Chapter thirty-eight part 2
⚠ Capítulo largo.
—Christopher Bang Chan, no sabes cuanto esperé para poder encontrarte. Te irás a la cárcel, hijo de perra. ¿O prefieres irte a un ataúd?
El mercenario la miró impactado, de un momento a otro soltó la mano de Felix sin dejar de analizar a la rubia que se encontraba frente a sus ojos. Su arma cayó al suelo y sus párpados se abrían y se cerraban repetidamente para comprobar que aquél suceso no fuera parte de su retorcida mente, que no fuera otro jodido juego en su cordura.
—¿Qué? ¿Acaso no crees que estoy aquí? ¿Crees que no soy real, Chan-ah?—Se ríe con ironía Jisoo sin despegar su contacto visual del azabache, aprovechó el momento para patear el arma del contrario fuera de su alcance.
Por otro lado, Mark había cogido la mano de Felix entre la suya y lo había colocado detrás de él por cuestiones de seguridad. No mentiría, cuando vio a esa mujer rubia en la puerta creyó que sería detenido y todo terminaría ahí pero el odio que desprendía al hablarle a Christopher le dejaba en claro que no iban por él, ni por Felix. Era algo personal, algo en contra del sanguinario mercenario que a tantas personas asesinó.
—Mark, es la policía. ¿Crees que van a detenerlo? ¿Van a detenerte?—Cuestionó el adolescente observando a la joven policía que compartía miradas de odio mutuo con el tatuado.
—Va más allá de un arresto, Felix.
La mirada de Jisoo viajó hacia ambos adolescentes, su mirada se suavizó de manera extraña al ver al pequeño que tanto buscaba con fervor. Dio con Felix, después de tanto, finalmente había dado con el paradero del pelirrojo.
—No te preocupes, Felix. —Le dice la oficial con tranquilidad, se lleva la mano a los bolsillos apretando la arma entre sus dedos, lista para en cualquier momento disparar. —Te sacaré de aquí, lo prometo. Vas a regresar con tu familia y con Hyunjin.
El pelirrojo salió del espacio en donde estaba escondiendo, sus ojitos brillando con ilusión y al mismo tiempo amenazando con derramar lágrimas.
—¿Mi familia? Mi hyungie Hyunjin.. —Repitió las últimas palabras que su mente pudo memorizar, Christopher alzó su vista de inmediato cuando notó a la oficial acercarse al chiquillo.
—Tú estabas muerta. —Afirma el mercenario tajante, sus dos orbes inyectados en frialdad. Su figura se interpuso en el camino evitando así que la mujer se acercara a Felix, Mark frunció el ceño con detenimiento.
¿Y si...
No, tiene que olvidarlo. A pesar de sus palabras, aún no le inspira confianza aquella oficial con tanto rencor escondido por el sicario de la deep web.
—Tú lo has dicho, lo estaba. —Repite con burla falsa, la rabia en su interior se nota incluso a kilómetros y los tres chicos en la habitación no son tontos para no notar lo que sucedía. —Los muertos reviven, ¿acaso no leíste la biblia?
Christopher ríe falsamente y avanza unos cuantos pasos hacia la oficial, ella retrocede alarmada pero mantiene su actitud segura, no va a demostrarle miedo.
—¿Te parezco como alguien que lee la biblia?
Felix se remueve del lugar donde se encuentra, no mentiría, las palabras que había dicho la uniformada le afectaron en demasía. Su conciencia luchando, ha pasado por cosas traumáticas que pensar coherentemente en algo era lo más complicado en el universo.
—Christopher, déjame pasar.
—No te muevas ni un paso más. —Exige el azabache a Felix, una vez más lo posiciona atrás pero esta vez cerca de Mark. —No dejes que se mueva, la mujer parece muy desequilibrada y no me sorprendería si nos mete un tiro a todos.
—Todos somos desequilibrados aquí, Chris.
Jisoo se aclara la voz llamando la atención de los tres, mantiene una expresión seria en su rostro después de escuchar a Christopher referirse a ella como una desequilibrada. Era una total mentira para manipular a los adolescentes, ella no era una desequilibrada, sólo realizaba su trabajo de llevar a Felix a casa y de paso resolver aquél tormento en el que Christopher la hundió.
