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Chapter nineteen

❝ Entiéndelo de una maldita vez, Changbin. Felix es mío, ese chiquillo ha sido mío desde que lo vi en la putrefacta red oscura. ❞

—¿Estás más calmado, Lixie?—Le cuestionó Changbin caminando por el oscuro bosque ahora ya de noche, tenía tomada la mano de Felix dándole alguna que otra caricia con sus nudillos.

—Uh, lo estoy... —Susurró apenas audible para el estudiante falso, éste asintió sin decir nada más y siguió caminando con él. Tiempo atrás Felix hubiera gritado por todos lados ante esa simple acción por parte de su crush pero ahora era totalmente diferente, se sentía débil y carente de emoción.

Desde atrás, Chan y Mark los seguían. El primero se mostraba demasiado molesto, casi al furioso por el hecho de que las manos de Changbin estuvieran tocando las de Felix. Se aseguraría de cortarle las manos a Changbin después, claro que sí. Si hasta ahora no había objetado nada era porque sabía que el pelirrojo tendría una crisis y no estaba dispuesto a verlo en ese estado tan... devastador. Era estúpido pero Chan no podía evitar sentirse extraño con las crisis del chiquillo, casi preocupado.

—¿Ya casi llegamos? —Le preguntó Mark a Chan con fastidio, sus pies dolían y el rostro malhumorado del mercenario también lo hacía ponerse de la misma manera.

—Cierra la jodida boca.

El azabache siguió manteniendo su fija mirada en la pareja que se tomaban las manos, le ardía como el infierno el hecho de que Changbin incluso en el estado más tormentoso de Felix lograra hacerlo sonreír. Muy apenas pero lo hizo. Chan no compartía sus cosas y el hecho de que supiera que Changbin estaba enamorado del pelirrojo empeoraba absolutamente todo.

—Hemos llegado. —Informó Chan metiéndose al auto en el que anteriormente los tres hombres habían llegado a Busan, ésta vez el mercenario iba en el volante. —¿Qué? ¿Se te quedó la mano pegada con él? No te preocupes, yo con mucho gusto la corto.

Changbin se tensó negándose a soltar la mano del pelirrojo, Felix sólo observaba el perfil gélido de BangChan. Se mostraba tranquilo pero de su boca salían palabras molestas cada vez que hablaba.

—Felix, ven acá.

El azabache palmeó el asiento del copiloto indicando que tomara asiento, Mark no perdió tiempo y se metió de inmediato en los asientos de atrás ignorando la conversación.

—No quiere sentarse contigo, Chan. —Le dijo el falso estudiante aferrándose aún más a la mano del pelirrojo.

—Cierra la puta boca. —Se apresuró a decir Chan cabreado, el volante era apretado por él. No era buena señal, en cualquier momento tendría un ataque de ira en el cual todos saldrían perjudicados. —Quiero que me lo diga él.

Felix soltó la mano de Changbin cuando notó la mirada gélida del hombre tatuado.

—¿No quieres sentarte conmigo, Felix? —Cuestionó mirándolo por el retrovisor, sus ojos estaban fijos en él y se sentía desnudo ante el nerviosismo.

—Sí... quiero, Chan. —El pelirrojo balbuceó torpemente saliendo de los asientos de atrás, Changbin apretó sus dientes furioso. Chan sonrió de una manera tan malditamente burlona, sabía que se había salido con la suya.

Tomó la mano de Felix mientras que con la otra conducía y sin más el mercenario emprendió marcha de vuelta a Seúl, de vuelta al principal lugar donde comenzó todo.

—Diablos, que asco. Maldito Kim Seungmin y su intolerancia a mi comida. —Se quejó Han agotado dejándose caer en el sofá, por fin estaba todo limpio en el sótano después de que al estudiante se le ocurriera la idea de vomitar su maravillosa comida y claro que después de que también lograra darle un puñetazo para que calmara su crisis de esquizofrénico loco. —¡Oh, he maldecido en todo el día! Padre estaría enojado conmigo si estuviera aquí, soy un maleducado.

Los recuerdos llegaban a la mente del grisáceo como si fueran destellos cegadores, no supo cuando pero ya se encontraba recordando todo, se encontraba recordando a su maravilloso padre.


FLASHBACK.

—¡N-No quiero, papá! —El pequeño Jisung de doce años negaba frenético, su padre juraba que era un platillo sublime, que tendría una exoneración por lo maleducado que fue.

—Sabes perfectamente lo que hiciste hoy, Jisung. —Habló ronco el rizado dedicándole una fría mirada, los labios del hombre se curvaron en una sonrisa que mostraba sus peculiares hoyuelos. —Has maldecido a tu madre. Yo te enseñé modales, Han Jisung.

—Por favor, padre. No... lo haré de nuevo, seré educado.

El hombre de ojos verdes negó rotundamente acercándole más el platillo en donde descansaba una especie de carne rodeada de guarniciones de verdura y un extraño líquido arriba, Jisung no era tonto a sus doce años y sabía que eso no era carne de algún animal. Hace dos años su padre le llevó un enorme buffet el día de su cumpleaños en donde había todo tipo de platillos con carne un tanto blanda, Jisung estaba feliz aquel día pero después todo se complicó cuando descubrió un sábado de la noche que su padre cocinaba de manera cruel parte del muslo de un chico. No niega que gritó aterrado pero su padre sólo se limitó a sonreírle y decirle que había descubierto su ingrediente secreto.

—No, Jisung. Anda, pruébalo. Sé que te encantará.

—Padre... yo no... —Balbuceó observando la comida, se aferraba a negarse, claro que lo hacía. ¿Pero por qué de repente las náuseas ya no estaban? ¿Por qué tenía una gran ansiedad de probar lo que veían sus ojos?

—Serás limpiado, Jisung. Tu sucia boca ya no dirá ni una palabra más, serás educado.

El pequeño miró a su padre aún sonreírle, tragó saliva dirigiendo su vista de nuevo al platillo. Sin esperar más tomó el tenedor y se llevó la comida a la boca ante los aplausos de su padre.

—Eres puro, Jisung. Eres puro.

FIN DEL FLASHBACK.


Han se levantó bruscamente del sofá mirando a todos lados, su respiración era errática y el sonido de la puerta siendo tocada insistentemente lo alteraba aún más.

—¿¡Qué?! —Abrió la puerta con enfado, se pasó una mano por las hebras grisáceas frenéticamente cuando notó la presencia del empresario. —Una disculpa, ¿Qué haces aquí?

Lee Minho lo miró con seriedad antes de pasar a la casa, como siempre dos guardias estaban detrás de él protegiendo su seguridad.

—Lee, ¿Por qué estás aquí con tus dos gorilas? No es horario de orgía aún, sólo los viernes.

El empresario soltó una carcajada antes de impactar su puño en el rostro de Jisung partiendo su labio al instante, Han se tocó el labio sangrante mirando fijamente al hombre y a sus dos guardias.

—Jamás vuelvas a hacer eso, Lee Minho. Puedo sacarte las vísceras aquí mismo, no me provoques. —Amenazó dedicándole una seria mirada, sus cabellos grisáceos caían en su frente.

Lee se acercó hasta a él tomándole con brusquedad del mentón, posó sus labios con los suyos lamiendo cada gota de la sangre metálica. Han jadeó ante la presión que sentía su quijada pero el empresario parecía estar fascinado con su dolor.

—Quiero que encuentres a mi mocoso, Han Jisung. Porque te juro que yo mismo usaré mis manos para estrangularte.

El grisáceo sonrió con picardía tomando una de las plumas que estaban en la mesa jugueteando con ella entre sus dedos, Minho parecía estar perdido ante las acciones del contrario.

—Yo no tengo problema en que me ahorques, sabes. —Le dijo trazando líneas imaginarias en su pecho, lo tomó de la corbata con fuerza antes de encajarle sin piedad la pluma en el abdomen. Lee lo empujó jadeando de dolor, Jisung comenzó a reír cuando notó la erección creciente del contrario. —¿Acaso acabas de excitarte? Si que eres un loco pervertido.

Los dos guardias hicieron amago de acercarse al caníbal pero el rubio ceniza levantó su mano negándose a que dieran un paso más.

—Está bien. —Logró articular entre el medio del dolor, se sacó la pluma manchada de sangre tarándola al suelo y jadeó excitado. —Espero que eso sea lo único que me claves.

—Chan, ¿Puedo preguntarte algo? —Habló Felix no muy seguro de lo que hacía, el azabache quien estaba sentando en la roca descansando le miró de reojo.

—Ya lo estás haciendo.

—Uh, sí, supongo.

—Te estoy jodiendo, ¿Qué es lo que ocurre? Dímelo. —Le cuestionó posando sus ojos en el pequeño pelirrojo, Changbin observaba fijamente a ambos con atención.

—¿Por qué Changbin hyung está aquí? ¿También... lo ha secuestrado?

El azabache soltó una risa negando ante la inocencia de Felix.

—¿De verdad crees que yo secuestraría al inservible de Changbin? Cachorrito, hay muchas cosas de las cuales tú no estás enterado. —Respondió con una sonrisa maliciosa en sus labios, observó a Felix fruncir sus cejas y al falso estudiante apretar sus dientes con enojo porque probablemente estaba escuchando todo. —¿No es así, inútil?

Changbin abrió sus ojos con sorpresa cuando el mercenario se dirigió a él, apretó sus puños fuertemente negándose a decir algo. No estaba dispuesto a perder al lindo Lixie.

—¿Qué? ¿No planeas hablar? ¿Te comió la lengua Jisung o qué?

—Changbin... hyung, ¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí? —El pelirrojo observaba expectante a su compañero de clases quien parecía haberse quedado sin habla, incluso notó que comenzaba a temblar.

—Anda, Changbin. El cachorrito te ha hecho una pregunta.

—Chan... no creo que sea el momen..

—Di una puta palabra más en defensa de él y te mueres aquí mismo, Mark. —Amenazó dedicándole una escalofriante mirada gélida, el rubio retrocedió dos pasos callando al instante.

—Lixie, ¿Tú confías en mí, verdad?

—Changbin hyung, por supuesto que sí. Eres mi... compañero. —Se apresuró a responder Felix, Chan se reía escandalosamente ante la escena que presenciaba.

—Lixie yo no...

—¡Oh, vamos! No seas un puto cobarde y dile la verdad, Changbin.

—¿¡Cuál es tu maldito problema, Chan?! —Protestó el castaño levantándose bruscamente de la roca, Mark se puso tenso, no quería presenciar nada.

—Tú. Mi problema es que sé que quieres llevártelo de mi lado. —Respondió levantándose también con enfado, las venas resaltaban en sus brazos de lo exaltado que estaba. —Entiéndelo de una maldita vez, Changbin. Felix es mío, ese chiquillo ha sido mío desde que lo ví en la putrefacta red oscura.

—Basta, por favor.

Ambos hombres se giraron para ver al pequeño pelirrojo, tenía lágrimas en sus ojitos. Chan de inmediato se acercó para tomarlo entre sus brazos, Felix sólo se aferró a su cuello. Tenía miedo pero al menos sabía que con ese tipo no moriría, no tan pronto.

—Lixie..

—No le hables.

Changbin cerró sus ojos tratando de controlarse, tenía unas enormes ganas de asesinar ahí mismo a Chan. Mark miraba todo atento para cualquier incidente que pudiera ocurrir entre ambos.

—Hey, Felix. —Habló de manera ronca el mercenario llamando su atención, Felix sacó su rostro del cuello de Chan y lo miró entre pequeños sollozos.

—¿Sí?

—El inútil de Changbin está en la red oscura, él te vendió.

—¿Q-Qué?

Y Changbin ahora se encontraba apuntando hacia a ellos, directo a hacia Chan quien mantenía su dura mirada negándose a soltar a su chiquillo para ser exactos.

bueno amixes, Changbin ya valió ah JSJSDSJD

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