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୨∙୧ :: 𝟎𝟒

21 de diciembre 2010
4 días para Navidad

Habían tenido que esperar una semana, ¡una semana!

"Iremos luego, Bae" ¡Que cruel mentira!

Pero el tiempo se pasa volando cuando eres una niña sin preocupaciones, lamentablemente no era el caso de Bae quien iba ya sentada en la parte de atrás del auto junto a Lily y su prima.

En su pequeña mente solo le preocupaba que Santa ya se fuera del centro comercial, y es que, ¿cómo le haría saber que quería a Yoonah bajo su árbol en esta ocasión?

Cuando llegaron a su destino, las menores del grupo salieron rápido, siendo perseguidas por Haewon porque su madre la envió.

Fue así como terminaron dando muchas vueltas con una alienígena persiguiéndolas.

—¡Yah! —exclamó la mayor. —¿Pueden parar un segundo? Necesito respirar.

Ambas menores aceptaron la propuesta, la búsqueda de Santa no estaba dando frutos, y no daba indicios de que aparecería pronto.

¿Misión fallida? Probablemente.

—¿Y si se fue a su casa? —preguntó Lily observando con duda a su alrededor. —Tal vez dejó la estufa encendida.

—No no, ¿y si se murió? —dijo horrorizada Bae. —¡No se puede morir sin antes darme mi regalo!

Haewon suspiró frustrada. Ser una niña grande era agotador, y cuidar de su prima y amiga era peor.

—Santa no muere porque no exis... —abrió los ojos paniqueada, recordando el reproche que le había dado su madre anteriormente por si soltaba algo así frente a las niñas. —¡No está enfermo! Eso...

Las niñas pasaron por alto el casi error de Haewon, mientras empezaban a caminar tranquilamente por el lugar. Tal vez así sería más fácil encontrarlo, a diferencia de cuando se encontraban corriendo.

Pasaron por varias tiendas de todo tipo; ropa, electrónicos, música. Sin embargo, Santa no aparecía.

—¿Les gustaría ir afuera? —preguntó Haewon luego de leer un cartel. —Hay una zona de juegos.

Ambas niñas gritaron emocionadas y salieron corriendo hacia el lugar. Tal vez no encontraron a Santa pero sí el paraíso.

Era una gran zona con diferentes juegos, se encontraba un poco apartado de los parqueos exteriores del lugar, como si fuera una zona aparte del mall.

Al llegar se dirigieron a los columpios, aprovechando que un niño justo acababa de bajarse.

Lily se sentó en el columpio mientras Bae la empujaba. Se encontraban tan entretenidas que no notaron una tercera presencia, la cual no era Nayeon.

—¡Bae unnie, Lily unnie! —escucharon una exclamación a su lado.

Mejillas rellenas, piel blanca como la leche y ojos de un pequeño zorrito.

—¡Sullyoon! —exclamó feliz Bae, dejando de lado a su mejor amiga.

Sentía un poco de vergüenza, pero bah, ¡era Sullyoon!

Su felicidad no duró mucho pues alguien a lo lejos llamó a su Sullyoon, haciendo que la menor dejara de prestarle atención.

¡Ella sólo podía prestarle atención a ella! ¿Acaso ese alguien era más importante que ella?

—Mi hermano va a hacer una obra en la zona de comida. —mencionó mientras se alejaba. —¡Adiós!

Al parecer sí era más importante.

( 🎅 )

—¡Santa! —exclamaron ambas pequeñas.

Sus madres habían llegado, y luego de dar una pequeña vuelta por el mall, encontraron a Santa en la zona de comida.

Pero algo andaba mal...

—¿Santa es actor? —preguntó Lily a su madre, ocasionando una risilla de su parte.

La mujer asintió enternecida. A su vez todos se sentaron esperando a que les avisaran que su pedido estaba listo.

La obra había acabado minutos antes, así que no vieron mucho del espectáculo. Bae vio a un chico de una edad similar a la de Haewon, pero con una apariencia muy tierna e incluso con un tamaño pequeño. Rápidamente lo asimiló con Sullyoon y ahí recordó lo que había dicho antes.

—¿Ahora qué? ¿Te gustan mayores? —molestó Haewon.

—¿Y qué? ¿Te gustó él? —contraatacó Bae. Lo había visto en la televisión hace unos días y le pareció genial, sin duda se estaba convirtiendo en una niña grande.

Haewon se quedó callada, mientras tomaba un pedazo de la recién llegada pizza.

—¡Bae, Santa está dando regalos! —su mejor amiga la agitó emocionada.

Sus ojitos brillaron ante la ilusión de conocer a Santa y que este le dé un regalo adelantado. Así que miró a su madre, usando los ojos de cachorrito que aprendió observando a su perrito Hank.

La mujer suspiró, tal vez tendría hambre, pero la ilusión de su hija podía con lo que sea. Se levantó para tomar de la mano a ambas menores y llevarlos a donde el hombre panzón.

Esperaron aproximadamente 10 minutos en la fila, por la gran cantidad de niños que estaban en el lugar. Al llegar su turno, ambas se sentaron en las piernas del señor Claus.

—¡Santa! Yo me comporté bien este año. —dijo Lily con orgullo luego de que una duende les tomara una foto.

—¿Ah sí? ¡Ho, ho! Entonces supongo que este regalo es tuyo. —uno de los duendes le pasó un regalo a la castaña, y este emocionado agradeció y se fue donde su madre para enseñarle el gran paquete. —¿Y tú pequeña? ¿También te comportaste bien este año?

—¡Sip! —felizmente tomó el regalo que le habían pasado. —Pero yo no quiero juguetes.

—¿Ah no? —fingió duda. —Uhm... ¿Entonces qué desea esta princesa?

Bae sonrió feliz al ver a Sullyoon a lo lejos, esta alzó su mano saludándola.

—Yo quiero a Yoonah. —dijo firme. —¡Para protegerla, cuidarla y enseñarle cosas!

Santa volvió a reír. —Entonces esperemos a que la magia de la Navidad haga su trabajo.

Bae miró confundida a Santa. ¿Magia de la Navidad? ¿Santa no le daría a Yoonah?

Entonces, ¿su búsqueda de Santa había sido un fracaso?

Misión: fallida.

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