‎ ‎ᰍ . ° 𝗍𝗁𝖾 𝗍𝗋𝖺𝗂𝗇𝗇𝗂𝗇𝗀𝗌 .ᐟ ˎˊ˗
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El sol comenzaba a asomarse por las ventanas del apartamento de Chiara, inundando la habitación con su luz.

El despertador sonó, y ella abrió los ojos, sintiendo una oleada de pereza recorrer todo su cuerpo al ver la hora en su reloj. Pero al recordar que hoy era su segundo entrenamiento con el FC Barcelona, recuperó un poquito de energía. Se estiró en la cama, aún sintiendo el sueño apoderándose de ella, y se levantó tratando de desperezarse.

Chiara se vistió rápidamente con su uniforme del FC Barcelona, su camiseta azulgrana con su nombre "Chiara Porcarioli" en la espalda, y se calzó. Preparó un desayuno algo ligero, una tostada con aguacate y un café; sabía que debía comer algo para tener energía durante el día y aguantar los duros entrenamientos de Flick, pero estaba tan nerviosa que el nudo en estómago le quitaba el apetito por completo.

Después de desayunar, tomó su mochila y salió de su apartamento en dirección al Camp Nou. Era demasiado pronto, por lo que aún no habían demasiadas personas por las calles.

Al llegar al estadio, Chiara vio a Andrea y a Maria en la entrada. Ambas le sonrieron al verla, haciendo que Chiara se sintiera un poco más relajada.

—¡Ey, Chiara! —le saludó Andrea.

—Hola —respondió Chiara, devolviéndoles la sonrisa.

Ferran Torres y Gavi, dos de los jugadores que entrenaban junto al equipo femenino, se unieron al grupo poco después. Aunque no habían hablado mucho el día anterior, ambos saludaron a Chiara amistosamente.

—¿Preparada para hoy? —le preguntó Ferran mientras se ataba los cordones de los zapatos.

—Eso creo —respondió Chiara con una sonrisa tímida, tratando de sonar confiada.

Entraron juntos al campo de entrenamiento, donde ya se había reunido gran parte del equipo tanto masculino como femenino. Los cuatro hablaban sobre sus expectativas del entrenamiento de hoy mientras se agrupaban al resto de jugadores.

El entrenador, Hansi Flick, llegó al campo con su habitual aire de autoridad tranquila.

—Buenos días a todos —saludó, haciendo que todos lo rodearan en un circulo para prestarle atención—. Hoy empezaremos con una prueba de velocidad. Quiero que cada uno de vosotros corra a máxima velocidad hasta el otro extremo del campo. Voy a cronometrar los tiempos, así que dad lo mejor de vosotros.

Chiara sintió un nudo de emoción en el estómago. Las pruebas de velocidad eran su fuerte, y esta era su oportunidad de impresionar al entrenador. Se alineó junto a sus compañeros, concentrada y lista para salir disparada.

Cuando Hansi dio la señal, Chiara salió disparada. Sus piernas se movieron con toda la fuerza que pudo. Sentía el viento chocar contra su rostro a medida que avanzaba y el suelo pasar bajo sus pies. Cuando cruzó la línea de meta, miró hacia atrás y vio que había dejado atrás a muchos de sus compañeros.

Hansi Flick verificó los tiempos y asintió con aprobación cuando le comentó su tiempo a Chiara.

—Chiara, excelente —le felicitó Flick con una leve sonrisa—. Has sido la más rápida de las chicas.

Pedri, que había terminado justo detrás de ella, se acercó con una sonrisa juguetona mientras Chiara aún recobraba el aire.

—No está mal, pero creo que fui un poco más rápido —dijo, alzando una ceja con expresión desafiante, haciendo que Chiara riera levemente.

—Soñar es gratis, Pedri —se burló Chiara—. Nos vemos en la próxima prueba.

—Seguro que te gano —dijo con una sonrisa burlona.

—¿Ah, si? —preguntó Chiara con un tono desafiante.

—¿Lo dudas? —Pedri dio un paso hacia delante, haciendo que Chiara levantara su cabeza para verlo a los ojos—. Estás delante de una de las promesas del Barça.

—Y tu estás delante de la futura promesa del Barça Femenino —le replicó Chiara, cruzándose de brazos.

Pedri se pasó la lengua por los labios mientras esbozaba una sonrisa mientras Chiara se mordía el interior de la mejilla para evitar mostrar su nerviosismo. Quería imitar su nivel de chulería, pero Pedri notó ese nerviosismo en ella y no pudo evitar sonreír de lado.

