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── 🧭 ⋆ ࣪ birthday ֶָ֢֪

El 3 de octubre había llegado y luego de días planeando que hacer, los cinco junto al cumpleañero habían decidido ir a divertirse en el nuevo club llamado Maniac que quedaba justo en el centro de la ciudad; según los comentarios era bastante prometedor.

Eran ya las nueve de la noche y Felix junto a Jisung y Changbin ya habían llegado, los cuatro estaban sentados en la barra mientras conversaban y tomaban.

"¿Y Hyunjin?" preguntó el rubio tomando un trago, honestamente moría por preguntar por Minho ¿Pero saben esa extraña sensación de que si preguntan por alguien se hará obvio lo que en verdad sienten?

Así se sentía Christopher a cada instante, como si fuera a ser atrapado. De todos modos tal vez no tendrían respuesta ya que el único que podría saber era el mismo y el mayor no le había vuelto a escribir después de felicitarlo.

"Fue con Minho, tenía que ayudarlo con algo."

Asintió lentamente bastante conforme con la respuesta y luego simplemente siguieron disfrutando de la música mientras esperaban a los dos faltantes. Estos llegaron, alrededor de diez minutos después hicieron presencia frente a ellos mientras reían, pero Christopher jura que a pesar de que lo intentó no pudo concentrarse en Hyunjin.

Minho estaba malditamente hermoso, precioso, sexy...

Eran tantas cosas que no tenía una sola palabra para describirlo, pero tal vez la que más se acercaba era magnífico. El coreano ya no tenía el cabello negro, en cambio estaba gris y llevaba un crop top no muy corto pero que con tan solo moverse mostraba su hermoso ombligo, este era blanco y sus pantalones eran negros, totalmente ajustados. Al final llevaba unas botas que llegaban a sus tobillos, eran negras y se terminaban juntando con el hermoso pantalón.

Christopher de verdad estaba asombrado, y excitado.

"Feliz cumpleaños."

Reaccionó segundos después cuando Minho se paró frente a él con una sonrisa. Su maquillaje estaba tan malditamente hermoso que, sin poder evitarlo, solo imaginó lo maravilloso que se vería aquel rímel corriéndose por sus mejillas gracias a las pequeñas lágrimas que Minho solía soltar cuando lo estaban haciendo con fuerza.

"¿Por qué me haces esto?" se puso de pie abrazando al más bajo con fuerza.

Minho rió contra su pecho.

"¿De qué estás hablando?"

"Habló de que estas jodidamente hermoso y follable Minho." volvió a tomar asiento dándole una mirada completa al menor. "¿Esto es un regalo o una tortura?"

Minho sonrió apoyando su brazo en él espaldar de la silla, mostrándole lo despreocupado que estaba.

"¿Por qué sería una tortura según tú?" susurró.

"Porque sabes que justo en este momento no puedo agarrarte y llevarte a mi departamento para coger hasta mañana." gruñó. "Debo quedarme con estos idiotas."

Minho rió negando con la cabeza antes de volver a abrazarlo.

"Todo a su tiempo, cariño."

Fue lo último que susurró dejando un pequeño beso en su cuello antes de alejarse y acercarse a los contrarios. Esa noche bailaron, disfrutaron y tomaron como no lo hacían hace mucho, al menos eso fue para las dos parejas que habían ido con ellos, pues Christopher y Minho estaban bastante sobrios. Sabían lo que querían y no se iban a emborrachar para echarlo a perder.

Tomaron, sí. Pero no como los mayores y mucho menos cómo Hyunjin que tuvo que ser arrastrado por Changbin hacía su auto, por suerte Christopher y Minho se encargaron de conseguirles conductores sustitutos para que llegaran a sus hogares sanos y salvos.

"Supongo que ya debemos irnos." susurró Minho sonriendo.

Ya eran las tres de la mañana, el cumpleaños de Christopher había pasado pero su regalo de parte de Minho aún no se entregaba.

"Por supuesto que nos vamos." susurró sonriendo mientras se acercaba a sus labios. "Estuve esperando mi regalo toda la noche."

Minho sonrió correspondiendo el beso del más alto con fuerza, llevando sus manos a sus mejillas y luego de segundos se separaron corriendo al auto del rubio.

Nada más llegar al piso de Christopher todo fue chasquidos, jadeos, besos y mordidas incluso antes de pasar por la puerta. Caminaron de prisa a la habitación de Christopher y cuando este intentó quitar su pantalón le sonrió empujándolo a la cama con fuerza.

El rubio tomó una respiración apoyándose en sus manos mientras lo miraba.

"Espera." levantó su mano el peligris. "Esta es solo la envoltura del regalo." murmuró.

Christopher mordió su labio inferior expectante de lo que sucedería pero por más que lo intentó no estuvo listo para lo que sucedió. Ellos solían tener mucho sexo, lo hacían en cualquier momento y los lugares solo eran uno más random que el otro. Pero ellos nunca intentaron probar seducir al otro con prendas, juegos o demás.

Que tontos habían sido.

"¿Te gusta?" susurró Minho.

El rubio tragó seco mirando la ropa interior que el peligris llevaba en ese momento. Era unas malditas bragas negras de encaje y su pene lucía tan apretando en ellas... Era sencillamente hermoso.

"¿Christopher?"

"Me encanta." por fin lo miró a los ojos. "Es hermoso."

"¿Si?" sonrió aún más grande.

Christopher asintió atrayéndolo de la cintura hasta hacerlo quedar en su regazo.

"Me encantas." lo miró a los ojos. "Y me encanta lo que llevas puesto..."

