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26.

Capitulo largo porque estamos cerca del final 🤍 8696 palabras ¡que lo disfruten!

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Harry se encuentra descubriendo un poco cada día, que puede amar más a alguien de lo que ama a Louis.

Irónicamente, resultan ser dos pequeñas versiones de él.

Demasiado comelonas y sorprendentemente ruidosas para su tamaño, ensuciando todo a su paso. Y aún así, demasiado encantadoras como para negarles algo.

Pareciera que simplemente se hubiesen embellecido en esos últimos quince días, volviéndolas tal vez y solo tal vez un poco más magnéticas. Harry podría pasar horas simplemente observándolas, y no tendría ningún problema en admitirlo.

Incluso habían crecido muchísimo, se habrían estirado unos diez centímetros cada una y ganado al menos ochocientos gramos.

Dependientes de los mimos de sus padres —aunque tal vez, honestamente, los dependientes a cariños constantes eran ellos— habían establecido una marcada rutina de comer sus buenos 70 mililitros de leche completos cada tres horas, cambiar sus pañales un poco después y tomar una siesta hasta que sea momento de repetir.

Los primeros días fueron aterradores, habían mantenido a Louis y a Harry con las manos entrelazadas y el corazón envuelto en una bruma al no entender que sucedía.

Pasó tan rápido, justo apenas un par de horas después de su primer comida; ambos dormitaban y estaban tan cansados que tardaron un darse cuenta como sus hijas habían tenido complicaciones para respirar.

Un momento de pánico, lo que pareció ser la noche más larga de sus vidas, mucho llanto, nada de sueño, y los meticulosos cuidados de Lili en la Unidad de Cuidados Intensivos para Neonatos después, la situación estaba controlada.

Todo estaba en orden. Ellas estaban bien.

Es solo que Harry no podría creer como habían empeorado tanto, no cuando su primer revisión no marcaba ningún problema. No cuando se suponía que el debía cuidarlas... Y había fallado, solo en su primer noche.

¿Y si no podía...? ¿Y si fallaba?

— Es mi culpa Lou, es mi culpa — Harry había sollozado, incapaz de completar una frase perdido entre la congestión nasal de su llanto; sentado sobre una silla de ruedas viendo a través de un cristal a sus hijas — tal vez... si y-yo no tuviera asma sus pulmones —  llora un poco más — sus pulmoncitos serian más fuertes o tal vez, si me hubiese dado cuenta antes... Ellas-

— Shh, Hazza. — Louis detiene su caricias a su espalda y se pone de rodillas frente a el. Tambien tiene las mejillas mojadas y un nudo lastimando su garganta. Pero se las arregla para dar una sonrisa y limpiar las lagrimas que caen de los ojos verdes. El sigue acariciando con cuidado su mejilla — No digas eso amor. No es tu culpa, nunca. Sabíamos que había riesgos solo por el hecho de ser gemelas, son cosas que pasan... Y ellas, ellas van a estar bien. Porque les has dado todo de ti para que puedan soportarlo amor.

— No debí estar dormido. No debí dormirme Lou — llora un poco más.

— Hazza, diste a luz solo hace unas horas. Debías y necesitabas dormir. No podemos cuidarlas todo el tiempo, por más que eso me duela, solo podemos dar lo mejor de nosotros para que ellas crezcan sanas, felices, amadas. Y eso es algo que solo podremos hacer si nosotros estamos bien, ¿lo sabes verdad? No debes sentirte mal por algo tan básico como dormir, amor. No podemos cuidarlas ahora, pero los doctores si. Y nada de esto es nuestra culpa. ¿Entendido?

Harry asiente recibiendo los besos sobre su frente, y entonces sostiene sus manos juntas.

— Es solo que no puedo dejar de pensar que merecen una mejor mamá. — admite. Sus labios curvandose hacia abajo y su voz se vuelve un hilo.

— Harry... — Louis se inclina sobre él para abrazarlo. Cuida de no tocarlo de más pues la cirugía aún es reciente y sin embargo sus brazos logran reconfortarlo entre su calidez y firmeza. — Tu eres la mejor mamá que ellas podrían tener. Estoy seguro, podría jurarte que nadie más las amara de la forma que tú lo haces. No podrían estar más seguras en brazos de alguien más, ni siquiera en los míos amor. Una mala noche no nos define como padres, vamos empezando. Aprenderemos — termina de murmurar aún fundido en un abrazo. Puede que el menor haya comenzando a sollozar de nuevo.

— ¿Podemos quedarnos aquí? Quiero que sepan que estamos cerca... Tal vez pueden sentirnos ¿no?

— Estoy seguro de que si.

No es el tipo de experiencia que se espera tener en las primeras doce horas de tu maternidad. Sin embargo, aquello logro darles tan solo un vistazo de todo lo que sería su vida en adelante. De las próximas noches de desvelo y la angustia en su pecho que carece de plazo límite.

Pero estaban juntos, consolandose el uno al otro en la silenciosa promesa de «no estás solo»

Nada más importaba.

Afortunadamente esa terrible noche también les dio una prueba no requerida de la alta capacidad de su pediatra, pues apenas unos pocos días en los cuneros fueron requeridos para que sus pulmones se adecuaran a respirar con regularidad. Y tan solo pocos días después regresaron a brazos de su madre para dormir en su habitación, con terapia respiratoria cada 12 horas.

Y ahora solo la tomaban cada dos días hasta completar el tratamiento.

Harry, como toda mami, no podía estar más orgulloso del primer logro de su hijas, aún si ellas no serían capaces de recordarlo por lo que les había sacado una foto con lo que sería —en serio esperaba— la última vez que usarían el respirador en un largo largo tiempo.

Vestidas solo con un mameluco a juego, su pecho descubierto conectado a los pequeños electrodos y el artefacto cubriendo casi todo su rostro. Pero la fotografía había capturado su mirada curiosa, los ojos azules que aún no perciben tantas figuras pero que permanecen abiertos al sentir a sus padres cerca.

Selecciona con emoción varios contactos en su lista, dejándose llevar por el orgullo inundando en su pecho, porque vamos, esas eran sus hijas, de él y de Louis, y habían completamente aplastado esa terapia al haber sido lo suficientemente fuertes para completarla en solo quince días de vida. En su cabeza, sus bebés eran las mejores.

Y absolutamente todo el mundo tendría que saberlo.

Así que lo envía a su mamá, a su hermana, al grupo de mensajes que tiene con las chicas Tomlinson, a Mark, al grupo que usaban en 1D, y por aparte a Zayn. Y tal vez y solo tal vez a Sarah y a Mitch, y a los amigos de Louis, Oli y Luke, oh y casi se olvida de Bebe, James, Lizzo, Steve y Ed.

