Epílogo alternativo.
# Nota importante: Este epílogo es el oscuro, una versión alternativa y fantasiosa basada en la dependencia enfermiza que se tienen Felix y Christopher.
Oscuridad.
Es lo primero que puede ver Felix cuando abre sus ojos, aquella habitación fría con los primeros rayos del sol filtrándose por la ventana. Suelta un quejido de dolor cuanto intenta moverse, su cuerpo duele de una manera horrible.
—¿F-Felix?-Cuestiona una voz sorprendida, el de cabello rojizo gira su cabeza confundido y se encuentra con Hyunjin. Con su hyung, su mejor amigo. —¡Oh, dios! ¡Lix, Lix!
La alegría en la voz de su hyung es muy notoria, Felix siente un pequeño alivio en el corazón a pesar de que su cuerpo le duele horrible y que no puede moverse muy bien aún.
—¿Hyunjinnie hyung?
—¡Sí, soy yo! ¡Soy yo, Lix!—Él exclama con felicidad acercándose hasta la camilla en donde reposaba el menor, las lágrimas acumulándose en sus ojos como ríos.
—¿E-En dónde estoy?—Cuestionó el pelirrojo asustado, lo último que recuerda son las balas impactando en su cuerpo y los policías entrando por la puerta.
—En el hospital, Lixie. —Hyunjin responde acariciando los mechones de su cabellito. —La policía te encontró, estabas... a punto de morir pero el oficial Yibo llegó a tiempo esa noche y pudieron mantenerte estable.
—¿Esa noche? Hyung, ¿cuánto... tiempo estuve aquí?
Hyunjin le sonríe con tristeza, sus manos no dejan de acariciar en ningún momento los cabellos rebeldes del pequeño chico.
—Cinco meses, Felix. Estuviste en coma, hubo complicaciones en la cirugía y casi ibas a morir pero...
—¿Pero?—Cuestionó el chiquillo al borde de las lágrimas, en su rostro podía notarse lo asustado que estaba.
—Pero pudieron mantenerte estable, sólo que no de la manera en la que esperábamos. Quedaste en coma, Lix.
Hyunjin sintió su corazón romperse cuando visualizó a su mejor amigo llorar desconsoladamente, lo dejó desahogarse totalmente por varios minutos hasta que finalmente logró calmarse.
—Yongbok-ah, estás en casa. —Le dijo abrazándolo con cuidado de no lastimarlo, el menor cerró sus ojos con fuerza aferrándose a él. —Ya nadie te hará daño, ¿me escuchaste? Yo te cuidaré.
—Yah, yo también te cuidaré.
Ambos chicos dirigieron su mirada al lugar donde provenía aquella voz, era San desde la puerta con una sonrisa feliz y más sano que nunca.
—¿San hyung? Tú estás bien...—Susurró Felix observándolo con curiosidad, le sonrió por unos cuantos momentos.
—¡Lo estoy! Yo estuve en cama como tú pero me aferré a vivir y abrí mis ojos, es por ello que ahora estoy aquí para poder ver cómo regresas a casa. —Expresó San revolviendo el cabello del pelirrojo con cariño, Hyunjin sonrió en grande mientras mientras los veía a ambos. Por primera vez se sentía feliz después de todo este tiempo sin saber sobre su mejor amigo, sobre el amor de su vida.
Felix trató de formar una sonrisa pero en lugar de eso, sólo pudo formar una mueca.
Las ganas de preguntar sobre él estaban comiéndole vivo, ¿en dónde se encuentra? ¿Realmente la policía lo había atrapado? ¿Alguien logró atrapar al mercenario de la red oscura?
Lo único que Felix sabe es que algo anda mal con él por seguir pensando en el hombre que le hizo pasar por cosas horribles.
...
Dos días después.
PRISIÓN NORTH SEODAEMUN.
Christopher se tocó el rostro entre risas burlonas, el sabor metálico de la sangre estaba en sus labios y cada vez escurría más y más.
—¿Qué pasa, Christopher? ¿Asustado?
—Púdrete, hijo de puta. —Respondió escupiéndole parte de la sangre que tenía en su boca, Lee lamió las gotas que cayeron en su rostro con una sonrisa perversa.