"¿Si?" Minho dejó un beso en sus labios y luego tomó su mano.

Christopher curioso se dejó guiar hasta que su mano fue metida en la ropa interior y llegó a la entrada del menor, pero ahí parecía haber una obstrucción que impedía a su dedo rozar.

"¿Qué..."

"Ya estoy listo para que me jodas como desees." alzó la cabeza del mayor con solo uno de sus dedos, mirándolo fijamente. "Feliz cumpleaños, Christopher."

Y lo qué pasó después fue incluso mejor que todas las sorpresas que había tenido en toda la noche.
Se puso de pie con Minho en su regazo y luego lo dejó en la cama quitando su ropa con rapidez.

"No voy a usar condón." susurró.

"Tienes meses sin usarlo." rodó los ojos tirando su camisa.

"Soy un caballero que avisa." sonrió y luego hablar fue historia.

Minho se posicionó en sus manos y rodillas mientras Christopher con la mayor delicadeza quitó lo que Minho tenía en su entrada haciendo que este soltara un alto jadeo apretando las sábanas debajo suyo. Chorros y chorros de lubricante cayeron en su cama y él sonrió porque Minho estaba más que preparado.

Fue genial.

Christopher estuvo excitado desde el instante en el que lo vio así qué meterse fue cosa de segundos y comenzar a joderlo con dedicación tan solo de microsegundos.
Él apartó la ropa interior que Minho llevaba, sin embargo, nunca la quitó porque el hermoso y pálido trasero de Minho contrastaba de la mejor manera con aquella tela, así que solo la hizo a un lado.

Esa noche Minho le dijo que hiciera lo que quisiera y él aprovechó aquella oración de la mejor manera. Después de todo, era su cumpleaños.

Lo jodio de todas las maneras que sabía, en el transcurso de aquella madrugada jalo su cabello y lo hizo con él solo apoyado de rodillas haciendo que Minho rodeara su cuello con sus manos. Luego lo hicieron con él en cuatro; mirando su rostro, de lado, con sus piernas entrelazadas en su cintura y a veces en sus hombros.

Christopher se encargó de hacerle mordiscos en cada parte de su cuerpo que estaba a la vista y pudiera alcanzar al instante. Pero luego salió de su interior y mordió las partes que no alcanzaba con facilidad. Dejó fuertes mordidas que sabía lucirían como moretones en sus nalgas y luego, al recordar que solo él las podría ver, sonrió.

Minho enredó sus dedos en su cabello y cuando sin previo aviso volvió a meterse en su interior lo jalo con fuerza abriendo su boca en una gran o, fue con tanta fuerza que hizo que Christopher se excitara incluso más y golpeara más fuerte en su punto dulce, Minho era un desastre de gemidos y jadeos. Pasaron las horas y el sol ya estaba saliendo, cuando Minho pensó que por fin podrían descansar y que el menor estaba lo suficientemente satisfecho, Christopher decidió que bañarse sería lo mejor.

Minho entró a la tina como le había dicho el rubio y jura por todo lo sagrado que si no fuera por Christopher entrando luego de cambiar las sábanas, se hubiera quedado dormido. Pero el rubio quiso hacerlo de nuevo, esta vez lento y sin brincos, solo él moviéndose lentamente encima de él.

"¿No te cansas?" susurró entre jadeos y bajos gemidos, apoyando su frente en su hombro. "Siento que estoy roto."

"Fue el mejor jodido día de mi vida." respondió Christopher con una vaga sonrisa recostándose más en la tina. "Ya vamos a descansar."

Minho pasó sus manos lentamente por el abdomen de Christopher y el rubio tenía sus manos en su cintura ayudándolo a moverse mejor.

Ninguno de los dos lo iba a decir, pero se sentía ligeramente extraño estar de esa manera.

Ellos solían coger y si se quedaban a dormir con el otro tan solo se daban la espalda, o al menos amanecían de esa forma. Pero ese día, justo en el amanecer, se sentía tan correcto estar de la forma en la que estaban.

Minho sacudió su cabeza y Christopher sintió un extraño escalofrío subir por su espalda. No, ninguno debía pensar en aquello. Ellos solo eran amigos que tenían sexo casual, nada más.

Luego de cinco minutos más cuando Minho lloriqueó al sentir a Christopher correrse nuevamente en su interior, ambos salieron de la tina. Minho se colocó una sudadera de Christopher y nada más gracias a que el rubio había terminado rompiendo su ropa interior, además, Christopher dijo que se quedara así porque se sentía bien meter sus manos en su sudadera, sentir su abdomen y que al bajar encontrara "el paraíso de Minho."

"Estás idiota." susurró sin fuerza. "Pero está bien."

Christopher sonrió apagando la lámpara a su lado, habían cerrado las cortinas bien para que no entrara el sol y los molestara.

"Minho." llamó Christopher en un susurro luego de varios minutos en silencio.

"Mm." respondió con los ojos cerrados.

"¿Te puedo abrazar por hoy?" preguntó en voz baja, el menor le daba la espalda.

Minho lo pensó por varios segundos, pero era el cumpleaños de Christopher, ¿no? No tenía nada que ver con que se sintiera extraño tenerlo a su lado y que no cubriera su espalda.

Absolutamente no.

"Por supuesto." sonrió. "Pero solo por hoy."

"Solo por hoy." soltó un suspiro feliz mientras sonreía.

Y Christopher lo abrazó, acarició su abdomen hasta que ambos estuvieron rendidos, rompiendo así también la regla de ser melosos y actuar como una pareja una vez más.

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