"Ultimo día de terapia pulmonar, menos de dos semanas de tratamiento. Leigh y Halle Tomlinson S. dicen hola" escribió.

Porque vamos, también le gusta mucho el hecho de que ellas llevan el nombre de ambos. Es algo que tiene que presumir.

Entonces va al chat de sus amigos.

"P.S. ¿Que tal su año de vacaciones? Boo y yo tuvimos unas bebés, sorpresa"

Mitch responde "¿?"

Harry sonríe, sacándose una selfie donde se deja ver su bata de hospital y la pulsera de identificación donde se lee el ala de maternidad. "soy mami ahora"

"oh mierda" Mitch responde sin hacer ninguna pregunta. Seguido de una foto de Sarah sosteniendo una prueba de embarazo positiva "love on tour ¿edición familiar?"

Harry lleva una mano a su boca en un intento de contener su emoción. Sonríe mostrando todos su hoyuelos y responde felicitaciones para sus amigos, empezando a imaginar a todos sus bebés siendo grandes amigos. Tal vez se distrajo tanto que olvidó actualizar al resto de sus amigos, recibiendo un montón de mensajes de felicitaciones a medias que no entienden que es lo que sucede.

Así que Louis sale del baño con el rostro fundido en confusión. Mirando a la pantalla del teléfono.

— ¿Amor, sabes porque los chicos me están escribiendo? Tengo como cincuenta mensajes de Oli en el último minuto.

— Oh, puede que les haya mandado una foto de las niñas. — cuenta con un tenue sonrojo. La ansiedad atacando su mente al permitir el pánico entrar —  Es que estoy muy orgulloso de ellas. Quiero cuidarlas pero también que todo el mundo las vea ¿Estuvo mal? — Louis sonríe, negando con la cabeza. Besa con ternura sus labios y sonríe de nuevo

— Nunca. Yo también quiero presumirlos con todos — susurra, sus labios separándose apenas unos milímetros. — Pero no sabía si tú querías decirlo. Estaba como respetando ese espacio — Louis pasa una mano por detrás de su cabeza. Sujetandolo cerca, acariciando con sus dedos los cabellos rizados de su nuca.

— ¿Bromeas, Lou? — Harry lo besa de nuevo — Si pudieramos... Yo, dios, todo lo que quiero es que todos me vean tan lleno de ti. Gestando a nuestros bebés, cargándolas. Estoy tan orgulloso de ellas, y estoy tan orgulloso de estar contigo.

Louis sonríe en medio de su beso, logrando en aquel gesto que los labios de Harry se curven también.

— Pronto — promete contra sus labios, aún si Harry no entiende a qué se refiere. Sin embargo su corta sesión de besos se ve interrumpida por el insistente sonido del teléfono de Louis — Oh, esa es Bebe. ¿Listo para presentarle a nuestras hijas? — Harry asiente, mordiendo su labio con emoción. Acomoda un poco sus rizos despeinados y entonces contestan la videollamada.

No pasa mucho cuando Ellie entra a la sala para una revisión de rutina.

Ella revisa su sutura que ahora protege una fina línea rosada un poco debajo de sus laureles. Su vientre permanece abultado y tiene la piel un poco flácida, como si fuese una bolsa a la que le han arrebato su contenido que con tanto recelo cuido. Y sus músculos abdominales parecen simplemente no reaccionar.

Caminar es doloroso, y debe tener cuidado de no hacer movimientos bruscos. Pero al menos ya puede ir al baño por su cuenta, siempre bajo la asistencia de Louis. Y el mismo debe de ayudarlo a ducharse.

A veces, Gemma o Anne vienen a tomar relevos para cuidarlo en su recuperación. Asistirlo en la lactancia o simplemente para mecer un poco en sus brazos a sus ahijadas y nietas. Y aunque es un poco vergonzoso que su hermana deba de bañarlo, el ambiente se siente cercano.

De una forma u otra, Louis insiste en llevarse gran parte del trabajo. Harry no puede sentirse más cuidado o más querido que en esos momentos.

— Entonces doc, ¿cómo estamos? — Harry pregunta, ya demasiado acostumbrado de tener a Ellie revisando entre sus piernas como para que le resulte extraño.

— Excelente. — Ellie responde. Preparando todos sus elementos de trabajo — Estás listo para quitarte la puntadas, y podrás irte a casa en cuanto tus hijas esten listas también. Quedará una cicatriz pequeña, casi no la notarán. Lo prometo.

— No sería un problema — Louis responde. El los observa atentamente aún cuando sus dedos están atrapados entre las manitas de sus hijas durmientes. Habla lento y plausible, justo de la manera que hace a Harry sentir seguro y en control, una tenue sonrisa se filtra en las comisuras de sus labios.

Todos esos últimos días Louis se había encargado de repetir, constante y sutil, lo bello que Harry luce. Honestamente aquello había vuelto el mirarse al espejo algo mucho más sencillo.

Ellie sonríe también.

— Sentirás un tirón pequeñito. — informa. — Y listo, puntos retirados. El tejido está sano. Te recetare un par de medicamentos tópicos para evitar cualquier complicación y una faja clínica para restringir tu movilidad durante la cuarentena.

— ¿Que cuidados debemos de tener? — Louis pregunta.

— Solo las mismas recomendaciones generales. Aunque la herida externa está cerrada, internamente sigues sanando Harry. Así que aunque te sientas bien hay que mantener reposo en casa, mantener la asistencia para cualquier movimiento, y esuchenme bien — apunta a ambos con su pluma en forma de tibia — nada de sexo ni similares en los próximos cuarenta a cuarenta y cinco días, m-i-n-i-m-o

Los tres ríen ganando la atención de las niñas.

Entonces Ellie se retira los guantes de látex, y se inclina sobre el costado de la cama, pasa su mano por el rostro de Harry y besa con lentitud su mejilla.

— Una enfermera vendrá a desconectar todo en un momento. Podrás usar tu ropa y hacer uso de las instalaciones hasta que lo necesites. Lilian vendrá en un momento también. Tengo cirugía pero vendré a despedirlos. — ella se separa de Harry y un color rosado cubre el rostro del ojiverde.

Entonces ella abraza a Louis con mucha fuerza, tal vez cumpliendo un poco un sueño adolescente.

— Gracias, chicos — es todo lo que puede decir. Louis la aprieta contra si

— Oh Ellie. No actúes como si esto fuera una despedida. Nos veremos dentro de un año. ¡Harry y yo queremos formar nuestro propio equipo de fútbol!