—Me dolió la maldita apuñalada, casi me sacas el jodido órgano. —Rió el rubio ceniza con ganas, detrás de él observaban los policías sin intervenir ni una sola vez. Parecían disfrutar del sádico show. —Pero, ¿sabes qué es lo divertido de aquella puñalada? Que tenía la jodida polla dura mientras observaba la sangre y pienso en lo que pude haber hecho con ese chiquillo de cara bonita.
—¿Por qué tan intenso? ¿Extrañas que Han te la chupe?
Lee dejó caer su mirada en Christopher con rabia, ni siquiera le gustaba tocar el tema de Han Jisung. El maldito traidor se marchó del país con aquella oficial, o bueno, podría jurar que se la llevó para devorarla y no en el sentido que ella quisiera.
—Cuídate, Christopher. Serás mi perra y de rodilla me vas a pedir que te perdone la vida. —Declaró el rubio con cinismo antes de dar la orden a los oficiales para que lo siguieran golpeando al mercenario.
Horas después.
—Luces como la mierda. —Expresó Kunpimook con asco mientras observaba a su amigo furioso, estaba lleno de golpes y de sangre fresca aún. Por los quejidos de Christopher pudo notar que al menos tenía una costilla rota, demonios, si que le dieron duro.
—¿Quién carajos te preguntó? Tan jodidamente bocazas como siempre, ¿qué haces aquí?
—Él despertó.
Christopher aprieta el teléfono entre sus manos mientras observa al hombre por el cristal, el único aliado que le quedaba.
—Joder... Kunpimook, que si es otra de tus putas bromas te juro que no sé cómo diablos le haré pero te arranco la cabeza.
Kunpimook ríe escandalosamente, su socio sigue siendo el tipo más malhumorado del mundo. No ha cambiado nada en lo absoluto.
—Compañero, ¿cómo voy a mentirle a satanás en la cara?—Interroga colocándose una mano en el pecho, después asiente y le sonríe. —El chiquillo despertó hace dos días, en este momento se encuentra viviendo con Hyunjin y San ya que sus padres están haciendo todo el trámite legal para que seas culpable en el juicio, lo cual es obvio.
—No me importa pudrirme en este agujero de ratas, lo único que quiero es verlo una vez aunque sea.
—Yah, ¿en serio crees que él vendría? En todo caso, si hubiera una posibilidad, sus padres jamás lo permitirían.
—Fueron cinco meses de mierda esperando a que abriera sus ojos, ahora que lo ha hecho no voy a descansar hasta poder verlo una vez más. —Aclara el pelinegro apretando su mandíbula con fuerza, Kunpimook suspira por lo terco que era Chan desde tiempos inmemorables.
—Lo único que debería preocuparte es no morir aquí, la última vez los policías casi te matan a golpes por apuñalar a Lee y ahora de nuevo apareces golpeado. El juicio es en dos días, permanece vivo y serás trasladado si no es que Lee te asesina primero. —Kunpimook le reclamó con enfado mientras sostiene el teléfono con fuerza. —Mientras tanto, deja de meterte en problemas si no quieres morir, ese imbécil tiene protección por los mierdas corruptas y tú eres carnada fácil en esta prisión.
—No voy a convertirme en la perra de nadie, prefiero que me maten a golpes esos cerdos antes que ceder al idiota de Lee.
Christopher golpeó con enojo el vidrio alertando a los policías que de inmediato llegaron para llevárselo, Kunpimook se levantó de golpe.
—¡Oigan! ¡No ha terminado mi maldito tiempo!
—Cállate, imbécil. La hora acabó porque yo lo digo. —Le gritó el oficial con burla, Christopher empujaba con furia su lengua dentro de su mejilla. Estaba a nada de meterle un buen puñetazo al policía pero la mirada de Kunpimook le decía que ni siquiera se atreviera a hacerlo.
—Maldita sea, Christopher. Sobrevive. —Susurró Kunpimook observando como su amigo era arrastrado con fuerza para ser llevado de vuelta a su celda.
Ahora tenía que buscar a Lee Felix sin ser catalogado como un sospechoso y sobre todo sin ser descubierto.
—No lo sé, Lix ha estado muy extraño desde que regresamos. —Menciona San con preocupación observando como Felix miraba por el cristal de la ventana, únicamente perdido en sus pensamientos indescifrables.
—Pasó por algo traumático, es obvio que necesita tiempo.
—Lo sé, Hyunjin. Pero es algo más, Felix tiene algo que no puedo entender.
