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୨∙୧ :: 𝟎𝟐

Diciembre 8, 2010
17 días para Navidad

—¡Oh, pero qué linda estás! —exclamó la madre de Lily al ver a la pequeña Jin Sol.

Se había encontrado con los padres de su mejor amiga en la entrada de la escuela. Había visto a la señora la noche anterior, sin embargo, nunca es mal momento para decirle a una niña linda, que lo es.

—Gracias señora Morrow. —hizo una reverencia con timidez.

No estaba muy acostumbrada a hablar con los padres de su amiga, pero siempre hay que ser educadas. Eso le decía su madre.

La señora sonrió con ternura a la chica, dejó un beso en su frente e igual en la de su hija. —Disfruten mucho, esta vez vendré a buscarlas a ambas e iremos al parque, ¿sí?

Ambas niñas asintieron felices y se adentraron a la primaria con fundas en mano.

En las fundas no había gran cosa, pues era lo que les tocó llevar para el compartir que se haría ese mismo día; Bae llevaba servilletas mientras que Lily dulces navideños.

Dejando las cosas en el lugar asignado, corrieron al patio para divertirse con sus amigas.

—Mira, ahí está Wonyoung con su novia. —susurró Bae mirando a una zona apartada de donde se encontraban todos los niños.

Ahí estaban Wonyoung junto a su "novia". No se encontraban haciendo la gran cosa, pues por lo que podían interpretar ambos desde su ángulo, solo se encontraban jugando en el teléfono de la mayor.

Bae desvío un poco su vista, topándose con una chica jugando sola en los columpios de la zona. Algo raro porque normalmente todos peleaban por estar ahí.

Pero no era cualquier chica, oh no. Era Sullyoon.

Inmediatamente se dio cuenta de ese detalle, los tonos rojizos se adueñaron de su carita. ¡Estaba cerca de Sullyoon!

Algo que no notó hasta analizarlo, es que Lily la estaba arrastrando hasta donde se encontraba su amada.

¡Ni María fue tan traicionera al quitarle dos manzanas a Juan!

—¡Hola Sullyoon! —exclamó Lily con alegría, como era normal en ella.

La mencionada le saludó de vuelta y después volteó a ver a su acompañante. —Hola Bae unnie.

A todo esto, la rubia no se le había bajado el rojo de su rostro, siendo algo notorio por su pálida piel.

—Uh, hola Sullyoon. —soltó intentando no sonar nerviosa.

—¡Me gusta su moñó! Le hace lucir elegante. —dijo la menor hacia Sunghoon.

Esta mañana Jin Sol había peleado con su madre para que no le pusiera ese horrendo moño, sin embargo, probablemente la empezaría a usar siempre.

Rascó su nuca nerviosa. —Gracias, Sull.

—¿Sull?

Bae abrió los ojitos nerviosos, ¿de dónde había sacado ese apodo?

—Ah, je... —soltó una risa nerviosa. — ¿Quieres jugar? —cambió de tema rápidamente.

La pelinegra asintió rápidamente mientras mostraba su dulce sonrisa.

Realmente Bae sí pasó un buen tiempo junto a Sullyoon, tanto que llegó a olvidarse de la existencia de su mejor amiga, la cual ya se encontraba en el aula al ser ignorada por la burbuja que habían creado sus amigas.

Sin embargo, la misma burbuja fue reventada cuando el timbre que anunciaba el comienzo de la hora había sonado. No había clases, sin embargo, debía estar en su aula.

—Gracias por jugar conmigo Bae Unnie. —agradeció Sullyoon, parándose en puntillas para lograr dejar un pequeño beso en la mejilla ya ruborizada de la rubia.

Bae no tuvo otra reacción que salir corriendo a su aula, estando ya un poco lejos de la menor lo pensó mejor y se despidió.

—¡Adiós Sullyoon! —gritó al darse la vuelta para ver a su menor, para nuevamente seguir su camino hacia el aula.

Ya adentro se acercó a su mejor amiga, preguntándose cuándo se había ido.

Aunque la pregunta nunca salió de su boca, fue respondida por el castaño.

—Estabas muy entretenida con Sullyoon, así que decidí venir al aula. —dijo intentando mantener distancia.

Se encontraba molesta y celosa, pero estos eran sentimientos que ella aún desconocía.

—Yah~ perdón.

Con esa simple palabra, JLily abrazó a la coreana.

—Niños, siéntense en sus puestos. —ordenó la señora Kim mientras se paraba en medio del salón, el cual se encontraba con las sillas pegadas a la pared formando un círculo. —Pasaré a recoger sus cartas, leeremos algunas y después a comer.

Todos los niños empezaron a sacar sus cartas, incluyendo a Bae y Lily. La maestra empezó a recogerlas, empezando cerca de donde se encontraban las protagonistas.

Si es posible, ¡tráeme a Molang en persona para darle un gran abrazo! —leyó la maestra. —Ojalá Molang te visite esta navidad, Hong Eunchae. —sonrió enternecida por la imaginación de la chica.

Bae miró rápidamente su carta, y cayó en cuenta de que esta no tenía nada que ver con la tarea que había dejado la profesora.

—Lily, hice la tarea mal. —miró asustada a la chica, pensando en cómo todo el curso sabría de su enamoramiento con la menor.

—Te dije que era para Santa, pero no me hiciste caso, ¡ahora Santa no te dará su bendición para que salgas con Sullyoon!

Bae miró confundido a su amigo. —¿Bendición?

—No sé, pero escuché eso en una de las series que ve mi mamá.

En ese momento, la maestra había llegado a su lado, tomando las cartas de ambas, ya que se encontraban sobre la mesa sin vigilancia alguna.

La señora Kim iba a empezar a leer la primera, sin embargo, cerró su boca y decidió hacer una lectura mental.

—Toma Bae, espero consigas lo que tanto deseas. —le sonrió al menor mientras quitaba algunos mechones rebeldes de la frente del muchacho. —Y también espero que consigas una mascota, Lily.

La única carta que fue devuelta fue la de Bae, la cual guardó rápidamente antes de que alguno de sus compañeros le arrebatara la misma.

—Pero profe. —llamó Bae confundida. —¿Cómo Santa sabrá lo que quiero si usted no le envía la carta?

La señora Kim miró sorprendida a la Rubia. —Pues, hay muchas maneras de que él lo sepa.

—¿Cómo? —interrumpió Lily.

—Pues, solo deséalo lo más que puedas hasta que el mensaje llegue a tu corazón. —tocó el pecho de Bae sin aplicar presión. —El mensaje será enviado inmediatamente, y Santa lo recibirá. —sin decir más, siguió recogiendo otras cartas.

Su admiración por su profesora crecía cada vez más, eso no lo dudaba.

Iba a hablarle a Lily, sin embargo, ella ya se encontraba comiendo algunas cosas.

—¡Lily!

—¿Qué? ¡Tengo hambre! —habló con la boca llena. —¿Quieres?

Bae solo puso una mueca de asco. —Mamá dice que no se habla con la boca llena.

Ante esto Lily solo pudo terminar de tragar lo que tenía y volver a hablar.

—Te pregunté si quieres comida.

—¡Pero Lily!

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