Los tres vuelven a reír.

Lilian llega un poco después.

Harry ya ha sido dado de alta, y finalmente puede usar prendas apropiadas. Le gusta la sensación de volver a usar ropa interior y la suavidad que sus pantalones anchos otorgan. También usa una camisa de algodón, que sirve para la sensibilidad de su piel aunque ahora que esta lactando constantemente, parece ser que una sola capa de tela no será suficiente

Esta bien, debe repetirse. Por ahora solo están ellos y nadie va a fijarse en lo mucho que su camisa de marca.

Pero tiene el olor de su shampoo en su cabello y Louis le ha ayudado a afeitarse, dejando su vello facial muy recortado. Así que se siente mejor.

Ambos permanecen recostados al observar como la pediatra retira el respirador y de encarga de revisar a sus hijas con demasiada calma de por medio.

Ella golpea juguetonamente sus piernas para hacerlas sonríe y mostrar sus encías vacías y así permitir que nada interfiera con su estetoscopio.

— Eres excelente en esto Lili — a Harry se le escapa decir. — ¿Tienes hijos?

— Uh —  su semblante se vuelve serio un segundo antes de recomponerse y seguir haciendo caras para Halle — No. Yo no... No puedo tener hijos.

— Lili, lo siento. No era mi intención preguntar — Harry intenta decir. Lili niega y le sonríe con dulzura.

— Está bien. Yo, me encantan los niños. Fue la razón por la cual Ellie comenzó con su ensayo clínico pero no funcionó conmigo. A veces pasa, la medicina es caprichosa. Pero cuando fallamos... Bueno, ella casi abandona todo. Le dije que no podíamos ser así de egoístas. No cuando ella tenía está gran idea cambia vidas en marcha y estoy agradecida de que me haya hecho caso. Soy su hermana menor y no suele escucharme mucho, pero de haberlo dejado no estaríamos aquí... Y yo amo mi trabajo. No son míos pero en realidad tengo muchos niños a mi cuidado y no podría pedir más.

— Gracias por contarnos. — Harry sonríe ofreciendo una de sus mejores sonrisas.

— Estás pequeñas están excelentes. Totalmente fuera de peligro y listas para ir a casa. — ella toma unos papeles y firma el alta. Alistando todo el equipo que ya no es necesario.

— ¿Pulmoncitos trabajando al cien? — Harry pregunta con emoción. Sus ojos abriéndose en demasia, fundidos en el brillo de poder irse a casa.

— Mejor que nunca. — ella toma a ambas bebés y las deja sobre sus brazos. — Creo que extrañaron a mamá sin aparatos de por medio.

Cargarlas de nuevo es tocar el cielo. Están un poco frías pero pronto entran en calor al esconderse en brazos de mamá y papá.

Lili sonríe sabiendo que los gracias ya han sido todos dichos y sale de la habitación — Avísenme en cuanto estén listos.

Ellos no tardan en dar aviso a toda su familia que ya han sido dados de alta y están listos para abandonar el hospital. Por primera vez pueden vestir por completo a sus hijas y acomodarlas en los portabebes para asegurarlas al auto.

Es caminando de la mano de Lou, con lentes de sol y cabello en un moño, pañalera al hombro y cada uno con un portabebe en mano... Que finalmente logra sentirse como una mami.

Adornando cada sensación que trae consigo, y la forma en la que solo esa idea logra calentar todo su pecho.

No puede esperar a sentirse así cada día por el resto de su vida.

— ¿Listo para ir a casa? — Louis pregunta.

— Ya estoy en ella.

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Harry imaginaba lo que cuidar un bebé en sus primeros meses de vida iban a ser. Sin embargo no lo sabía, y ahora el trabajo se duplicaba.

¿Honestamente? Juraba que tenía más horas de sueño ininterrumpido cuando ambos trabajan para One Direction. Y eso ya era decir bastante.

Sin sumar, claro está, su lento proceso de recuperación y el como Louis debia repartirse en tiempos para cuidarlo a él y a sus hijas.

Pero sus hijas parecían ser un par de niñas buenas, casi no lloraban por las noches al sentirse en compañía de la otra, y por el momento ambas dormían en un lindo moises para bebe en la habitación de sus padres antes de tener la edad suficiente para mudarse a su cuarto guardería.

Así que su falta de sueño había sido provocada por el temor de no prestarles la suficiente atención. Su sueño se había vuelto ligero, y ante cada pequeño movimiento algo dentro de el parecía vibrar como un sentido extra para mantenerlo alerta.

Louis reaccionaba a sus bruscos movimientos en la cama, quedándose despierto solo mantenerlo en calma. Pues el sabía que solo sería cuestión de tiempo y compañía antes de que Harry dejara atrás el temor que lo agobio en el hospital.

Estar en casa debería de ayudar, un entorno más íntimo. Un poco más seguro.

O al menos eso esperaba.

Pero estaban juntos y nada más importaba, porque cada día se encontraban descubriendo nuevas cosas. De sus hijas y de ellos mismos.

Del como cuidarlas, aprendiendo a conocerlas y como su dinámica como pareja se había adecuado a esas nuevas personitas.

Así que cumplen su primer mes como padres casi sin darse cuenta.
Celebran con un pequeño pastel para ellos y una gran porción de leche materna en un maratón de películas para sus hijas.

Y ellas parecen pasar un poco más de tiempo despiertas que dormidas, ya agitan con fuerza sus brazos cuando quieren algo, y han empezado a identificar y mover cada parte de su cuerpo curiosas y divertidas de cada pequeño movimiento.

Harry descubre que su parte favorita del día es observar como Louis permanece sentado sobre la alfombra que han adecuado en su sala de estar, el con las piernas abiertas creando una especie de barrera por cualquier intento de rodar que sus hijas puedan hacer, mientras se encarga de mover con cuidado cada una de sus extremidades ayudando a la motricidad de sus pequeñas.

Ellas sonríen en medio de su juego, con sus grandes ojos azules mirando a papá.

También siguen cantando cada tarde, ese es un pequeño hábito que parecía indicar pronto convertirse en su primer tradición familiar. Pues la música parece resonar en los cuerpos más pequeños, dejándolas tranquilas y contentas apenas les escuchan.

Todo dentro de Harry ebulle en amor al notar que sus hijas reconocen sus voces, reconocen sus rostros e intentan buscarlos a cada momento.

El menor las sostiene sobre si, sus cabecitas aún demasiado inmaduras para sostenerse por su cuenta, descansan con cuidado contra el pecho de Harry. Mantiene sus piernas moviéndose para mecerlas con delicadeza y sus brazos las sostienen sin temor.

