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11.

Harry podría llorar.

Oh mierda. Si ella dice una palabra más definitivamente va a llorar.

— La terapia genica ha sido todo un éxito —  ella dice. Había sido dos de las semanas más raras de su vida, muchas agujas por todos lados y Harry podría jurar que su piel se había impregnado del característico olor de un laboratorio. Pero ahí estaban, y el debe de apretar sus labios sintiendo los ojos brillosos.

Louis aprieta con fuerza sus mano. Acariciando con su pulgar la piel de Harry, el tiene un nudo en la garganta también.

— Tenemos todas las estructuras que necesitamos, están sanas y miden lo necesario. Tus órganos se han amoldado bien para recibirlos incluso. — una sonrisa se asoma por sus comisuras — La fábrica está lista para trabajar, futuros papis.

Entonces ahí si que solloza. Las lágrimas caen por sus mejillas y Harry no logra contender una leve exclamación de emoción. Un sonrojo cubriendo sus mejillas al saber lo sensible que se ha puesto frente a la doctora.

Pero no importa.

En poco tiempo podría ver un bebé ahí. Dentro de él.

Louis se reclina sobre el y sin previo aviso apresa sus labios. Es un corto roce, húmedo a causa de las lágrimas y un tenue sabor salado que le acompaña. Al separarse se da cuenta de que Louis ha derramado unas lágrimas también y sonríe enormemente.

— Te amo. — dice, aún contra su labios.

— Yo también — sonríe aún más, perdiéndose en el hermoso azul de su mirada. Y no sabe cuántos segundos pasan antes de romper el contacto visual y ambos mirar a la doctora de nuevo, en busca de más indicaciones.

Sus sonrisas no desaparecen, sin embargo hay algo en ellas que logra calentar el pecho de Ellie también. Se obliga a mantener una postura profesional sin conseguirlo con mucho éxito.

— Harry, ya puedes vestirte. — dice después de un rato — Te esperamos en mi consultorio para poder darles las siguientes indicaciones.

El asiente, soltando con pesar la mano de Louis y desaparece dejando la habitación.

— ¿Felices? — pregunta ella, desconectando todas las máquinas.

— Muchísimo. No sabes cuantos años habíamos soñado con esto y teniendo la vida que tenemos, bueno, se había convertido en eso que duele pensar. — dice, Ellie asiente. — Pero tu, mierda... Tú has hecho esto posible. ¿Te das cuenta de que lo has creado aquí? Es... Es... Carajo.

— Lo se. — ella hace un movimiento con la cabeza, invitando a Louis a seguirla camino a su oficina. — Estoy emocionada también, no sabes las ganas de gritar que tengo. Podría ganar un premio por esto, revolucionar la medicina como lo conocemos y eso, eso es un sueño. Pero ver cómo puedo ayudar a los sueños de los demás no tiene comparación. El hecho de que sean ustedes, bueno, lo hace un poco más especial.

Louis asiente. Sonriendo. Sin saber que más decir así que solo toma asiento frente a ella.

Pero aquella pregunta no sale de su cabeza.

— Doctora.

— ¿Si, Louis?

— Yo... Quisiera. ¿Puedo preguntar algo?
Es decir, se que no es mi cuerpo y está bien si no me puede decir, pero no he querido sacar el tema con Harry porque a pesar de que estamos felices el aún lidia un poco con todos los cambios en su cuerpo. Y yo se que lo mencionara cuando esté cómodo, lo estoy esperando. Solo que...

— Entiendo Louis, puedes preguntar. — Louis inspira por unos segundos.

— He notado que Harry se puso un poco más grande en — el señala su pecho, aún nervioso por hablar de el sin estar presente. — Y yo bueno, estaba pensando. Es decir ¿el podría-Harry va a poder lactar?

Ellie sonríe.

— Probablemente. Se ha presentado en algunas de mis pacientes y en otras no. Es, dígamos, algo colateral.

— Entiendo. Gracias Ellie. — mantiene el silencio unos segundos. — Pero si pasara, ¿Cómo podríamos saberlo?

— Va a sentirlo. Alrededor de la quinta semana de gestación. — Louis asiente y su conversación concluye.

Harry llega no mucho después de eso, tomando asiento en una posición que ya parece familiar por el tiempo que han estado en ese consultorio en los últimos dos años.

— ¿Y entonces que sigue? — pregunta, su pierna se mueve con ansiedad y en un acto reflejo Louis posa una mano sobre su pierna, calmando, compartiendo una sonrisa.