—Como decía anteriormente, los muertos reviven. Y no, no luces como alguien que lee la biblia pero deberías hacerlo aunque eso no quitaría la porquería de persona que eres.
—Te vi morir, Jisoo. —Mencionó el azabache con rencor, en cualquier instante tendría una de sus crisis de ira y sería imposible detener su sed de desquitarse y asesinar. —¡Te vi morir apuñalada! Mi puto hermano te asesinó en mi cara.
—Y los sepulcros se abrirán, los santos que habían dormido vivirán y sus cuerpos se levantarán. —Susurra la oficial con un destello de diversión en su voz, Felix siente escalofríos de sólo escucharla. ¿En verdad ella era una oficial?
—Tú no eres una santa.
—Lo era hasta que tú me destrozaste la vida, Chan-ah.
—No me llames así. Sabes que yo no te hice nada, Jisoo. —Respondió Christopher negando, sus manos presionadas en puños a causa del coraje que se adueñaba de todo su ser. —No intentes culparme a mí, tú has sido la que me destrozó la vida.
—¿Nada? ¿Estás seguro que no hiciste nada? Enhorabuena, eres un puto santo, Christopher. —Felicitó con sarcasmo, su mirada buscó la figura del pequeño pelirrojo. —Felix, ven aquí. Te sacaré de este lugar, te mantendré lejos de este enfermo, ¿verdad que quieres volver a casa?
—Yo quiero-
El azabache interrumpió las palabras del menor con brusquedad.
—No va a irse contigo, veo que parece ser que formas parte de la policía. No entiendo cómo es posible si es notorio lo mal que estás de tus facultades.
—¿Lo dices tú? ¿Un maldito psicópata que asesinó a dos de mis amigos a los malditos catorce años?—Reclama Jisoo con toda la furia que acumuló por muchísimos años, su cuerpo parece tenso y la mano en su bolsillo tiembla de las ansias que tiene por asesinarlo.
Christopher se calla abruptamente ganándose la mirada horrorizada de Felix, Mark toma de la manita al pelirrojo manteniéndolo cerca de él.
—¿Es verdad?—Cuestionó Felix observándolo directamente, sus gestos totalmente llenos de pánico, como si alguna parte de su mente hubiera hecho click.
Jisoo frunció el entrecejo mientras analizaba la escena que sus ojos presenciaban, ¿por qué el chiquillo se mostraba como si jamás se hubiera enterado de lo que era? ¿Por qué se sorprendía tanto viniendo de su secuestrador?
—Por supuesto que lo es, Felix. Es un maldito enfermo que me siguió, fui su obsesión hasta el punto de matar a dos de mis amigos.
—No fui yo. —Aclaró el mercenario con calma después de varios segundos, Jisoo le dedicó una mirada de asco. —No fui yo Felix, no la escuches. Ha sido mi hermanastro Woojin.
—¡No fue Woojin!—Refutó sacando el arma de su pantalón para apuntarle, parecía agitada y alterada de todos los modos posibles. —¿Sabes por qué lo sé, imbécil? Porque Woojin fue el que me lo dijo, te vio enterrar los cuerpos en el bosque.
Mark de inmediato empujó a Felix fuera de la discusión, lo hizo esconderse detrás del sofá.
—Quédate de aquí y no te muevas, ¿de acuerdo? Ningún movimiento, por favor, Lix.
—Mark-
La oficial notó la acción y se dirigió hacia ellos con cuidado, su arma apuntando en todo momento a Christopher. Se deslizó por toda la orilla hasta llegar al sofá, una vez en frente de los dos, su arma apuntó a Mark.
—Felix, quiero que te pongas de pie ahora mismo. Rápido. —Ordenó sin dejar de apuntar al rubio que estaba de pie y de estar alerta por si el peligroso mercenario se movía. —Y tú, no quiero ningún movimiento tuyo, Mark Tuan. Será fácil dispararte, estoy en todo mi derecho, media cuidad de Seúl te busca por el asesinato de Changbin. Oh, también suelta el arma, sé que la tienes así que hazlo.
