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Chapter twenty-eight

❝ Nunca debí ceder a tus estúpidas palabras. ❞

—¡Ábreme la maldita puerta ahora mismo, Seungmin!

Ambos chicos se giran para mirar la puerta que era golpeada bruscamente, Seungmin no le tenía miedo, claro que no. Pero Felix sí y las palabras anteriormente dichas por su compañero no son una gran ayuda.

—No abras, no lo hagas. —Le susurra Felix tapándose los oídos con las dos manos a medida que los golpes seguían incrementándose en la puerta, Seungmin sonríe en grande, tan grande que incluso Judas sintió orgullo de él.

—Felix, conozco esta casa como la palma de mi mano. —Responde el muchacho bajando de su regazo, se arrodilla ante él para mirarlo directo a los ojos. —En esta habitación hay un pasadizo secreto, solía esconderme cuando era niño. Puedes venir conmigo ahora, te llevaré con tu madre y todo será como antes.

El pelirrojo le mira esperanzado.

—¿De verdad, Seungmin?

—De verdad, ¿Vienes conmigo?

Los golpes en la puerta seguían sin parar, la voz angustiada de Mark también suena del otro lado.

—Yo... sólo quiero regresar a casa con Hyunjin.

—Y lo harás, Lixie. —Se apresura a contestar parándose de inmediato del suelo, le tiende la mano al menor en espera de que accediera. —Confía en mí.

Cuando los golpes cesaron, Felix pudo suspirar aliviado y aceptar la mano de Seungmin confiando ciegamente en él.

—¿Se ha ido?

Seungmin se encoge de hombros y se lleva el dedo índice a los labios pidiéndole que guarde silencio pero sin atreverse a deshacer el agarre de su mano restante con Felix.

—Creo que se ha... —Antes de que pudiera terminar la frase fue separado bruscamente del pelirrojo, detrás de él se encuentra Chan mirándole tan fijamente como un depredador analizando a su presa, había visto sus manos entrelazadas.

Seungmin mira de reojo a Felix, se encuentra en los brazos de Mark. Al parecer el muchacho rubio le hacía un montón de preguntas sobre su estado pero Felix tiene la mirada perdida, ni siquiera lo estaba escuchando.

—¿Qué mierda te pasa, imbécil? —Reclama Chan aún detrás de él, su voz era tan serena que eso sólo lo hacía lucir más terrible aún. —¿No vas a voltear, pedazo de escoria cobarde?

El estudiante azabache niega con la cabeza aún en la misma posición de antes, no quiere ver directamente al mercenario.

—Te dije que tan sólo un mínimo error y te jodía la cabeza, ¿Lo recuerdas, cierto?

La serena voz de Chan se convierte en una áspera y amarga, cada palabra que dice era arrastrada como si se le dificultara hablar por la gran cólera que sentía.

—Te hice una maldita pregunta. —Le grita empujándolo fuertemente al suelo, Seungmin intenta meter las manos pero le es inevitable debido a la rapidez. —Responde.

El estudiante se limpia la poca sangre de la boca y retrocede lo más que puede del hombre furioso.

—Chan, creo que debo sacar a Felix de aquí, él no está..

Chan interrumpe bruscamente a Mark dándole una mirada de advertencia.

—No.

Felix sigue mirando al suelo en silencio, quita las manos de Mark de su alrededor y se aparta un poco. No mentiría si dijera que no le dolió la mirada herida del rubio pero no era momento de sentirse así, no cuando te ponen los pies en la tierra y por fin te das cuenta de lo que haces es totalmente bizarro. Ni Chan ni nadie evitaría que él pusiera a Hyunjin y a su familia primero que cualquiera, no dejaría que se atreviera a lastimarlos.

—...Quiero que veas bien como le saco los jodidos sesos en frente de ti, Lee Felix, te dije claramente que no confiaba en ese imbécil. —Expresa con repudio sacando su navaja favorita del bolsillo, Mark traga saliva aterrorizado. —Nunca debí ceder a tus estúpidas palabras.

Felix levanta su mirada en cuanto Chan se acerca peligrosamente a su compañero de clases.

—No lo olvides, Lixie. —Habla Seungmin con una pequeña sonrisa en sus labios, no se mostraba débil ante Chan y su próxima muerte. —Hyunjin espera por ti.

—También dile que no llore por tu sucia muerte, me harías un favor. —Escupe Chan con veneno, estaba tan cegado por la ira que sentía, imposible de controlarse. Ni siquiera por Felix.

Sin perder más tiempo, el mercenario le toma con fuerza de la quijada, Seungmin lo mira fijamente pero Chan sólo se limita a devolverle la misma gélida mirada. La filosa navaja se pasea lentamente por la piel de su cuello, el estudiante tiene que ahogar un grito cuando siente el filo incrustarse de poco a poco en su piel generándole dolor.

Lo que ocurrió a continuación sorprendió a todos.

Felix empuja a Chan con fuerza y sin arrepentimiento, la navaja cae al suelo al igual que el mercenario.

—N-No vas a volver a herir a alguien más, Chan. No más. —Suelta con enojo colocándose delante de Seungmin en un intento por protegerlo, el tatuado azabache lo miraba aún desde el suelo entre una mezcla de ira, traición y dolor en sus ojos.

Mark niega frenéticamente desde su lugar deseando no estar en ese momento, si algo sucedía no sabía a quién realmente ayudaría.

Chan y Felix seguían mirándose fijamente, los dos con tanta furia acumulada y la traición a flote.

Oh, no podía faltar la histérica risa de Seungmin como el fondo perfecto.

—¿Por qué mierda tienes un maldito teléfono si no vas a responderlo, Han?

—Eh, jefe Lee. ¿Qué haces aquí?—Suelta el grisáceo con evidente nerviosismo cerrando la puerta hasta sólo dejar un espacio en donde su rostro pudiera verse.

—¿De qué hablas? ¡Tenemos que buscar al idiota de Chan y a mi mocoso!

Minho intenta pasar a la casa pero la mano de Jisung se lo impide.

—¿Por qué diablos no me dejas entrar?—La paciencia del empresario comenzaba a terminarse.

—Estoy algo indispuesto, jefe. —Se apresura a responder con coquetería, el rubio ceniza niega asqueado ante sus intentos por tenerlo en su cama.

—No me importa.

Antes de que el joven grisáceo pudiera objetar, Minho abre paso a su casa con rapidez ignorando su excusa.

—Oye, Hannie. ¿Entonces que vas a decirle al estúpido empresario? No creo que vaya a gustarle que el loquito escapara porque...

Jaebum calla sus palabras abruptamente cuando nota la presencia en la casa, intenta tapar su desnudez con el cojín del sofá aunque eso debía ser lo menos importante para él ahora que tiene la seria mirada del empresario observándolo.

—HAHA, muy buen chiste, primito. —Habla Jisung entre falsas risas, se pasó con ansias la mano por sus hebras grisáceas.

Minho no sabía si estaba furioso por el escape de Seungmin o por el descubrimiento del incesto entre Park y su primo, optó por lo primero. Sí, claro.

oa sí, volví :p

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