— La segunda fase hormonal. — Harry hace una mueca al imaginar más inyecciones. Su abdomen aún tenía tintes amarillos de las lesiones provocadas por la primer fase. — Sin embargo será como un tratamiento anticonceptivos, solo que a la inversa. En este momento tienes que pensar en tu útero como si estuviese dormido. Tenemos que darle una serie de hormonas durante veintiocho días para activarlo y simular un ciclo menstrual para que se produzcan los ovocitos que necesitamos para una fecundación. Y son hormonas orales — ella desliza una canasta con varias cajitas dentro de ella, de cubierta blanca y el nombre de su laboratorios en un fino manuscrito. — cada cajita es un mes. Hay tomar dos de estás para que el cuerpo se acostumbre al nuevo órgano trabajando — ella destapa una de las cajas, una simbología de color indicando la mitad del ciclo. — Cuando llegues a este color de la tercer caja, es cuando podemos empezar a buscar un bebé.  Y las seguimos tomando hasta lograr una concepción.
Una vez que logremos una implantación el cuerpo continuará por su cuenta. ¿Alguna duda?

— ¿Voy a ... Uh, sangrar o cómo sabré cuando dejar de tomarlas?

— Si. Si lo harás. Muy poco. Apenas lo suficiente como para ser una alerta. Hay que esperar a que el sangrando tenga un retraso y hacer una prueba de forma inmediata.

— Entendido. ¿Hay algún síntoma para cual debamos estar preparados? — pregunta Louis.

— Los que ya ha experimentando antes. Solo que mucho mucho menores. ¿Algo más?

— Uh, y cuando pase... ¿Que procede?

— Llámenme. Limpiare mi agenda para ustedes. Tengo un par de colegas en América y en el Reino Unido. Dónde decidan tener a su bebé, podré ir para asistirlos durante todo el proceso de forma privada. — ambos sonrien sabiendo que un gracias no alcanzará. — Oh, y recomendación general. Estos primeros dos meses, van a tener que protegerse al tener sexo. Pero cuando cualquier concepción sucede el cuerpo gestante tiende a rechazar la otra mitad de genes puesto que no los reconoce como propios. Para evitar complicaciones es recomendable que se asocien las proteínas del semen desde antes.

— Espere — Harry interrumpe, su sonrisa llegando hasta sus ojos, todos sus dientes mostrándose y hoyuelos adornando. — Doctora. ¿Esta diciendo que en orden de evitar un problema..  yo tengo que tragar su semen?

— Básicamente.

— ¡Maldición, si!

— ¡Harold!

— Amor, no me has dejado darte una mamada desde que comenzamos todo esto porque estabas demasiados preocupado por que me llegará un golpe de malestar.

— Detente.

— Es solo que extraño probarte. Mucho, Lou y yo... — un par de dedos sostiene con agilidad su mentón y sus labios, silenciado todo rastro de voz.

—¿Acaso has olvidado tus reglas? — alza una ceja, burlandose. Louis jodidamente no le había hablado así. No cuando sabe que las hormonas lo han vuelto demasiado sensible a...  — Solo daddy puede escucharte decir cosas como esa. ¿Has entendido o tengo que castigarte? — Oh mierda. Harry debe de apretar las piernas al sentirse extasiado, pasando saliva con dificultad.

Entonces asiente, deseando poder teletransportarse a cualquier otro lugar. Uno donde estén solos. Y puedan practicar para tener a su bebé.

Entonces Louis lo recorre con su mirada. Deteniéndose apenas un segundo para observar lo que sus palabras han provocado en los pantalones del más joven. — Buen chico. — sonríe de forma ladina y entonces rompe su esfera de intimidad para ver la doctora. — Como siempre, muchas gracias por atendernos Ellie. Con un poco de suerte nos veremos en tres meses.

Y Ellie los acompaña hasta la salida. Con la ligera impresión de que suerte es lo que menos necesitan.










Conducir hacia el hotel se vuelve difícil. Con Harry provocando a Louis con sus largos dedos acariciando su piel, intentando colarse por debajo de su ropa.

Y es que Louis ama tanto a su bebé, que no puede negarle nada de lo que quiere.

— Lou, déjame tomar mi medicina — había dicho. Sus grandes ojos verdes al borde de un llanto y sus labios rojos ante la tensión.

Y simplemente le permitió sacar su pene de su pantalón, con las ventanas arriba y el auto aún en movimiento. Poco duro expuesto antes de que Harry lo metiera en su boca. Y lo cierto es que, el lo había extrañado también. La cálida humedad, la imagen de sus labios expandiéndose por contenerlo, la sensación de su lengua y lo bien que ha aprendido a recibirlo hasta el fondo. Solo para el.

Louis debió apretar con firmeza el volante cuando el orgasmo lo golpeó. Arreglándoselas para contener las contracciones de su cuerpo sin perder el control del camino. Sintiendo las piernas flojas en cuanto terminó y su corazón latiendo con rapidez al observar lo contento que Harry se veía.

Con restos del blanquecino líquido sobre sus labios y la cara teñida de rojo, respirando erráticamente.

— Gracias Lou. — Louis sonríe, sin desviar la mirada del camino por mucho tiempo.

— Oh, no agradezcas amor. Porque apenas lleguemos al hotel voy a joderte tan bien que tendrás que llorar por que te llene de mis bebés.

Y dentro de su juego, sonrien aún mas, perdidos en la mirada del otro. Sabiendo que muy pronto aquello pasaría a ser verdad.

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