—Yo no fui quien lo asesinó, él quería hacerle daño a Felix, no iba a permitir que sucediera. —Explica Mark entre titubeos al mismo tiempo que obedecía y soltaba el arma, siendo pateada lejos de nuevo por Jisoo, sus ojos se posaron en Felix quien se ponía de pie con lentitud ante la vigilancia de la uniformada.
—Oh, claro que sé que no fuiste tú. Estoy segura de que fue Christopher, te controló como un títere, ¿no es así?
Jisoo tomó de la mano de Felix en cuanto lo vio de pie, no pudo evitar reírse cínicamente al observar el rostro alarmado de Christopher.
—Mark, muévete al centro. Quiero que te coloques a un lado de Christopher.
El mencionado se mantuvo en su misma posición, no quería alejarse de Felix. Así no podría protegerlo, no al menos desde lejos. Un sonido ensordecedor lo hizo pegar un pequeño brinco al mismo tiempo que la bala caía en el piso de mármol, los pedazos de la lámpara cerca de Mark era lo único que podía observarse.
—El próximo será en tu cabeza así que muévete al centro ahora. —Amenazó con seriedad, se vio interrumpida cuando escuchó un ruido provenir del mismo lugar en donde estaba Christopher. —Ni siquiera lo intentes.
—Mierda. —Maldijo el mercenario por lo bajo siendo observado a detalle por la rubia, ahora Mark se posicionaba a su lado con preocupación.
—Siéntate en el sofá, Felix.
—No haré nada de lo que usted me diga, ¿qué le sucede? Esto no lo hacen los policías. —Negó el pelirrojo respirando con suma dificultad, aún más cuando su mano fue apretada con fuerza por la oficial haciéndole soltar un quejido.
—No te atrevas a tocarlo, maldita bruja.
Jisoo soltó la mano de Felix y lo empujó en el sofá obligándolo a sentarse, ella también se sentó sólo que esta vez la arma apuntaba al abdomen del pelirrojo. El rostro de la oficial era un poema total, no sabía cómo interpretar la manera en que Christopher defendió al chiquillo con fiereza.
—Espera...—Menciona haciendo presión con el arma en el cuerpo de Felix, el adolescente tiene que morderse los labios para evitar que el pánico lo envuelva. Jisoo voltea a verlo una milésima de segundo antes de devolver su mirada a los dos chicos que estaban en el centro, especialmente a Christopher. —¿En serio te atreviste? Eres un cerdo desgraciado, ¡sometiste a un niño! ¿Qué diablos le has hecho? ¿Le metiste palabritas románticas de mierda en la cabeza?
El tatuado ignora sus palabras sin siquiera dedicarle una mirada pues toda su atención es centrada en el pelirrojo con la mirada agachada.
—¿Vas ignorarme, Chan-ah? ¿Me seguirás ignorando si hago esto?
Jisoo sube la arma del abdomen de Felix para esta vez posarla en su nuca, Mark niega con horror en su rostro y Christopher aprieta su mandíbula de lo mucho que está deseando arrancarle la cabeza a la rubia.
—Déjalo en paz, joder. —Expresa con dureza en su voz mientras observa como Felix aprieta el sofá, sabe que está paralizado del miedo. —Está asustado, vas a provocarle un ataque, imbécil.
Las escandalosas risas se vuelven dueñas de la colorida sala, la uniformada sonríe de costado aumentando el odio de Christopher.
—Chan-ah, ¿Así que tienes sentimientos, cerdo asqueroso? No lo creo.
—Púdrete.
—Lo mismo siento yo por ti, no eres más que un mocoso loco desde que te conocí. —Suelta con veneno para posteriormente acariciar la hebras rojizas de Felix, sus labios se posan en sus mejillas. Siente como el adolescente se estremece, sonríe antes de tomarlo con su brazo y obligarlo a mirarla a los ojos. —Pequeño Felix, te contaré una historia, la historia de como una pequeña niña inocente se vio envuelta en la mente psicópata de un niño loco.