—Eso ya lo veremos.

La siguiente prueba consistía marcar penaltis. Los jugadores se alinearon y comenzaron a disparar uno por uno contra el portero. Pedri fue uno de los primeros. Se acercó al punto de penalti con confianza, pero su disparo fue detenido por el portero con una parada con su palma de la mano.

Cuando Pedri giró su cabeza, se encontró con la mirada burlona de Chiara, haciendo que levantara sus manos en forma de defensa.

—Ese no cuenta —se excusó Pedri haciendo reír a Chiara.

—Uy, ¿qué ha pasado? —siguió burlándose ella.

—No cantes victoria, que el entrene no ha acabado —le advirtió Pedri.

Cuando fue su turno, se acercó al balón con determinación. Visualizó la trayectoria perfecta y, con un disparo preciso, envió el balón directo a la escuadra. El portero ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar.

—Parece que he metido más goles que tú —le dijo Chiara con superioridad a Pesri cuando se acercó de nuevo a él.

—Pero este solo ha sido tú segundo entrene —le dijo éste, levantando las cejas—. Ya verás en el siguiente, y yo cumplo mis promesas.

—Si te consuela pensar en eso —Chiara alzó sus hombros.

Pedri soltó una risita y le dio un empujoncito a Chiara, haciendo que riera también.

El entrenamiento continuó con varias otras pruebas de regates y ejercicios físicos. Chiara se movía con agilidad y eficacia, siguiendo cada instrucción y ajustándose rápidamente a las nuevas tácticas.

Durante un breve descanso que les concedió Hansi Flick, Andrea se acercó con su botella de agua y su toalla a Chiara.

—No sé cómo aguantas tan bien los entrenamientosde Flick. El primer día que vino nos dejó a todos agotados —le comentó Andrea mientras se secaba el sudor de su frente—. Aprendes rápido. Contigo de delantera seguro que el equipo llegará muy lejos.

Chiara se sintió halagada ante el comentario de Andrea. Este equipo no solo valoraba su habilidad, sino que también la acogía como una de las suyas.

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De vuelta en su apartamento, Chiara se sentó en el sofá, exhausta pero contenta. Decidió llamar a sus padres por videollamada para compartirles sus primeros días en el Barça. Cuando sus rostros aparecieron en la pantalla, Chiara no pudo evitar esbozar una sonrisa en su rostro.

—¡Hola, mamá! ¡Hola, papá! —les saludó Chiara.

—¡Hola, cariño! —respondió su madre entusiasmada por saber todos los detalles de los últimos días de Chiara—. Cuéntanos, ¿cómo ha sido tu día?

Chiara comenzó a contarles el entrenamiento de hoy, desde los duros ejercicios de Flick hasta la conexión que estaba creando con sus nuevas compañeras.

—Hoy hemos tenido una prueba de velocidad y he sido la más rápida —les dijo Chiara, haciendo que sus padres sonrieran a través del teléfono—. Aunque Pedri intentó chincharme diciendo que él lo había hecho más rápido. Luego en la prueba de penaltis, él falló y yo logré marcar por la escuadra. Fue muy divertido.

Sus padres la escuchaban con orgullo, esbozando sonrisas al ver lo entusiasmada que estaba Chiara.

—Estamos tan felices de que te vaya tan bien con tu nuevo fichaje, Chiara —le dijo su padre—. Sabíamos que esto sería una gran oportunidad para ti.

—Sí, estoy muy contenta —asintió Chiara—. El equipo es increíble, y siento que encajo perfectamente.

—Eso es genial, cielo —respondió su madre con una sonrisa—. Siempre hemos creído en ti y en tu talento. Sabemos que llegarás muy lejos.

Chiara sintió una ola de gratitud recorrer su cuerpo por el apoyo incondicional de sus padres.

—Gracias, de verdad —les agradeció Chiara—. No podría haber llegado aquí sin vosotros.

Después de la llamada, Chiara se recostó en el sofá. No pudo evitar pensar en el momento que tuvo con el entrenamiento con Pedri, donde él le picaba y ella se enfadaba. Esa competencia le hizo el entretenimiento de Flick más ameno, y si era sincera, debía admitir que cada vez que se acercaba a interactuar con ella, tenía que hacer su mejor esfuerzo por mantener sus nervios a raya.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