—Yah, no te preocupes tanto y cuida de Felix en lo que vuelvo. —Le pide Hyunjin posando su mano en el hombro del contrario para reconfortarlo. —Iré por algunas cosas que él necesita y vuelvo de inmediato, ¿de acuerdo?
Hyunjin sólo esperaba que pudiera creer su mentira, no podía decirle que iba a la estación de policía para informarse del proceso judicial en contra de su agresor. Al menos no con Felix presente, podía ser muy delicado para él aún.
San lo mira preocupado pero termina por ceder con un leve asentimiento de cabeza.
—De acuerdo.
—Vuelvo en quince minutos. —Informa el universitario, se asegura de darle un pequeño beso en la cabeza a Felix pero él ni siquiera se inmuta.
Hyunjin abandona la casa con rapidez y San sólo puede suspirar con angustia, no le gustaba para nada ver a su pequeño compañero así.
—Quiero verlo. —Susurra el pelirrojo mientras su mirada yace perdida en la absoluta nada.
—¿Eh? ¿Qué dices, Lix?
—Quiero verlo a él, hyung.
Y San no necesita escuchar el nombre para saber que se refiere al tipo asesino.
—Debes estar confundido, Lix. Pasaste por algo traumático y es lógico que te sientas desorientado pero definitivamente no quieres ver a un asesino, no quieres ver al asesino de Changbin y de Jeongin...—Le dijo con toda la tranquilidad posible pero su voz se vio afectada cuando mencionó el nombre de su fallecido mejor amigo.
—Changbin era malo, Christopher sólo lo castigó por hacerme eso.
San apretó sus puños con fuerza ante tal blasfemia que escuchaba, ¿de verdad tan afectado estaba el pequeño para decir tales cosas horribles?
—Ese hombre era un maldito asesino, un loco que te secuestró y que te torturó. Changbin fue una víctima que murió al tratar de encontrarte, lo mínimo que pido es que respetes eso por más afectado que estés.
—Changbin hizo que yo terminara en sus manos, él... sabía que Jeongin me dio esa página y también sabía dónde estaba todo este tiempo. —Murmuró el pelirrojo con lágrimas en sus ojos mientras recordaba como Changbin era asesinado por Christopher.
Y pensar que estuvo enamorado de Changbin.
—¡Estás mintiendo, Felix! ¡Deja de hacerlo!
—No, no lo hace. —Una tercera voz interfirió en la charla, San se giró confundido. —Ese tal Changbin era un involucrado en la red oscura al igual que Jeongin, ¿o vas a decirme que no lo sabías? Incluso yo hice tratos con ellos algunas veces antes de que todo se involucrara con Bang.
—¿Tú quién eres?—Le cuestionó San evitando la pregunta que le había realizado el otro primero, Jeongin presumía de entrar a la red pero sobre Changbin era falso. Él nunca lució como un chico de malas intenciones.
Oh, pero las apariencias son tan crueles y engañan a la vista tan miserable del ojo humano.
—Soy Kunpimook, un conocido de Christopher.
—¿De Christopher?—Repitió Felix observándolo, tuvo que morderse el labio con fuerza para resistir las ansias.
—Sí, él quiere verte.
—Felix no saldrá de aquí y menos para visitar a ese maniático, ¿estás loco? De ninguna manera. —Le dice San posicionando al pelirrojo detrás suyo, Kunpimook rodó los ojos con fastidio.
—No soy el único loco aquí, idiota. Lo somos todos sin excepción. —Respondió con burla el hombre rubio mientras avanzaba unos cuantos pasos, se acomodó su costoso traje y miró atento al contrario. —Eres tan hipócrita. Tú sabías que Yang Jeongin fue quien inició todo pero te callaste porque obviamente se trataba de tu mejor amigo, ¿o me equivoco? A ti no te importa ni una mierda este niño, lo que tú tienes es culpa por no haber dicho nada.
—¿San hyung? ¿Eso es cierto?
Felix apretó la camisa de su compañero con fuerza mientras las lágrimas descendían por sus ojos, nunca existió alguien en quien confiar de verdad.
—¡Tenía miedo, Felix! Era mi mejor amigo, no podía delatarlo. No podía...
—Hey, Felix. Pero tú si puedes jalar del gatillo, ¿no?—Expresó Kunpimook con tranquilidad, sacando un arma de fuego del bolsillo de su fino saco, observó al adolescente pelirrojo con cautela antes de extenderla para él, casi analizando sobre si se atrevería o no. — Sabes, ¿por qué deberías tener consideración con alguien que no la tuvo contigo? ¿No suena algo ilógico?