—Por favor, déjalo. —Pidió Mark entre miradas de súplica, Christopher sólo se mantenía en su misma posición probablemente tratando de encontrar una manera de matarla. —Él no tiene la culpa de los errores del pasado.
—Oh, eso lo sé. Así como tampoco yo tuve la culpa, ni la tuvo Minho y Hyunjin al ser tiroteados.
—Christopher no fue quien lastimó a esos chicos que mencionas.
—¿Y eso en qué cambia?—Le cuestionó tranquilamente, Felix tenía su mirada puesta en el suelo sintiendo las manos de aquella mujer entre su cabello. Sólo deseaba que el infierno terminara y no precisamente se refería a la oficial. —Asesinó a Yang Jeongin, me asesinó a mí años atrás y secuestró a Felix. ¿Te doy más razones? ¿Por qué lo defiendes? Felix no merecía ser llevado en contra de su voluntad, no merecía enterarse de que sus dos amigos murieron ni que otros más fueron lastimados. Es por eso que lucharé hasta el final por esto, oh, somos tan parecidos Felix y yo. Ambos desechos por el mismo hombre y de la misma manera.
—Felix nunca va a parecerse a ti, no lo compares contigo, ese chiquillo no es una porquería como tú. —Opinó Christopher sin poder callarse más, la furia lo consumía lentamente por dentro. —Y sólo tengo para decir que el jodido de Yang Jeongin y Seo Changbin lo tenían merecido, no eran unos seres buenos como crees. Bájate de tu nube.
—¡Cállate!—Le gritó con el arma entre sus manos, sin rechistar jaló del gatillo disparando al suelo, Mark y el antes mencionado se sobresaltaron retrocediendo hacia atrás. —Ahora te contaré la historia, Felix. ¿Quieres oírla, eh? ¡Responde!
—Sí, quiero oírla. —Le respondió apenas, tenía que ser más inteligente que ella así que no la haría enojar, no cedería.
—Bueno, todo comenzó cuando conocí al imbécil de ahí en la secundaria. Primero vino a mí con una sonrisa falsa, fui amable con él y al parecer se lo tomó como algo más. ¿Puedes creer que al tercer día de conocerme me obsequió una caja de chocolates carísimas? Responde, Felix.
—No puedo creerlo. —Mencionó Felix siguiéndole el juego, podía sentir la mirada de Christopher sobre él a pesar de que la suya estuviera en el suelo.
—Pues tienes que creerlo porque así fue, después de las cajas, él subió de nivel y comenzó a mandarme cartas por todas partes. —Expresa con evidente muecas de asco en su rostro, Christopher mantiene su atención en una sola persona olvidándose de las palabras de la oficial. —Siguió a mis padres un día entero y averiguó mi dirección, pero eso no es lo peor, ¿quieren saber lo peor? Tienen que responderme o me enojaré.
—¿Qué sucedió después?
Jisoo sonríe al escuchar a Mark, ¿acaso ese niño haría todo con tal de ver a salvo a Felix? Sacaría provecho de eso.
—Lo que sucedió después de semanas de ignorarlo, fue que se tornó todo aún más oscuro. Dos días después de ir a una fiesta con mis amigos, ellos aparecieron brutalmente golpeados y torturados hasta que agonizaron lentamente. La autopsia reveló que se les golpeó con varillas, fueron golpeado hasta quebrarles las costillas y tenían marcas de hebillas del cinturón por toda la espalda.
—No fui yo. —Es todo lo que puede decir Christopher al escuchar la historia, se cruza de brazos sin mostrar algún sentimiento de lo que hablaba la oficial.
—Sé que fuiste tú, no sólo por Woojin. ¿O no recuerdas que tuviste el descaro de enviarme una de sus prendas a casa, le conté a la policía acerca de esto pero me juzgaron como una loca, que todo era parte de mi imaginación traumatizada por el suceso. —Expresa esbozando una amarga sonrisa, aún mantiene la imagen cruda de los cuerpos torturados de sus amigos en su mente, negándose a salir. —Lo siguiente no lo esperaba, tu hermanito se acercó a mí y dijo que me ayudaría a dañarte con lo que más te duele.