Pero Louis y el han enredado sus pies, mientras el castaño toca su guitarra y cantan a dueto una de esas tantas canciones que el mundo no sabe que tienen para ellos.

Es en los pequeños momentos que Harry logra sentir como las piezas de su vida encajan. Porque su espalda ancha, piernas largas y manos grandes que tanto tiempo le acomplejaron por obligarle a ser percibido de una forma que no quería... Son las mismas características que le ayudan a perfeccionar su técnica para cargar a sus hijas de forma segura.

Las mismas que le permite cuidarlas.

Sostenerlas a ambas sin rechistar.

Tal vez, todo este tiempo, estaba destinado a convertirse en una mami. Su mami.

Y el sonríe.

Porque es en medio de una melodía con sus voces combinadas mientras Louis se encarga de hacer caras graciosas que sus hijas les regalan, por primera vez, una risa sonora.

Es mejor que cualquier canción.

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¿Eso de sus niñas eran tan buenas que dejaban a mamá dormir por la noche?

Mentira. Fue la estafa más grande del siglo. 

Justo cuando Harry comenzaba a dejar de lado su temor por no mirarlas todo el tiempo, sus hijas habían decidido destapar sus genes Tomlinson que parecían tener bien escondidos. 

Ponerlas a dormir se había convertido en una travesia. Un baño que no querían tomar y que requirió de la coordinación combinada de ambos padres para no ponerlas a llorar en medio del agua fría.

Engañandolas con caras graciosas y tenues movimientos en su cuerpo que hicieron parecer que estaban jugando. Y a su baño le siguió una sesión de juegos y canciones ya pasada la media tarde, porque apenas cumplieron su segundo mes parecía que su energía se había duplicado y habían descubierto que debían cansarlas hasta que sus ojitos se cerrarán, muy en contra de su pesar.

Cómo dijo, Harry no puede hacer más que atribuirle esa cualidad hereditaria a su novio.

Porque solo tienen dos meses con ellos. Dos meses aprendiendo a conocerlas y Harry adora con su alma lo que ello implica.

Y ellas aún son demasiado pequeñitas, posiblemente tan delicadas e incapaces aún de sostenerse por su cuenta; que estar en sus brazos es su cosa favorita.

Y pese a ello, son tan activas, y tan ruidosas.

Aún si no comprenden el mundo alrededor, se rehusan a dejar de observarlo. Sus párpados caen contra su voluntad pero de fuerzan a abrirlos de nuevo.

Así que en su habitación, poco después de la medianoche, cada uno debe de sostener a una de sus hijas contra sus pechos pues deben separarlas para no distraerlas de su intento de dormir.

Dando vueltas en círculos por su cuarto, cada uno tarareando y meciendo en brazos a una bebé. En silencio completo del cual solo resaltan sus murmuros contra los oídos más pequeños, y sonrisas ocasionales cada vez que el verde y el azul se encuentran.

Louis permanece descalzo, metido solo en sus boxers negros. Su pequeña Leigh tiene la mejilla contra su pecho desnudo disfrutando del calor que su padre emana y usa su manita para divertirse al tantear la extraña textura que su barba ofrece.

Es inevitable que Harry observé por el rabillo de su ojo, deleitándose con la imagen tan cargada de ternura que sus ojos le regalan. Porque puede ver la acentuada cintura de Louis, sus piernas anchas y sus brazos fuertes cargando a su hija. En gestos tan certeros y a su vez tan delicados como solo el podría lograrlos.

Harry por su parte, debe de usar unos tops deportivos para su pecho. La lactancia constante había terminado por elevar su producción de prolactina y no tener algún tipo de soporte dolía un poco. Pero usa un pantalón flojo a su cadera como única prenda para dormir.

Se dejan ver los bordes superiores de su cicatriz por debajo de los laureles, su abdomen aún se muestra un poco hinchado en una pancita a la altura de su vientre bajo y conforme su recuperación ha avanzado una pequeña flacidez ha aparecido alrededor de su ombligo. Aún se marca la oscuridad de la línea alba y rosaceas estrías se asoman por los rollitos de su cadera.

Y aunque está expuesto, no está avergonzado de su cuerpo. Louis lo mira con los mismos ojos brillantes y se encarga cada día de hacerlo sentir hermoso.

Él es el encargado de mecer a Halle hacia su sueño. Su pequeña Willow es mucho más activa y revoltosa que su hermana, y es por decir lo menos, demasiado como Louis. Asi, naturalmente, tiene una especie de magnetismo hacia Harry, siendo su mamá el único capaz de calmarla.

Deja besitos pequeños sobre su frente, y aunque su top y su pecho prominente permanecen en el medio, su hija aún puede relajarse con el tenue movimiento de sus latidos, sus pequeños dedos jugando con uno de sus rulos.

Toda la escena hace sentir a Harry borracho de amor. Flotando. No cree que alguien alguna vez se haya sentido de la forma que el lo hace. Y tan solo pasan unos minutos antes de que puedan dejarlas sobre su cunero.

Con el sigilo de un espía, deben de dar brinquitos en las puntas de sus pies hasta llegar a su cama. Se acomodan entre las sábanas en silencio total y se giran sobre si para verse, aún en medio de la oscuridad.

Sonríen sin darse cuenta por lo que se sienten segundos, y que tal vez, son más minutos de los que deberían de admitir. Poco a poco terminan por acercarse y enredar las piernas juntos, enlazando sus manos; puede que sea algo inconsciente o tal vez la memoria de años.

Gracias — Louis dice en un susurro.

— ¿Por qué? — Harry sonríe.

— No creo haberlo dicho antes, pero Harry, gracias. Mierda, teníamos una hermosa familia, solo tu y yo, y crei que no podríamos ser más felices. Pero joder, cada día me demuestras que siempre podemos ser un poco más. Un poquito más enamorado, un poquito más feliz. Y tú me diste dos hermosas hijas amor.

— Bueno, no las hice solito. — se rien solo para ocultar sus latidos ruidosos. — Te amo Lou.

— Te amo.

Un beso de buenas noches, y a diferencia de sus hijas, caen en sueños sin intentarlo.


No duermen por muchas horas antes de que un estruendoso llanto los despierta.

— Halle — ambos dicen. Su timbre es ligeramente diferente, con una capacidad increíble para aturdir.

Les cuesta un poco quitarse por completo la bruma del sueño, abrazados entre si en algún punto de la noche. Harry se aferra un poco más al pecho de Louis, el brazo del mayor entumecido.

Halle llora un poco más fuerte en el fondo. Su llanto lastimando sus oídos.