San miró entre lágrimas a su compañero, si tan sólo pudiera regresar el tiempo y evitar todo esto, sería otra historia que contar.
Pero no todo es así.
Nada es como algunos desean.
Y es por eso que Felix ni siquiera se inmutó ante el razonamiento que prácticamente le pedía a gritos soltar esa arma, en cambio, se permitió ignorar las voces de moralidad en su cabeza y le cedió el paso a la rabia que se creía dueña de su sistema en ese instante.
San cerró sus ojos fuertemente esperando al menos que terminara con su culpa, sentía que era lo menos que podía hacer por él.
Y Felix le concedió eso.
Con sus manos temblorosas, decidió jalar del gatillo volando la cabeza de su antiguo ex compañero de clases.
Kunpimook estalló a carcajadas cuando la viscosidad y partes de su cabeza cayeron en su traje nuevo, parecía estar divirtiéndose como si fuera una feria a las que asistía de niño.
—Oye, chiquillo. Vámonos, ¿quieres? Tenemos que sacar a tu hombre de prisión o terminará muerto para el amanecer, digamos que casi toda la cárcel lo odia hasta las bolas.
—¿Podemos sacarlo?—Cuestionó el pelirrojo muy bajito, aún un poco impactado con lo que había hecho.
Kunpimook asintió con seguridad ante su pregunta y le dedicó una arrogante sonrisa, limpiándole un poco la sangre de las mejillas a Felix.
—Sí, tengo un par de amigos que me deben favores. Amigos muy buenos en lo que hacen.
...
ESTACIÓN DE POLICÍA DE SEÚL.
—Dígame, ¿cómo va el proceso?—Cuestionó la madre de Felix preocupada, a su lado se encontraba Hyunjin atento a la situación.
—El juicio es en dos días, el agresor será culpable, es algo totalmente seguro. —Respondió el oficial Yibo con una sonrisa cálida en su rostro, por fin las cosas andaban bien en la estación de policía. —El cómplice de Bang era Mark Tuan pero como seguro ya fue informada, encontramos el cuerpo del joven sin vida.
—Sólo nos interesa que ese maldito hombre se pudra en prisión toda la vida.
Yibo posó sus ojos en Hyunjin, el chico parecía estar lleno de rencor e ira.
—Y así será, joven Hwang.
El muchacho estaba a punto de cuestionar algo más pero se vió interrumpido por el sonido de su teléfono.
—¿Hola? Sí, habla Hyunjin. ¿Qué sucede?
La madre de Felix miró como la expresión de Hyunjin se distorsionaba en una horrible cara de temor, tuvo que sostenerlo por la cintura para evitar que colapsara.
Yibo lo miró extrañado.
—¿Sucede algo, joven? ¿Está bien?
—Felix...
—¿Qué pasa, Hyunjin? ¡¿Y Felix?! ¡Responde! ¿Felix está bien?—Le preguntó la madre alterada, estaba temiendo lo peor por su hijo. ¿Y si le habían hecho algún daño? Se moriría si algo le pasase de nuevo.
—El portero encontró a San muerto y Felix no está en el apartamento, él desapareció.
—¿¡Qué carajos está pasando?—Gritó el mercenario con cólera mientras sus ojos observaban como la prisión era una total presa de la histeria, un montón de policías corriendo por los pasillos. —¡Hey tú, imbécil!
Uno de los oficiales se detuvo agitado ante los llamados del pelinegro furiosos por el ruido, Christopher alzó una ceja y le miró con seriedad.
—¿Qué es lo que está sucediendo en este pozo de mierda?
—Al parecer entraron varios hombres armados con granadas, hay oficiales heridos de gravedad. —Respondió el hombre en alerta mirando a todos lados, Christopher pensaba en que ese oficial era un cobarde porque ni siquiera tenía el arma en sus manos para atacar. —Sólo quédate aquí y no te muevas.
Christopher empujó su lengua dentro de su mejilla y le sonrió con cinismo.
—¿Te crees gracioso, hijo de puta?—Le cuestionó agresivo y le pegó a los barrotes de metal asustando al joven oficial.
—¡N-No! Perdón, sólo... adiós. —Dijo marchándose apurado del pasillo, Christopher chasqueó su lengua y volvió a su cama. A él le importaba una mierda si esos cerdos idiotas eran asesinados.
