diecinueve
diciembre 9 del 2019
Namjoon salió de su casa feliz como cualquier otro día. Resbaló al pisar el hielo en el último escalón de las escalerillas del edificio, no le extrañó. Ya lo había vivido días antes. Le sonrió al hombre que se acercó a auxiliarlo, negándose al café que acababa de brindarle, huyendo de aquella incomoda situación siguió con su camino. Su abrigo grueso marrón le ayudaba a conciliar un poco de calor ante las bajas temperaturas de la temporada y agradecía haberlo pedido en linea meses atrás. También llevaba un bonito suéter tejido por su madre que le regaló en la pasada navidad, junto a una boina del mismo color del abrigo y una bufanda que intentaba cubrir con esmero su cuello, barbilla y mejillas. Se dio un golpe mental al no recordar llevar la mascarilla y se dijo que podría comprar una nueva de camino al reencuentro con sus amigos.
Taehyung y Seokjin le habían citado para aprovechar el tiempo, porque ellos juraban que Hoseok no daría su brazo a torcer y no soltaría de ninguna manera a su amigo, lo sabían porque ya lo habían vivido. Sonrió por el pensamiento y porque de hecho, recordaba bien esa corta y divertida discusión entre ese trío loco.
Estornudó, y luego rascó su nariz sonrojada por el fuerte viento y la acción reciente.
Nevaba y su abrigo ya esta cubierto por diminutos copos de nieve. Sonríe porque al igual que el otoño, el invierno también es una de las estaciones que más disfruta, agregando las festividades que se celebraban, por lo menos en Diciembre.
Siguió caminando con tranquilidad, saludando y sonriendo. Su ánimo era de otro mundo. Entrando en esa burbuja de sueños, esperanzas y deseos que tenía para su futura vida siendo el esposo de Jung Hoseok, el soldado más humilde, gracioso, amable y amoroso que hubiese podido conocer. Sintiéndose afortunado de haber llegado en ese preciso momento, en donde pudo animarle, en donde pudo ayudarle a salir de esa tristeza en la que se había sumido. Se sentía afortunado de ser él y de haber podido enamorar a tal hombre sin artimañas ni juegos de amor, se sentía orgulloso de ser quien era y lo que tenía.
Namjoon estaba agradecido con el mundo.
Pensando en: "Ou, que lindo se ve esa arbolillo."
— Hola, Señor Choi. Se ve muy guapo hoy ─saludó con entusiasmo al entrar a la tienda de conveniencia por un vaso de leche de banano. Pagó, preguntando por la familia del hombre, se despidió y salió, de inmediato disculpándose con el ciclista que se asustó cuando pegó un grito al cielo apenas puso un pie fuera de la tienda.
Su camino se vio lleno de cosas tiernas y pequeñas.
"Que lindo bebé." ─Hola bebé. Buenos días, señora.
"Oh, santo cielo. Como extraño a mi Hobi."
Tantos pensamientos, no le dejaban percatarse de las veinte llamadas que Seokjin había dado, sumándose cada que él cruzaba una calle y caminaba una cuadra. Hoseok le llamaba, Taehyung y hasta Yoongi lo hizo también. Pero no pudo oírlo. El mundo le estaba negando aquel conocimiento, aun cuando tan agradecido estaba Namjoon con este.
— ¡Hey, pequeño, ven! —gritó el menor cuando sus ojos se toparon con un pequeño cachorro tiritando en el medio de una vía. Le silbó e hizo unas cuantas señas para llamar su atención pero este seguía bien echado en su lugar. Él vio a su alrededor, no había nada, no pasaban autos, no había indicio alguno de uno, además no iba a tardarse. Correr, tomarlo y volver a correr, nada difícil. Así que solo se lanzó a su ayuda.
Y cruzó a salvo.
Bajó al can de sus brazos, le ladró y mordió el borde de su pantalón, un ladrido más y este corrió despavorido, con sus lindas orejitas saltando a cada paso. "Adorable". Namjoon sonrió satisfecho porque después de todo le había salvado de cualquier tragedia. Retomó el camino, solo faltaban unas cuantas cuadras antes de llegar a la cafetería favorita de Taehyung, en la que debían encontrarse. Por pura curiosidad, y al ver a una joven revisando su celular al otro lado de la calle, él hizo lo mismo, sin detener el paso, abrió sus ojos con sorpresa al notar la cantidad de llamadas perdidas acumuladas y el montón de mensajes de voz y texto. ¿De qué se había perdido?
Frunció sus labios, estirándolos en un pico. Echó un vistazo a ambos lados de la calle cuando llegó a la esquina, el auto venia bastante lejos así que caminó hacia el otro lado.
Luego...
Luego, ese chirrido se escuchó, cerca, lejos, él no lo sabía, no supo identificarlo. Hasta que sus ojos se cerraron por el impacto.
Hoseok estaba algo estresado. Su vuelo iba atrasado por un par de horas y la aerolínea no le daba explicación. Ansiaba ver a su pareja, y si no fuera por el hecho de que su celular estaba en diez por ciento de batería y Namjoon le había dicho que pasaría el día y la tarde con sus amigos, estaría pegado al aparato mensajeandose con el menor. Por esa razón había guardado su celular en su maleta, en modo avión para evitar distraerse con este y no descargarlo sin poder avisar al menor que ya llegaba a estar con él, por un buen, y largo tiempo. Ese pensar le hizo sonreír, de veras que ese muchacho le alegraba la vida.