— Oh Dios, me alegra mucho saber que sus pulmones están tan sanos pero, amor, eso es totalmente tu culpa. Esa cantidad de ruido tiene escrito Tomlinson por todos lados.

— ¿Y quién de nosotros es el que llega a notas altas? Ese alcance, todo tuyo — besa su frente en medio de una risa — Voy yo. — dice en cuanto Harry intenta levantarse

— Tiene hambre. No le sirves para eso

— Ya, pero no quiero que te levantes tanto. Sigues sanando. Iré por ella y podrás alimentarla aquí ¿Si?

Harry asiente, acomodándose con las almohadas y quitándose por encima de la cabeza su top. Pasa las manos por su rostro en un intento de despabilarse y acomoda su cabello en una coleta para evitar que su hija jale su cabello.

Apenas descubre su pecho, puede sentirlo hinchado y un poco doloroso. Empezando a gotear con el llanto. Y observa como Louis levanta con cuidado a Halle, esto apacigua un poco su llanto pero la falta de ruido pronto se ve sustituida por el llanto de Leigh.

— Uh, uh, uh. — Louis dice en un arrullo. Maniobra para acomodar a Halle y levantar a Leigh — No creerás que me olvidé de ti, ¿No es cierto amor? Ya, ya, vamos con mami princesas.

Louis le ayuda a acomodar a ambas sobre su regazo, a Leigh le cuesta un par de intentos encontrar su pezón, golpeándolo contra su mejilla hasta que finalmente puede atraparlo y succionar. Halle succiona tal vez demasiado rápido y Harry debe reprenderla.

Pero encuentran su ritmo, y en unos minutos tendrán su pancita llena.

— Se que todo esto tendría que ser una pesadilla, pero....

— Si, lo sé. A mí también me gusta mucho nuestra paternidad

— ¿Exhaustos y todo?

— Exhaustos y todo

Un silencio en el que se pierden nuevamente al observar a sus hijas con rasgos somnolientos.

— Mierda, amo tanto verte darles de comer. — dice Louis tras un rato.

— No sé si lo dices caliente o con ternura — Harry rie.

— Siempre hemos sido un poco de ambos, sol. — Louis le guiña un ojo, el rizado se sonroja y ambos rien de nuevo.

— Jesús, cállate ¿Si? Nuestras hijas están escuchando, y yo ni siquiera puedo masturbarme aún ¿Recuerdas?

Sueltan una carcajada compartida, mientras sus hijas lo miran sin entender.

Más tarde en esa semana, ellos también celebran su primer halloween juntos.
Harry presume a todos sus amigos a sus dos pequeñas calabazas.

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Noviembre los sorprende con un temporal de lluvias que vuelve el estar dentro de casa una extraña combinación de un calor sofocante y escalofríos por el aire dependiendo del momento del día.

Así que en realidad, pasan mucho tiempo cambiando de conjuntos a su bebés.

Pero más que irritadas, ellas parecen estar contentas y divertidas con tanto movimiento en la casa. Aquella reacción llena de orgullo el pecho de Harry, y no puede evitar perderse en la ensoñación de dos pequeñas niñas a cada lado, tomando sus manos, mientras observan una pasarela de modas juntos.

¡Oh Dios, incluso podría llevarlas a sus campañas de Gucci! Y ponerlas en atuendos tan tan lindos. ¿Alessandro podría diseñar mini atuendos de los suyos? Llevar conjuntos los tres sería lo más adorable.

Pero si, todo a su tiempo. Harry debe recordarse.

Así que por el momento, su corazón brilla en la misma alegría al pasar tiempo en la alfombra de su sala de estar mientras reproduce una película. Y juega con sus hijas que ahora ya pueden permanecer cada poco tanto, sosteniendo su cabecita y moviendo brazos y piernas como si intentarán nadar.

— Eso cielo — Leigh le mira con atención — ¿Quiénes son mis bellas nadadoras? Eso, eso — mueven un poco más fuerte sus piernitas ante la voz de su madre — ¡Que fuertes que son! Tan rápidas, las mejores de la carrera.

Entonces comienza a platicarles lo que la natación es, les habla sobre el deporte y los juegos olímpicos. Y como ellas podrían llegar a hacerlo si eso es lo que quisieran.

Entonces toma una de sus sonajas favoritas, porque es brillante y su sonido es agradable, y lo toma para usarlo como micrófono, modificando su voz para hablar como narrador de una competencia entre sus bebés.

Ellas solo miran sus ojos azules entre si. Y empiezan a balbucear entre ellas, como si, realmente, sostuvieran una conversación en un lenguaje secreto.

Eso sí que sorprende a Harry.
Ellas habían soltado un par de fonetismos hacia ellos pero nunca de manera que pareciera una conversación.

Entonces el les dice algo, solo para probar. Ellas vuelven a mirarlo curiosas, ladean su cabeza y entonces de miran entre ellas de nuevo, continuando con su diálogo.

Y luego, se rien.

Harry abre sus ojos verdes ligeramente ofendido de no ser incluído en su conversación, y lleva su mano a su pecho herido.

Abre y cierra sus labios en un claro gesto de indignación. Y apenas Louis entra a casa cargando las bolsas de la despensa, convierte sus labios en un puchero.

Y se queda así, a la espera de que Louis lo note y le de un besito mientras sus hijas continúan excluyendolo. Louis deja todo sobre la mesa, se lava las manos y su primer acción es caminar hacia la sala a ver a su familia.

— Ou, ¿que sucede Hazza? — el dice con una sonrisa. No tarda en ponerse de cuclillas y besar sus labios alzados. Acaricia su mejilla y lo besa de nuevo. Harry aún tiene su puchero en rostro.

Entonces Louis se deja caer a su lado, y golpea sus propios muslos indicando a Harry que se siente sobre ellos. Una mirada rápida a sus hijas para supervisar que aún estén cómodas centímetros lejos de ellos, y Harry se gira para ponerse sobre Louis y enredar las piernas sobre su cintura.

Entonces, ya bien juntitos en su pose predeterminada para los consuelos, Louis toma con seguridad las caderas de Harry, y empieza a repartir cortos besos sobre toda la línea de su mandíbula.

— Creo que se están burlando de mí. — dice, sus labios se curvan hacia abajo

— ¿Quiénes?

— ¡Nuestras hijas! — Louis lo mira y luego a sus niñas, necesitando un poco más de contexto — Estaba hablando como narrador de deportes para ellas y empezar a hablar sin incluirme. Después se rieron. Mira.

Entonces Harry vuelve a decirles algo, ellas repiten la accion de mirarlo, reír, e intercambiar un balbuceo para ellas.