Cuando estaba a nada de volver a cerrar los ojos y reposar su lastimado cuerpo, el sonido de balas perturbaron su sueño junto con los gritos.
—Debe ser una puta broma, ¡¿pueden morirse en otro lado?!—Les gritó bravo golpeando con sus puños los barrotes de metal nuevamente hasta cansarse, respiró agitado con el cabello pegado al rostro a causa del sudor. —Maldita sea.
—Yah, si sigues así no tendrás nudillos.
Christopher alzó su mirada y pudo encontrarse con Kunpimook observándolo con una sonrisa traviesa. ¿qué diablos había hecho este hombre?
—¿Y tú qué haces aquí?—Cuestionó con dureza, se tocó los nudillos sangrantes y maldijo mil veces los metales que le impedían salir. —¿Tú ocasionaste esto?
—Querías ver al chiquillo, ¿no?
—Habla claro, joder.
Kunpimook le sonrió antes de apartarse y dejar a la vista al pelirrojo que no podía sacarse de la cabeza.
—¿Felix? Mierda.
—Tu cabello creció mucho, hyung. —Expresó el chico acercándose a los barrotes con lentitud, en su rostro había sangre fresca y Christopher enfureció con la sola idea de que alguien más que no fuera él pusiera sus manos en el chiquillo.
Las gotas de sangre de los nudillos del pelinegro caían al suelo pero no se inmutaba, no le dolía. Incluso sacó su mano por los barrotes de metal pidiéndole que acabará con la tortuosa lejanía.
—¿Quién te lastimó?—Cuestionó Christopher tajante, su mirada clavada en Felix con intensidad y sus manos posadas en las mejillas manchadas de sangre del menor.
El pelirrojo soltó una risita encantadora para Christopher, para otras tan perturbadora e innecesaria considerando la situación enferma en la que estaban.
—La sangre no es mía, hyungie.
—¿No es tuya? ¿A qué te refieres, cachorro? Carajo, no estoy entendiendo. —Murmuró el pelinegro mirándolo con extrañeza, la sangre de sus nudillos manchaban aún más el rostro del contrario.
—Se refiere a que se cargó a otro, yah. ¿Estos cinco meses te dejaron oxidado, Bang?—Se burló Kunpimook realizando un ademán en sus manos para fingir dispararle a la nada, después se hizo el sorprendido y señaló con cautela al pelirrojo.
Christopher comprendió todo.
La mínima pizca de razonamiento y cordura en Felix se había esfumado por completo, al final si lo destruyó a su manera y logró encadenarlo a su propio infierno.
Y no se arrepentía si eso haría que él se quedara para siempre.
—Vamos, sal de aquí, hombre.
Kunpimook le gritó a algunos de sus hombres para que le abrieran aquella celda, después de unos cuantos disparos y algo más, obtuvieron éxito.
Felix no esperó ni un solo segundo para abalanzarse hacia el sádico mercenario, enredó sus piernas en la cadera del mayor con fuerza y besó sus labios con la misma desesperación que él sentía.
¿Acaso había sacado la mejor parte del chiquillo?
Él sonríe con calidez mientras enreda sus falanges en su cabello y lo acaricia con suavidad, Christopher deja que Felix haga lo que quiera mientras aprovecha unos cuantos segundos antes de que los refuerzos lleguen a la desastrosa escena.
Kunpimook se limita a palmear el hombro del mercenario y le indica que es hora de retirarse.
Lo haría, volvería a ser aquel muerto entre las tumbas con su lindo cachorrito acompañándole por el resto de su condenada vida.
Porque ya lo había dicho alguna vez.
Nuestros caminos están destinados a encontrarse, Lee Felix. Quieras o no, me tendrás a cada instante en tus pensamientos, seré la cicatriz que jamás sanará en tu cuerpo.
Y vaya que logró su cometido.
¡ALERTA!
Christopher Bang Chan, mejor conocido como el Mercenario de la red profunda, escapó de la Prisión North Seodaemun ayer por la noche.
Se rumorea que fue debido a un ataque terrorista, mientras tanto se le acusa de probar nuevamente de su libertad al jovencito Lee Felix de 19 años.
Se recomienda discreción y cuidado al salir de noche, llame inmediatamente a la policía si llega a mirarlo rondando por la zona.
Tenga cuidado, es peligroso.
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