ᯓ 𝗼𝗻𝗲
ᰍ . ° 𝖿𝖼 𝖻𝖺𝗋𝖼𝖾𝗅𝗈𝗇𝖺 .ᐟ ˎˊ˗
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El sol se ocultaba detrás del estadio de futbol cuando Chiara Porcarioli salió del entrenamiento del AS Roma. Había sido un entrenamiento duro y su cuerpo estaba cansado tras horas corriendo tras el balón con sus compañeras.
Sin embargo, en vez de pensar en aquel entrenamiento, su mente estaba inundada por pensamientos sobre la reciente oferta que había recibido. El FC Barcelona, uno de los clubes más famosos de Europa, había mostrado interés en fichar a Chiara para su equipo femenino. Joan Laporta, el presidente que dirigía tanto el equipo masculino como el femenino, la quería en sus filas como jugadora.
Mientras caminaba por las calles de Roma, su teléfono vibró en el bolsillo de su chaqueta. Chiara lo sacó rápidamente de su bolsillo y miró la bandeja de entrada, encontrándose con un mensaje de su representante confirmando que la oferta del Barcelona seguía en pie y que incluía un mejor sueldo, mejores instalaciones y la oportunidad de jugar en una liga más competitiva e importante.
Chiara estaba hecha un lío.
Por un lado, la oferta de Joan Laporta era muy tentadora ya que significaba una gran oportunidad para su futuro como futbolista profesional, debido a que el FC Barcelona no solo ofrecía un gran equipo femenino, sino también una seguridad financiera que podría utilizar para brindarle una mayor ayuda económica a sus padres.
Pero por otro lado, dejar Roma significaba abandonar a su familia, a sus amigos y a sus compañeras del equipo con quienes había compartido victorias y derrotas. Y si finalmente aquel fichaje salía mal, tal vez no tendría la oportunidad de volver al AS Roma con sus compañeras y debería despedirse de su sueño de convertirse en una jugadora profesional.
Chiara aún vivía con sus padres, por lo que esa misma noche todos sentados alrededor de la mesa para cenar con platos de pasta frente a ellos, Chiara decidió abrirse y contarles a sus padres sobre la oferta. Necesitaba consejos porque estaba perdida, y sabía que sus padres siempre tenían las mejores respuestas para sus problemas y tal vez, sus opiniones podían ser definitivas para su decisión final.
—El FC Barcelona me ha fichado para unirme a su equipo femenino —dijo Chiara finalmente con nerviosismo mientras observaba las reacciones de sus padres.
Sus padres intercambiaron una mirada y luego se volvieron hacia ella con una sonrisa orgullosa que hizo que Chiara se relajara un poco.
—Chiara, eso es increíble —dijo su madre con una sonrisa, feliz por lo que estaba logrando conseguir su hija—. Sabemos cuánto has trabajado para llegar hasta aquí, te lo mereces.
—Pero... —Chiara tragó saliva, sintiendo que su voz empezaba a temblar levemente—. No sé si voy a ser capaz de dejar Roma. O sea, aquí os tengo a vosotros, a mis amigos, a mi equipo. No creo que tenga el valor para dejar esta vida atrás y empezar desde cero.
Su padre la miró con comprensión, sin embargo, no iba a dejar que su hija dejara marchar una oportunidad tan buena como esa.
—Chiara, entendemos que pueda ser difícil para ti marcharte de aquí, pero esta es una oportunidad única —trató de explicarle su padre mientras Chiara asentía aún con dudas—. Piensa en tu futuro, no en nosotros. El barcelona te hará destacar como futbolista profesional y estoy seguro de que obtendrás el reconocimiento que mereces.
—Además —añadió su madre—, no te preocupes por el dinero. Si necesitas algo, estamos aquí para apoyarte.
Chiara sintió una oleada de gratitud y alivio, pero la indecisión seguía pesando sobre ella como una losa.
—No es solo el dinero —dijo en voz baja—. Es todo... mi vida está aquí. ¿Y si no encajo en Barcelona? ¿Y si no logro adaptarme? Si este fichaje sale mal y no demuestro ser lo suficientemente buena, tal vez el club de Roma no me vuelva a aceptar de nuevo.
—Si esto sale mal y no te vuelven a aceptar de nuevo aún hay muchísimos más equipos en el mundo que seguro que estarían dispuestos a ficharte, Chiara —le dijo su madre con una sonrisa—. Pero queremos que sepas que tomes la decisión que tomes, tu padre y yo te apoyaremos en todo.
—Gracias, de verdad —les agradeció Chiara con una sonrisa mientras se acercaba a ellos para abrazarlos.
Después de la cena, Chiara salió a dar una vuelta por las calles de Roma bajo la luz de la gran luna llena que iluminaba la ciudad. Mientras caminaba, pensaba en cada una de las palabras de sus padres, llegando a la conclusión de que sabía que tenían razón.
La oferta del fichaje en el FC Barcelona era una oportunidad que muchas jugadoras solo podían soñar y tal vez, podía significar el comienzo de su carrera como futbolista profesional. Pero también sabía que aceptar la oferta significaba empezar su vida de nuevo en una ciudad totalmente desconocida, con un equipo de nuevas compañeras y en una liga nueva, alejada de sus padres y sus amigos.
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Al día siguiente, mientras se preparaba para el entrenamiento diario de fútbol, Chiara recibió una llamada. Rápidamente sacó el teléfono de su mochila y al ver el nombre de Joan Laporta en la pantalla del teléfono su corazón se aceleró. Una cosa era recibir una oferta a través de su representante, pero hablar directamente con el presidente del FC Barcelona era otra muy distinta.
Con nerviosismo, Chiara contestó a la llamda, y por suerte, le contestó un Joan Laporta carismático y directo. La llamada duró media hora en la que el presidente del Barcelona le comentó a Chiara los planes que tenía para el equipo si aceptaba el fichaje, de cómo veía su papel en el FC Barcelona femenino y de las oportunidades que le esperaban si aceptaba.
—Chiara, te hemos visto jugar y creemos que tienes el potencial para ser una jugadora estrella —le comentó Laporta, haciendo que Chiara sonriera por el halago—. Nos encantaría tenerte en nuestro equipo.
Una vez terminó la llamada, Chiara se dirigió al entrenamiento con una sensación de irrealidad en su cuerpo.
Durante la sesión, sus compañeras notaron que Chiara estaba algo distraída, por lo que la capitana del equipo italiano, Martina Vanno, se acercó a preguntarle si se encontraba bien. Chiara acabó contándoles todo a sus amigas, y para su sorpresa, en vez de decepcionarse con ella o enfadarse por el hecho de siquiera plantearse dejar el equipo, Martina y las demás jugadoras la apoyaron completamente.
—Chiara, te echaré muchísimo de menos si te vas, pero esta es tu oportunidad —le dijo Martina emocionada—. Todas sabemos que lo harás increíble.
—Y además —añadió Nicoletta Zannoli—, siempre serás una de nosotras, sin importar dónde juegues.
Esa noche, Chiara se acostó con la mente todavía llena de dudas. Sus padres la apoyaban, sus compañeras la animaban a que siguiera su sueño y Joan Laporta la veía como una pieza clave para su equipo. Sin embargo, la decisión seguía siendo suya.
Con frustración, Chiara miró al techo de su habitación, sintiendo el peso de la incertidumbre caer sobre ella como un cubo de agua congelada. Sabía que debía tomar una decisión pronto, porque tarde o temprano, el día de escoger si seguir un camino u otro llegaría y debía tener las cosas claras si quería triunfar.
ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲
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