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Justamente cuando Sana estaba por patear a Christopher, ésta cayó al suelo.

—¡La única que va a morir aquí eres tú! —Changbin llegó derribando a la japonesa para colocarse sobre ella y comenzar a golpearla.

Estaba tan enfurecido por demasiadas cosas, por haber maltratado a Christopher a lo largo de todo este tiempo, por haberle hecho todas esas marcas que él se encargó de curar y por haberlo golpeado a él en el supermercado, porque nadie podía golpear a Seo Changbin, definitivamente esa mujer se había metido con el hombre equivocado.

Estaba tan cegado por la ira que ni siquiera podía escuchar a Christopher rogarle en llanto que se detuviera, no podía sentir las manos del australiano tirando de sus brazos para detener los golpes que él dejaba en la mujer tendida en el piso, no era consciente de nada hasta que sintió a Christopher abrazarlo por la espalda.

Fue entonces que Changbin detuvo todo y miró lo que había hecho, había sangre en sus manos y la esposa de Christopher apenas podía mantener los ojos abiertos.

Entonces, Seo tuvo miedo y se alejó de él lo más rápido que pudo mientras miraba la sangre de Sana en sus manos.

Había tomado la peor decisión para sí mismo al hacer justicia con sus propias manos, pero había salvado la vida de Christopher, fue lo más rápido que pudo hacer, sin embargo, había comenzado a temblar al mirar a la agonizante mujer en el piso. No podía dejarlo así, si ella moría Changbin estaría en graves problemas, después de todo, ella no había golpeado a Christopher aún o había dejado marcas que demostraran que lo había maltratado, solamente Changbin había entrado a su casa para lastimarla.

—No te acerques a mi esposo o levantaré cargos contra tí por haberme hecho esto —Sana se atrevió a amenazar a Changbin aún sin levantarse del piso.

Y Changbin solamente tragó en seco, todo lo que hizo venía a su mente como flashazos.

Él estaba en el suelo del supermercado, Chaeryeong lo levantó y él salió a toda prisa, llevándose el auto de Chaeryeong para ir con dirección a la casa de Christopher, todo había pasado tan rápido y eso le asustaba demasiado.

—Si haces algo, yo levantaré cargos contra tí por violencia doméstica contra Christopher —Changbin se defendió—. Tengo las pruebas suficientes.

Y dicho eso, salió de aquella casa, llevándose a Christopher de la mano. Parecía que Sana no iba a morir, así que todo estaba bien para Changbin, no había necesidad de quedarse, por lo que intentó irse con Christopher lo más rápido que pudo antes de que la japonesa pudiera levantarse.

—Espera, ¿a dónde vamos? —Christopher preguntó sujetando su vientre.

—Te llevaré a mi casa, no puedes quedarte aquí con ella —Changbin respondió notando una expresión extraña en el rostro de Christopher—. ¿Qué pasa?, ¿no quieres venir conmigo? —preguntó preocupado.

—No es eso, sentí un dolor en el vientre —Christopher informó sujetándose el abdomen con ambos brazos.
Y Changbin temió por aquello.

—Mi amiga es ginecóloga, podemos ir para que ella te revise.

—¿Dónde está ella? En serio me duele mucho —Christopher respondió sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.

—Mierda, la dejé en el supermercado —Changbin recordó—. Vamos por ella y después a su consultorio, no está muy lejos de aquí.

Changbin tomó nuevamente la mano de Christopher y lo ayudó a entrar al auto de Chaeryeong para ir con dirección al supermercado.

Por momentos, Changbin miraba el rostro de Christopher notando como éste fruncía el ceño a causa del dolor, le preocupaba que algo pudiera pasarle al bebé de Christopher.

—¿Cuáles son las pruebas que tienes sobre mi maltrato? —Christopher preguntó curioso, ni siquiera él mismo tenía pruebas.

—Yo... No las tengo —Changbin confesó alarmando a Christopher.

—Entonces, ¿por qué lo dijiste?

—Debía sonar seguro para que ella dejara de amenazarme —el mayor razonó, y Christopher se golpeó la frente ante la descabellada idea.
Sin embargo, él sabía que su esposa, además de ser una tonta, era una cobarde y no iba a arriesgarse a acabar en la cárcel, no mancharía su reputación de esa manera, porque esa mujer vivía solo de apariencias.