Harry se vuelve hacia Louis, mirándolo con ojos delatores y expresión abatida.

— Par de monstruos, ¿están haciendo sentir mal a mamá a propósito? — ella se miran y ríen un poco más fuerte, sus ojitos brillando en diversión. — ¿Con que eso hacen, eh? — el alza una ceja y entonces las risas paran — A ver qué es hermoso que hablen entre ustedes pero no hablamos a espaldas de otras personas, menos de mamá

Ellas probablemente no entienden de que habla, pero el tono severo de su padre hacen que dejen de reír y pronto Louis se encuentra envuelto entre tres pucheros distintos y tres pares de grandes ojos que no puede resistir.

— Oh no — ellas empiezan a llorar, no es fuerte, pero sus labios delgados tiemblan y lágrimas mojan sus pestañas. Toda la escena apretuja el corazón de Louis. — No, no. No estamos enojados, amores.

Louis debe estirarse, aún con Harry sobre el. Tomar a Halle, dársela a Harry. Tomar a Leigh, y abrazarla para cargarla. Así ambas quedan atrapadas en el abrazo de sus padres.

Un pequeño sandwich familiar.

Y su llanto se calma de a poco.

— No estamos enojados — Louis repite, abrazando a una de sus bebés — Las amamos muchísimo, pero no nos reímos de mamá, porque entonces se siente triste también. ¿Hay que pedirle disculpas, si? — entonces Halle pone su manita sobre el rostro de Harry y Leigh se deja caer para chocar con el pecho de su madre, mirando hacia arriba.

El sonríe.

— Mis bebés, las perdono. Acepto que mi voz de narrador es muy mala — el se ríe y sus hijas lo imitan. Un besito a la frente a cada una y todo es risas de nuevo.

Pronto, tres Styles caen dormidos sobre un Tomlinson. Así, a mitad de la sala y sobre una alfombra. Teniendo muchos lugares para descansar plenamente pero quedandose dónde se sienten seguros.



Harry es el primero en despertar, Louis acaricia sus rizos y por un momento el arrullo que ello provoca le hace considerar dormir de nuevo. Pero hay baba en el hombro de su novio, y honestamente, espera que sea de sus hijas.

(No lo es)

— ¿Dormiste bien, sol?

— Uhm — el aplasta su mejilla en el cuello de Louis, siendo un poco más conciente del como sus hijas duermen con una sonrisa entre la calidez de sus padres. — Creo que te estamos aplastado.

— Ni un poco. — Louis sonríe y besa sus labios — Hey, tengo un regalo para ti

— ¿Para mí?

— Mañana cumplen tres meses nuestras hijas, ¿Puedes creerlo? Nuestras. Y son tan grandes.

— Lo se, se siente tan bien decirlo. — entierra un poco más su nariz en el cuello de Lou, y tal vez empieza a dejar besitos sobre su piel — Amo mucho estar así con ustedes.

— Lo haremos mientras podamos amor, antes de que crean ser demasiado grandes y cool para aceptar un apapacho de mamá y papá. Y si no, tu siempre tendrás un lugar sobre mis piernas.

— Lo se, te amo.

— Entonces, tu regalo

— ¿Mi regalo...? — Louis mira hacia su costado. Incapaz de moverse, señalando con sus ojos un libro de pasta dura, decorado en delicados detalles y Harry debe estirarse para alcanzarlo.

El se las arregla para sostenerlo entre sus cuerpos y maniobrar con solo un brazo pues un bebé duerme en el otro.

— Se que no pudimos sacar una sesión como la querías cuando estabas embarazado, pero creo que te gustaría tener algo así.

Harry lo hojea, y lágrimas salen sin pudor de sus ojos.

Me has hecho un álbum — su voz tiembla

El pasa con cuidado sus dedos entre las hojas, y tiene preservados en un fino plástico protector docenas de fotografías.

Desde su primer ecografía, la evolución de su pancita, fotos con clifford, ellos decorando la casa, fotos de Harry dormido o distraído que ni siquiera sabia que Louis había sacado, muchas fotos de ellos dos juntos, su primer fotografía en el hospital, y muchas de los primeros meses de sus hijas.

Es solo...

Harry llora sin parar, entre los brazos de Louis, por un rato más. Todo dentro de si se siente cálido y a punto de implosionar en amor.

Y el en serio cree, que esas son el único tipo de lágrimas que alguien debe de poseer.

_________________________________

Entonces llego diciembre, cargando con ello una emoción que no sentía por las fechas decembrinas desde hace años.

Sería uno de sus muchos primeros.

El primer cumpleaños de Lou como papá, su primer navidad en familia, su primera vez haciendo de Santa Claus para sus hijas.

Preparar todo había sido una experiencia de locos para Harry, y había terminado por organizar una fiesta sorpresa y una cena familiar navideña con sus galletas decembrinas especiales, todo mientras amamantaba y cargaba sobre su regazo a dos bebés próximas a cumplir cuatro meses.

¿Honestamente? Harry estaba por postularse como la mejor mamá.

Así que cuando cae la noche del veintitrés, apenas toca su almohadas, Harry ya ha caído rendido sin saber nada más sobre el mundo externo.

Pese al cansancio, duerme con una sonrisa en el rostro y la tranquilidad sobre su pecho, sabiendo que no hay más que soñar.
Que tiene todo lo que podría pedir.

Tal vez se mete tanto en su tranquilidad, su cuerpo pidiendo a gritos ese merecido descanso, que tarda en darse cuenta de que su cama permanece vacía.

No es hasta que se da vuelta, subiendo su pierna en un intento de enredarse sobre el torso de Louis que la fría sábana lo recibe. Aquello lo desconcierta, así que aún en sueños extiende su mano, tal vez pensando en que su cuerpo ha caído demasiado hacia un extremo.

No lo encuentra.

Abre los ojos de golpe, sintiendo la ansiedad en su pecho. Un tirón lastima en constantes taquicardias y siente el nudo quemar mientras avanza por su garganta.

No entiende porque de siente tan vulnerable.
No le gusta despertar solo.
Nunca lo ha hecho.

Parpadea muchas veces, obligándose a despertar y se pone de pie. Sus piernas tiemblan en miedo y cuando revisa los cuneros de sus hijas, también se encuentran vacíos.

Tranquilo, H. Debe repetirse. Deben estar juntos.

Pero lágrimas mojan sus pestañas, pese a todos sus intentos de mantener la calma.

Intenta llamarlo pero parece no tener fuerza para alzar la voz. Recorre toda su casa en un llanto que le ahoga, no hay nada en el segundo piso y debe dar tropezones para bajar las escaleras.

