasillo.
Como Jake no tenía amigos, decidió invitar a toda la escuela.
Este le mira incrédulo, y suspira luego de analizarlo con la mirada unos segundos, tomando el sobre sin ganas entre sus manos y siguiendo su camino hacia su siguiente clase.
Jake sonríe aún más pronunciado, había personas que no le aceptaban la cartita, ¡Al menos ese Alfa sí lo hizo!
Estaba emocionado, mucho de hecho. A pesar de que su mamá no podría estar en la fiesta debido a su trabajo en el Hospital de Busan, ella le prometió cocinarle muchos Mochis y decorar la sala antes de irse. Su hermana, Soyeon, se quedaría en la tarde con él para recibir a los invitados y luego se iría con sus amigas a un examen de admisión para la Universidad.
Resumiendo, ¡No podía esperar para llegar a su casita y ver la decoración con serpentinas y globos! Esperaba que muchas personas fueran, le gustaban las multitudes.
Tenía planeadas muchas cosas, karaoke, twister, la gallinita ciega y maratón de todas las princesas de Disney hasta la madrugada.
Con todas esas cosas divertidísimas, ¿Quién podría estar ausente en su fiesta? Exacto, nadie. Por ello es que Jake tenía toda la confianza del mundo en que este año, más de dos personas irían.
Porque sí, todos los años hacía fiestas y pocas personas asistían. ¡Pero este año sería diferente, él sabía que sí!
Con eso en mente, el omega arruga la nariz, toma aire hasta llenar sus mejillas e inflarlas, frunce los labios y se encamina a pasitos seguros hacia un grupo de tres Alfas charlando animadamente en los casilleros.
Al llegar, da un saltito y queda entre los tres chicos, obteniendo su atención de inmediato.
Jake forma una preciosa sonrisa en sus labios, sus mejillas adoptan aquel rosa pálido y sus cabellos castaños se agitan conforme se balancea sobre sus talones en su lugar, las invitaciones decoradas con brillos y lentejuelas en sus manos.
──¡Hola, hyungs! Soy Ikeu, ¡Hoy es mi cumpleaños y quiero que vayan a mi súper fiesta! ¿Por favor?
Su voz extremadamente dulce provoca que dos de los Alfas hagan una mueca, uno de ellos frunce el ceño, mientras que el del medio, recargado en el casillero con los brazos cruzados, mantiene un semblante neutro.
El omega les extiende una cartita a cada uno de ellos, la emoción brotando en su pecho y desbordando por sus ojitos cafés.
──¿Estás de coña, no? Joder, cachorro, vete de aquí. Los adultos estamos hablando de cosas importantes ──Uno de ellos, el cual es pelinegro, se burla descaradamente de Jake.
El castaño se ríe ante la broma de su amigo, mientras que el rubio hace una mueca de desagrado.
Y eso basta para que el corazón de Jake se oprima en su pecho, y su nariz vuelva a arrugarse, esta vez de molestia.
──N-No soy un cachorro, hyung...
El pelinegro se vuelve a reír con ganas, siendo seguido por el castaño. Jake frunce su ceño:
¿Qué era tan gracioso?
──¿Escuchas eso, Soobin? Tendrá unos cinco años.
──Y se piensa que iremos a su estúpida fiesta ──Sus ojos van al omega, y le palmea el hombro sin cuidado alguno. ──¿Siquiera vas a tener alcohol, chiquillo?
──No, Ikeu no bebe alcohol. Pero habrán malteadas de fresa, chocolate, vainilla y... ¡Hey! ¿P-Por qué haces eso, hyung? ──Un quejido sale de sus labios al sentir un dedo empujarlo por la frente, provocando que se tambalee un poco hacia atrás y las cartas caigan al suelo.
──Esas son cosas de cachorros. Nosotros no perdemos el tiempo con mierdas infantiles. ──Se excusa el tal Soobin, sonriendo ladino y mirando con cierto desagrado al menor.
──No podría decirlo mejor, Soo. Ve a cambiarte el pañal o algo, mocoso. ──El pelinegro palmea la espalda de Soobin entre risas mientras pisa las cartas en el suelo al caminar por arriba de ellas.──Hey, Heeseung, estaremos en el campus. Avísanos si vas a la fiesta esta noche.
Y como si no hubieran destrozado completamente a Jake, ambos Alfas desaparecen por el pasillo entre carcajadas.
El omega mantiene la cabeza gacha, sus puñitos apretando el borde de su sudadera dos tallas más grande color celeste pastel. Muerde sus labios rechonchos con fuerza, intentando no soltar sus lágrimas al sentir la intensa mirada del Alfa rubio sobre sí.
Esperando que también se burlara de él.
Una chaqueta de cuero aparece en su campo de visión, junto a unas botas militares y la cabeza del mismo chico cuando este se agacha y toma los tres papeles en sus manos.
Jake sorbe su nariz, y observa sorprendido al Alfa en cuanto este se mantiene de cuclillas frente a él, examinando el papel algo sucio y con marcas de zapatos entre sus manos.
El corazoncito del omega no evita volver a latir con fuerza, el aroma a caucho y café golpea sus fosas nasales, su lobo interior enloqueciendo con las feromonas del Alfa.
──Me parece que esto es tuyo. ──El misterioso rubio le extiende únicamente dos sobres, separando sus piernas cubiertas por un jeans rasgado negro, con tal de apoyar sus codos en sus rodillas.
Jake eleva su temblorosa manito y toma ambos papeles con timidez, sin atreverse a mirar a los ojos al chico.
Una risa baja es emitida por el Alfa, Jake se encoge.
──Eres adorable. Ignora a esos dos tontos, de tanto jalarse la polla su cerebro bajó hasta sus tabiques y no pueden pensar bien las cosas que hacen y dicen. ──Las mejillas del omega adoptan un fuerte sonrojo ante el cumplido, ya que el resto no lo entendió. El Alfa, por su parte, forma una sonrisa en sus labios y peina los cabellos rubios ajenos hacia atrás con su diestra, delicadamente. ──Claro que eres adorable, ¿Ikeu, dijiste que te llamabas?
Jake siente sus piernas temblar, y lucha por controlar el torbellino de emociones que lo aborda en este momento gracias al trato del chico hacia él y su exquisito aroma.
──S-Sí… ──Susurra en voz baja, aún con la mirada pegada al piso.
──Vale, Ikeu. Gracias por la invitación. Ahí estaré. Más te vale que haya malteadas de banana, ¿Mh? ──El Alfa le sonríe, y hace el ademán de levantarse, pero rápidamente vuelve a su posición. ──Ah, y feliz cumpleaños, nene.
Ante aquello, los ojitos avellana del omega vuelan al rostro del Alfa, y su respiración se corta al encontrarse con semejante belleza.
Ojos parecidos a los de su personaje animado favorito; bambi. Piel de porcelana, nariz un poco grande pero que combina tan bien con sus dientes, junto a labios rosados con forma de corazón y delgados.
El Alfa no se queda atrás, y observa embobado las delicadas facciones del omega, sus labios gorditos y aquellas mejillas que captaron su atención desde el principio. Sobre todo sus ojos cafés, tan brillantes y bonitos.
Por supuesto que iría a esa fiesta, y a todas las demás mientras esos ojitos lo miraran así.
Sin embargo, el tedioso reloj corría, y debía llegar a su clase de aritmética. Por lo que sin decir una palabra más, le da una última sonrisa al omega y se levanta con la carta en su mano derecha.
Jake lo observa, todavía perplejo y bastante atontado, alejarse por el pasillo en dirección a las aulas, los brillos de la cartita destellando desde lejos.
La alegría le llena el sistema, y no duda en chillar totalmente feliz y dar saltitos en su lugar.
El Alfa bonito y guapo tenía razón, no debía preocuparse por esos tontos Alfas que lo hacían sentir mal.
¡Alguien iría a su fiesta!
¡Este sería su mejor cumpleaños! ¡Sí que sí!
Y lo fue, claro que lo fue.
El Alfa Heeseung llegó puntual a su colorida e infantil fiesta de cumpleaños. Fue el único que asistió, pero con ello bastaba para Jake.
Desde ese día, el guapo y cálido Alfa jamás le falló si de puntualidad se trataba.
Llegó a todas sus fiestas.
Era el primero en llegar a sus citas, Jake nunca tuvo que esperarlo. Ni en el cine, ni en el parque, y mucho menos en el arcade. Tampoco en la pista de patinaje o en las ferias de atracciones; Heeseung siempre lo esperaba en la entrada con ojos cariñosos y emocionados.
También fue puntual en su boda, permaneciendo inquieto y sin moverse del altar por horas. Viéndolo con ojos acuosos y brillantes, y la misma sonrisa que le dedicó al conocerlo mientras Jake caminaba hacia él con aquella corona de flores en sus dorados cabellos y las mejillas empapadas en lágrimas, mismas que Heeseung besó y limpió con sus pulgares antes de darle el
"Sí, acepto".
Corrió desde su trabajo hasta su cálido hogar, al igual que corrió tras la ambulancia con tal de alcanzarlo antes de que llegara al hospital, para así poder tomar su mano y entrelazar sus dedos en el nacimiento de sus cachorros, quedándose allí, junto a él.
Jake nunca más estuvo solo.
Holi!! Traje un OS por el cumple de mi
noviecito Jakey, espero les guste.
Ésta es una adaptación,
todos los créditos van hacia.
© whalestoryy
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