—Te equivocas, Jisoo. La policía jamás iba a creerte porque no he sido yo, era un niño, ¿cómo podría hacerlo?
—¡Deja de fingir! ¡Lo sé todo, ugh!—Apretó las hebras rojizas de Felix entre sus manos haciéndolas puños, el menor soltó otro quejido doloroso pero no podía moverse o terminaría con un tiro probablemente.
—Carajo, cuida lo que haces, Jisoo. —Advirtió Christopher simulando dar un paso al frente, cosa que fue suficiente para que ella se alarmara y lo apuntara de nuevo.
—No te muevas. Ahora procediendo con mi historia, tu hermano me sugirió vengarme en lo que más te duele y en ese entonces, ¡era yo! El falso apuñalamiento, el caníbal, todo fue idea de él. Realmente no sé por qué me ayudó, creo que sólo te odiaba demasiado al igual que yo.
—Te vi ser apuñalada, joder.
—Oh, no, Chan-ah. —Negó frenéticamente la chica entre risitas muy tenebrosas para los demás a excepción del mercenario. —Viste a una chica cualquiera, fue realmente fácil. Llegaste tarde al ataque, mi 'rostro' estaba irreconocible de tantas apuñaladas así que no dudaste en pensar que era yo sólo porque tú hermano lo dijo.
Christopher maldijo mil veces en su mente a su jodido hermanastro, pide con todo su odio que la muerte de su hermano fuera lenta y tortuosa al dejarlo desangrado en ese lugar.
—Dios, no sabes cuanto disfruté terminar con el poco afecto que sentías por tu hermano. ¡Ni tampoco verte llorar por mí! Dios, fue tan patético. No eran lágrimas de amor, eran de coraje porque tu hermanito tocó algo que considerabas tu objeto. Eres un maldito cerdo loco.
—Eres una desgraciada. —Christopher suelta con rencor, lo que ha dicho colma su paciencia y lo obliga a caminar hacia a ella con furia.
—Detente ahí o te dispa-
Sus palabras se ven interrumpidas cuando inesperadamente Felix forcejea con ella para quitarle el arma, Christopher y Mark se ponen alerta en cuanto notan sus intenciones.
—¡Felix, carajo! ¡Deja eso!—Le grita Christopher acercándose hacia ellos a pasos rápidos seguido de Mark, el cuerpo de Felix es empujado al suelo con brusquedad.
Todo se detiene cuando ella le apunta con el arma al pelirrojo, está que hierve de la rabia y no duda en pensarse dos veces el dispararle a aquél adolescente estúpido a su parecer. Por otro lado, el mercenario y el rubio detienen su paso cuando Jisoo los amenaza con darle un tiro al menor.
—Felix, creí que eras inteligente. Yo sólo quería llevarte a casa y terminar con el tormento que este desgraciado inició con nosotros.
—No así, usted no está bien, oficial Jisoo. La venganza no es buena.
—Tú eres el que no está bien, Felix. Te ha dominado, Christopher es el parásito que consumió tu mente. Lo has dejado, lo has permitido. —Balbucea con las manos temblorosas, suelta un gran suspiro con las lágrimas llenándose en sus orbes. El chiquillo cierra sus ojos con fuerza deseando desde lo más profundo estar en casa con su mamá, estar con sus hyungs y más que nada desea no haber entrado jamás a la putrefacta red oscura. —Lo siento, Felix. Después de esto, serás libre, tú vas a pensar mejor el por qué decidiste envolverte con un enfermo que disfruta asesinar despiadadamente.
El adolescente sólo puede llorar en silencio mientras cierra sus ojos con fuerza, puede escuchar las súplicas de Mark pidiendo por él y eso sólo lo hace sentir más terror que nunca. ¿De verdad estaba a punto de morir? ¿De verdad no cumpliría nada de sus metas? ¿No sería un gran médico? ¿No sería nada?
Jisoo jala del gatillo y el ruido los deja fuera de sí por varios instantes eternos para el resto, ¿Qué ha pasado?
El cuerpo tendido sobre el suelo hace a Christopher reaccionar de su trance, su respiración se torna agitada y corre hacia a Jisoo para forcejear con ella en un intento de quitarle la letal arma que había herido a uno de los tres.
