Después de una larga semana de diversos estudios para comenzar con el seguimiento del embarazo de Christopher, por fin, hoy era el día de ir por los resultados.

A lo largo de esa semana, Sana se estuvo portando demasiado atento con su esposo, después de todo debía cuidar de su bebé si quería tenerlo pronto entre sus brazos, sin embargo, a Christopher le incomodaba demasiado la cercanía de esa mujer. No sabía si era a causa del miedo que este le había generado a lo largo de todos esos años de matrimonio o simplemente era porqué no estaba acostumbrado a ser tratado de una forma cariñosa por su esposa, que incluso el maltrato lo sentía más natural que los cuidados que ella intentaba darle.

Una semana más se cumplía sin que Christopher y Changbin pudieran verse, ni siquiera hablaban por mensajes a pesar de que el mayor le había mandado un par de stickers los cuales Christopher terminó dejando en visto evitando comunicarse con él por miedo a que su esposa las descubriera.

Christopher quería cuidarlo, lo estaba haciendo por el bien de los dos porque sabía que si respondía a un mensaje de Changbin, la plática fluiría de manera increíble como siempre lo hacía cuando hablaban, pero eso Changbin no lo entendía, no sabía si la indiferencia de Christopher era solo una simple excusa para alejarlo a causa de la incomodidad después de haberse acostado con él. Porque Christopher nunca le dió una explicación, solamente desapareció sin decir nada haciendo que su corazón doliera y poco a poco se rompiera en pedazos.

Fue su culpa, Changbin no dejaba de recriminarse a sí mismo que había sido culpa suya tener el corazón roto, porque él sabía que al meterse con un hombre casado no había forma de que las cosas acabaran bien, pero en el fondo siempre deseó que todo fuese como él quería, que Christopher se quedara para siempre en su vida.

Se la pasaba día y noche llorando mientras pensaba en Christopher y en lo mucho que lo extrañaba, lo cual no era nada bueno ya que no podía concentrarse muy bien en sus horas de clase debido a lo cansado que se encontraba de todo.

Sin embargo, debía cumplir con su trabajo sin importar lo mucho que doliera salir de la cama y continuar con su vida.

—Entonces empieza la música y estamos chasqueando, muevo los hombros, hago un circulo con el pecho, cruzo las manos por el pecho y paso la mano derecha bajo la izquierda para acabar con un chasquido, levanto la mano derecha, niego con el dedo indice, aplaudimos arriba y damos una vuelta...

—No, profe, así no es, primero debemos hacer una veleta con las manos —una de sus alumnas lo interrumpió para corregir la coreografía.

—No, Lia, debes dar una vuelta primero —Changbin insistió

—Profe, tiene razón, primero se hacía la veleta con las manos —otra alumna le recordó.

—Sí, profe, Lia y Yeji tienen razón —los demás alumnos comenzaron a recordarle la coreografía a Changbin.

—Es verdad, yo... Lo siento, tomemos un descanso, ya regreso —Changbin salió del sala de prácticas para ir con dirección al baño.
él no estaba concentrado y eso podía afectar a su trabajo.

Christopher por su parte esperaba pacientemente su turno en la sala de espera del consultorio de la doctora Lee, había venido junto a su esposa para recoger sus resultados y agendar su próxima cita, que empezaría oficialmente con su seguimiento.

—Señor Christopher Minatozaki, puede pasar —la doctora llamó desde la puerta, viendo como él y su esposa se levantaban con la intención de entrar—. Señora Minatozaki, ¿podría permitirme un momento a solas con su esposo? —Chaeryeong pidió, recibiendo un asentimiento como respuesta mientras veía a la mujer regresar a su asiento en la sala de espera.

Y sin más, Christopher y Chae entraron al consultorio.

—Tome asiento, por favor —Chaeryeong pidió con calma a pesar de estar nerviosa por dentro. Y Christopher lo hizo.

—¿Está todo bien, doctora? —Christopher preguntó preocupado.

—No, ya tengo los resultados.

—¿Hay algún problema con mi embarazo? —Christopher se alarmó.

—Tu embarazo está bien, pero, dime algo... ¿De quién es este bebé? —Chaeryeong preguntó bastante seria.

—¿Disculpe? —aquello había desconcertado demasiado al australiano.

—La idea de esta cita era darles los resultados de sus exámenes a tí y a tu esposa, pero tu mujer es infértil y tú estás embarazado, ¿qué se supone que debo hacer, Christopher? —el rostro de Chaeryeong lucía bastante serio.

—¿De que está hablando? —él abrió los ojos en grande y su rostro se había puesto más pálido de lo normal.

Esto debía ser una broma y una de muy mal gusto.

—Christopher, te acostaste con alguien más y quedaste embarazado, ese bebé de tu esposa no es —Chaeryeong comenzaba a perder la paciencia por lo cual sacó los resultados de los exámenes y los dejó sobre la mesa.

—No puede ser —Christopher continuaba negando mientras recordaba el encuentro que había tenido con Changbin justo en uno de sus días más fértiles.

Se tomó la cabeza y sujetando su cabello apoyó sus codos en el escritorio de Chaeryeong mientras repetía una y otra vez que eso no podía ser cierto.

—Christopher, demonios, ¿qué se supone que haga? Debería darle sus resultados a tu esposa, pero me estaría metiendo en algo que no es de mi incumbencia al arruinar tu matrimonio y si le miento y ella lo descubre sería cómplice de un engaño, chico, ¿sabes lo mucho que eso afectaría a la reputación de mi clínica?

—Por favor, no lo haga, no le dé sus resultados, prometo que ella no va a enterarse, no tiene porqué hacerlo —Christopher pidió con lágrimas y miedo en los ojos.

—Dios mío, Christopher, ¿al menos sabes quién es el padre de tu hijo? ¿Por qué engañarías a una mujer tan linda y atenta como lo es tu esposa? —Chaeryeong realmente lucía preocupada, después de todo ese problema también le asustaba a él.

—No todo lo que brilla es oro —Christopher negó con la cabeza—. Yo me acosté con un chico homosexual un día después de que mi esposa me violara —él respondió dejando caer una lágrima—. Todos creíamos que yo era el que tenía problemas para
embarazarse, ella estaba obsesionada con tener un hijo y él no pensó embarazarme —Christopher comenzó a llorar y Chaeryeong entró en estado de shock, era la reputación de su clínica o salvar la vida de Christopher.

No debería preocuparse, él era un simple extraño, un clienta más, pero no podía dejar que algo tan malo le pasara al contrario, después de todo, Chaeryeong tenía un corazón tan grande que le impedía dejar solo a Christopher en esto. La ética no le permitiría encubrir una infidelidad, pero su moral le gritaba que debía ayudar a Christopher.

Estaba entre la espada y la pared.