Nada en la cocina, nada en la sala. Nada en ningún baño y para cuando su nariz está roja, hinchada, y el no poder respirar no es solo producto de su ansiedad si no también de su congestión nasal... Los encuentra.

Están en el jardín, Harry se apoya en la puerta de cristal para observarlos y calmarse un poco.

Louis lleva el pecho desnudo, y unos joggers desgastados que usa como pijama. Sus pies descalzos juegan con la sensación que el pasto fresco provoca y sostiene a sus hijas, una en casa brazo, sobre su cintura.

Ellas están bien despiertas, su cabello ha crecido tomando matices más bien castaños, hasta formar un denso flequillo. Es inevitable no pensar que son una copia de su padre.

La viva imagen de un Louis infante, dónde lo único que desentona son los grandes ojos azules y los hoyuelos que se han formando al reír en sus boquitas.

Ellas alzan la mirada, y juegan con sus manos. Abren y cierran sus deditos intentando alcanzar algo.

— Y esas son las estrellas, si. Son unas grandes bolas de luz que están más lejos de lo que cualquiera de nosotros podría contar, y a veces forman figuras. Les contaría un poco más sobre ellas pero su viejo no es tan bueno en ese tema, cuando sean más grandes no se olviden de preguntarle a mamá. A él si que le gustan todos esos datos cursis, ya ven, esa es una de las razones por las que le amamos tanto.

Harry sonríe. Aún intentando calmar su respiración.

— ¿Saben en qué si es bueno papá?

Ellas balbucean en respuesta. Louis se mece un poco más para mantenerlas ocupadas.

— Oh, si quieren saber — se ríe. — hacer una lista de cualidades cuando se está solo es un poco difícil. Pero vamos a hacerlo ¿si? Solo porque quiero que crezcan tan seguras de si que nadie pueda hacerles creer lo contrario.

El hace una pausa, pensado.
Harry quiere ir y susurrarle en un abrazo todo eso bello que Harry ve en el. Pero se mantiene ahí, a la distancia, demasiado embelesado por la escena.

— Les diré, soy bueno queriendo a mamá. Eso es seguro. Nos hemos traído a la vida mutuamente, y cuidar de él y de ustedes es lo que me mantiene feliz. Algo como abrochar sus agujetas o hacerlo sentir bien es el mismo cielo. Es un poco raro, porque soy más pequeño que él y la gente suele creer que no soy capaz de cuidarlo.

Leigh pone su manita sobre el rostro de Louis. Dejando caer toda su cara sobre el, y llenando de baba su mejilla.

Es uno de los besos que había estado intentando aprender a dar.

Louis no se limpia, solo sonríe y besa la mejilla de Leigh halagando lo buena que de esta haciendo en dar besos.

— Ustedes, amores, son demasiado como yo ¿lo saben? Dios, parecen una de esas fotos que su abuela me saco cuando niño. Lo que me hace creer que cuándo crezcan no serán tan altas como mamá ni tendrán sus piernas y brazos largos. Serán como yo, un poco delgadas y con manos pequeñitas. Pero está bien ¿Porque saben en qué más es bueno papá? El futbol. Si a ustedes les gusta, podremos aprender juntos un montón de jugadas, y mamá podrá curarnos los raspones a todos. Ahí tu tamaño no es nada con tus habilidades, puedes ser ágiles, rápidas y precisas. Pueden ser fuertes porque nada tiene que ver salvó con su propia voluntad. — entonces el se ríe — también soy bueno cantando, aunque eso ya lo saben. ¿Creen que les guste tocar un instrumento? Podría enseñarles, amores. — Papá es bueno intentando también, y si me lo preguntas, eso es lo más importante.

Ellas balbucean un poco más.

— ¿Oh qué porque no despertamos a mami? Porque el está cansando, y ustedes pequeños monstruos tienen sus pañales limpios y la pancita llena. Así que solo tienen residuos de energía, como yo, así que lo dejaremos dormir, este puede ser nuestro pequeño secreto. ¿Si, guardarían este momento para papá?

En algún momento el llanto desaparece, y Harry se encuentra caminando descalzo también hacia su familia.

— No les has dicho que eres increíble para hacerme feliz — Harry dice, su voz sonando rasposa. — Eres el más divertido, y haces todo especial.

Sus hijas se emocionan más al escucharlo y Leigh se encuentra pidiendo ser cargada por su mamá. Harry pronto la toma en brazos y descansa su cabeza sobre el hombro de Louis. Ambos mirando hacia el cielo.

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? — Louis pregunta.

— Solo un poco. Me asusté. Sabes que no puedo dormir solo.

— Esperaba que no te dieras cuenta, pero siempre lo sabes.

— Es el súper poder de mamá. Feliz cumpleaños, amor — dice dejando un dulce beso en sus labios. Sus niñas se ríen. — ¿Sabes que vas a desear cuando apagues las velas?

— No tengo nada que pedir, mira lo lejos que hemos llegado...





Más tarde ese día, Harry se encarga de recibir a todos sus invitados, solo la familia, unos pocos amigos y sus doctoras favoritas, Ellie y Lili. Soprendiendo con su festejo, y la comida favorita de su novio al cumpleañero.

Puede que sus amigas más recientes se pusieran un poco nerviosas al inicio, y soltaran un par de diálogos en alemán que nadie entendió. Pero conforme la noche se volvió más amena (y finalmente consiguieron su foto con toda la ex-banda) ellas lograron comportarse con naturalidad alrededor de los miembros de One Direction.

Celebraron toda la noche en lo que pareció ser el mejor evento del año, en familia.

Incluso Ernest y Doris estaban tan emocionados de conocer finalmente a sus pequeñas sobrinas. Intentaron cargarlas bajo la supervisión de Lottie, y casi lloran de la emoción al entender que son iguales, así como ellos, así como sus hermanas.

Vinieron muchas preguntas curiosas después de eso, como porque Lottie no tiene una gemela o como es que la panza de Hazza estaba tan inflada y luego ya no. Todos pasan un buen rato intentando responder a eso.

Incluso Niall se muestra con una excesiva emoción al poder interactuar con sus sobrinas. Rogando a Harry que porfavorporfavorporfavorporfavorporfavor le dejé ser el padrino del siguiente bebé.

Todos se divierten hasta que es el momento de partir el pastel. Louis tiene a sus hijas sobre sus piernas mirando curiosas los colores que desprenden las velas, y todos le rodean en una canción que el castaño insiste en no escuchar.

Pero es justo antes de soplar, que la noche da un giro totalmente inesperado.