Felix abre sus ojos horrorizado con la sangre salpicada en su rostro, nota el cuerpo de Abraham en el suelo y gatea con rapidez hacia a él.
—¡No, no, no! ¡Por favor! Por favor.
—Felix-yah. —Susurra el rubio con debilidad, la sangre escurre lentamente por las comisuras de sus labios. Tiene una gran abertura en el pecho, no puede distinguir si le dió en algún órgano o peor aún en un pulmón. —Creo que y-yo soy la mamá pato protegiendo a su patito cuando lo tocan.
Las dolorosas risas del rubio sólo terminan destrozando el corazón de Felix, es increíble que aún se permita bromear pero eso lo hace sentir que hay esperanza, que no va a dormirse. Quiere llorar y gritar cuando nota que el cuerpo del joven ya no se mueve a pesar de que sus ojos siguen abiertos y que la respiración pausada está disminuyendo con rapidez, como una llamarada apagándose lentamente.
—¡No! Mark, por favor, sólo quédate.
El pelirrojo se deshace entre lágrimas abrazando el cuerpo fallecido de Mark entre sus pequeños brazos, niega frenéticamente aferrándose al rubio con fuerza.
—¡Christopher! ¡Christopher!—Le grita Felix hasta que su garganta duele, el llanto es imposible de detenerse y siente que va a deshacerse junto al cuerpo de su fiel amigo.
El azabache se gira unos instantes para verlo y algo de su poca cordura se pierde al observar la ensangrentada escena.
Jisoo aprovecha la distracción y termina jalando del gatillo una vez más, otro cuerpo cae sobre el suelo.
El cuerpo de Lee Felix.
—Firmaste tu condena, Jisoo. —Es lo único que articula Christopher antes de posar sus pálidas manos en el cuello de la oficial apretando con toda la fuerza que puede tener, ella trata de jadear mientras poco a poco suelta el arma de sus manos temblorosas, ni siquiera puede jalar del gatillo.
Christopher sigue apretando sin detenerse, sus ojos inyectados en odio e ira. Sus pupilas dilatadas y sus ojos vacíos observando directamente con disfrute como ella tornaba su rostro a un rojo inmenso, lo que sigue después termina por dejarlo satisfecho.
Su tráquea se rompe y Jisoo deja de respirar con la última imagen de los ojos de Bang persiguiéndola eternamente.
—V-Voy a morir, voy a morir.
El mercenario mira el cuerpo de la rubia una vez más antes de correr hacia a Felix, sus manos tiemblan mientras buscan con desespero la herida en su cuerpo.
—Voy a morir, y-yo no quiero. —Niega el pelirrojo con dificultad, su respiración acelerándose con más frecuencia sólo empeorando su estado.
Christopher levanta la camiseta del menor y puede observar la herida profunda muy cerca de su pecho o eso cree, arranca un pedazo de la misma camiseta y la pone encima de la herida realizando presión.
—Puta mierda, no ahora. —Gruñe el azabache al notar lo que sucedía, el chiquillo tenía dificultades para calmarse y respirar. —Felix, mírame. Mírame maldita sea.
Felix obedece hecho un desastre de lágrimas, aún tiene la sangre de Mark mezclándose con las gotas saladas de sus orbes.
—No vas a morir, ¿de acuerdo? Deja de decirlo, no vas a morir.
—Estoy asustado. —Confiesa balbuceando, siendo esta la única manera de expresarse ante la horrible sensación de falta de aire. —No puedo respirar, no puedo, Chan-ah.
Christopher niega de manera histérica levantando el cuerpecito de Felix entre sus brazos, se dirige a la puerta en cuanto lo sostiene cuidadosamente pero esta misma se abre con brusquedad deteniéndole el paso.
—¡Alto ahí!
Y la terrible oscuridad inunda la habitación, los gritos alterados de Christopher por doquier mientras llama por el chiquillo y el oficial Yibo colocándole las esposas al tan buscado mercenario de la deep web.
nomás falta el epílogo y ya acabamoooos
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