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32 - Como las parejas normales

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No hicieron nada más que abrazarse en silencio, respirando el aroma del otro, dejando caricias, limpiando algunas lágrimas de alivio que aparecieron un par de veces, dando sonrisas, así pasaron horas que para ellos no fue tanto.

Felix estaba acostumbrándose al tumulto de emociones en su pecho, intentaba no agobiarse, por más que eran las mismas que él tenía, de alegría, de alivio, de amor, parecía que podría desbordar.

Era como si todas sus emociones se hubieran multiplicado, corriendo en su interior.

Por otro lado, Woojin intentaba permanecer tranquilo, por más que quería casi gritar de felicidad, podía sentir la ligera inquietud de Felix por tanta carga.

Cuando cayó la noche, alguien golpeó la puerta del cuarto.

Woojin miró al omega.

—¿Esperabas a alguien?

Felix negó.

—Si es Lee no abras.

—No necesitaba que me lo dijeras para no abrirle.

Woojin se separó un poco de Felix para no aturdirlo con el grito de "¿Quién es?" que propinó desde la cama.

La puerta se abrió y una mujer joven les dedicó una sonrisa amable, al ser beta, no tenía olor que pudiera molestarlos.

En las primeras horas del lazo, las parejas tenían la necesidad de permanecer juntos y solos, compartiendo su aroma y compañía, creando un espacio único para los dos. Y cualquier otro aroma alteraría bastante la tranquilidad de ambos.

La mujer cargaba una bandeja de comida.

—Me ha comunicado el joven Lee que Lee Felix no ha comido bien —dijo y el omega se ganó una mirada seria por parte de Woojin— Quizás ahora que está usted pueda hacerlo.

Woojin asintió, dándole permiso a la mujer al pasar.

La beta acomodó una mesa de cama junto a ellos antes de dejar la bandeja en esta, hizo una reverencia y se retiró, cerrando la puerta.

Woojin vio varios cuencos con comida, desde sopa de fideos, hasta ensaladas y pollo, acompañado de pequeñas botellas de salsa de soja y aceite, con palillos y cubiertos para ambos.

Se sentaron, aún bastante cerca del otro, pero lo suficientemente apartados para comer cómodos.

Woojin comenzó a regañarlo por no comer, con lo que Felix sólo bajó la cabeza, concentrándose en su sopa y sus fideos.

—Hyung —lo cortó, el otro dejó de hablar, el omega tragó duramente— Estoy embarazado...

El volumen de su voz había ido bajando estrepitosamente en esas dos palabras y Woojin tardó un momento en pensar que había escuchado bien.

Una mirada insegura, acompañada por ese sentimiento en su pecho, hicieron a Woojin reaccionar.

Woojin sonrió ampliamente, mostrando sus dientecitos, haciendo desaparecer sus ojos, comenzó a reír.

Felix sintió toda la felicidad de Woojin, por lo que sonrió también.

El castaño miró a Felix con gratitud, besó sus labios con cariño y luego bajó sus manos hacia el abdomen del omega, imaginando una enorme y adorable barriga que dentro de unos meses sería realidad.

Ambos sintieron el miedo del omega descender.

—Yo... No sé si seré un buen padre —murmuró Felix.

—Lo serás —Woojin habló con seguridad— Tampoco voy a dejarte sólo, Felix. Es nuestro. Todo lo que no sepas hacer, te ayudaré. Seremos padres juntos.

El omega sonrió, mirando sus palillos revolver su comida.

—Pero pensemos en ser padres luego, ahora come —habló Woojin con suavidad— Parece que tienes menos cachetes de la última vez que te vi... En la vida real.

Felix terminó de pasar un bocado y sonrió de lado.

—Al menos mis nalgas siguen ahí —habló, de forma pícara.

Vio las mejillas de Woojin ruborizarse y Felix soltó una sonora carcajada.

—Kim Woojin, ¿Estás pensando en mi culo? —dijo, sintiendo una leve excitación que sabía que era de Woojin.

—Si mencionas tus nalgas, ¿Cómo no quieres que piense en eso? —el castaño habló con rapidez, sintiéndose algo nervioso.

El había extrañado a Felix y quería llenarlo de amor y mimos antes de pensar en tener relaciones, pero parecía que el omega era mucho menos inocente que él.

Continuaron molestándose entre ellos un rato, todo para completa diversión de Felix y todo fue risas hasta que escucharon el disturbio abajo, cuando ambos se callaron, mirando hacia la puerta.

Gritos inentendibles, lo que parecían ser cosas rompiéndose y la única fase que pudieron rescatar: "¿Cómo te atreves a no marcar a Lee Felix?".