Y Changbin, realmente parecía muy seguro cuando le devolvió la amenaza, entonces, Christopher se sintió seguro a su lado.

Al llegar al supermercado, el menor se sorprendió al ver a su ginecóloga parada afuera del lugar en medio de la noche, no entendía qué hacía ahí tan tarde.

Pero todo cobró un poco más de sentido al ver a Changbin bajar del auto para acercarse a Chaeryeong y llamarla.

Entonces él también bajó.

—Christopher, ella es Chaeryeong, es mi mejor amiga y como te mencioné es ginecóloga.

—Lo sé —el menor respondió dando una pequeña reverencia a Chaeryeong—, ella es mi ginecóloga.

Entonces, Chaeryeong soltó una risita nerviosa al comenzar a conectar las pistas, ¿acaso Changbin se había metido con un hombre casado? Si era así, ese bebé... ¿Podría ser de Changbin?

—¿Es el chico del que me hablaste? —Chaeryeong preguntó al oído de Changbin.

—Sí, es él, no puedo creer que ya se conocían —Changbin habló sonriendo mientras se dirigía al auto nuevamente para abrirle la puerta trasera a Christopher—. Oye, Chaeryeong,
¿podrías revisarlo? Él me dijo que había sentido un dolor en el vientre hace unos minutos.

Chaeryeong asintió y entró a la parte trasera del auto junto con el australiano para poder revisarlo en el camino.

Changbin entró para comenzar a conducir mientras Chaeryeong tocaba el vientre de Christopher buscando el posible problema que ocasionó aquel dolor.
—No siento nada diferente, pudo haber sido solo un tirón muscular, pero será mejor si vamos a mi clínica para estar seguros y descartar cualquier anomalía —Chaeryeong habló.

Entonces Changbin asintió y se dirigió con rumbo a la clínica de su mejor amiga.

Chaeryeong estaba preocupada, si ese bebé era de Changbin, el mayor estaría metido en un gran problema, sin embargo, intentó ocultar la preocupación de su rostro para no asustar a Christopher.

—Por cierto, Chaeryeong, no terminaste de contarme sobre ese paciente que te traía tan estresada —Changbin rompió el silencio.

Y Chaeryeong abrió los ojos en grande, no podía decir que ese paciente era Minatozaki Christopher cuando él se encontraba sentado a su lado.

—No era nada, Changbin, para mí es un placer atender a todas mis pacientes —Chaeryeong soltó una risita nerviosa.

Y Changbin asintió continuando con el trayecto al consultorio de Chaeryeong hasta llegar.

Dejó el auto en el estacionamiento y caminó junto a los dos hasta el consultorio de su amiga.

Un par de minutos fueron suficientes para confirmar que todo estaba bien con el embarazo de Christopher. Changbin se sintió aliviado al ver a el australiano más tranquilo.

—Te inyectaré un par de vitaminas que ayudarán a tu embarazo, ¿está bien? —Chae preguntó a lo que Christopher asintió y vió a la mujer ir en busca de unos frasquitos y una jeringa para seguidamente inyectar aquellas vitaminas.

—Changbin, ¿podrías traerme el alcohol que está en mi cajón de afuera? —Chaeryeong pidió viendo a Changbin salir enseguida de su consultorio, así tomando un respiro para preguntar de manera directa lo que tanto le preocupaba.

—¿Ese bebé es de Changbin?

—Sí —Christopher también fue directo al responder con un suspiro.

—¿Lo sabe? —Chaeryeong preguntó viendo a Christopher negar—. Entonces creo que deberías ser sincero con él.

—No encontré nada, Chae —Changbin volvió a entrar al consultorio haciendo a ambos guardaran silencio.

—Que despistada soy, aquí estuvo todo el tiempo —Chaeryeong sonrió tomando el alcohol de uno de sus estantes.

Y Changbin simplemente se sentó en una de las sillas que estaban ahí mientras veía a Chaeryeong terminar de atender al australiano.

Estaba dispuesto a cuidar del chico a quien tanto amaba junto con el bebé que habitaba en él a pesar de no tener idea de que también era suyo.

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