── 🧭 ⋆ ࣪ friends ֶָ֢֪
Pues bien, como todo había sido pura mierda acerca de que solo serían amigos y nada más, habían decidido llegar a un hermoso acuerdo de ser amigos con derechos, obviamente con un sinnúmero de reglas que se van a mencionar luego, de una forma u otra.
Pero lo importante era que ellos seguían siendo amigos, por supuesto que sí.
Seguían bromeando y saliendo, golpeaban sus hombros y se abrazaban dando palmadas en sus espaldas, eran totalmente amigos. Que cogían, pero amigos al fin y al cabo.
Minho era de esos amigos que visitaban al trabajo.
Aun cuando nunca lo había hecho con Felix, quien era su mejor amigo, o con Jisung, Changbin o Hyunjin. Aun cuando Christopher fue al último que conoció de aquel círculo, aun así, él lo visitaba en el trabajo constantemente como el buen amigo que era.
"¡Christopher, llegó tu cliente fiel!"
Minho rodó los ojos al gigante parado detrás de la barra, el cual le sonreía con burla como cada vez que iba a aquella cafetería.
"Chanyeol, déjame en paz." se quejó apoyándose en la barra. "¿Dónde está Christopher?"
"¿Desesperado por ver a tu novio?"
"Que no es mi novio." gruñó dándole un puñetazo a la barra.
"Pero no llores." dijo el mayor en burla. "Si, no es tu novio, solo cálmate." suspiró. "Aunque los vi besándose."
Minho jura por todo lo sagrado que iba a saltar sobre la barra y golpear a su Hyung con toda la fuerza que sus puños pudieran ejercer, pero Christopher llegó detrás de él a tiempo y lo tomó de la cintura apartándolo del mayor.
Chanyeol reía como si fuera lo más gracioso del mundo.
"¡Déjame!"
"Ya Honnie." rodó los ojos el rubio caminando hacia una de las mesas donde no había nadie. Eran las cuatro y la heladería siempre solía comenzar a llenarse desde las seis en adelante. "¿Van a pelear siempre?"
Minho se cruzó de brazos con un puchero inconsciente.
"Él siempre me fastidia."
Christopher se acercó más a él con una sonrisa, colocando una de sus manos en su muslo y con la otra apoyó su rostro para mirarlo mejor.
"Ya, ¿En qué andas?"
Minho suspiró cerrando los ojos.
"Nada. Solo, estaba aburrido..." lo miró haciendo ojitos.
"¿Si?" acomodó el cabello del pelinegro. "Aún me faltan dos horas para salir."
Minho bajo sus hombros desanimando, acercándose incluso más a Christopher.
"Quería jugar..."
"¿Si?" preguntó sonriendo. "¿Qué cosa?"
"Videojuegos, tonto." golpeó su hombro riendo.
"Ah." rodó los ojos riendo igual.
"En serio, mi hermano me regaló sus consolas antes de irse a Estados Unidos y quería usarlas."
"Llama a Hyunjin o a Jisung, bebé." continuó acariciando su cabello. "Aún no me puedo ir."
Minho negó rápidamente.
"Quiero jugar contigo."
"¿Si?" Minho asintió. "¿Por qué?"
El pelinegro definitivamente se sonrojó con aquella pregunta antes de acercarse a su oído y susurrar.
"Porque la forma en la que quiero jugar solo la puedo hacer contigo." se separó mirándolo fijamente. "Así que te esperaré."
Christopher no sabe lo que Minho estaba planeando pero de verdad le encantó aquel tono sugerente así que de inmediato se puso de pie y se inclinó hacia el pelinegro.
"Verás que dos horas pasarán en solo cinco minutos, ¿sí?"
Y dejó un beso en sus labios cuando se aseguró de que la única clienta que había estado ahí se había marchado.
꒰🧭꒱
"Ya déjalo."
"Pero dijiste que tenía que romper tu récord." se quejó Christopher tratando de mirar hacia la pantalla.
Pero fue inútil, Minho quitó el control de sus manos y lo tiró al sofá individual más cercano, se colocó en su regazo a horcajadas mientras sonreía.
"Si, ya no quiero."
Susurró y sin más terminó dirigiéndose hacia su cuello dejando besos en todo a su paso, tanto su cuello como su mandíbula, su barbilla, hasta que finalmente llegó a sus labios y los atrapó entre los suyos. Llevó su mano al mentón ajeno e inclinó la cabeza de Christopher hacia atrás comenzando a moverse lentamente bajo la creciente erección. Las manos del rubio se colocaron en su cintura y crearon presión para que el trasero del mayor se sintiera incluso más contra su pene.
"Vamos a la habitación." susurró en sus labios el rubio.
Minho asintió y rió con fuerza, entrelazando sus piernas en la cintura del rubio, cuando Christopher se puso de pie colocando sus manos en su trasero y decidió caminar hacia su habitación. Él ya sabía el camino de memoria, habían sido casi siete meses de empezar con aquel juego y ambos podían decir que ya conocían el cuerpo del otro a la perfección.
"¿Vamos a seguir jugando cuando terminemos?" pregunto Christopher separando las piernas del menor.
Minho sonrió mirando como las manos del rubio se metían por sus muslos hasta llegar a su hombría, soltó un gemido asintiendo.
"Claro, sí." tomó una respiración. "¿Te quedas a dormir?"
Christopher lo atrajo hasta hacer que sus piernas rodearan sus caderas, ambos sonrieron.
"Por supuesto."
Y así, por séptima vez en lo que iba de mes ellos habían vuelto a romper una de sus propias reglas.
Nunca quedarse a dormir en la casa del otro.
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