34 - Descansa
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—¿Tu abuelita va a estar despierta a las cinco de la mañana? —preguntó Chan sin ganas, apoyando el trasero en el capó del auto, cruzándose de brazos, temblando un poco por el frío que atravesaba su abrigo.
Ambos estaban un poco impresionados por la mansión de la familia de Felix, aunque el chico no hizo nada más que poner una clave desde su celular que hizo abrir el portón, e ignoró el camino hacia la mansión para guiarlos hacia un montón de árboles en oscuridad, pasando por un espacio apenas suficiente para no dañar el auto, hasta encontrar su lugar deseado.
Con el auto estacionado a unos cuantos metros de la entrada a una modesta casa, con grandes y amplias ventanas pero que sólo dejaban ver unas cortinas bordadas.
—Sólo tengo que golpear fuerte —murmuró Felix, comenzó a caminar hacia la puerta, seguido de Woojin.
El omega golpeó con sus nudillos la oscura madera.
Esperó unos momentos, alzó la mano para volver a golpear, pero la puerta se abrió, dejando ver a una mujer de cabello blanco, que aún se ajustaba una bata rosa, frunció el ceño hasta que su vista se enfocó en el rostro de Felix.
Luego su rostro se iluminó, sonriendo ampliamente, sus ojos se escondieron detrás de sus arrugadas mejillas.
Woojin alzó las cejas, algo impresionado por ver la misma sonrisa de Felix en la señora.
—¡Bokkie! —la señora abrió los brazos, recibiendo a su nieto con un abrazo.
Miró por sobre el hombro del omega a Woojin, parado un metro más atrás, el chico le regaló una sonrisa, le pareció adorable cuando la abuela hizo una ligera "o" con los labios, como si lo reconociera.
—¿Ese es tu alfa, Bokkie? —escuchó murmurar a la señora.
Woojin se ruborizó al ser llamado así, escuchó a Felix reír.
El omega asintió, separándose del abrazo.
Esta vez, la abuela abrió sus brazos hacia él, Woojin se acercó y la señora lo abrazó con las mismas ganas que lo había hecho con su nieto.
Un poco sorprendido por la fuerza de los delgados y arrugados brazos de la abuela, Woojin sintió el olor a miel y caramelo de la señora.
Con la edad, cuando los omegas perdían la capacidad de tener hijos, su olor solía casi desaparecer, en mayor o menor medida, dependía de cada persona.
Pero Woojin se sintió cómodo con el olor de la abuela, quizás porque se parecía bastante al de Felix.
—Dejas a mi nietito y tendré preparada la escopeta con tu nombre en una bala —habló la abuela, con dulzura, haciendo que Woojin tragara duro.
Escuchó a Felix reír, al cortar el abrazo vio a Chan también con una expresión divertida por las palabras de la señora.
Aún así, la abuela le dedicó una sonrisa dulce.
—No te asustes —dijo Felix, ahora a su lado— Es un poco paranoica con los alfas —el chico suspiró un poco— El abuelo la dejó por otra omega, no confía mucho en ellos desde entonces.
Woojin se encogió de hombros, no la culpaba, a pesar que se había sorprendido cuando había hablado.
La abuela ofreció un abrazo a Chan cuando lo vio y a pesar de negarse, la señora no le hizo caso. Luego los hizo entrar, encendiendo las luces de la sala y cocina, comenzando a ofrecer bebidas calientes y comida.
Chan miró con una mueca todas la manualidades de la casa, desde mantas tejidas en los sillones, almohadones bordados, un estante repleto de diversos animales tallados en madera y muchísimos retratos, de distintas épocas, con fotos en blanco y negro y en color.
El sillón de la casa era demasiado suave para su gusto e hizo una mueca al hundirse en este.
Woojin se sentó a su lado, sin darle importancia a todo lo del ambiente, mirando un momento cómo Felix hablaba con su abuelita, mostrando la marca en su cuello, contando con una sonrisa lo que había pasado.
—Eh —Chan chasqueo sus dedos frente a su rostro, captando la atención de Woojin— ¿Escuchaste lo que dije?
Woojin negó.
—Nop.
Chan rodó los ojos.
—¿Por qué no me dijiste que tú tenías secuestrado a Lee?
Woojin frunció el ceño, ofendido.
—Yo no tenía secuestrado a nadie. Él podía irse cuando quisiera. Sólo lo ayudé a esconderse.
—Dile eso a la policía —murmuró.
—¿Vas a avisarme con la policía? —Woojin comenzaba a enojarse.
—Sería lo correcto —Chan se había puesto serio, vio el ceño de Woojin fruncirse.
De repente soltó un carcajada, palmeó ligeramente el rostro de Woojin, en una suave cachetada.
—Pero cuándo hice yo lo correcto —dijo con gracia.
—Idiota —murmuró el castaño, pero terminó riendo un poco.