Halle ha metido su mano en el pastel, aplastando el hermoso decorado que Harry había hecho. Y fue en medio de su mamá corriendo a querer limpiarla antes de que se lo llevase a la boca que ocurrió

pa — ella dijo, baba cayendo de su boquita al pronunciarlo.

Todos quedaron en silencio.
Ella frunció el ceño sin entender porque de repente atraía tanta atención, y mira a Louis para decirlo de nuevo.

pa

— Oh dios, amor, ¿puedes decirlo de nuevo?

pa

Leigh hace un puchero al no sentirse atendida por el ojiazul, entonces intenta quitar a su hermana imitando sus acciones.

pa

— Si, si, amores. Papá está aquí. Soy papá, aquí estoy.

Ellas divertidas ante la reacción que ese nuevo sonido implica, comienzan a decirlo, una tras otra. Dando la impresión de que entre las dos pronuncian la palabra completa.

Entonces puede que Louis este llorando frente a todos sus invitados.

Y Harry regresa, con toallitas húmedas en la mano, que se lamenta con toda el alma haberse perdido esa primer palabra.

Lloriquea unos segundos hasta que sus hijas lo observan, girando su cabecita, y dicen a la par — ¿ma?

Y ahora el también está llorando. Llenando de besos empalagosos todo el rostro de sus hijas, y tal vez el de su novio también.

Y si su teléfono de ilumina con la llamada entrante de un número que no quiere responder, nadie lo sabe.

No esa noche.

Porque sus hijas finalmente, les habían nombrado.

_________________________________

Enero termina más rápido de lo que espera, y con ello, llega la presión a su pecho de saber que pronto su año sabático está por terminar.

Y que, más preocupante aún, no sabe cómo proceder con su disquera. Demasiado embelesado por la felicidad de su vida, que solo había aplazado por la tortura mental que implica el recordar que no es para siempre.

Procrastinar con ello ya era malo, pero nadie puede culparlo por aplazarlo un poco más.

Después de todo, Halle y Leigh ya tenían cinco meses. ¡Cinco meses! A este paso ellas pronto estarían en el jardín de niños y Harry estaría llorando por lo enormes que serían.

Ya lograban mantenerse sentadas y erguidas ellas solitas. Sus balbuceos de ma y pa eran cada vez más constantes, comían muchísima leche, unos pequeños pequeñitos dientes de leche se habían comenzado a asomar trayendo consigo un nuevo hábito de mordederas y su cabello por fin era el suficiente para peinarlas con todos esos moños, broches de colores y adornos brillantes que Harry ansiaba utilizar.

Incluso había adoptado la costumbre de ponerse diademas a juego con sus hijas, llenando su chat con Lou de selfies diarias con todos los colores presentes.

Por lo que en aquella balanza moral, el brillo en su vida era mucho más grande que la oscuridad. Y si podía mantenerse sobre un lado, lo haría.

No pensaría en aquello que lo abrumaba hasta que realmente sucedería, no lo haría.

No cuando febrero había llegado, y con ello su cumpleaños. Sus veintisiete años lo habían recibido siendo una mamá, y eso significaba recibir por regalo besos de baba y una frase completa de «mami» calentando su pecho en todo momento.

Su mamá y Gemma habían venido a celebrar junto con ellos, descubriendo que las Tomlinson más pequeñas habían desarrollado un carácter por su cuenta.

Leigh había crecido para parecer un poco más tímida, disfrutando del estar en brazos de una sola persona por un largo tiempo. Balbucea solo cuando su hermana o sus padres le hablan pero sonríe por montones a cualquiera que le mire. Por otro lado, Halle se había convertido en un kraken andante, balbuceando en lo que sus pulmones interpretan como gritos, llamando la atención de cualquiera que le mire para alzar los brazos y conseguir cariñitos, gozaba del ensuciarse al comer de mamá y descubriendo que sus manos sirven para apretar, dar jalones, molestar a mamá mientras come y jalar el largo cabello de papá. Entre sus nuevos descubrimientos, estaba también, que había aprendido a desabrochar los seguros de su pañal.

Así que mientras Leigh podía usar un simple onesie en un día de calor, Willow había demostrado necesitar mantener unos pantalones y mameluco por encima de su pañal, o de lo contrario tendrían a una bebé intentando gatear con las pompis puestas al aire.

Así que si, Harry estaba amando casa parte que su nueva vida traía para el. Demasiado ocupado y feliz como para pensar en algo más.

No cuando Louis lo había sorprendido al poner fanarts de sus tatuajes en Spotify para celebrar el aniversario de Walls y su cumpleaños. Ahi, donde todo mundo podría verlo y dónde todos sabrían que eran para el.

Por ese momento, se sintió como la criatura más dulce, más especial, más bella. Como el individuo más digno de admirar. Louis sólo lo había besado en un corto «es lo que mereces» antes de revelar lo que había hecho, y con lágrimas en los ojos se encargó de hacerle el amor como corresponde por primera vez en meses.

Así que el aún se siente un poco borracho de ensoñación cuando todo se tambalea.

Porque Louis no está en casa, había salido a surtir la despensa del mes nuevamente. Y Harry aprovecho para poner a sus hijas en sus sillitas de la cocina.

El pone un poco se música mientras da vueltas bailando por todos lados. Su cabello se sostiene en un moño desordenado y ha colgado un mandil de flores rosadas sobre su cintura.

Se mueve con agilidad dando brinquitos y haciendo reír a sus hijas mientras les prepara una papilla. Ya era la edad adecuada para introducirles en cantidades pequeñas alimentos complementarios a la leche materna y su prioridad era que crecieran sanas fuertes.

Así que Harry les canta mientras corta las verduras.

La sonrisa se funde en su rostro al sentirse tan doméstico cuando sus hijas rien y aplauden disfrutando la música de mamá. Harry nunca se ha sentido más en su elemento.

I couldn't want you any more. Kids in the kitchen listen to moms songs, I couldn't want you any more tonight — el canta, dando golpecitos en las pequeñas nariz de botón y dando una vuelta para batir su papilla a media creación — Sunflower.
My eyes, want you more than a melody....

El hace ruiditos que sus hijas intentan imitar, sumándose a la melodía.

Entonces el timbre suena, Harry baja la intensidad del fuego en su estufa y se encarga de tomar a sus hijas en brazos para abrirle la puerta a Lou.

— Vamos a ayudarle a papá con las bolsas de comida. ¿Creen que haya traído el helado que le pedí? — ellas rien de nuevo, agitando sus manitas aún sintiendo la música dentro de ellas.

Pero Harry abre la puerta y no es Louis quien le espera.

Es Jeff.

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