Min a su lado se hallaba recostado en la silla con su cabeza en el espaldar mientras sus cortas piernas estaban extendidas. Miraba la pantalla en negro de su teléfono sin mucho interés, sus párpados casi cerrándose por las horas que había pasado despierto. Un número desconocido brilló en la pantalla del aparato entre las manos del mayor, rechazó la llamada. La rechazó una y otra vez, sin importar cuán insistente era el remitente.
─¡Ya contéstale, hyung! ─gritó exasperado, dando un leve empujón en su hombro─. ¿Por qué no le coges la llamada?
─Deben ser esos malditos del operador que cancele hace algunas semanas. Siguen llamándome para que vuelva a contratar sus servicios. No se cansan.
Hoseok bufo.
Yoongi rió entre dientes, y se sentó correctamente en la silla metálica, mientras revisaba de nueva cuenta su celular pero esta vez mucho más concentrado. Texteó, y su mirada divertida cambió a una más seria a medida que escribía, sin embargo Jung no se estaba percatando de eso porque jugaba con un pequeño niño, haciendo muecas graciosas para hacerle reír.
─¿Hace cuánto no hablas con Namjoon, Hoseok-ah? ─Le cuestionó su amigo, sin detenerse a verle directamente, aun texteando.
La pregunta lo descolocó un poco, deteniendo sus acciones volteó a mirar a su amigo─. Hace una o dos horas, no sé bien. ¿Por qué?
─Llámalo. No le esta cogiendo las llamadas Seokjin.
El corazón de Hoseok dio un vuelco. No debía alarmarse, no había razón del porque alterarse, quizás el rubio estaba enojado con él y no quería hablarle, quizás solo no tenia ganas de coger el teléfono en la calle. Solo debía llamarlo.
─¡Hoseok, despierta! Has lo que te he dicho.
El menor lo hace, tan rápido como puede abre su maleta y saca el aparato, desactiva el modo avión y empieza a buscar el numero de su prometido.
Lo marca.
Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho tonos antes de que el buzón de mensaje le conteste─. Hola, soy Joon, Nam, Namjoon, como también el ángel de tu vida. En este momento no puedo atenderte, pero no dudes en dejar tu mensaje. ¡Tampoco dudes en llamarme de nuevo porque quizás lo olvide! Deja tu mensaje después del tono, ten un buen día, tú, quien seas.
Hoseok colgó, y lo intentó de nuevo.
─No me contesta, hyung. ¿Qué sucede? ─El mayor niega, sin decirle nada─. ¡Estoy preocupado, con quién estas hablando!
Una llamada al celular de Yoongi irrumpe en el ambiente, él la contesta sin pensarlo─. Solo sigue intentando, Hoseok ─pide. Y él lo hace porque no le queda nada más que eso, lo hace esperando que su teléfono no le falle─. Seokjin, ya deja de gritar, maldita sea, no te estoy entendiendo ─habla el mayor viéndose calmado─. ¿Hace cuanto no hablas con él? ─pregunta─. Una hora, no es mucho. ¿Por qué estas tan nervioso, entonces? ─Yoongi rie─. Oh, vamos. Puede que solo lo olvido en casa, o esta tan entretenido con alguna nube que no lo escucha... ─Él se aleja, sin embargo no es lo suficiente lejos para que Jung no le oiga─, no hay porque preocupar a Hoseok si no es tan grave.
El menor le arrebata el celular a Min─. ¿Qué pasa, Seokjin?
─Tengo un mal presentimiento. Desde hace unos días he venido con unas pesadillas. Joon, nieve, autos. Son repetitivos y ahora que no me contesta me pone los nervios de punta. Taehyung ya ha ido a buscarlo pero...
─¡Pero qué! Tu me estas poniendo los nervios de punta, Seokjin. Solo, hay que dejar de pensar en eso, seguro no demora en llegar, ¿esta bien? Igual, llámame o dile que me llame apenas pase por la puerta de la cafetería, ¿bien?
Seokjin murmura algo, y sorbe su nariz─. Estaba tan nervioso.
─Ya, no te espantes, y no espantes a nadie. Casi se me sale el corazón.
─Lo siento, solo que-
Su celular vibra en su zurda. La foto de Joon sale en la pantalla, en una llamada entrante, sonríe con alivio, sintiendo un peso fuera de su espalda. Lo contesta, pero no escucha la emoción en la voz de su amado, en cambio, hay un llanto tan fuerte al otro lado de la linea que una nube gris lo abraza con fuerza, esta vez, su corazón vuelve a dar un vuelco, en su garganta se instala un nudo que no le permite hablar bien, pero aún así lo hace─. ¿Ho-hola?
─Hyung ─musitó, sus sollozos se escuchaban fuerte y claro. Su corazón palpitaba duramente en su caja. El particular sonido de ambulancias y conversaciones que él no lograba captar se dejaban oir de fondo─. Hyu-hyung...
─¿Tae, estas hablando con él? ─Yoongi pregunta. Pero su voz parece tan lejana, como si estuviese en lo más profundo de su cabeza.
─¿Qué sucede, qué está pasando, por qué mierda has contestado tu y no Namjoon?
─H-hyung, Na-Nam... ─Hablaba entrecortado. Hoseok se estaba desesperando.
─¡Tae, qué pasa, ya dime!
Un hipido, más sollozos─. Tuvo un acci-accidente, hyu-hyung. Estoy de c-camino al hospital...
─¿Qu-qué?
En ese preciso instante se permitió llorar, con el terror de perderle, calando en su piel, huesos, corazón y alma.
Maratón 3/5
No es lo mismo, pero es algo 😩
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro