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Luego de casi hora y media conduciendo llegó al aeropuerto de Melbourne, fue fácil localizar a Minho pues este se encontraba apoyado en la columna que había antes de entrar al aeropuerto con su celular en mano.

"¡Hoonie!" gritó levantando su mano.

El menor levantó la mirada, y tomando su maleta, con una sonrisa corrió hacia él de prisa. Christopher se sorprendió pero no dudó ni un instante en envolver al más bajo en un cálido abrazo.

"¿Me extrañaste?" susurró.

Minho se separó mordiendo su labio inferior mientras asentía con fuerza.

"Los extrañe a todos, pero sabes que eres mi favorito." se encogió de hombros.

"Felix se pondrá celoso." soltó riendo mientras tomaba la maleta de Minho y así ambos se dirigían hacia su auto.

"Él es mi mejor amigo." rodó los ojos sonriendo.

"¿Y yo?" preguntó arrepintiéndose al instante, en el fondo no quería saber la respuesta.

"Mmm..." entraron al auto. "Mi amigo y algo más." susurró.

"¿Si? ¿Algo más cómo...?" preguntó de la misma forma.

Minho sonrió y no dudó en acercar sus labios a los del rubio en busca de un beso candente. Ese beso que había ansiado por darle desde que corrió a sus brazos, pero él ya se había avergonzado lo suficiente mientras lo abrazaba.

"Así, no hago esto con nadie más." susurró mirándolo con una sonrisa. "¿Vamos a tu departamento?"

Christopher sonrió y asintió arrancando el auto de inmediato.

"¿No estás cansado del viaje?"

"No." quería decirle que quería estar con él, pero no se atrevía. No, no le gustaba Christopher. El asunto estaba en que quería estar con él, lo había extrañado y lo necesitaba para más que tener sexo, aunque nunca se lo iba a admitir. "Tengo hambre, ordenemos algo cuando lleguemos, ¿sí?"

Christopher asintió de inmediato aún con la sonrisa en su rostro. Un rato después llegaron a su departamento y de inmediato ordenaron pizza y helado a domicilio, como últimamente, el día era lluvioso así que decidieron ver una película. Christopher abrió sus piernas y Minho se recostó en su pecho mientras criticaban todas las escenas y cómo actuaba el reparto, era normal.

Sentían que eran dos amigos haciendo cosas normales.

"¿Quieres ver otra peli?"

Honestamente eso ya estaba aburriendo a Christopher, Minho giró a mirarlo y su vista se enfocó en sus labios, los cuales brillaban gracias al helado que había estado comiendo, llevó su mano a su mejilla y lo inclinó hasta dejar un casto beso en sus labios.

"¿Me extrañaste?"

El mayor pestañeó varias veces descolocado pero asintió, porque definitivamente lo había hecho.

"Por supuesto." susurró en voz baja.

Christopher sonrió y no hizo falta más, Minho se incorporó girándose hasta tirar a Christopher de espaldas en el sofá. Besó sus labios con fuerza, su lengua y la de Christopher teniendo una batalla a la vez que dejaban mordiscos en sus labios. Pero era extraño, porque si, era con pasión pero a la vez era lento, cambiaron de posiciones y Christopher tocó su abdomen lentamente con tan solo la punta de sus dedos haciendo que se encorvara al soltar un suspiro.

"Es extraño..." empezó Christopher al separarse.

MInho rápidamente dejó otro beso en sus labios y sonrió.

"Solo ignóralo."

"¿Si?" preguntó confundido.

"Si. Solo estamos... confundidos." soltó una risita. "Vamos a disfrutarlo y a no hablar de eso, ¿sí?"

Christopher asintió lentamente y atrajo al menor para un nuevo beso mientras se incorporaba. Tal vez Minho tenía razón y debían ignorar esa extraña atmósfera que había en el lugar, el peligris pensó lo mismo y mordió su labio inferior colocándose en su regazo. Quería de alguna forma hacerlo más brusco, porque no le gustaba esa extraña sensación que lo estaba arropando a él, y estaba seguro que también al rubio.

Pero fue difícil. Cuando llegaron a la habitación del rubio este no lo empujó como solía hacerlo sino más bien cayó junto a él, continuaron besándose aun cuando quitaban cada una de sus prendas y por primera vez en sus vidas lo hicieron debajo de las sábanas.

Christopher dejó mordiscos por toda su espalda pero ninguno fue con intención de hacerse notar más tarde en su piel, fueron suaves al igual que sus besos y cuando entró en su interior los gemidos de Minho fueron callados entre sus labios con un lento beso. Sus movimientos aunque fuertes eran lentos y Christopher tuvo la extraña necesidad de estar más cerca de él.

Minho terminó boca abajo y el rubio volvió a meterse en su interior de una sola estocada, El peligris enredó uno de sus brazos en el cuello de Christopher y este se dedicó a besar su pecho lentamente, al igual que sus pezones los cuales mordió y chupó con dedicación.

"Christopher..."

El rubio miro al peligris aún sin dejar de moverse, Minho lucía tan hermoso, y es que nunca lo había visto de aquella manera. Gemidos y jadeos suaves que solo él podía llegar a escuchar, todo con calma, sin prisa porque debían irse a sus hogares, sin escándalos, solo ellos expresando aquello que no querían admitir.

Christopher volvió a girarlo quedando encima de él, las piernas de Minho rodeando su cintura, manteniéndolo cerca de su cuerpo como si nunca quisiera dejarlo ir. Pero él no iba a admitir eso, no iba a admitir que lo quería y lo necesitaba más de lo que se necesitaba a un amigo, eso jamás saldría de sus labios.

Con un último mordisco en su hombro, Minho encorvó tanto su espalda como sus pies y se corrió entre sus estómagos, con un fuerte jadeo, justo en el oído de Christopher. Este lo hizo segundos después en su interior, mordisqueando su barbilla con delicadeza, lo habían intentado, quisieron ser bruscos como siempre pero no les salió, simplemente se habían dejado llevar.

Era malditamente extraño.

Ninguno quiso hablar, Christopher seguía en su interior mientras ambos respiraban agitados, Minho acarició la espalda del mayor lentamente antes de desenredar sus piernas de su cintura, Christopher lo miro pero el menor apartó la mirada de inmediato.

"Creo que..."

"Minho."

"Quítate."

Christopher pestañeó varias veces mirando al menor el cual aún no lo miraba. Suspiró y con delicadeza salió de su interior, Minho apretó sus labios para no jadear y rápidamente se puso de pie.

"Honnie, no debes irte..."

"Estoy cansado por el viaje." dijo con rapidez colocando su ropa.

"Por eso, quédate." se encogió de hombros, de verdad no quería que el menor se fuera.

"No." giró a mirarlo ya colocándose su pantalón. "Digo, necesito estar en mi departamento." soltó una risita. "Lo extraño." mordió su labio inferior.

Christopher sabía que iba a ser prácticamente imposible convencerlo y además no quería insistir tanto para no terminar discutiendo con el menor.

"Bien, déjame llevarte." se sentó al borde de la cama.

"Tomaré un taxi, Christopher. No te preocupes." lo miró, desviando la mirada de inmediato mientras sostenía sus zapatos contra su pecho. "Adiós."

Y la puerta de su habitación fue cerrada con fuerza mientras ambos pensaban en la mierda que habían hecho. Definitivamente rompieron otra regla que nunca pensaron llegar a siquiera hacer, de hecho, solo la habían marcado por simple precaución.

No hacer NUNCA el amor.

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