Felix se tensó, reconociendo la voz de aquella mujer, Woojin lo miró con preocupación, sintiendo el miedo del omega.

El lobo de Felix lloriqueó por dentro, ambos lo escucharon en su interior.

Woojin lo acercó a él, rodeando sus hombros con un brazo, mientras el omega escondía su rostro en el cuello de su alfa, calmándose con su aroma.

La puerta del cuarto se abrió de golpe, Woojin gruñó con todas las ganas cuando el olor a naranja y canela de aquella mujer alfa invadió el espacio, el lugar donde tenían el nido sólo para ellos dos.

—¡¿Cóm-?! —la mujer se cortó con aquel gruñido, dio un paso hacia atrás, pero rápidamente recuperó su compostura.

Woojin sintió el olor de enojo de la mujer.

—¿Cómo te atreves a unirte a Lee Felix? —su voz sonó en un murmullo, sus piernas no la dejaron avanzar, quedándose a apenas un paso de la puerta, Woojin supo que el lobo de aquella alfa se sentía intimidado— ¿Quién mierda eres? —la mujer sonaba ofendida, aunque su tono de voz era débil.

Soy su alfa —Woojin no se molestó en contener su voz, sintió a Felix tener seguridad ante esa contestación.

La mujer abrió su boca pero no tuvo palabras, Woojin notó sus manos temblar, lo que hizo que le diera una sonrisa ladina.

Vete.

La mujer no pudo estar mucho más en esa habitación, volteándose para salir y cerrar la puerta.

Se volvieron a escuchar murmullos, aunque no violentos como los de hacía un momento y no duraron más de dos minutos antes de que se escuchara la puerta de la entrada cerrar con fuerza y aquella mansión volvió a su silencio.

Escuchó a Felix reír un poco, acomodando una mejilla sobre el hombro de Woojin, cómodo.

—Era mí madrastra —dijo.

—Qué agradable suegra —dijo Woojin con ironía.

—Me hará la vida imposible —murmuró Felix.

—Vivirás conmigo y no la dejaré entrar a casa. No la visitaremos ni en las fiestas.

Felix rió un poco.

—Aunque tengo a mí abuelita de mí lado —habló el omega— Siempre podemos contar con ella.

—Hablas mucho de tu abuelita —comentó Woojin— ¿Cuándo la conoceré? —Woojin bajó el rostro, mirando a Felix, tan cerca que sus narices se tocaban.

—¿Presentártela como cuando las parejas normales se presentan a sus padres? —Felix sonrió un poco— Por mí, iría ahora mismo, pero no sé cómo, o si puedo irme.

—Chan tiene auto. Puede pedirle que nos lleve con ella.

Felix sólo asintió.

—Y nadie te dirá si quedarte o no, salvo yo —añadió Woojin, dejó un rápido beso en los esponjosos labios de su omega— ¿Cómo te sientes?

Felix rió un poco.

—¿Vas a hacer de mi médico? —Felix separó su mejilla del hombro de Woojin, se acercó un poco más a su rostro.

—Me importas, Felix y sé que ambos estuvimos mal... Yo me siento bien, incluso mejor que antes, pero quiero saber si tú-

Felix soltó una carcajada, Kim lo miró con el ceño algo fruncido, no sabía qué le daba tanta gracia al omega.

Lo vio tomar la mesa de cama, dejándola en el suelo, antes de voltearse hacia él.

Vio a Felix pasar una pierna sobre su regazo, flexionando ambas a sus costados, su corazón se aceleró, el de Felix también.

Vio la sonrisa seductora del omega, cada uno sintió lo del otro, el repentino nerviosismo de Woojin y la calentura de Felix.

Apoyó sus labios sobra la piel del cuello del castaño, dejando un beso, Woojin recordó cómo Felix empezaba sus encuentros sexuales con ese gesto y lo sintió subir con más besos, al mismo tiempo que su pantalón comenzaba a apretarle.

Felix besó bajo la mandíbula de Woojin, el punto que a él más le gustaba de su cuello, el castaño sonrió, sintió al omega alzar su trasero un poco, para presionar su bulto contra el suyo, la fricción los hizo jadear a ambos.

Felix terminó besando los labios de Woojin con todo el deseo que había retenido esos días, ninguno se contuvo, recorriendo la boca del otro, saboreando sus labios, separándose, dejando un hilo de saliva entre ellos.

Felix, ahora tan ruborizado y con los labios hinchados como Woojin, volvió a sonreír de lado.

—Revíseme, doctor.

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