—Podrías haberlo dicho, tú, idiota —continuó Chan— Así me ahorraba todas las preocupaciones por tu estado y te llevaba directamente a lo de Lee con tu omega.
Woojin revolvió sus cabellos, nervioso.
—Yo... No sabía cómo reaccionarias...
—Tampoco me lo dijiste para que lo averigües —objetó el pelirrojo— Yo iba a apoyarte.
—Creí que no me dejarías—dijo Woojin, bajo— Dando ese discurso con Lee... Pensé que lo apoyarlas a él.
—Me vale verga Lee y toda excusa que quieras decir —Chan habló con brusquedad, escuchó un "Shhh" por parte de la abuela, por las malas palabras, se disculpó con una sonrisa— Woojin, yo lo digo enserio, aún si tu vida no hubiera corrido peligro por estar lejos de Felix; aún así, yo te habría apoyado. Eres mí hermano y Lee sólo en un bobo que conocí la semana pasada.
Woojin sólo asintió, sonriendo un poco.
—En otras noticias, hablé con tu mamá —Chan habló con suavidad, captando toda la atención de Woojin— Está muy feliz, quiere verte, quiere que vuelvas... La llamaría ahora mismo, pero alguien lanzó mi celular por la ventana del auto.
Woojin frunció el ceño.
—No, no voy a decirte qué pasó —se adelantó Chan— Pero Lee me dijo que me compraría otro —el pelirrojo se encogió de hombros— En realidad, podría comprarlo yo mismo, pe~ro...
«Bien, me fui un poco de tema. Te decía... Volveré a Bucheon lo más pronto posible y vendrás conmigo, no tienes opción —Woojin abrió la boca para hablar, pero Chan lo interrumpió— Felix vendrá también, no importa, pero debes volver a casa.
Woojin sólo asintió, bajando la vista.
Felix se acercó con dos tazas humeantes de café para ambos, luego volvió a la cocina para buscar su propia taza, al regresar, se acurrucó junto a Woojin, quién pasó un brazo sobre sus hombros, haciendo que el omega se apoyara sobre su pecho, con una sonrisa y un cálido sentimiento en su pecho que ambos compartieron.
La abuela de Felix volvió minutos después, con un plato repleto de galletas y su propia taza, calentando sus arrugadas manos.
La señora habló con los chicos todo lo que quedaba de noche, preguntando por ellos, sobre lo que hacían y tanto ella como Chan se sorprendieron al enterarse que Woojin estaba en el segundo año de la carrera de medicina.
La conversación pasó, de alguna forma, de ser amena a hablar del tema de la familia de Felix y que no estarían contentos con ellos.
—Bah —la abuela agitó su mano— No le des espacio de porquerías familiares en el terreno del amor, Bokkie. Quienes tienen que enamorarse son ustedes dos solamente, ni sus padres, ni nadie más está incluido en su relación.
Felix sonrió ante las palabras de su abuelita.
—Si lo que te preocupa es que te dejen de lado hasta en la parte económica, prepararé mí testamento para que tengas todos mis ahorros —añadió la mujer— Es lo mejor que podría hacer con eso.
Felix alzó las cejas.
—¿Qué? —preguntó la señora— ¿Piensas en tu padre y tus hermanos? Todos han conseguido hacer su propia fortuna, niño. Temo que para nosotros, los omegas, se nos complica un poco más tener tantas ganancias como esos alfas... Aunque tengo bastante para que vivas tranquilo —la señora volvió a sonreír.
Felix le agradeció y al ver el cielo teñirse de rosa por el amanecer, bostezó.
—¿Quieres dormir? —preguntó Woojin, con lo que el omega asintió.
—Iremos a mí cuarto, Abu —anunció Felix, dejó un beso en la mejilla de la anciana para luego tomar la mano de Woojin, guiándolo hasta su habitación propia de aquella casa.
Su cuarto era pequeño, con apenas espacio para una cama, un mueble con algo de ropa y con cajones especiales con sus "cosas de omega".
Su cama era individual y Woojin sonrió, recordando cómo solían dormir en su departamento.
Quitándose algo de ropa, Woojin quedando en bóxers, Felix cambió su blusa por una remera cómoda.
El omega le dio una mirada.
—No me iré —dijo Woojin, se sentó en la cama, palmeando detrás de sí, cerca de la pared.
Felix sonrió, subiendo a la cama para colocarse del lado de la pared, Woojin se acomodó frente a él.
El castaño alzó el rostro de su omega, dejando un cariñoso beso en sus labios, acariciando sus mejillas.
Lo miró con ternura, dejó un beso enorme la frente de Felix, antes de acomodar su cabeza sobre la almohada.
—Descansa —le deseó Woojin.
Felix sólo se acomodó un poco más en el pecho de Woojin, permitiendo que este hubiera su nariz en su suave cabello, antes de dormirse.
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